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Orcas imitadoras del habla humana

Área: Etología — viernes, 2 de febrero de 2018

Un estudio muestra que las orcas son capaces de imitar el habla humana y de transmitir esa información a sus congéneres.

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Aprender a producir un sonido nuevo con solo escucharlo es una propiedad central del habla humana, algo que ha impulsado la evolución de otra supuesta adaptación única en nuestra especie: la cultura humana. Sin embargo, se empiezan a acumular pruebas de que otras especies con las que compartimos este mundo también tienen cultura, aunque sea a nivel rudimentario. Es decir, pueden aprender información de los congéneres que pueden a llegar a pasar a la siguiente generación.

El caso de los chimpancés que usan herramientas, aprenden cómo lavar ciertas comidas o cómo cascar cierto frutos parece bastante claro. Esta transmisión cultural es más difícil de demostrar en el caso de los cetáceos pese a su obvia inteligencia, posiblemente por la difícil logística que entraña el medio acuático.

Ahora, un equipo internacional de investigadores ha estudiado un aspecto que sí han podido analizar: la capacidad de las orcas (Orcinus orca) de copiar sonidos producidos por miembros de la propia especie. Esta capacidad está muy extendida en el mundo de las aves, pero no en el de los mamíferos en donde es muy rara. Entre los primates esto es algo exclusivamente humano.

Además de algunas aves ya conocidas como loros, cotorras y cacatúas, está documentada la capacidad de imitar el habla humana por parte de otros mamíferos como las belugas, delfines, el elefante asiático o las focas. De las orcas se conocía que imitaban los sonidos producidos por los delfines.

Varias especies de cetáceos emiten sonidos con los que supuestamente se comunican. El caso quizás más llamativo es el de las ballenas yubartas, que además poseen canciones que repiten. Esto está bastante extendido entre los cetáceos a algún nivel.

También las orcas tienen esta característica. Incluso tienen dialectos que aprenden por interacción social, en concreto lo aprenden de las madres. Algunas de estas diferencias no pueden ser explicadas por factores ecológicos o por genética y se ha propuesto que estos aspectos se aprenden por aprendizaje social. Pero demostrar algo así no es sencillo y los datos experimentales son escasos.

En un estudio previo se comprobó que las orcas sí eran capaces de imitar los movimientos corporales de sus congéneres, acciones motoras que no poseían previamente. Es decir, eran acciones novedosas.

En este último estudio se muestra que esta imitación se extiende a los sonidos, incluso cuando el modelo de sonido imitado proviene de otra especie distinta, en concreto la humana. Y, además, se demuestra que pasan ese conocimiento a sus congéneres.

Básicamente es como si enseñáramos a una cacatúa a decir unas palabras humanas de un pequeño repertorio y esta se las enseñara a otra cacatúa distinta. Pero no son cacatúas, sino orcas.

Para poder llegar a este nivel, los investigadores tuvieron que entrenar a unas orcas para que, a una señal dada, imitaran lo que hacía su entrenador en ese momento o que imitasen lo que otro individuo de su especie hacía. Naturalmente se trataba de acciones novedosas, como una acción motora o un sonido nuevo.

En este caso se enseño a la orca Moana, de 3 años de edad, a pronunciar 5 vocalizaciones nuevas. Luego, la orca Wikie, de 14 años de edad, logró copiar esas pronunciaciones. En una variante del experimento, se grabaron dos vocalizaciones nuevas de Moana y fueron emitidas por unos altavoces subacuáticos. Wiki también consiguió copiar esos sonidos. Ambas orcas permanecen en cautividad en una centro acuático francés.

