Plumas en ámbar
Encuentran diversos restos de plumas cretácicas conservadas en ámbar que corresponderían tanto a aves como a dinosaurios.
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Los fósiles suelen evocar sólo vagamente el ser que los produjo. Todo su color, textura o volumen suelen desaparecer en el proceso de petrificación. Por esta razón es difícil saber ciertas cosas de los animales que los generaron. A veces sólo son un molde aplastado del cuerpo o parte del cuerpo del animal o planta de difícil interpretación.
Sin embargo, hay un tipo de fósil que sí conserva muchas características, incluido las partes blandas que suelen estar ausentes en otros tipos de fósiles. Se trata de los fósiles conservados en ámbar. En el pasado ciertos árboles producían resina en gran cantidad y de vez en cuando algún insecto o pequeño animal se veía atrapado en él. Envuelto en ese sudario de resina, privados de oxígeno y a salvo de las bacterias descomponedoras, algunos de esos restos han llegado hasta nuestros días. La resina está ya petrificada, pero su transparencia permite ver el interior.
Esto me recuerda que poseo un pequeño trozo de ámbar comprado en una tienda neoyorkina, así que ahora mismo paso a contemplarlo. Es un trozo de ámbar báltico del Eoceno y contiene un mosquito. Hace falta una lupa para poder verlo, pero se pueden apreciar pequeñísimos detalles en las patas o alas. Produce cierto vértigo pesar que lo que hay dentro estuvo vivo hace tanto tiempo y que nos haya llegado hasta ahora. No se puede reconstruir un dinosaurio a partir de la sangre supuestamente conservada en él ni aunque en esa época hubiera dinosaurios, pues éstos se extinguieron 25 millones de años antes. Pero la idea, por desgracia, fue empleada en Parque Jurásico y, aunque nos haga volar la imaginación, es falsa. Lamentablemente, las películas de éxito masivo suelen atiborrar bellas localizaciones con turistas ignorantes o encarecer, como en este caso, el ámbar con inclusiones fósiles.
Los restos biológicos conservados en ámbar se suelen reducir a fragmentos o a animales pequeños como los insectos. A lo más se ha hallado alguna pequeña rana, así que esperar encontrar un dinosaurio es algo impensable. Sin embargo, sí es posible encontrar algunos restos suyos, como vamos a ver a continuación.
Hace entre 70 y 85 millones de años, en el Cretácico, lo que hoy es el sur de Alberta era una región templada costera y los árboles formaban bosques similares a los de secoyas rojas de la costa de California actual. Por aquel entonces algunos animales tuvieron que arrimarse demasiado a algún árbol resinoso y allí se dejaron unas cuantas plumas. O bien el viento llevó alguna de sus plumas hasta la resina (lo más probable). Ahora, especialistas de la Universidad de Alberta han estudiado estas plumas conservadas en varias muestras de ámbar.
Este análisis ha llevado a Ryan McKellar, de la Universidad de Alberta, a concluir que en la colección del Royal Tyrrell Museum, se pueden hallar protoplumas de algún dinosaurio no aviar. También hay plumas muy similares a las de las actuales aves, incluidas aquellas que pueden nadar bajo el agua.
Recordemos que los Museos realizan campañas de recogida y luego encierran los especímenes encontrados en almacenes (esto recuerda a la película “En busca del arca perdida”), fuera de la vista de cualquier humano, hasta que puedan ser estudiados. Pueden pasar muchos años desde que se encuentran en el campo hasta que por fin se estudian. En este caso las muestras proceden del famoso depósito cerca del lago Grassy, que normalmente contiene muchas inclusiones de insectos, y han estado 15 años sin analizar.
McKellar y sus colaboradores buscaron en diversas colecciones y a través de más 4000 piezas hasta dar con aquellas que tenían plumas. También se vieron beneficiados por las donaciones de personas privadas. Una vez encontradas las montaron y pulieron para ser observadas con microscopio. Los fragmentos de plumas encontrados miden sólo entre 2 y 8 milímetros de largo, pero están exquisitamente conservados.
En los últimos años se ha informado reiteradamente del hallazgo de fósiles de dinosaurios con lo que parecen ser plumas. Aunque las plumas son complejas, se propuso que en su día que en un principio aparecerían como simples filamentos, como las halladas en el dinosaurio Sinosauropteryx y que luego la evolución las fue haciendo más complejas, con ramificaciones y diversas estructuras hasta culminar en las plumas que permitían el vuelo del Archaeopteryx. La función de las primeras plumas sería la de hacer de aislante térmico o como sistema para llamar la atención en los cortejos de apareamiento. Posteriormente se utilizaron para el vuelo.
Pero las plumas son un tejido blando que fosiliza muy mal. Los pocos restos con los que se contaba eran plumas aplastadas y “carbonizadas” que casi no retenían detalles. Pero estas plumas conservadas en ámbar son todo lo contrario.
Once de estos especímenes son descritos como las plumas conservadas en ámbar más ricas del Cretácico. Bajo el microscopio presentan detalles increíbles, así como pigmentación y color. Los colores de estas plumas van del marrón al negro. Estos patrones de coloración se suman al descubrimiento del año pasado sobre el plumaje de Sinosauropteryx y la presencia de melanosomas.
No se han encontrado fósiles asociados directamente a estas muestras de ámbar, pero, según McKellar, la comparación entre las plumas encontradas en el ámbar y las que se han podido estudiar en rocas sugieren que algunos de los especimenes proceden de dinosaurios, en concreto a pequeños terópodos.
Los especímenes más complejos son plumas asimétricas con elementos entrelazados. Esta estructura recuerda a la de las modernas aves acuáticas, por lo que corresponderían a aves.
Este hallazgo sugiere la coexistencia temporal y geográfica de grupos de animales distintos con plumas avanzadas y primitivas, como ya se había sospechado anteriormente.
Este descubrimiento augura futuros estudios sobre la estructura y composición de las plumas de dinosaurios que hasta ahora eran imposibles. Quizás incluso también se puedan encontrar restos de antiguos parásitos, hongos y otros restos. Pueden ampliar la visión que tenemos de la biota de la época.
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Fuentes y referencias:
Nota de prensa.
Artículo orginal.
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