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Antiguos pobladores alteraron la Amazonía

Área: Antropología,Biología — sábado, 4 de marzo de 2017

Los cultivos que hicieron los antiguos pobladores de la selva amazónica todavía tienen una huella ecológica en la actualidad.

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Cuando los humanos cruzaron Beringia se encontraron con todo un continente virgen para colonizar, incluida la selva amazónica.

El tamaño inmenso de la selva amazónica ha impedido históricamente que sea bien explorado por los arqueólogos, dando la impresión de que era un territorio inalterado, pero estudios recientes han descubierto numerosos asentamientos del pasado.

La cantidad, distribución y población de las comunidades que había en la selva amazónica precolombina se conoce muy mal. Se sospecha que esa población debía ser muy numerosa por los restos arqueológicos encontrados, pero esta población disminuyó mucho una vez Colón descubrió América, posiblemente debido a las enfermedades que llevaron los europeos.

Esa selva que ahora se pone como ejemplo de un paisaje salvaje e impoluto no lo fue tanto en el pasado debido a estos asentamientos humanos. Los expertos del área han debatido durante años el alcance de esta intervención humana del pasado. Aunque esas personas no efectuaron ni mucho menos la destrucción sistemática e implacable que ahora efectúa el hombre moderno.

Se cree que las comunidades precolombinas empezaron a domesticar plantas en la selva amazónica hace unos 8000 años, especies que siguieron cultivando sus descendientes, incluso en la actualidad.

La gente que vivía allí hace 4000 años, por ejemplo, además de dedicarse a la caza y a la recolección, también plantaba esos cultivos. Esto nos da un lapso de tiempo de miles de años de influencia humana sobre esta región del planeta.

Son precisamente estos cultivos, en concreto de árboles, lo que ha permitido ahora evaluar la penetración del ser humano en ese entorno en esa época.

Un grupo de investigadores ha descubierto que ciertos árboles y palmas domesticados son cinco veces más frecuentes en ciertas zonas del Amazonas. Esta sobrerrepresentación sobre las especies salvajes indicaría las regiones en las que hubo este tipo de asentamientos.

Estas zonas con plantas domesticadas tienden a estar alrededor de asentamiento precolombinos ya conocidos, así que una mayor abundancia de estas plantas podría ayudar a encontrar asentamientos del pasado que todavía no han sido descubiertos.

Según Carolina Levis (Universidad Wageningen en Holanda), no es suficiente estudiar las condiciones ambientales que estructuran estas comunidades de plantas y que tenemos que preguntar también sobre las influencias humanas en estas comunidades.

“Hemos encontrado que un cuarto de estos estas especies domésticas dominan grandes extensiones de la selva. Estas especies son de vital importancia para la economía y vidas de las gentes que viven allí e indican que la flora amazónica es en parte una herencia de sus antiguos habitantes que ha sobrevivido hasta nuestros días”, dice Levis.

Para este trabajo Levis y sus colaboradores usaron datos de una red que estudia la biodiversidad de la selva amazónica. Lograron identificar 4962 especies de árboles y palmas amazónicos, 85 de los cuales fueron domesticados para madera o comida y en los que se centra el estudio. Estas especies pueden sobrevivir sin la ayuda del ser humano, a diferencia de otros tipos de cultivos. Veinte de ellos, entre el que se encuentra el árbol de la nuez del Brasil, el açaí y el árbol del cacao estaban sobrerrepresentados en ciertos puntos.

Para saber si esto se debía a la actividad humana del pasado, compararon la distribución de especies domesticadas en más de 3000 yacimientos arqueológicos precolombinos, incluidos los cercanos a los ríos. Descubrieron que las especies domésticas eran mucho más proclives a estar en esos antiguos asentamientos que las especies salvajes.

En general, alrededor de un 20% de la distribución de especies domésticas a lo largo de la cuenca amazónica parece que se debe a influencia humana, mientras que un 30% se debería a otros factores como los factores ambientales o la composición del suelo.

Sin embargo, en el suroeste amazónico, que tuvo las poblaciones precolombinas más numerosas, el 30% de la distribución de plantas domésticas provienen de la actividad humana y menos del 10% se debería a condiciones medioambientales naturales.

Aunque esto no significa que necesariamente las acciones humanas de la antigüedad fueran responsables de la distribución de plantas domésticas, ya que se sabe que tanto las poblaciones de esa época como las poblaciones más modernas se asentaron sobre las mismas áreas. Así que es posible que grupos más modernos hayan influenciado también los ecosistemas que vemos hoy en día.

Además, las acciones humanas pueden haber creado las condiciones que favorezcan a las plantas domésticas frente a las salvajes, ya que estas especies crecen mejor en áreas que han sido alteradas por el ser humano.

Así por ejemplo, cuando los mayas abandonaron sus ciudades en América Central, los árboles Brosimum recolonizaron esas regiones. Se creyó en su día que los mayas plantaban esos árboles, pero no fue así.

Levis y sus colaboradores son conscientes de que su estudio no separa el efecto de los antiguos asentamientos de los más modernos. Ahora están en el proceso de desarrollar un modelo que use los patrones encontrados para así reconocer las áreas en donde la gente haya vivido hace miles de años y así discriminar el efecto de acciones más modernas.

No haría falta mencionar lo siguiente, pero dado cómo funciona el “pensamiento” moderno es mejor recalcarlo. La influencia que en la selva amazónica tuvo el ser humano en el pasado no significa que dicha selva, al no ser ya intocada por el ser humano, pueda ser explotada hasta la extenuación en la actualidad. Además, el cultivo que hacían esos humanos del pasado fue altamente respetuoso con el medio ambiente, la prueba incontestable es que su actividad se prolongó durante miles de años sin problemas y la selva volvió a tener un aspecto impoluto al poco de desaparecieran la mayoría de esas comunidades humanas.

Las técnicas de cultivo modernas que ahora se imponen en la selva amazónica implican la destrucción irreversible de la misma debido a la erosión del propio suelo. Podríamos aprender algo de esas comunidades del pasado en el aprovechamiento de la Naturaleza sin necesidad de dañarla.

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Fuentes y referencias:
Artículo original.
Foto: Wikimedia commons.

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