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El pasado jueves el gobierno británico dio finalmente permiso para la creación de híbridos mitad animal mitad humanos con fines científicos y bajo una licencia especial.
La meta es investigar sobre enfermedades graves que aquejan al ser humano y no tiene fines reproductivos. Además se obliga a los investigadores a la destrucción de los embriones obtenidos antes de los 14 días a partir del momento de su creación.
Para la obtención de estos híbridos se toma un óvulo animal, procedente por ejemplo de una vaca, se elimina su núcleo y se introduce un núcleo procedente de una célula humana.
Los embriones creados de este modo servirían para estudiar posibles tratamientos para el Parkinson, Alzheimer y enfermedades similares sin necesidad de desperdiciar óvulos humanos cuya obtención es físicamente costosa para las voluntarias humanas.
Obviamente la polémica está servida, sobre todo en ese país.
Más información al respecto en un artículo anterior. [1]