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Subducción continental y vida

Área: Geología — domingo, 18 de noviembre de 2018

Proponen un mecanismo de retroalimentación que regularía la velocidad de subducción de las placas continentales.

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Hay muchos estudios que ligan la existencia de tectónica en la Tierra con la vida que esta porta. De entrada, el termostato global que ha mantenido las condiciones de habitabilidad de este mundo durante 3800 millones de años no podría funciona sin la tectónica.

Ahora, un nuevo estudio de investigadores de University of Texas apunta en esta misma dirección, pero aportando un efecto más. El hallazgo es importante porque describe mecanismos de retroalimentación entre el movimiento de las placas tectónicas, el clima y la vida en la Tierra.

Muestra que los sedimentos, que muchas veces contienen restos de organismos, juegan un papel importante en determinar la velocidad de la deriva de los continentes. Además, desafía algunas ideas existentes acerca de cómo interactúan las placas.

Según Thorsten Becker (University of Texas) y Whitney Behr (ETH Zurich), los sedimentos que hay en las zonas de subducción regulan el movimiento de las placas, por lo que determinarían la velocidad de crecimiento de las montañas y de la corteza continental.

Los sedimentos que terminan en el lecho oceánico y, por tanto, en las zonas de subducción, son formados por la erosión que el viento y el agua ejercen sobre la roca, pero también por los esqueletos microscópicos de organismos como los que forman el plancton que se van acumulando según caen. Al final, todo ello forma rocas sedimentarias.

Desde hace tiempo se sabe que las rocas sedimentarias de las zonas de subducción incluyen en la actividad geológica. Así, por ejemplo, afecta a la frecuencia de los terremotos. Pero hasta ahora se creía que su efecto sobre el movimiento de las placas era pequeño. Se asumía que la velocidad de subducción dependía solamente de la resistencia de la placa que subducía según se doblaba y deslizaba hacia el manto viscoso. En este escenario, la resistencia de la porción de la placa que se introduce en el manto, y la energía requerida para ello, sería el responsable principal del movimiento de la placa, siendo el efecto de los sedimentos muy pequeño en comparación.

Sin embargo, los científicos implicados en este estudio han podido ir viendo en los últimos años que las placas que subducen pueden ser más débiles y sensibles a otras influencias de lo que previamente se había pensado. Así que se pusieron a investigar otros posibles mecanismos que influyeran en la velocidad de las placas.

Entonces estimaron cómo los diferentes tipos de rocas podrían afectar a la interfase entre la placa que subduce y placa superior. El modelo que desarrollaron mostraba que las rocas sedimentarias puede proporcionar un efecto lubricante entre las placas, acelerando con ello la subducción y la velocidad de la placa.

Este mecanismo puede proporcionar un complejo sistema de retroalimentación. Según aumenta la velocidad de la placa, menos tiempo hay para que se acumulen sedimentos, por lo que los sedimentos tienden a disminuir en la zona de subducción. Esto da lugar a un subducción más lenta porque hay una mayor resistencia a la colisión. Esta resistencia hace levantarse más la parte de la placas cercana a la zona de subducción, lo permite a la montañas crecer más.

Pero las montañas son erosionadas por el viento y el agua, lo que produce más sedimentos que ahora aceleran la subdución y reducen el crecimiento de las montañas.

A la vez, la vida marina, como los foraminíferos, importantes en la cadena trófica del océano, van depositando sus esqueletos en el fondo según perecen. Estas partículas de origen biológico se mezclan con las procedentes de la erosión para formar las rocas sedimentarias que lubricarán la subducción.

La nueva teoría permite explicar las distintas las distintas variaciones en velocidad de las placas tectónicas. Así, la placa de la India sufrió una aceleración hace 70 millones de años al pasar por el ecuador. Según estos investigadores, este subcontinente (entonces una isla) pasó a moverse por aguas tropicales llenas de vida, por lo que se formaba gran cantidad de rocas sedimentarias de origen orgánico a su alrededor que lubricaban su desplazamiento. Pasó de moverse de 5 cm al año a 16 cm al año. Según aceleraba se acumulaba menos sedimento y su velocidad se redujo hasta que finalmente colisionó contra Asia.

