Datileras de Judea
Ya hay siete datileras de Judea obtenidas a partir de semillas de 2000 años de antigüedad.
Hace casi 15 años publicábamos en esta página web la sorprendente capacidad de germinación de unas semillas de palmera datilera después de 2000 años esperando a ser plantadas.
Los científicos israelitas que están a cargo de este proyecto esperan que esta «resurección» permita comprender mejor el linaje de esta palmera ya desaparecida.
Hay siete de estas palmeras a las que han nombrado bíblicamente: Matusalén, Adán, Jonás, Uriel, Judith, Boaz y Hannah, palmeras de Judea que crecen en el sur de Israel en la comunidad de Ketura. El primero en brotar fue Matusalén en 2005, algo que ya mencionamos en NeoFronteras en su día. En este caso la semilla de dátil fue encontrada en 1973 debajo de las ruinas del fuerte de Masadá, cerca del mar muerto.
Las edades de las semillas encontradas varían desde los 1800 a los 2400 años y provienen de sitios arqueológicos del desierto de Judea, incluyendo Qumran, en donde se descubrieron los rollos del mar Muerto.
Las semillas tenían varios centímetros de largo, un 30% más largas que las semillas modernas de dátiles. Esto sugeriría que esos dátiles eran significativamente más grandes que los actuales.
Los investigadores sumergieron a 34 de estas semillas en agua templada y fertilizante líquido y luego las plantaron en tierra esterilizada. Sólo 6 de ellas consiguieron germinar hasta dar lugar a una planta viable.
Los análisis genéticos de las plantas ya crecidas sugieren que los agricultores de la época cultivaban dátiles que poseían una mezcla de distintos rasgos.
Es muy inusual que semillas de esta edad sean todavía viables. Antes de estos casos se informó en 1995 del éxito en hacer brotar semillas de loto de 1200 años de antigüedad encontradas en el lecho de un lago chino.
Este resultado sobre las palmeras de Judea sugiere que quizás no comprendamos todo acerca de la viabilidad de semillas a algo plazo. Para que estas semillas germinen, su ADN debe estar intacto. Así que puede que este tipo de estudio proporcione pistas sobre cómo las plantas se las apañan para proteger y conservar el ADN a lo largo de los siglos, pese a su tendencia de este a fragmentarse con el paso del tiempo.
Las semillas de palmeras datileras pueden tolerar la deshidratación y estas semillas fueron encontradas en un ambiente extremadamente seco, por lo que puede que sea una de las razonas por las que han conservado su viabilidad durante tanto tiempo. El proyecto quizás también revele algunas pistas sobre la capacidad de supervivencia de estas semillas.
El proyecto a largo plazo está siendo realizado por científicos del Instituto Arava de Estudios Ambientales de Israel y el objetivo es cultivar la palmera datilera de Judea, una variedad antigua que, en su día, era famosa por dar dátiles grandes y dulces. Estos frutos eran muy apreciados en el Imperio Romano y sobre sus bondades ya hablaron Galeno y Estrabon. También tenían fama de ser curativos, por lo que se ha especulado con las posibilidades de encontrar aplicaciones medicinales.
Esta variedad de datilera se extinguió hace cientos de años cuando los reiterados conflictos de la zona eliminaron las plantaciones. Tras el colapso del Imperio Romano y la conquista por parte de los árabes de la región, el cultivo de los dátiles de Judea declinó. En los tiempos de las cruzadas, en torno al año 1000, ya no había plantaciones de estas palmeras.
Entre las plantas conseguidas hay tanto machos como hembras, por lo que es de esperar que puedan cruzarse entre sí y dar fruto algún día.
Sin embargo, puede que los dátiles no sean exactamente los mismos que comían los humanos de la región hace 2000 años, pues los agricultores de entonces usaban esquejes de plantas hembras seleccionadas. Las plantas crecidas a partir de semillas pueden que den frutos que no tengan las mismas cualidades. Sin embargo, se espera que muestren algunas características únicas que no estén presentes en los dátiles actuales.
La idea de todo el proyecto también es obtener características que permitan mejorar las variedades modernas. Por ejemplo, que sean más dulces, de una mayor tamaño o que resistan mejor las plagas.
Sarah Sallon, líder del proyecto, ya ha escrito incluso un cuento para niños sobre este tema para así inspirarlos. Al fin y al cabo, según sus palabras, en unos tiempos en los que parece que sólo hay malas noticias, el viaje de estas plantas proporciona alguna esperanza a las gheneraciones futuras. «Es una historia a los poderes sorprendentes de la Naturaleza para regenerarse a ella misma».
Copyleft: atribuir con enlace a https://neofronteras.com
Fuentes y referencias:
Artículo original.
Consiguen hacer germinar semillas de 2000 años.
Fotos: Science Advances (2020). DOI: 10.1126/sciadv.aax0384.
10 Comentarios
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jueves 13 febrero, 2020 @ 5:18 am
No sabía que esta noticia nos retrotrae 15 años atrás, al momento en que esta página comenzaba su andadura.
Y mucho más atrás todavía, al tiempo en que Matusalén llevaba sandalias…¡qué tiempos!
domingo 16 febrero, 2020 @ 10:25 pm
Los científicos parece que han observado que la semilla es de mayor tamaño que en los dátiles actuales, lo que indica una evolución dirigida artificialmente a que la parte comestible sea mayor.
Lo que se pretende con los transgénicos entre otras cosas, esto deberían leerlo algunos ecologistas desnortados.
lunes 17 febrero, 2020 @ 2:14 am
Querido «apalank.ator», de los cultivos transgénicos podemos decir que son tan saludables como los naturales (en algunos casos, como cuando se manipula para añadir una vitamina, podemos considerarlos incluso más saludables que la variante no manipulada). También pueden resultar ventajosos en cuanto a producción, menor consumo de agua y energía o resistencia a determinada plaga o enfermedad.
