Sobre el metano del permafrost
Los microorganismos del suelo jugarán un importante papel una vez el permafrost ártico empiece a fundirse con rapidez debido al cambio climático.
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Uno de los aspectos más tristes de escribir en NeoFronteras es verse sobrepasado por la cantidad de noticias que se producen en el mundo de la ciencia y que son imposibles de cubrir, no ya en su totalidad, sino en ni siquiera en parte. Ver toda esa belleza y no poder contarla es a veces frustrante. Es todavía más triste el caso de las noticias relativas al cambio climático y a la destrucción del medio ambiente. Ver cómo el mundo tal y como lo conocemos desaparece sin que al parecer a nadie le importe es descorazonador. Hay tantas noticias sobre estos dos campos como todas las demás juntas. Haría falta un “NeoFronteras Ambiente” para cubrirlas. La inmensa mayoría son negativas y pocas nos dan alguna esperanza de salvación.
El peor aspecto es el de la “vacunación” que producen entre la gente. Su aparición en los medios, en lugar de promover nuevas formas de vida que impidan el desastre, insensibiliza a la población. Si seguimos así tendremos no solamente que pagar un precio muy alto por los combustibles fósiles sino además por las políticas de remediación climáticas o incluso por sistemas de geoingeniería que retrasen nuestra desaparición. Probablemente quienes se enriquezcan sean los mismos de siempre.
En este panorama vamos a ver a continuación una noticia que nos da ciertos atisbos de esperanza, aunque no muchos. Como ya sabe el querido lector, uno de los grandes problemas contra los que nos enfrentamos es cruzar un punto de no retorno en el sistema climático. Si el calentamiento climático sigue en esta senda se podrá derretir el permafrost ártico y con ello se liberarían grandes cantidades de dióxido de carbono y metano, que son gases de efecto invernadero. Una vez se cruce un umbral determinado, que ni siquiera sabemos dónde se encuentra, el sistema climático puede caer en un ciclo de retroalimentación y caldearse cada vez más. Sobre todo si además se libera el metano de los hidratos oceánicos.
Sólo los EEUU emitieron en 2009 nada menos que 5900 millones de toneladas de dióxido de carbono debido al consumo de combustibles fósiles. Esto es sólo una pequeña parte (3/10 del 1%) del dióxido de carbono atrapado en el permafrost. El permafrost ártico se va a fundir irremediablemente en las próximas décadas y es necesario estudiar qué puede pasar. Para saber cómo responderán los microorganismos árticos a este evento Janet Jansson, del Lawrence Berkeley National Laboratory, y sus colaboradores recolectaron testigos de suelo con una perforadora manual en Alaska central y los enviaron refrigerados al laboratorio. La toma de muestras diferenciaba la parte que cambia estacionalmente de la que está permanentemente congelada.
De vuelta a casa descongelaron las muestras y las calentaron hasta los 5 grados centígrados en un sistema controlado que recogía los gases liberados. Durante los dos primeros días la fusión del hielo liberó bastante metano (gas que se quedó atrapado cuando dicho hielo se formó), pero luego rápidamente esa emisión decayó.
Esto se debió a que en el suelo también hay microorganismos, tanto de la clase que consume metano como de la que lo produce, pero la acción de los primeros era más importante. Como resultado se produjo dióxido de carbono.
Estos investigadores hicieron un seguimiento de las distintas poblaciones de microorganismos a través de muestras de ADN del permafrost según éste iba calentándose.
Auque se habían hecho anteriormente estudio sobre la liberación de gases por parte del permafrost se sabía muy poco de la influencia de los microorganismos en todo el proceso. El ecosistema del permafrost está prácticamente sin explorar. Muchos de los microorganismos del permafrost nunca han sido cultivados y más del 90% no han sido identificados. En este caso las comunidades microbianas eran extremadamente diversas. Un sólo gramo de suelo contenía miles de diferentes especies de bacterias y mil millones de células.
El estudio es una relativa buena noticia, porque aunque el dióxido de carbono es un gas de efecto invernadero el metano lo es mucho más y su emisión es preferible al segundo, aunque el metano dure menos en la atmósfera. Al menos el 50% de la producción bruta de metano en el permafrost es consumido (oxidado) a través de este proceso, según este estudio.
Aunque todavía no se sabe qué pasará en el mundo natural cuando grandes extensiones de permafrost se derritan debido al cambio climático. Christensen dice que dependerá de la capa freática. Altos niveles en esta capa de agua significa más metano y menos microorganismos para metabolizarlo y viceversa.
Pero la parte más negativa del estudio es que además de esos gases, el estudio encontró que se liberaban grandes cantidades de óxido nitroso (gas de la risa), que es un gas de efecto invernadero aún más potente que el metano y que además daña la capa de ozono.
