Entrenamiento con una pastilla
Se puede aumentar la resistencia física sin entrenamiento previo utilizando fármacos.
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Para poder correr una carrera de larga distancia es necesario entrenarse previamente para así incrementar la resistencia. Quizás en un futuro pueda sustituir ese entrenamiento por una píldora que haga exactamente lo mismo.
Cuando realizamos un ejercicio aeróbico los músculos queman grasa. Una proteína clave en este proceso es la PPARδ. Cuando esta proteína se activa dispara una red de genes que permiten quemar grasa y elevar la resistencia. El año pasado un equipo de investigadores del Instituto Salk (San Diego, California) dirigidos por Ronald Evans modificaron genéticamente unos ratones para así incrementar la actividad de PPARδ. Descubrieron que estos ratones tenían el doble de resistencia que los ratones normales.
Como obviamente no se puede modificar genéticamente a las personas por este motivo, los investigadores se pusieron a pensar cómo se podría conseguir el mismo efecto en individuos adultos mediante algún tipo de fármaco. Una vez encontrado un fármaco no comercializado denominado GW1516 y que creían adecuado, lo administraron a ratones adultos combinándolo con una tabla de ejercicios consistente en correr 50 minutos diariamente. Comprobaron posteriormente que los ratones a los que se administró el fármaco corrían un 70% más, tanto en distancia como en tiempo, que aquellos a los que se les dio un placebo. Además presentaban un 38% más de fibras musculares especializadas en ese tipo de ejercicios.
En el mecanismo natural la energía almacenada en los músculos en forma de ATP se gasta produciendo AMP y los niveles altos de esta última molécula alertan al AMPK, una enzima que se activa durante el ejercicio físico y que actúa como regulador maestro. Aunque normalmente el AMPK está en el citoplasma, estos investigadores han demostrado que también está presente en el núcleo, en donde interacciona con el PPARδ que finalmente aumenta la resistencia activando la red de genes antes mencionada.
El equipo se preguntó qué pasaría si hacían creer al cuerpo que se estaba realizando ejercicio. Así que en un segundo experimento usaron ratones no entrenados y se les administró AICAR, un análogo sintético del AMP que directamente aumenta los niveles de AMPK. Los ratones tratados aumentaron instantáneamente su resistencia en un 44% sin la necesidad de un entrenamiento previo. Los investigadores no esperaban que funcionara de esta manera, pero los ratones, después de 4 días de tratamiento, se comportaban como si entrenaran todos los días.
El estudio se publica en la revista Cell.
Tanto de manera natural como por esta vía, la AMPK dispara un sistema que activa los genes que promueven la resistencia en los músculos. Este mecanismo puede por tanto manipularse o controlarse. Para ciertos deportistas esta vía es una más con la que poder hacer trampas, así que Evans ha desarrollado unos tests para detectar en la sangre y en la orina tanto GW1516 y sus metabolitos como AICAR.
Además de tener más resistencia, los ratones tratados eran menos proclives a ganar peso incluso cuando se les alimentó con una dieta rica en grasas, mejorando la respuesta a la insulina y rebajando los niveles de glucosa en sangre.
Quizás este tipo de investigación pueda tener usos potenciales para determinadas enfermedades musculares. También podría ayudar a las personas con problemas derivados del sedentarismo como la diabetes, obesidad u otros desórdenes metabólicos en los que se sabe que el ejercicio es beneficioso.
Sin embargo, hasta ahora, no se ha probado este tipo de tratamientos en personas para aumentar su resistencia. Pero incluso si funciona en humanos, los críticos dicen que sólo incrementará la habilidad de correr más rápido y más lejos y no precisamente el deseo de hacerlo, que en personas sedentarias es casi nulo. Si se tiene la capacidad y no se usa, al final no sirve de nada.
La receta al final es siempre la misma: dieta equilibrada y ejercicio frecuente.
Fuentes y referencias:
Nota en el Instituto Salk.
11 Comentarios
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martes 12 agosto, 2008 @ 6:14 pm
Esta noticia es estupenda, pero surgen algunas dudas:
¿Por que no está comercializado este fármaco?
¿Tiene efectos secundarios graves?
¿Podría aprobarse su utilización para la venta libre?
¿Quién tiene la patente?
Si todo esto es verdad, lo habrían ocultado, ya que este fármaco tiene utilidades claramente militares, podría ser administradas a soldados para aguantar largas horas de combates, podría administrarse también a personas sedentarias para prevenir diabetes, podría utilizarse también para motivar a personas sedentarias a hacer ejercicio porque estas no encontrarían las dificultades típicas de los deportistas que empiezan de cero y podrían administrase a persona que deseen hacer una excursión a una montaña, como yupis y empleados de empresas, ejecutivos, etc, vamos sería uno de los mayores descubrimientos de los últimos años.
lunes 18 agosto, 2008 @ 10:47 pm
Desde aquí desconocemos las respuestas a esas preguntas. Quizás tenga efectos secundarios. Es de suponer que, como ocurre en otros fármacos, hay que esperar hasta ver si esos efectos secundarios son tolerables.