En un paso que iba más allá, y esto es quizás lo más asombroso, se introdujeron 6 palabras en ingles, como «Hello», «Bye-Bye» o «One-Two-Three», en el repertorio, palabras que Moana aprendió a pronunciar y que transmitió a Wikie, que consiguió aprenderlas y pronunciarlas. Obviamente, como el aparato fonador y anatomía de una orca son muy distintas al caso humano, el lector debe comprender que estas palabras suenan muy diferentes, pero evocan bien las palabras originales y estas son reconocibles. Para ponérselo más fácil, el entrenador les daba cierta entonación. Estos son algunos ejemplos:

Según José F. Zamorano Abramson (Universidad Complutense de Madrid) les fue difícil contenerse y no saltar de alegría cuando Wikie consiguió pronunciar esas palabras.

Abramson admite que la habilidad de estas orcas de emitir esas palabras no significa que entiendan el significado de las mismas.

El experimento nos dice que las orcas son tan inteligentes como se creía y que tienen una gran flexibilidad cognitiva. Si en una especie se encuentra la capacidad del aprendizaje complejo que se base en la imitación o en la enseñanza se espera mucha flexibilidad de esa especie. Esto apoyaría la hipótesis expresada anteriormente sobre que los dialectos son un producto cultural fruto de un aprendizaje social.

La evolución les ha dotado de capacidades imitativas sofisticadas, lo que es un signo de inteligencia.

El aprendizaje social permite a las especies adaptarse mejor a su entorno, lo que aumenta las probabilidades de sobrevivir y reproducirse. La alternativa es el ensayo y error y esto puede salir caro. Comerse un pez venenoso puede ser tu fin como orca, pero si aprendes de la experiencia de otras orcas es más seguro.

Aprender un comportamiento nuevo mediante la imitación de otro individuo permite la transmisión social de información y constituye un posible método para la difusión y adquisición de lo que podemos llamar tradiciones culturales.

Una de las cosas que disparó la evolución de la inteligencia humana fue precisamente la habilidad de aprender socialmente, de imitar y de tener cultura.

No deja de ser paradójico que busquemos inteligencias en otros planetas y despreciemos hasta la extinción las inteligencias que nos rodean aquí en la Tierra. Podríamos aprender mucho de ellas, incluso sobre nosotros mismos.

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Fuentes y referencias:
Artículo original.
Foto: Wikipedia.

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13 Comentarios

  1. tomás:

    La noticia resulta realmente inesperada y asombrosa. Además se entienden las palabras.
    Lo que se dice en la última frase lo vengo repitiendo de una u otra forma en mis comentarios cuando viene a cuento. Es que las tenemos a nuestro alrededor -las diversas inteligencias- y no les prestamos atención. También sus sentimientos son importantes y sé de personas con sus carreras universitarias que niegan que los tengan. Si, al parecer, residen en el cerebro límbico, han de tenerlos.

  2. Miguel Ángel:

    Creo que es la única especie en la que se ha podido constatar que enseñan activamente a sus crías a vararse en las playas para que aprendan a volver al mar. Las crías muestran temor y las madres las empujan para que ensayen la técnica.

  3. tomás:

    Pero, Miguel, yo diría que algunos mamíferos predadores entregan a sus crías presas medio muertas para enseñarles a rematarlas y varios, cuando los hijos son adolescentes, les inducen a participar en la cacería. También las aves empujan de alguna forma a sus hijos a volar. Es decir que la transmisión de cultura se da en unas cuantas especies, sobre todo en la nuestra.
    Abrazos.

  4. Miguel Ángel:

    Mi querido amigo Tomás:

    Me refiero a distinguir entre el aprendizaje de las orcas, que obligan a sus cría, y el de un chimpancé que aprende a cascar nueces. En este último caso es aprendizaje es pasivo, porque la madre no está pendiente de si la cría está atenta o está distraída).
    Vamos a otros ejemplos concretos: en el caso de los felinos, la madre puede dejar una presa a sus camada para que entrenen; vigila que no se les escape y, si no son capaces de matarla, lo hará ella. Pero el aprendizaje vuelve a ser pasivo; durante estas primeras cacerías, algunos jóvenes intervienen más que otros y alguno puede no estar mirando cuando la madre le da el mordisco mortal.
    Con los lobos y licaones, por lo que veo en los documentales, viene a ocurrir lo mismo.
    En cambio, sí que sería buen ejemplo el que has puesto de las aves, caso frailecillos, que primero animan, y si no funciona, empujan a las crías para que realicen el primer vuelo.

