NeoFronteras

Sobre la transición Ediácara-Cámbrico

Área: Geología,Medio ambiente,Paleontología — domingo, 1 de julio de 2018

Un estudio concluye que la primer extinción masiva se debió a un evento de anoxia oceánica.

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Estamos aquí gracias al azar, a la ingente cadena de contingencias que conformaron la historia evolutiva de la vida en la Tierra. La vida compleja pudo originarse antes o después, o haber evolucionado de distinta manera. Si las cosas hubieran sido distintas posiblemente nosotros no estaríamos aquí ahora. Quizás no habría nadie «inteligente» o quizás habría en nuestro lugar seres más sabios que no fueran camino de la autodestrucción más absurda.

Uno de los primeros puntos de inflexión se produjo entre el Ediacarense y el Cámbrico. Hace 575 millones de años los océanos terrestres estaban poblados por la fauna de Ediácara, por una jardín pacífico de seres sésiles en el que no había depredación. Unos 24 millones de años más tarde esta diversidad animal empezó a declinar en lo que se puede definir como la primera extinción masiva. Más tarde se dio la explosión del Cámbrico, en la que todos los filos o divisiones taxonómicas modernas aparecieron, incluyendo los antepasados de los vertebrados.

Pero esta extinción, la transición Ediácara-Cámbrico, como casi todas las demás, está rodeada de misterio y es muy difícil saber las causas de la misma. En este caso, se ha propuesto que pudo ser una crisis de oxígeno la que provocaría el problema. Pero los expertos del campo han estado discutiendo sobre el asunto durante décadas, pues la hipótesis alternativa es que la fauna de Ediácara simplemente fue reemplazada progresivamente por la nueva fauna cámbrica.

Ahora, un grupo de investigadores liderado por científicos de Arizona State University y NASA publican un estudio en el que aclaran un poco la situación y se decantan por la anoxia.

Un artículo de divulgación normal de Internet quizás se quedaría aquí, pero en este caso, como otras veces, una de las partes interesantes es conocer cómo se llega a la conclusión. Al menos así sabremos cómo es el método científico.

Hoy en día hay una gran abundancia de oxígeno disuelto en los mares, pero se sabe que esto fue muy diferentes en otras épocas del pasado. Además, hay pruebas de que durante la transición Ediácara-Cámbrico se produjo una anoxia marina. Lo difícil es evaluar si esta anoxia fue suficiente intensa y extensa como para producir la extinción, si fue determinante o si sólo contribuyó al hecho.

Para saber los niveles de oxígeno exactos durante esa época y ponerlo en relación con la extinción, estos investigadores combinaron un enfoque paleontológico y el registró geoquímico.

Para saber el nivel de oxígeno, normalmente se usa la presencia de pirita y otros compuestos en rocas sedimentarias de la época que se formaron en el lecho marino. Pero en este caso se necesitan decenas de localizaciones alrededor de todo el mundo para poder evaluarlo bien.

Para compensar este aspecto, estos científicos usaron una vía novedosa. Recolectaron rocas calizas en el área de las Tres Gargantas en China, que contiene buenos ejemplares fósiles de la fauna de Ediácara. Estas rocas se depositaron entre hace entre 551 y 542 millones de años y mantienen un registro continuo de los cambios medioambientales que se dieron durante ese tiempo, incluyendo los niveles de oxígeno.

La rocas recolectadas fueron luego analizadas en el laboratorio parta medir cómo variaban las relaciones isotópicas de uranio y así establecer una cronología precisa. Descubrieron que, efectivamente, hubo un periodo de anoxia extenso que coincidió con la desaparición de la biota de Ediácara.

Según Feifei Zhang (Arizona State University) este fue posiblemente en evento de anoxia más severo en los últimos 550 millones de años. Según los modelos computacionales que este grupo ha desarrollado, el lecho marino al completo estaba cubierto con aguas sin oxígeno hasta el final del Ediacarense.

El estudio tiene una moraleja para el tiempo presente en los que vivimos. En la actualidad se ha podido medir la existencia de amplias zonas oceánicas en las que se dan estas condiciones anóxicas, principalmente debido a la contaminación generada por el ser humano y depositada por los ríos, peor a lo que hay que añadir el cambio climático y la acidificación del agua marina por culpa del dióxido de carbono emitido por el ser humano. Este estudio nos puede ayudar a entender el fenómeno y a ser conscientes de su peligrosidad.

«El pasado es nuestro mejor laboratorio para comprender el futuro», dice Ariel Anbar (Arizona State University). «Es aleccionador ver cómo de frecuentemente las extinciones masivas del pasado fueron precedidas de anoxia océanica. Hay un montón de cosas que no comprendemos acerca del cambio climático, pero las cosas que sabemos son un gran motivo de preocupación», añade.

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Fuentes y referencias:
Artículo original.
Foto: ASU.

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4 Comentarios

  1. tomás:

    En la tercera linea del segundo párrafo dice «seres sénsiles», pero yo no sé si es un error y quiere decir «sésiles» o «sensibles». Ruego aclaración.
    Por lo demás, estoy de acuerdo en que nuestra influencia sobre el penoso estado de los océanos puede llevarnos a un desastre más prematuro de lo que se estima.

  2. NeoFronteras:

    Era una errata, ya está corregida:
    Sésil: que vive fijado a una estructura, como una roca, una concha u otro organismo.

  3. Dr. Thriller:

    Tomás, influencia es cuando los actos son sigilosos, con un propósito claro, y procuran violentar lo menos posible mientras procuran obtener lo pretendido. Los actos de nuestra civilización son zafios, incultos y golpistas, con propósitos o motivos entre delirantes y demenciales, absurdos en cualquier caso, y destrozan gratuitamente todo lo que pueden, incluso si es innecesario para el disparate promovido. Ya sabes, discúlpame la observación, tampoco es una influencia pero al menos tiene un propósito. O no. Uno ya ni sabe.

    Del error se aprende, o eso se espera. Vamos camino de ser la especie más aprendida de la Galaxia. Si es que vivimos para contarlo.

  4. tomás:

    Gracias, querido Neo, pero completaré: en una flor, por extensión del concepto que mencionas, si carece de pedúnculo. En nuestro caso, todos somos pedunculados.

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