Acidez oceánica y gigantismo
El efecto de la acidez oceánica es muy desigual dependiendo de la especie que la sufra. Incluso puede hacer que los organismos produzcan exoesqueletos más grandes.
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Veíamos hace poco en esta misma web cómo la acidificación del océano, debida a nuestras emisiones de dióxido de carbono, está afectando a los moluscos. El resultado era una atrofia sobre la especies estudiadas.
Ahora un nuevo estudio revela el efecto que tiene esta acidez sobre otras especies, concretamente sobre ciertos artrópodos marinos, es diferente y pueden sufrir una hipertrofia. De esta manera la acidificación dificulta la formación de conchas en unos moluscos, pero incentiva la formación de caparazones en otras especies. Estos otros animales crecen más y obtienen una protección extra frente a los depredadores.
La situación frente a la acidificación parece ser más compleja de lo que a primera vista parecía.
Muchos habitantes del mar construyen sus exoesqueletos con carbonato cálcico, por lo que a primera vista es fácil predecir que una aumento de la acidez dificultaría su formación, haciendo a estos organismos más susceptibles de ser consumidos por los depredadores y, por tanto, se produciría un estrés en los ecosistemas marinos.
Justin Ries de University of North Carolina en Chapel Hill, predice que no todos los organismos responderán de la misma manera al aumento de acidez porque utilizan un método diferente para construir sus esqueletos de carbonato.
Junto a sus colaboradores del Woods Hole Oceanographic Institution en Massachusetts expuso 18 especies distintas de organismos marinos a agua de mar con cuatro niveles distintos de acidez: nivel actual (equivalente a 400 ppm de CO2), doble que el nivel preindustrial, triple que el nivel preindustrial y 10 veces el nivel preindustrial (2850 ppm). Se espera que el segundo y tercer caso se den a lo largo del presente siglo y el último que no se dé en muchísimo tiempo, aunque se correspondería con el nivel atmosférico de dióxido de carbono del Cretácico de hace 100 millones de años (y en esa época había animales con exoesqueletos calcáreos).
Según publican en la revista Geology los resultados fueron sorprendentes. Los cangrejos, gambas y bogavantes azules prosperaron en el nivel más alto de acidez, construyendo caparazones más pesados. Esto les haría ser más resistentes al ataque de los predadores.
Sin embargo, las ostras, vieiras, corales y gusanos tubo sufrieron el aumento de acidez, respondiendo con exoesqueletos más finos y frágiles.
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Los peor parados fueron las langostas gigantes, almejas y erizos lapiceros, cuyos exoesqueletos fueron disueltos completamente al nivel más alto de concentración de dióxido de carbono estudiado.
Según descubrieron los investigadores, la susceptibilidad a la acidez depende en parte del tipo de carbonato cálcico que el animal forma, pero la mineralogía no es el único factor. Si algunos organismos, como el alga verde calcárea, son capaces de controlar el pH justo en los lugares de calcificación relegando el ácido en las aguas circundantes, entonces pueden prosperar. Pero este mecanismo consume energía (aunque Ries no sabe cuánta), por lo que tendría un efecto en el balance energético del organismo, que podría ir en detrimento de su sistema inmunitario.
Todo esto indica que la respuesta a la acidificación oceánica será más compleja de lo que en principio se imaginó.
Según dice Robert Steneck, de University of Maine, hasta ahora el pensamiento ha sido que según subiera la acidez del océano el costo de la calcificación continuaría subiendo y a los organismos les costaría cada vez más formar sus exoesqueletos, por tanto este resultado es, como mínimo, sorprendente.
Fuentes y referencias:
Nota de prensa.
Noticia en Science.
Artículo original (resumen).
Acidificación y declive de los moluscos.
8 Comentarios
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jueves 3 diciembre, 2009 @ 12:19 pm
Es importante notar que, en todo caso, el aumento de acidez produce un desequilibrio en los ecosistemas marinos.
sábado 5 diciembre, 2009 @ 4:46 am
Es importante recordar, que la naturaleza ha surgido a pesar de eventos mucho peores que la «malvada contaminación» humana XD….Me he ganado el insulto de algún hippie.
sábado 5 diciembre, 2009 @ 5:02 am
Todo desequilibrio es compensado por la adaptación al medio y la supervivencia del más apto; son las bases fundamentales de la evolución biológica. Lo único permanente en la naturaleza es el cambio, nos favorezca o no.
domingo 6 diciembre, 2009 @ 6:58 am
Nada tan agradable como vivir en un estercolero donde, a pesar de todo, surge la naturaleza alimentado a palomas, gaviotas, roedores, insectos, etc.