    Abrazos.

  5. tomás:

    He de darte la razón, mi buen amigo Miguel, en esa distinción que haces este aprendizaje (o quizá enseñanza, porque es el maestro/a quien controla o no) activo y pasivo.
    Un fuerte abrazo.

  6. Miguel Ángel:

    Pero no había caído en los ejemplos de las aves, que pensádolo un poco más, siguen siendo los úncios que se me ocurren. Las madres calao, por ejemplo, también empujan a las crías a salir del hueco del árbol.

  7. Miguel Ángel:

    *Segunda línea: «…siguen siendo los únicos ejemplos…»

  8. Miguel Ángel:

    Pero, pensándolo mejor, tampoco se podría equiparar del todo ese comportamiento de los cálaos o los frailecillos con el de las orcas: la madre cálao se encarga de ensanchar la salida del nido en el que se encuentra encerrada con los pollos, pero motivada porque llega un momento en el que no queda espacio suficiente. En el caso de los frailecillos también hay una necesidad por parte de los padres: llega un momento en que tienen que llevarse a las crías al mar porque necesitan tanto pescado que ya no pueden cubrir sus necesidades haciendo viajes tan largos.

    Pero la madre orca no tiene

  9. tomás:

    Te has quedado más cortado que un café: ¿que no tiene?

  10. Miguel Ángel:

    Decía que no tienen una necesidad de carácter tan vital como los cálaos, que no pueden estar encerrados eternamente en el tronco del árbol porque se morirían dentro. En cambio, sería viable que las orcas no empujasen a los ballenatos y que tuviesen que practicar por su cuenta.
    Creemos que se trata de un comportamiento cultural, porque solo algunos grupos de orcas practican la pesca saliéndose un poco del agua.
    Lo mismo ocurre con las ballenas que pescan con redes de burbujas: solo algunos grupos de ballenas jorobadas saben pescar de ese modo.

  11. tomás:

    Pensaba que cálaos y tucanes tenían algún parentesco, por aquello del gran pico de ambos pero, al comentar tú, con insistencia, sobre los primeros, me ha picado la curiosidad y he visto que son ya de órdenes distintos y también que además de que nos estamos cargando su hábitat, los chinos, con su absurda medicina de cuerno de rinoceronte, de huesos de tigre -alguna que otra estupidez más- y el cráneo de los cálaos, se está poniendo en peligro a esta especie. Pero a ver quien es el valiente que consigue convencer a los casi 1500 mega-chinos. Porque con esas costumbres medicinales y su exportación -afortunadamente, creo que poco exitosa (diría que, al menos en Europa)- están lesionando gravemente la biroodiversidad. Pero me preocupa su influencia en África, tan necesitada de atención médica, donde pueden encontrar un basurero donde convercer con sus productos.

  12. Miguel Ángel:

    Pues ahora soy yo el que te agradezco el dato que nos acabas de dar: creo que es bastante desconocido lo del uso de los cálaos por la curandería tradicional china. Me he puesto ha buscar en la red, haciendo cambios los términos de la búsqueda y no he encontrado nada.
    Voy a probar poniendo la denominación taxonómica de la especie, que tengo curiosidad de saber qué poderes le atribuyen al polvo de cráneo de cálao (como imagino que se venderá el producto)…y que no será cráneo de cálao en un buen porcentaje de los casos.

    Los que ya van planeando, son unos fuertes abrazos hasta posarse a orillas del Mediterráneo.

  13. Miguel Ángel:

    *¡Faltorra en la tercera línea!, es «a buscar».

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