La acidez ya ha afectado a los corales
Un estudio de campo experimental en el que se ha controlado el pH de forma artificial demuestra que nuestras emisiones ya han afectado a los corales.
Desde hace tiempo se viene advirtiendo del daño que puede suponer para los arrecifes de coral la acidificación del agua. Esta acidificación se produce debido a la disolución en exceso de dióxido de carbono en el agua por culpa de nuestras emisiones.
El la actualidad los océanos son un 30 por cierto más ácidos que en la época anterior a la revolución industrial. La acidez del agua dificulta la formación del esqueleto de los corales, así como las conchas de los moluscos y otros exoesqueletos de seres marinos.
No es la única amenaza a la que están sometidos los arrecifes coralinos, la sobrepesca, la subida de las temperaturas y del nivel del mar, la contaminación, la erosión de tierra firma que arrastra materiales al mar o la pesca con cianuro o con dinamita también suponen amenazas.
Se ha podido comprobar que la acidez ya afecta a los embriones de otras y a los ctenoforos. Un caso paradigmático es el de los criaderos de ostras de la costa pacífica americana, en los que se tiene que tratar el agua para quitar parte de su acidez desde 2008.
También ha disminuido mucho la extensión de los arrecifes de coral y muchos de ellos están enfermos. Pero debido a los variados problemas que los aquejan es difícil saber la contribución de cada una ellos.
Para saber el impacto que la acidificación del agua marina tiene sobre los corales, un grupo de investigadores de Carnegie Institution for Science ha realizado un experimento de campo sobre este asunto en la Gran Barrea de Coral Australiana.
La idea era ver qué es lo que pasaría si en un zona de este arrecife se volvía a tener una acidez igual a la que la época preindustrial, cuando el ser humano no emitía gases procedentes de la quema de combustibles fósiles.
Para ello contrarrestaron la acidez actual arrojando al agua hidróxido sódico (sosa cáustica), una base muy fuerte que neutraliza el ácido carbónico del agua.
Hacer un estudio así es complicado, pero se ayudaron de la localización, en concreto del atolón usado (foto superior). Este tiene un par de lagunas que están sumergidas durante la maría alta, pero que están separadas del resto del océano en bajamar. Durante una hora el agua en exceso de una laguna se drena a la otra y de esta al mar a través del arrecife.
En una primera expedición y durante 15 días liberaron sosa cáustica a la laguna superior junto con un colorante rosa inocuo no reactivo (ver foto posterior). Esto les permitió medir el flujo de agua y la concentración de la base en el arrecife. De este modo pudieron calcular la concentración adecuada de la base (dos cucharadas por cada 30-40 metros de arrecife) para conseguir la acidez preindustrial. Además, usaron estaciones de medida de acidez y consiguieron medir la calcificación que se estaba produciendo. En expediciones posteriores evaluaron el efecto de esta medida.
Resultó que el coral del atolón en donde se realizó este vertido creció a un velocidad un 7% mayor que el resto. Calculan que la calcificación de los arrecifes se habría reducido en un 12% desde el comienzo de nuestras emisiones. Esto sugiere que las emisiones de dióxido de carbono han afectado el crecimiento del coral debido a la acidificación. El crecimiento de la Gran Barrera se habría reducido en total en un 40% en solamente las tres pasadas décadas.
Según Ken Caldeira se ha proporcionado la primera prueba en un ecosistema natural de que la acidificación está ya afectando al los arrecifes de coral.
La importancia del estudio reside precisamente en que no se ha realizado en el laboratorio, como era habitual hasta ahora y en el que se suele poner a prueba una especie concreta de coral, por lo que en este caso se observa la respuesta real de un ecosistema.
De todos modos, el resultado coincide con los estudios de laboratorio que indicaban que los corales y otros organismos marinos formadores de exoesqueletos de carbonato cálcico sufren cuando el agua está más ácida. La acidez, si es alta, puede incluso disolver estos exoesqueletos.
Si la tendencia actual continua, la acidez del agua marina llevará a los arrecifes a un estado de declive permanente a mitad de siglo.
Aunque en un principio este experimento nos dice que podría ser posible contrarrestar los efectos de la acidez del agua sobre los arrecifes, tal posibilidad es imposible a escala planetaria, pues la cantidad de base que habría que verter sería enorme para así contrarrestar la gran cantidad de dióxido de carbono que el ser humano arroja a la atmósfera. Se necesitarían verte 20.000 millones de toneladas de piedra caliza en los océanos cada año. Según Caldeira lo ideal es reducir nuestras emisiones de dióxido de carbono y dejar de usar la atmósfera terrestre como nuestro vertedero particular.