Nada tan normal como no apartarse del árbol que te va a caer encima; es un pedacito de naturaleza que obedece la ley de la gravedad.
Y es que, estimados Fantomo y Jorge, nada hay como saber pensar.
Un cordal saludo.
domingo 6 diciembre, 2009 @ 7:50 am
Mi estimado Tomás, yo no vivo en un estercolero, de hecho vivo en Costa Rica, un país cuyas áreas protegidas son más que conocidas y con tan solo caminar, OJO, CAMINAR 20 minutos llego a la reserva biológica más próxima.
Si en otros países el bosque ya no existe, pues lamento informarles a tales países que el proteger los bosques era SU deber, si no lo hicieron, que paguen las consecuencias.
En todo caso, todo aquel que haya disfrutado, como yo, de innumerables paseos por los bosques tropicales, podrá decirle que en la naturaleza no hay ética que opere, que los depredadores consumen a sus presas estando estas aún vivas…Mientras los carroñeros esperan con paciencia.
Toda especie actual existe por el simple hecho de que sus ancestros se enfrentaron a las adversidades mejor que otros y aprovecharon la extinción de los débiles para poder consumir más recursos.
No hay moral excepto la supervivencia…A menos que sea fan de alguna mitología, como la cristiana, griega, egipcia, musulmana o alguna de esos cuentos para niños.
¿Soy un irresponsable que odia el planeta? No, me encanta estar vivo y, para poder estarlo, necesito que el planeta conserve «cierto equilibrio» en cual desenvolverme, si para esto debo reciclar, reducir mis emisiones de gases nocivos, proteger el medio ambiente…Pues lo haré, no tengo otro lugar a dónde ir.
Pero, aún si algún abrasa árboles me llama «nazi, cerdo, malvado o capitalista», una especie menos de crustáceos no es mi mayor problema.
Saludos desde un lugar donde todavía hay mucho bosque! (a fuerza de nuestro propio esfuerzo y la inversión extranjera XD)
domingo 6 diciembre, 2009 @ 7:54 am
Fe de erratas:
Donde dice «abrasa», es Abraza.
Cualquier otro error ortográfico que se detecte en el texto, ruego me disculpen por él, llevo muchas horas sin dormir y la cerveza no ha mejorado mi ortografía…Al parecer XD.
domingo 6 diciembre, 2009 @ 11:24 am
Estimado Fantomo:
Es difícil ver el daño que se está haciendo a la Naturaleza si se vive en Costa Rica, un país que tiene la mayor proporción de su territorio dedicado a parques naturales y en donde se cuida mucho sus selvas, montañas y costas.
Las percepciones subjetivas son muchas veces erróneas, y si éstas están contaminadas por intereses mucho más. Así por ejemplo, a alguien acomodado del primer mundo este tipo de debates no le afectan.
También tenemos una percepción de cazador-recolector a muy corto plazo y no nos importa en general lo que pueda pasar dentro de una década. Encima no nos damos cuenta de los cambios presentes, sobre todo si éstos se dan poco a poco y estamos en medio de ellos.
Es verdad que no ayuda en nada una visión ñoña (e ignorante) de la Naturaleza, en la que a unos «fundamentalistas religiosos» sólo les importan los perritos, los gatitos, los toritos o las ratitas de laboratorio. No son este tipo de gente los que nos están advirtiendo.
Pero la ciencia se inventó, entre otras cosas, para superar todos esos condicionantes y saber ver y mirar más allá. La Ecología (que no el ecologismo, que es un movimiento político) nos dice que los ecosistemas son complejos y que en ellos interactúan muchas especies entre sí. La destrucción de una especie puede no ser un drama o puede que una catástrofe. Se puede producir una reacción en cadena de tal modo que tras las desaparición de una especie desaparezca otra y así sucesivamente. Basta que desaparecieran las abejas para que una gran proporción de los seres humanos se muriera literalmente de hambre (tampoco habría cerveza). Si los ecosistemas colapsaran la supervivencia del ser humano estaría en peligro. El no estar muy especializados en nuestros hábitos alimenticios o en habitat de residencia y contar con tecnología nos da una ventaja, pero ésta no es infinita.
