- NeoFronteras - http://neofronteras.com -

Más pruebas de la maldad de los neonicotinoides

Dos estudios añaden más pruebas de que los neonicotinoides son perniciosos para abejas y abejorros.

Foto

La realidad es tozuda y el método científico inapelable. El mismo método que permite a unos saber cómo sintetizar un pesticida nos dice que el uso de estos pesticidas está exterminando a las abejas y abejorros.

Si había pequeñas dudas acerca de lo malos que son los insecticidas neonicotinoides, ahora dos estudios añaden aun más pruebas de que estos insecticidas son muy malos para los polinizadores.

Hay una batalla entre plantas e insectos que se remonta a la noche de los tiempos. Las plantas han tenido que evolucionar para producir muchas sustancias y alcaloides que de algún modo puedan mantener a los insectos a raya. Al fin y al cabo las plantas no pueden escapar, así que segregan sustancias.

Una de estas sustancias es la nicotina. Las empresas de agroquímicos vieron en esta sustancia una oportunidad para modificar su molécula y usarla como insecticidad, patentando por el camino el resultado. Se generaron diversas variantes a las que se denominó neonicotinoides.

Los pájaros parece que han descubierto las virtudes de la nicotina y otras sustancias contenidas en las colillas de cigarrillos, pues las usan en sus nidos para, presumiblemente, mantener a las garrapatas a raya. [1]

En los últimos años se ha podido comprobar que el uso de neonicotinoides está correlacionado parcialmente con el despoblamiento de las colmenas y con el exterminio de todo tipo de insectos polinizadores, incluyendo a los abejorros. El efecto es a veces un tanto sutil, pues se vio que no mataban directamente al animal, sino que lo atontaba y no sabía encontrar el camino a la colmena. En NeoFronteras hemos cubierto numerosos estudios al respecto. [2]

La Unión Europea impuso una moratoria en 2013 sobre el uso de tres de estos productos, aunque los agricultores puden usarlos en caso de emergencia previa autorización. Según toda la evidencia científica acumulada, se deberían prohibir totalmente estos insecticidas. Los últimos resultados al respecto añaden presión en este sentido. El próximo noviembre la autoridad comunitaria para la seguridad alimentaria tiene que decidir al respecto. Los legisladores ya discuten si extender la prohibición a todos los usos de estas sustancias fuera de los invernaderos.

Uno de los dos estudios recientes se basa en unas pruebas de campo en las que se ha analizado el efecto sobre abejas melíferas, abejas solitarias y abejorros en 33 campos de cultivo de aceite colza en RU, Alemania y Hungría.

Los investigadores usaron dos de los neonicotinoides prohibidos temporalmente. Uno ellos o ninguno fue aplicado aleatoriamente en esos 33 campos. Incluso cuando no se aplicó este tipo de sustancias, en las colmenas se pudieron encontrar residuos del otro neonicotinoide prohibido y no usado en el estudio. Esto significa que estas sustancias permanecen en el ambiente al menos varios años después de la moratoria.

Encontraron una correlación entre altos niveles de residuos de estos insecticidas y baja reproducción. Había menos reinas en los nidos de abejorros y menos huevos en los de las abejas solitarias. En las colmenas de abejas melíferas los efectos dependían del país. En el periodo de floración de abril a junio no hubo efectos graves en RU o Alemania, pero en Hungría los efectos negativos incluso persistieron durante el invierno con una disminución de un 24 por ciento de obreras a la siguiente primavera.

No se sabe seguro a qué pueden deberse estas diferencias, pero se apunta a la dieta y a las enfermedades como factores importantes. En los dos primeros países la dieta de las abejas es más variada (visitan más flores además de la de colza) que en Hungría y tienen menos problemas parasitarios. Esto sugiere que mantener limitados los problemas parasitarios podría ayudar a las abejas melíferas.

Dos fabricantes de estos productos Bayer y Syngenta financiaron este estudio europeo, pero ahora rechazan sus conclusiones diciendo que los resultados no son claros y expresan su convencimiento de que los neonicotinoides son seguros.

El segundo estudio ha sido realizado por Nadejda Tsvetkov y su colaboradores de York University (Toronto, Canada). En este estudio se han analizado los efectos de los neonicotinoides que se emplean en las regiones de Canadá en las que planta maíz. Descubrieron en pruebas de campo que las abejas y abejorros estaban expuestos durante 4 meses a estas sustancias, que es, más o menos, toda su temporada activa. Esto es mucho más de lo que se creía.

En estas pruebas de campo se vio que la mayoría del polen recolectado por las abejas de plantas silvestres, que no eran objetivo de las fumigaciones, contenía neonicotinoides. Lo que también señala a una alta persistencia en el ambiente de este tipo de sustancias.

En experimentos de laboratorio comprobaron el efecto de estas sustancias sobre abejas melíferas. Las obreras expuestas a niveles realistas de clothianidina tenían vidas más cortas y sus colmenas eran más propensas a perder la reina. Además, vieron que la toxicidad del insecticida se doblaba cuando también estaba presente un fungicida común.

Los resultados de estos estudios apuntan a que hay pruebas suficientes acerca del pernicioso efecto que tienen estos insecticidas sobre las abejas y abejorros. Los expertos aconseja que se prohíba totalmente su uso como una práctica agrícola más, sobre todo debido a su alta persistencia en el ambiente. El primer paso sería que la moratoria fuera permanente sobre campos con flores y luego a todo tipo de cultivos.

Otros sostienen que se permita un uso regulado de estas sustancias hasta que aparezcan alternativas en el mercado. Pero, hasta su invención, los cultivos no necesitaron de ningún neonicotinoide, así que no parece razonable esperar.

A ver si las autoridades europeas, al menos, deciden en noviembre que se prohíba totalmente estos insecticidas.

Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=5617 [3]

Fuentes y referencias:
Artículo original I. [4]
Artículo original II. [5]
Foto: Jani Ravas, publicdomainpictures.com