Es verdad que podría ayudar a aquellos que empieza a hacer ejercicio, aunque las agujetas seguro que no las elimina.
sábado 23 agosto, 2008 @ 5:33 pm
Las agujetas podemos quitarlas con paracetamol, je je.
lunes 1 septiembre, 2008 @ 5:27 pm
Antes de comercializar un medicamento hay que verificar que es efectivo y que no es perjudicial.
En caso de que tenga efectos indeseables se ha de evaluar que los beneficios compensan (el paracetamol daña el hígado, pero quita el dolor).
No solo el medicamento ha de ser efectivo, sino que se ha de comprobar que iguala o supera a los medicamento ya preexistentes (de nada vale encontrar algo que siga dañando el hígado y alivie el dolor menos que el paracetamol).
Todo esto se debe hacer en:
– Muestra de tejido (in vitro)
– Animales (normalmente ratones)
– Animales parecidos a humanos (cerdos o monos)
– Voluntarios humanos (normalmente enfermos terminales)
– Voluntarios humanos «sanos» en un grupo amplio.
– Comercialización para individuos normales (se suelen excluir niños, embarazadas, etc…)
Por tanto esta investigación puede llegar a comercializarse, con suerte, dentro de 8 años.
Pero no te preocupes. Teniendo este efecto seguro que algún avispado fabricante lo pone en un yogurt y nos lo vende saltándose todos los controles. Eso si, lo pondrá en una cantidad tan baja como para que no tenga efecto alguno. Así no se arriesga a nada.
Ya sabéis
– Con bifidus (para la defensas)
– Con l-Carnitina (para adelgazar)
– Con actiregularis (para el aparato digestivo)
– Con esteroles (para el colesterol)
– Con no sé qué (para la hipertensión)
– Y con ADP ¡¡¡Para ponerse cachas!!!
¿Cuando meterán en la cárcel a estos estafadores?
martes 2 septiembre, 2008 @ 9:25 am
Apreciado Jose M. Piñeiro, por desgracia existe un gran desconocimiento por parte del público acerca de los requisitos que deben cumplir los medicamentos antes de ser comercializados. Me permito dar unas pinceladas, aclarando algunos detalles.
Dentro de la I+D de nuevos fármacos, la «I» (Investigación) prioriza el estudio de la actividad i la «D» prioriza la seguridad. Deduzco que GW1516 esta en la fase I. La investigación de la actividad pasa por fases consecutivas «in silico» (estudios estructura/actividad), «in vitro» (cultivos celulares o de tejidos) e “in vivo” (normalmente ratones y ratas). En la fase de Desarrollo el propósito es garantizar la seguridad y la eficacia en el ser humano. Contrariamente a lo que normalmente se cree, la seguridad en humanos sólo puede garantizarse mediante al administración controlada a humanos. Los estudios previos en animales sirven básicamente para minimizar el riesgo de la exposición en humanos en los ensayos clínicos. Los animales utilizados en los estudios toxicológicos preclínicos suelen ser ratas y perros. Los cerdos (minipigs) se utilizan en estudios muy específicos y los monos se utilizan en casos absolutamente indispensables (por ejemplo, cuando los resultados en perro no se consideran predictivos para el humano). Sólo un suicida o un loco probaría un nuevo medicamento que no haya sido previamente experimentado en animales.
En lo referente a las pruebas en humanos, primero se comprueba la seguridad en voluntarios sanos, empezando por dosis muy bajas (del orden de diez veces menores que las dosis inocuas en animales). Las dosis se van incrementando hasta obtener las dosis presumiblemente eficaces, o bien hasta demostrar algún efecto secundario leve (jaqueca, malestar gastrointestinal o alteraciones leves en los análisis de sangre).
Para comprobar la eficacia de los medicamentos se utilizan voluntarios con la enfermedad que se pretende tratar, que no son necesariamente enfermos terminales. En cualquier caso los voluntarios han de leer y firmar un consentimiento informado y los estudios se realizan con control médico permanente y exhaustivo.
Coincido en que pueden pasar fácilmente ocho años antes de la comercialización del GW1516. También coincido en que, curiosamente, los productos farmacéuticos pasan por controles mucho más exhaustivos que muchos «aditivos» presuntamente beneficiosos. Una de dos: o no existen tales beneficios o la legislación alimentaria es demasiado laxa (quizá un poco de todo…).