Behr y Becker proponen que, posiblemente, este mecanismo de retroalimentación era muy diferente antes de que en la Tierra primitiva se formaran los continentes y surgiera la vida.

Aunque el modelo no examina el origen de este mecanismo de retroalimentación, genera cuestiones interesantes acerca de la interacción entre el movimiento de los continentes y la vida en la Tierra.

Estos investigadores prometen seguir estudiando la cuestión en más detalle.

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Fuentes y referencias:
Artículo original.
Foto de los Andes: Nicolas Prieto / Unsplash

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7 Comentarios

  1. Dr.Thriller:

    Y recientemente un equipo japonés ha estimado la cantidad de agua que subducciona junto con la placa, aparentemente está siendo mucho mayor que la cantidad de agua que es devuelta a través de la actividad volcánica, todo estimaciones, claro. Si son correctas, es obvio que nuestro cuadro está más que incompleto.

    A todo esto, me gustaría traer un artículo:

    https://www.sciencenews.org/article/venus-may-be-home-new-kind-tectonics?mode=magazine&context=194579

    A veces pensamos que tenemos todas las piezas del puzzle y no tenemos ni la fracción.

  2. tomás:

    Interesante. La cuestión está en la cuantificación, del lubricante formado por ambos: agua y sedimento, sobre todo por separado, porque creo que la cantidad de agua debe ser muy elevada.

  3. lluís:

    Tiene razón en lo del cuadro incompleto al que se refiere Dr. sobre todo si se toma la ciencia en su conjunto,pero le vamos dando ‘pinceladas’; terminado, lo que se dice terminado, diría que no lo va a ver nadie, a no ser que lo del ‘transhumanismo-singularidad’ nos convierta en ‘algo’ inmortal. También leí el citado artículo.No dejó de sorprenderme.

  4. Dr.Thriller:

    Sí, pero hay partes del gran cuadro que ya se aprecian en mucho de su belleza, y otras que parecen el Ecce Homo de la paisana de Tomás. Que les falta un hervor, vamos.

  5. tomás:

    Es el sistema del método: aislar el fenómeno, eliminar lo accesorio, etc. Quizá lo más completo sería el estudio de los ciclos de los elementos o de los compuestos e incluso mezclas; por ejemplo, como más elementales y, posiblemente más conocidos el ciclo del carbono, el del agua, etc. Pienso que algún intento holístico de tratar la biosfera al menos, ni sé si está en camino, pero no vendría mal.

  6. Dr.Thriller:

    Huf. Los materiales los conocemos mal. De hecho, cómo se comportan a presiones elevadas, en mi opinión ahí está todo muy mal cogido. Los cálculos son muy difíciles y como dices, hay que suponer cosas para simplificar y así salen. Y luego el problema de que simular en laboratorio es muy complicado (y una prensa de diamante nunca podrá recrear entornos extremos que son lo normal dentro de una estrella, p.ej.), si a eso le sumamos lo que pasamos por alto, pues eso, el Ecce Homo. Pero es lo que hay y desde aquí hay que seguir.

    No hemos sido capaces aún de encajar los datos de la sonda superprofunda de Kola de la URSS, que no es ni rascar. Por poner una analogía, todo esto está como la medicina en 1800. Por primera vez se ve lo obvio sin interferencias culturales (graves), pero está todo por hacer.

    Los siguientes petardos vendrán de los datos de JUNO en Júpiter. Por supuesto, todos los modelos a la basura. Pone de mal humor lo barato (porque para lo que gastamos, lo de JUNO es una ganga) que sale arrojar luz valiosísima, pero controlar al personal es objetivo prioritario.

  7. tomás:

    Sí, claro. Existen lugares donde jamás podremos acceder incluso en nuestra misma Tierra: manto próximo quizá, pero poco más abajo, así que todo serán medidas indirectas, o lejanos como otros planetas y estrellas. En eso, espectros lumínicos, cálculos y cosas así. Para todo eso el laboratorio no es posible. Son nuestras limitaciones.

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