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Orcas imitadoras del habla humana

Un estudio muestra que las orcas son capaces de imitar el habla humana y de transmitir esa información a sus congéneres.

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Aprender a producir un sonido nuevo con solo escucharlo es una propiedad central del habla humana, algo que ha impulsado la evolución de otra supuesta adaptación única en nuestra especie: la cultura humana. Sin embargo, se empiezan a acumular pruebas de que otras especies con las que compartimos este mundo también tienen cultura, aunque sea a nivel rudimentario. Es decir, pueden aprender información de los congéneres que pueden a llegar a pasar a la siguiente generación.

El caso de los chimpancés que usan herramientas, aprenden cómo lavar ciertas comidas o cómo cascar cierto frutos parece bastante claro. Esta transmisión cultural es más difícil de demostrar en el caso de los cetáceos pese a su obvia inteligencia, posiblemente por la difícil logística que entraña el medio acuático.

Ahora, un equipo internacional de investigadores ha estudiado un aspecto que sí han podido analizar: la capacidad de las orcas (Orcinus orca) de copiar sonidos producidos por miembros de la propia especie. Esta capacidad está muy extendida en el mundo de las aves, pero no en el de los mamíferos en donde es muy rara. Entre los primates esto es algo exclusivamente humano.

Además de algunas aves ya conocidas como loros, cotorras y cacatúas, está documentada la capacidad de imitar el habla humana por parte de otros mamíferos como las belugas, delfines, el elefante asiático o las focas. De las orcas se conocía que imitaban los sonidos producidos por los delfines.

Varias especies de cetáceos emiten sonidos con los que supuestamente se comunican. El caso quizás más llamativo es el de las ballenas yubartas, que además poseen canciones que repiten. Esto está bastante extendido entre los cetáceos a algún nivel.

También las orcas tienen esta característica. Incluso tienen dialectos que aprenden por interacción social, en concreto lo aprenden de las madres. Algunas de estas diferencias no pueden ser explicadas por factores ecológicos o por genética y se ha propuesto que estos aspectos se aprenden por aprendizaje social. Pero demostrar algo así no es sencillo y los datos experimentales son escasos.

En un estudio previo se comprobó que las orcas sí eran capaces de imitar los movimientos corporales de sus congéneres, acciones motoras que no poseían previamente. Es decir, eran acciones novedosas.

En este último estudio se muestra que esta imitación se extiende a los sonidos, incluso cuando el modelo de sonido imitado proviene de otra especie distinta, en concreto la humana. Y, además, se demuestra que pasan ese conocimiento a sus congéneres.

Básicamente es como si enseñáramos a una cacatúa a decir unas palabras humanas de un pequeño repertorio y esta se las enseñara a otra cacatúa distinta. Pero no son cacatúas, sino orcas.

Para poder llegar a este nivel, los investigadores tuvieron que entrenar a unas orcas para que, a una señal dada, imitaran lo que hacía su entrenador en ese momento o que imitasen lo que otro individuo de su especie hacía. Naturalmente se trataba de acciones novedosas, como una acción motora o un sonido nuevo.

En este caso se enseño a la orca Moana, de 3 años de edad, a pronunciar 5 vocalizaciones nuevas. Luego, la orca Wikie, de 14 años de edad, logró copiar esas pronunciaciones. En una variante del experimento, se grabaron dos vocalizaciones nuevas de Moana y fueron emitidas por unos altavoces subacuáticos. Wiki también consiguió copiar esos sonidos. Ambas orcas permanecen en cautividad en una centro acuático francés.

En un paso que iba más allá, y esto es quizás lo más asombroso, se introdujeron 6 palabras en ingles, como «Hello», «Bye-Bye» o «One-Two-Three», en el repertorio, palabras que Moana aprendió a pronunciar y que transmitió a Wikie, que consiguió aprenderlas y pronunciarlas. Obviamente, como el aparato fonador y anatomía de una orca son muy distintas al caso humano, el lector debe comprender que estas palabras suenan muy diferentes, pero evocan bien las palabras originales y estas son reconocibles. Para ponérselo más fácil, el entrenador les daba cierta entonación. Estos son algunos ejemplos:

Según José F. Zamorano Abramson (Universidad Complutense de Madrid) les fue difícil contenerse y no saltar de alegría cuando Wikie consiguió pronunciar esas palabras.

Abramson admite que la habilidad de estas orcas de emitir esas palabras no significa que entiendan el significado de las mismas.

El experimento nos dice que las orcas son tan inteligentes como se creía y que tienen una gran flexibilidad cognitiva. Si en una especie se encuentra la capacidad del aprendizaje complejo que se base en la imitación o en la enseñanza se espera mucha flexibilidad de esa especie. Esto apoyaría la hipótesis expresada anteriormente sobre que los dialectos son un producto cultural fruto de un aprendizaje social.

La evolución les ha dotado de capacidades imitativas sofisticadas, lo que es un signo de inteligencia.

El aprendizaje social permite a las especies adaptarse mejor a su entorno, lo que aumenta las probabilidades de sobrevivir y reproducirse. La alternativa es el ensayo y error y esto puede salir caro. Comerse un pez venenoso puede ser tu fin como orca, pero si aprendes de la experiencia de otras orcas es más seguro.

Aprender un comportamiento nuevo mediante la imitación de otro individuo permite la transmisión social de información y constituye un posible método para la difusión y adquisición de lo que podemos llamar tradiciones culturales.

Una de las cosas que disparó la evolución de la inteligencia humana fue precisamente la habilidad de aprender socialmente, de imitar y de tener cultura.

No deja de ser paradójico que busquemos inteligencias en otros planetas y despreciemos hasta la extinción las inteligencias que nos rodean aquí en la Tierra. Podríamos aprender mucho de ellas, incluso sobre nosotros mismos.

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Fuentes y referencias:
Artículo original. [2]
Foto: Wikipedia.