No obstante, aunque la resistencia a plagas se suele usar para justificar y promocionar el cultivo, es en este mismo aspecto donde tienen uno de sus talones de Aquiles: por un lado, los organismos causantes de la plaga también tienen capacidad de mutar y volver a ser capaces de provocar daños en el cultivo. Por otra parte, si se trata de grandes extensiones dedicadas al monocultivo, al ser todas las plantas idénticas genéticamente se argumenta que, si son atacadas por un tipo de plaga para el que no habían sido manipuladas con anterioridad, se verían afectadas todas. Lo cierto es que, aunque no se cultiven transgénicos, casi todas las frutas y verduras que consumimos son clones obetinidos a partir de una sola planta madre que también compartirían la misma genética, pero lo que sí que está bastante claro es esa desventaja de los monocultivos (sean transgénicos, o no).
Los detractores también se basan en otros argumentos, como los basados en cuestiones éticas:
https://es.greenpeace.org/es/preguntas-frecuentes/por-que-se-opone-greenpeace-a-la-liberacion-de-organismos-modificados-geneticamente-omg-al-medio-ambiente/
Un abrazo.
lunes 17 febrero, 2020 @ 12:27 pm
Querido «apalank.ator»: Das como segura tu deducción de que ha habido una selección artificial hacia dátiles más carnosos con una semilla menor. No digo que sea imposible, puesto que toda domesticación de animales o plantas ha sido dirigida a mejorar cualidades útiles al hombre (y a la mujer, que parece que si no se expresa así caes en el machismo, lo que me molesta en grado sumo, así que para evitar la cosa puedo decir «a la humanidad»). Pero no es seguro realmente. Lo prudente sería esperar a ver qué dátiles se obtienen de esa antigua palmera y opinar después.
lunes 17 febrero, 2020 @ 12:37 pm
Amigo Miguel: Tus comentarios son muy interesantes y también la página que recomiendas. Mi interpretación -diría que de ambas- es que la implantación de la transgenia tiene sus consecuencias positivas y negativas. Lo que está claro es que hay unos descomunales intereses económicos de por medio y una estrategia que lleva a la agricultura y en consecuencia a la ganadería, a depender de los dueños de esas patentes; ello no implica que por esa causa sean perniciosos para la alimentación de esa inmensa masa humana que ya formamos -y en crecimiento exponencial-. Este es el gran problema.
martes 18 febrero, 2020 @ 2:24 am
No dudes en repetirlo: a los dos nos extraña las no pocas ocasiones en que no se menciona (o se toca muy de soslayo) el «gran problema» que acertadamente señalas en estudios o documentales que tratan sobre medio ambiente o sostenibilidad.
El domingo estuve viendo un documental que emitieron en La2 y tampoco lo llegaron mencionar si no ocurrió en algún cachito que me perdí. Para más coña, uno de los que más tiempo estuvo hablando era un (científico hindú interesado en recuperar la población de buitres casi desaparecida en la India por comer carne de vaca tratada con diclofenaco), el aumento de perros salvajes y de los casos de rabia, etc. Pero no dijo nada sobre la cifra de casi 1.900 millones de hindúes.
Abrazos.
martes 18 febrero, 2020 @ 11:04 am
Querido Miguel: Aunque te pasas en unas decenas de millones -¿que más da menos de 1400 que 1900 si cualquiera de las dos cifras son insostenibles?- lo que me extraña es que no surjan de allí epidemias incontrolables, porque la impresión que tengo es que las ciudades son verdaderos basureros.
A ver si «apalank.ator» vuelve sobre los dátiles.
Abrazos para ambos-2. (¿por qué no habrá «ambos tres o ambos cuatro, etc.? Son preguntas tontas que me hago)
lunes 24 febrero, 2020 @ 1:13 am
Queridos amigos, ya procurarán las empresas productoras de Organismos Genéticamente Modificados que las semillas que venden sean estériles, y en consecuencia no se puedan liberar en el medio ambiente ni en ningún lado, ya que en ese caso los agricultores no comprarían más semillas.
De todas formas, se lleva dirigiendo artificialmente la evolución de animales y plantas domésticos desde tiempo inmemorial, y el único efecto que se ha producido ha sido un aumento constante de la población humana al haber más alimentos disponibles (asunto bastante catastrófico, por otra parte).
lunes 2 marzo, 2020 @ 5:05 am
Hay mucho niño sin empadronar por esos lares…
El desastre va ser muy chungo, la mitad de la India se va a inundar durante este siglo, Bangladés casi desaparecerá y las Maldivas del todo. Suponiendo que en la restante mitad de la India puedan sub-vivir 1.000 millones, hace un total de 1.000 millones de refugiados climáticos (o víctimas mortales) solo en esa zona. ¡Qué bonito!, fíjate en qué trampa nos hemos metido por nuestra codicia y falta de previsión.
martes 3 marzo, 2020 @ 10:31 am
Estoy muy de acuerdo. Lo que pasa es que no nombras el resto -desmesurado- de los otros problemas con los que deberá enfrentarse la humanidad de nuestros hijos y nietos. Lo que más me asombra es que esta bestial cuestión que nos afecta no se tome como se tomaron las guerras mundiales. Es decir, poniendo a toda la población y todos los recursos al servicio de la regeneración de la biosfera, porque el planeta, lo que se dice el planeta, seguiría o seguirá sin nosotros como si nada.
Un muy fuerte abrazo, mi querido amigo.