NeoFronteras

Nueva amenaza para la capa de ozono

Área: Medio ambiente — domingo, 22 de febrero de 2015

Sustancias de vida muy corta, como el diclorometano, empiezan a ser una amenaza para la capa de ozono y no están prohibidas por el protocolo de Montreal.

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Uno de los grandes éxitos de la cooperación internacional en medio ambiente fue el protocolo de Montreal. Gracias a este acuerdo se prohibieron las emisiones de gases que dañan la capa de ozono.
Se sabía que los clorofluorcarbonados (CFC), gases que se usaban en sistema de refrigeración, destruían el ozono que nos protege de los nocivos rayos ultravioletas del Sol. Conforme se iba extendiendo su uso, la capa de ozono fue debilitándose. La situación de la capa de ozono hizo saltar las alarmas cuando se descubrió que el agujero de capa de ozono sobre el polo Sur creía alarmantemente. Desde que entró en vigor el tratado la capa ha ido recuperándose lentamente. Pero tardará mucho tiempo en volver a los nivles preindustriales.
Sin embargo, un nuevo estudio apunta a que nuevos gases que no están recogidos en el tratado están siendo liberados a la atmósfera con las mismas nefastas consecuencias sobre la capa de ozono que los que ya están prohibidos. Se trata de las sustancias de vida muy corta o VSLS en sus siglas en inglés, cuya generación aumenta rápidamente.
El nuevo estudio, publicado en Nature, está liderado por Ryan Hossaini (Universidad de Leeds).
El origen de los VSLS puede ser tanto natural como industrial, pero la producción industrial de estas sustancias no está controlada por el protocolo de Montreal. Esto se debe a que anteriormente la contribución a la destrucción de la capa de ozono de estas sustancias era mínima y no se incluyeron en dicho protocolo. Lo malo es que su generación aumenta muy rápidamente. Si la tendencia continúa, los autores del artículo sostienen que los beneficios del protocolo podrían quedar eclipsados.
Para el estudio se usó un modelo computacional 3D de la atmósfera para determinar el impacto de los VSLS en la capa de ozono y en el clima. Además, se usaron las cantidades de estas sustancias medidas a lo largo de las últimas dos décadas y que fueron proporcionadas por NOAA.
Las medidas revelan un aumento de la concentración de diclorometano, un VSLS que se usa en una variedad de procesos industriales.
De momento los beneficios del protocolo se dejan sentir sobre la capa de ozono, pero el aumento del diclorometano arroja sombras sobre el futuro de la capa de ozono y el clima, aunque ahora su efecto sobre dicha capa sea inferior al provocado por los CFC.
Los VSLS destruyen la capa de ozono en la parte más baja de la estratosfera. Esto es grave porque el ozono perdido en esta parte tiene un impacto sobre el clima mayor que las moléculas de ozono destruidas en las capas más superiores y que está provocado por gases de vida larga como los CFC.
Parte de los VSLS tienen un origen natural, como los que producen las algas marinas, y ahora suponen el mayor impacto. Pero los cálculos de estos investigadores señalan que la cantidad de ozono perdida por culpa de los VSLS de origen humano aumenta rápidamente. Desde finales de los noventa las concentraciones de diclorometano se han doblado a lo largo de todo el mundo.
Parte de estas emisiones de diclorometano se deben a los procesos de fabricación de HFC, gases que sustituyeron a los CFC por ser inocuos para la capa de ozono, lo que no deja de ser irónico.

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Fuentes y referencias:
Artículo original
Gráfico: Universidad de Leeds.

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