Este mismo equipo de investigadores planea otro experimento que realizará en septiembre. La idea se acidificar más el agua amarina con dióxido de carbono para ver el escenario futuro al que se enfrentará el coral y sus respuesta.
Aunque esto ya lo ha hecho la madre naturaleza en unas isla de Papua Nueva Guinea, en donde surgen burbujas de dióxido de carbono del fondo del mar de forma natural. Esa zona está casi libre de coral y básicamente está ecológicamente muerte.
Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=4885
Fuentes y referencias:
Artículo original I.
Artículo original II.
Foto 1: Manfred Gottschalk / Alamy.
Foto 2: Rebecca Albright.
8 Comentarios
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domingo 28 febrero, 2016 @ 11:27 pm
Me pregunto si ya que el nivel de CO2 ha ido variando durante la historia de la Tierra, los corales no tendrán capacidad de adaptación a estos cambios.
lunes 29 febrero, 2016 @ 12:22 am
Los corales y otros organismos estuvieron sometidos a niveles de CO2, acidez o temperatura diferentes a los actuales o a los preindustriales. Algunos pudieron adaptarse simplemente porque el ritmo de cambio permitió que la evolución buscara soluciones.
Lo malo de ahora mismo es que el ritmo de cambio es muy superior al que las especies pueden permitirse evolucionar.
lunes 29 febrero, 2016 @ 9:14 am
Sobre todo porque la gran aceleración de las emisiones y del deterioro se han dado desde la 2ª guerra mundial, que son solo 70 años hasta ahora, pero que empezó a notarse unos 50 años después o menos.
lunes 29 febrero, 2016 @ 10:13 pm
Estimados amigos,
Ya supongo que el cambio que se está dando es muy acelerado, pero creo que se le presupone demasiada poca cintura a los ecosistemas porque imagino que algunas grandes erupciones volcánicas o movimientos orogénicos pudieron alterar el CO2 bruscamente.
Con lo que digo no quiero quitar importancia al cambio climático, solo que puede no ser tan catastrófico en algunos ecosistemas.
martes 1 marzo, 2016 @ 4:19 am
Querido «apalank.ator»:
Para no repetirme, te remito a la respuesta que he escrito en la noticia sobre polinizadores de esta semana.
Si el calentamiento sigue progresando, no es difícil imaginar que algunos ecosistemas, como el de la Antártida que solo tiene dos especies de plantas, aumenten su biodiversidad. Pero, paralelamente, habrá otros muy perjudicados: imagina, por ejemplo, que el Sahara se extienda hasta la mitad de la Península Ibérica.
Algunos estudios climáticos advierten incluso de la posibilidad de que lleguemos a un punto de no retorno y que la Tierra se convierta en una caldera a 80º de temperatura media, estilo Venus.
Abrazos
martes 1 marzo, 2016 @ 10:21 pm
Amigo Miguel Ángel,
Entiendo que la magnitud de los cambios que se avecinan es muy grande, solo me refería al ecosistema coralino, al que supongo que sabrá adaptarse.
He visto un caso de adaptación sorprendente y gracioso, gorriones intentando volar como colibrís, sosteniéndose en el aire para comerse los insectos que atrapan las parrillas de los coches, cuando están aparcados, esto podría crear una nueva especie en un futuro próximo.
¿Alguien ha observado algo parecido?
miércoles 2 marzo, 2016 @ 9:10 am
Querido amigo: Sí que tiene gracia la cosa. Espero que la evolución acelere y veamos a los gorriones comerse los insectos a 20, 50 o 100 km/h, volando hacia atrás, naturalmente.
Felicidades por tu observación. Lo que pasa es que apenas quedan gorriones en las ciudades. Al menos yo, prácticamente, no los veo, y no sé por qué. Sí me he dado cuenta de que las palomas van acumulando defectos en las patas, que acaban como muñones, sin dedos. Pregunté y me dijeron que podía ser por los efectos de venenos que les ponen. ¿No será que eso ha afectado también a los gorriones?
Un cordial saludo.
miércoles 2 marzo, 2016 @ 10:26 pm
Estimado Tomás,
Yo vivo en un pueblito de 15000 habitantes y hay gorriones a patadas, incluso algunos parece que le pierden el miedo a las personas y entran en las cafeterías a comerse los restos que dejan los clientes. Les quedan mucho para volar estilo colibrí, pero lo intentan, a lo mejor en unas pocas generaciones lo consiguen.
Respecto a las palomas en mi pueblo son una peste, pero se sigue produciendo selección natural porque he visto algunos ejemplares devorados por gatos y a lo mejor por eso no se observan ejemplares defectuosos.
Saludos.