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¿Abundancia de exolunas habitables?

Un estudio basado en simulaciones computacionales sugiere que un 5% de los jovianos en zona habitable podrían tener lunas propicias para la vida.

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Dejemos volar la imaginación. Imaginemos que hay lunas del tamaño de la Tierra orbitando alrededor de planetas gaseosos gigantes y que están justo en la zona de habitabilidad de su estrella. Sus días y noches serían largos y sus cielos estarían adornados por la gigantesca silueta de su planeta joviano.
Quizás esas exolunas pudieran tener agua y que se hubieran dado las condiciones para la vida. Podría incluso ser un sitio similar a la luna de Endor de “El imperio contraataca” o a la Pandora de “Avatar”, aunque no tendría por qué tener esa clase de personajes.
En el pasado ya hemos mencionado en NeoFronteras la posibilidad de existencia de estas exolunas, y la posibilidad de que alguna vez las detectemos. Ahora, según un estudio reciente, puede que el 5% de los planetas gaseosos gigantes en la zona de habitabilidad tengan exolunas habitables (aunque no necesariamente habitadas).
El telescopio espacial Kepler lleva un tiempo explorando una pequeña región del cielo en busca de exoplanetas. De momento no ha encontrado un planeta como la Tierra a la distancia adecuada, pero sí ha encontrado planeta jovianos que se encuentran en esa zona de habitabilidad (además de muchos otros exoplanetas). Sin embargo, este tipo de planetas no son adecuados para la vida tal y como la conocemos. Aunque se haya especulado sobre una hipotética vida en planetas jovianos, es más fácil imaginar vida sobre alguna de sus posibles lunas o satélites naturales de ese tipo de cuerpos.
Simon Porter y sus colaboradores del Lowell Observatory en Flagstaff (Arizona) han creado un modelo computacional con el que han estudiado la posibilidad de que un planeta gigante capture gravitacionalmente hipotéticos planetas de tamaño terrestre.
En las simulaciones el planeta capturado tiene en principio una órbita muy elíptica alrededor del joviano en la zona de habitabilidad. Al cabo de pocos millones de años la mitad terminan cayendo sobre el joviano o siendo expulsado, pero la otra mitad termina adquiriendo órbitas estables no retrógadas alrededor del joviano (y en su mismo plano orbital) convirtiéndose en satélites naturales con un clima estable. Las condiciones favorables para la vida se mantendrían durante miles de millones de años en este último caso, dando lugar a la posibilidad de que surja y evolucione la vida.
Este investigador asegura que, para ciertos casos, la exoluna sería detectable desde la Tierra por el método de tránsito, que es el sistema que usa la misión Kepler.
Hasta ahora no se ha observado o detectado ninguna exoluna y no está claro cuántas de esas exotierras serían capturadas por el joviano de turno. Siendo este punto el principal problema de este estudio. Los modelos sugieren que la probabilidad de que se dé una captura de este tipo es baja.
Sin embargo, pese a la baja probabilidad, Porter sostiene que al final habría muchas exolunas habitables. Si el 10% de los planetas gigantes en zona habitable capturaran una de esas exotierras un 50% de ellas terminarían con exolunas con condiciones propicias para la vida, entonces uno de cada veinte planetas gigantes en la zona habitable de una estrella similar al Sol podría tener exolunas.
Se espera que Kepler detecte unos 300 planetas en las zonas habitables de las estrellas que vigila hacia el final de su misión. Según Porter esto significaría la posible existencia de varias docenas de posibles exolunas.
Auque hay un serio inconveniente para que estas lunas estén habitadas. Los planetas gigantes como Júpiter tienen cinturones de radiación muy potentes que esterilizarían cualquier vida superficial que estuviera sobre una luna demasiado cercana. Aunque el agua y la tierra pueden apantallar la radiación, el proceso de captura generaría mucho calor sobre la futura exoluna, los mares y océanos podrían hervir y su agua perderse en el espacio. Tendrían que tener mucha agua para retener el suficiente después del evento. Quizás esto no sería tan grave si la captura se produjera al poco de la formación del sistema solar en cuestión.
Según Lisa Kaltenegger, del Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics, y no implicada en el estudio, el problema es la identificación de potenciales exolunas habitables entre todas las que se hayan detectado, ya que se requeriría un análisis espectral de sus atmósferas y esto no es fácil. Ignoramos por completo la relación que hay entre el número de planetas (o lunas) habitables y los planetas realmente habitados, aunque sólo sea por microbios.
¿Quién sabe?, quizás dentro de poco los chicos de Kepler nos sorprendan con la detección de la primera exoluna. Lo que va a ser un poco más difícil será verla o ver tan siquiera exoplanetas en general. Un recorte presupuestario ha hecho que se reduzca el diseño del gran telescopio europeo E-ELT, cuyo espejo primario pasará de 42 m a 39.3 m de diámetro, lo que comprometería su capacidad para ver exoplanetas. Algunos expertos sostienen que, aunque el recorte no es desastroso, hará la visualización de una exotierra mucho más difícil y sólo si está muy cerca.

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Fuentes y referencias:
Noticia en Science. [2]
Artículo en ArXiv. [3]
Si la luna Pandora de la película Avatar existiera la podríamos detectar pronto. [4]
¿Encontrará Kepler lunas habitables? [5]
Ilustración: Dan Durda