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Cuando el Sol era joven, es posible que este robara un planeta de otra estrella cercana, lo que significaría que un exoplaneta podría estar esperando en los bordes exteriores del sistema solar para que lo descubramos.

Desde hace un tiempo se especula con la posibilidad de que haya un planeta a la espera de ser descubierto en los confines de nuestro Sistema Solar. Se le ha denominado planeta nueve o planeta X. La irregularidades en las órbitas de algunos transneptunianos así lo parecen indicar, pero, de momento, no se ha visto. El hecho de que la luz que llega allí sea muy escasa y que la órbita del mismo estaría fuera de la eclíptica hace que la tarea sea muy complicada.

Se ha especulado sobre la posible naturaleza de este planeta, incluso que fuera un planeta errante o un exoplaneta que perteneciera a otro sistema solar distinto al nuestro.

Ahora, un modelo de evolución planetaria sugiere que esta última posibilidad podría ser plausible. Aunque no se ha verificado la existencia de un planeta de este tipo, si existiera, ofrecería una manera de visitar un exoplaneta sin tener que viajar las grandes distancias entre las estrellas, algo que es básicamente imposible.

«Podemos encontrar una de estas cosas porque van a ser muy débiles, pero las implicaciones son enormes. Imagínese enviar una nave espacial a un exoplaneta en el sistema solar y todo lo que podemos aprender de eso», dice Amir Siraj (Universidad de Princeton).

La predicción de Siraj se basa en investigaciones sobre los cúmulos de estrellas jóvenes, donde se forman la mayoría de los planetas. Antes de ir solas, las estrellas suelen nacer en grupos muy unidos por la gravedad, lo que les permite interactuar entre sí y con cualquier planeta que haya alrededor de ellas. Encuentros tan cercanos entre estrellas pueden catapultar mundos fuera de sus órbitas, liberando planetas que flotan libremente y que, en última instancia, pueden quedar atrapados en los pozos gravitacionales de otras estrellas. La presencia confirmada de planetas errantes nos indica que esta posibilidad se da en la realidad.

Un estudio reciente de estos exoplanetas errantes decía que los pequeños mundos rocosos, como Mercurio o Marte, tienen más probabilidades de ser expulsados de sus sistemas de origen en comparación con mundos más masivos del tamaño de la Tierra o gigantes gaseosos. Al fusionar estas dos líneas de investigación, Siraj estimó cuántos planetas pequeños podría haber captado el Sol mientras todavía estaba en su vivero estelar hace miles de millones de años.

Los resultados sugieren que en el Sistema Solar exterior podría contener de uno a tres planetas comparables en masa a Marte y entre dos y cinco planetas comparables en masa a Mercurio. Estos mundos podrían estar, sin embargo, a cientos o miles de unidades astronómicas (UA) de distancia. Pero Siraj dice que el telescopio espacial Vera C. Rubin, que está previsto que entre en pleno funcionamiento en 2025, podría detectar cualquiera de estos planetas en una horquilla entre 400 y 700 UA.

Las afirmaciones sobre planetas no descubiertos en el sistema solar no son nuevas, pero Siraj dice que su predicción es distinta de las especulaciones sobre el planeta X, un mundo hipotético mucho más grande.

Obviamente se necesita más investigación para limitar la probabilidad de encontrar mundos adoptados y la confirmación observacional, pues de otro modo es solo una idea especulativa. Si el planeta existe, la oportunidad de estudiar un exoplaneta de cerca podría arrojar luz sobre preguntas tentadoras, incluida el surgimiento de la vida en la Tierra y si existe en otros lugares.

Puestos a especular en alto grado podemos pensar en uno de estos planetas cargado de vida que se quedaría congelado para siempre a esas distancias del Sol. Una misión que analizara muestras de ese lugar sería totalmente fascinante. Esto sería un buen comienzo para una novela de ciencia ficción.

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Fuentes y referencias:

Preprint en ArXiv.
Ilustración: NASA/JPL-Caltech.