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La isla de plástico es peor que lo que se pensaba

La gran mancha de basura de Pacífico contiene de 4 a 16 veces más plástico que lo que se creía.

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Los seres humanos arrojamos cantidades ingentes de plásticos al medio ambiente. Este material no se degrada, sino que se fragmenta en trozos más pequeños.

Algunos de los mayores contribuidores a la contaminación de plástico son países asiáticos con escasas políticas de gestión de residuos sólidos (y nula conciencia ecológica), como Indonesia. Muchos de estos plásticos terminan en los océanos en donde son arrastrados por las corrientes marinas.

Estas corrientes han formado lo que se llama la gran mancha de basura de plástico del Pacífico, una región con miles de toneladas de plásticos flotantes que está creciendo sin parar en forma de una nube de millones de fragmentos repartidos por una gran área. Similares zonas contaminadas por plásticos hay en otras regiones de los océanos del mundo.

Todavía se sabe poco acerca de los efectos de estos plásticos sobre la vida marina, pero muchos cadáveres de animales marinos poseen plásticos en su aparato digestivo, que, en muchos casos, les causa una muerte prematura. Aunque el plástico puro es inerte, se sabe que los microplásticos portan tóxicos y contaminantes de todo tipo. También se sospecha que los plásticos pueden llevar microorganismos invasores de un lado a otro.

Un estudio reciente ha levando un mapa del fenómeno después de tres años de estudio y apunta que esta gran isla de desperdicios se está haciendo cada día peor, en lo que parece una pesadilla distópica de ciencia ficción. El equipo de internacional de investigadores que ha realizado este estudio está afiliado a la Ocean Cleanup Foundation y está formado por científicos de seis universidades y una compañía especializada en sensores remotos.

La gran mancha de basura de Pacífico o GPGP en sus siglas en inglés (Great Pacific Garbage Patch) está localizada entre Hawai y California y es la mayor acumulación de plásticos oceánicos del globo. Para su estudio se han venido usando redes con las que se recolectaban los objetos que la forma y así poder clasificar sus tamaños y poder cuantificar el problema. Sin embargo, este método posee incertidumbres debido a la escasa área que se suele barrer y las limitaciones de las redes.

Para poder analizar el problema en toda su extensión, este equipo de investigadores ha usado un método más amplio y ha empleado 30 barcos a la vez equipados con varios tipos de redes grandes de diferente mayado. En total se recolectaron 1,2 millones de muestras de plástico de todos los tamaños con estos sistemas.

Además, se usaron dos aviones (Hercules C-130) que iban equipados con sensores avanzados que captaban la luz de la superficie del mar en varios longitudes de onda, lo que les permitió levantar mapas 3D de la basura plástica flotante. Con estos aviones se barrieron 300 kilómetros cuadrados de superficie oceánica.

Gracias a todo ello han podido hacer la que posiblemente sea la campaña más completa sobre este asunto hasta la fecha.

Los resultados obtenidos dicen que en la GPGP hay unos 10 kilos de plástico en promedio por kilómetro cuadrado o 100 kg en la región central, que multiplicados por lo que mide la gran mancha, que es la tres veces la superficie de Francia (1,6 millones de kilómetros cuadrados), arroja unas 80.000 toneladas de desperdicios (el equivalente en peso a 500 aviones Jumbos) desperdigados en 1,8 billones de fragmentos. Esto representa de 4 a 16 veces lo que se había estimado con anterioridad. La mancha se hace cada vez más densa, pero no más extensa.

El 92% de esta masa de plásticos está compuesta por grandes objetos, mientras que el 8% está compuesta por microplásticos con un tamaño menor a los 5 mm.

«Estamos sorprendidos por la cantidad de grandes objetos de plástico que hemos encontrado. Solíamos pensar que la mayor parte de los desperdicios consistían en pequeños fragmentos, pero este nuevo análisis arroja una nueva luz sobre la visión de estos desperdicios», dice Julia Reisser, jefa de la expedición. Básicamente, había un sesgo observacional debido a las redes usadas en el pasado.

Comparando solamente la presencia de la evolución de los microplásticos a lo largo del tiempo, estos investigadores ha deducido que la contaminación por plástico ha crecido exponencialmente desde que se empezó a medir en la década de los setenta. A día de hoy, el aporte de plásticos hacia la gran mancha es superior a lo que esta pierde.

Para poder solucionar este problema los investigadores abogan primero por algo esencial: entender el fenómeno. Esto facilitará recopilar los datos necesarios que permitan desarrollar tecnologías que limpien esta mancha. Además, señalan la urgencia de gestionar los residuos plásticos para que no terminen contaminando los mares, sobre todo porque los datos preliminares indican que la cantidad de microplásticos peligrosos aumentarán en diez veces según los grandes plásticos se vayan fragmentando.

A pesar de todo, la cantidad de plástico arrojado al mar por el ser humano es superior a lo que se encuentra en estas manchas flotantes. Se cree que parte termina en el fondo de los océanos, parte de los hielos polares, parte en las playas y parte es ingerido.

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Fuentes y referencias:
Artículo original. [2]
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