Finalmente decir que el objetivo prioritario de las autoridades sanitarias es la seguridad antes que la eficacia y las normas reguladoras de la I+D farmacéutica así lo reflejan. Es lógico que sea así, porque un medicamento que no cura es un fraude económico, mientras que un medicamento con efectos adversos importantes puede constituir un atentado contra la salud pública.
Mis disculpas por extensión del comentario.
Saludos.
martes 2 septiembre, 2008 @ 11:21 am
Lo que sigue es off-topic y pido disculpas por adelantado, pero me parece importante a tenor del comentario de Jose M. Piñeiro. No nos fiemos de mensajes del estilo de “científicamente demostrado” referidos a las bondades de suplementos alimentarios. Suelen ser equívocos, sino directamente falsos.
A modo de ejemplo, describiré un caso que conocí personalmente hace unos años. Llegó a mis manos el informe de un llamado “estudio clínico” sobre las bondades de un determinado producto dietético. Se afirmaba que favorecía el adelgazamiento. A una docena de voluntarios se les suministraron porciones de producto con la instrucción de que se comieran una cantidad al día durante un número determinado de días. Fueron pesados antes y después de la prueba y al final de la prueba se les preguntó si “notaron” que habían adelgazado o si “tenían menos hambre”. Obviamente, los voluntarios cobraron por realizar la prueba. Las conclusiones fueron “muy buenas”. El peso de los voluntarios había disminuido ligeramente, y de forma mayoritaria “se sentían” más delgados y tenian menos hambre. Excelente resultado, si no fuera porque el número de voluntarios era escaso, muchos voluntarios eran conocidos directos del experimentador (de hecho clientes de la farmacia en que se realizó el estudio), no había voluntarios con placebo para comparar si la disminución de peso era relevante, no se controló el consumo del producto (podían perfectamente haberlo tirado a la basura o comérselo todo en un día) y los principales parámetros eran meramente subjetivos. Total: de científico nada. La evaluación que dí del informe fue obviamente negativa.
Este no es un hecho aislado. He leído en folletos de productos capilares frases del estilo de “voluntarios afirmaron que notaban un mayor volumen capilar”. La afirmación no es falsa en sí misma pero induce al consumidor a creer que el producto tiene eficacia desde el punto de vista científico, cuando no es así. Para mi es publicidad engañosa, ni más ni menos.
Otro aspecto a tener en cuenta es que en productos alimentarios no pueden introducirse sustancias farmacológicamente activas. Cuando se afirma que un suplemento “activa nuestras defensas” (por decir algo…) o se falta a la verdad o se ha añadido una sustancia activa de forma ilegal.
Saludos cordiales a NeoFronteras y colaboradores.
martes 2 septiembre, 2008 @ 12:03 pm
RicardM, muchas gracias por tu aclaración. Ahora tengo mucho más claro el proceso de un medicamento.
Quizá se nos olvido mencionar que la mayoría de los fármacos nunca consiguen superar estas pruebas. Por tanto nunca llegan al mercado.
En cuanto a los «aditivos» creo que la legislación es adecuada. Estos aditivos no parecen ser perjudiciales; simplemente no aportan los beneficios prometidos.
Publicitar características no demostrables, o intrínsecas al alimento, esta específicamente prohibido.
El problema es que el estado no actúa de oficio persiguiendo estas «irregularidades».
A ver si NEO no deleita un día con un articulo sobre este tema en la sección de opinión. Creo que un mayor conocimiento ayudaria a la gente a no caer en estas ¿estafas?
miércoles 3 septiembre, 2008 @ 11:07 pm
Si RicardM está dispuesto a escribir un artículo para la sección de opinión sobre el tema, y ya que parece que sabe sobre el tema, le cederíamos gustosamente espacio en la misma.
jueves 4 septiembre, 2008 @ 7:36 am
Ha sido un placer poder leer a RicardM. Gracias a él y a Jose que ha actuado de disparador. Estos tipos de comentarios prestigian esta página. También la estupenda oferta de Neo.
Un gran abrazo a todos.
jueves 4 septiembre, 2008 @ 10:55 am
Gracias por vuestra generosidad, y especialmente a NeoFronteras por darnos cancha para discusiones que a todos nos enriquecen. En cuanto al artículo de opinión, veré que puedo hacer…
Saludos cordiales.
lunes 20 abril, 2009 @ 8:30 am
Hola!
Soy ana, y estoy preparándome unas oposiciones para bombero, lo que pasa, que como todo el mundo, me toca trabajar para poder solventar gastos de la vida, y entonces, estoy muy, pero que muy cansada para poder hacerlo todo; yo estoy dando todo lo que puedo, pero… Se me hace muy duro, y eso que tomo suplementacion, pero nada, por favor, sería mucho pedir, que me comentaras como puedo acceder a esa píldora, y si no me tiene que repercutir con efectos secundarios, claro.
Por favor. Dime algo, es que los exámenes son pronto.
Y perdona las molestias.
saludo