Estas especies que han sido sometidas al experimento relatado en la noticia no tendrían probablemente ninguna oportunidad en el medio natural y desaparecerían rápidamente. Podemos vivir sin un crustáceo menos en el mundo, pero las ballenas no pueden vivir sin krill. Cualquier desequilibrio grave de los océanos desencadenaría una extinción masiva en ellos. Eso nos dejaría sin pescado, sin islas coralinas y sin muchas otras cosas como las especies costeras.
La recuperación es posible, pero sólo después de decenas de millones de años. La palabra «millones» se dice pronto, se escribe en un corto espacio, pero representa una cantidad extremadamente por encima de lo que una vida humana puede abarcar. No somos conscientes de ello.
Todo el argumento anterior trata sobre las razones «egoístas», que como seres humanos o especie debemos tener en cuenta para poder sobrevivir. Incluso si no se cree en el ser humano, incluso si se es un urbanita radical tecnificado que desprecia la Naturaleza, o un intelectual «humanista» al que no le importa la ciencia, debemos de garantizar la superveniencia de nuestra herencia cultural, el producto de la única especie conocida que permite al Universo verse a sí mismo.
Eliminando al ser humano de la ecuación sólo queda el sentido moral. La ética que como única especie autoconsciente debemos de tener respecto a las demás. Quizás un león se coma a la cebra aún viva, pero tiene el perdón del instinto ciego a consideraciones morales, tiene una crueldad tal que sólo lo es a los ojos humanos y el perdón de un Universo sordo y ciego a este tipo de consideraciones.
Sabemos, aunque no lo queramos reconocer o ver, que no tenemos el derecho a eliminar a una sola especie de este planeta. No porque esa especie tenga un derecho especial, sino porque no nos podemos permitir el lujo de cargar con esa responsabilidad tan grande, con esa carga moral. Y más si tenemos en cuenta a las generaciones futuras.
Si existiera un dios justo nos haría escribir en piedra: «No extinguirás especies». Y este mandamiento estaría entre otros mandamientos sensatos. Si este dios existiera, o existiera una civilización alienígena que hiciera de policía ecológica universal, entonces podría ver lo que hacemos y nos amenazaría como a Sodoma y Gomorra, por consentir esta orgía de destrucción y egoísmo desenfrenados. Quizás alguien clamaría por la salvación de los pocos seres humanos justos y quizás éstos se salvaran del castigo. Pero no es así, bajo un Universo sordo a nuestras súplicas y ciego a lo que hacemos, si seguimos por esta vía todos pereceremos y ninguno se salvará, incluyendo a los ignorantes que creen que sus ideas o ideología hay que defenderlas a toda costa. Ni siquiera podremos convertirnos en estatuas de sal al mirar hacia atrás.
lunes 7 diciembre, 2009 @ 11:58 am
Estimado Fantomo: Es envidiable el poder vivir en un paraíso así y no he dicho que tu vivas en un estercolero. Mi reacción es a tu modo de pensar que es, para mí, equivocado. En tu 2, cuando calificas con cierto sarcasmo de «malvada» a la contaminación -adjetivo inapropiado, pero que se entiende- parece que pretendas negar que existe o que te sea indiferente. Abundas en ello en tu 5 cuando pretendes que paguen las consecuencias de sus actos aquellos que los producen. Tu paraíso también pagará lo que los demás hacemos mal.
Dices que «no hay moral excepto la supervivencia». Bien, hablemos de valores: ¿Es ético que mientras vosotros, en tu país, cuidáis el medio ambiente, casi todo el mucho más extenso mundo arroje a la atmósfera millones de toneladas diarias de gases perjudiciales que vais a respirar, queráis o no, y que se viertan al mar insoportables cantidades de residuos industriales, que van a llegar a vuestras costas y van a estropear la calidad de vuestros mares?
Una especie menos no es tu problema pero ¿y si ello es consecuencia de un deterioro general del medio? Si así fuera, que lo es, no será una sola especie y te va afectar, quieras o no.
No creo que seas un irresponsable que odie el planeta, sino todo lo contrario, y es encomiable que cumplas ese deber que todos tenemos de minorar en todo lo posible los daños a la naturaleza. Pero el aquí y ahora es mundial.
Así que te deseo lo mejor, pero no esperes un aislamiento imposible que te libre de un daño general; es ahí donde te equivocas.
Un cordial saludo desde España, donde la naturaleza no es tan idílica.