Los investigadores no vieron que al derretirse el permafrost se elevara la presencia de microorganismos metabolizadores de este otro gas. Microbios que transforman el óxido nitroso en nitrógeno gracias a la enzima adecuada. Sin esta proliferación de microorganismos este gas era totalmente libre de escapar a la atmósfera. Esto hace a este factor un importante jugador en esta partida.
Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=3660
Fuentes y referencias:
Newscientist.
Nota de prensa.
Artículo original.
8 Comentarios
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viernes 18 noviembre, 2011 @ 12:05 am
Es increíble este blog, aunque hay ciertas cosas que muchas veces no sé que significan y tengo que informarme (xD), la información es siempre muy buena. Hay que tener tiempo libre para leer los artículos, eso sí jeje.
Y bueno comento aquí para daros las gracias y que sepáis que hay gente que sigue el blog más allá de saberlo por las estadísticas de visitantes. Es que veo que no se comenta mucho y por tanto no se agradece.
Un saludo y gracias :)
miércoles 23 noviembre, 2011 @ 9:26 am
Estimado Neo: Al comienzo del cuarto párrafo dices «5900 millones de carbono». Creo que quieres decir «5900 millones de toneladas de dióxido de carbono». Quizá se te han borrado las palabras centrales del dato. De todas formas, conviene decir que en ese periodo se emitieron en en mundo unos 25.000 millones de toneladas.
Me he dado cuenta de que la gente con que hablo no sabe qué es la «tabla de agua», mientras que les queda claro si se les dice que es lo mismo que el nivel freático.
Tanto este como el anterior artículo sobre los «claratos», -a los que preferiría llamar «clatratos», pues creo que tiene el mismo origen latino que «claustro»- son interesantísimos y, como dices, creo que la gente se ha vacunado contra toda noticia sobre esto, como sucede con los accidentes de tráfico, a cuyas cifras no se les presta atención.
Un cordial saludo.
miércoles 23 noviembre, 2011 @ 9:46 am
¡Gracias! Ya ha sido corregido.
jueves 24 noviembre, 2011 @ 12:51 pm
Estimado Neo: No tienes por qué darme las gracias, pues señalo con gusto y modestia cualquier cosa que pueda contribuir al mejor fin de esta revista. De todas formas, me atrevo a repetir lo de los «5900 millones de carbono» de mi anterior comentario.
Un muy cordial saludo.
jueves 24 noviembre, 2011 @ 1:46 pm
Es horrible. La destrucción avanza sin descanso.
domingo 27 noviembre, 2011 @ 12:10 pm
Estimado Neo:
Lamento tener que insistir, pero como es muy distinto el C del CO2, no son lo mismo 5000 millones de toneladas de carbono que de su dióxido. Si me gano fama de terco, de pesado o de tiquismiquis, pues lo siento, pero hay que ser exactos en una pagina de ciencia. No se deben hacer las correcciones con cuentagotas.
Un abrazo y no es preciso que me contestes; basta corregir y si no quieres hacerlo es tu decisión, porque no basta con que se entienda. Hay quien lee esto, quiere aprender y no sabe lo suficiente.
Saludos.
domingo 27 noviembre, 2011 @ 9:00 pm
Estimado Tomás:
Pues tiene razón en esa distinción entre carbono y dióxido de carbono, que debía de estar clara. Lamentablemente muchas veces no es así y en las notas de prensa da la impresión de que «carbon» y «carbon dioxide» son tratados como sinónimos. Esto se puede esclarecer cuando se tiene acceso al artículo original, pero no siempre es así. Quizás el problema viene del largo nombre del CO2, su popularización en los textos y la manía del ser humano en economizar palabras.
Ni siquiera cuando se habla del suelo o del permafrost se está seguro, ¿se tiene en cuenta sólo carbono independientemente del compuesto que forme?, ¿o tal vez se calcula su equivalente en CO2? A veces no se sabe muy bien.
Conclusión: este problema seguirá apareciendo.
De todos modos en este caso se trata de 5900 millones de toneladas de dióxido de carbono. Aunque ese número no es el que pone en la nota de prensa, que es de 5200 y que tiene en cuenta sólo el producir por consumo de combustibles fósiles. Los 5900 venía de otra nota en la que ponía sólo «carbon».
De nuevo, gracias por velar por el rigor.
lunes 28 noviembre, 2011 @ 7:50 am
Estimado Neo:
Comprendo y corroboro las razones que me das. Lo que pasa es que no debemos copiar el defecto de los demás. Pero eso lo sabes de sobra y me doy cuenta de que la cantidad de trabajo que dedicas a esto hace imposible no errar en algún detalle. También agradezco tu paciencia y buen talante.
Afectuosos saludos.