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Abejas aritméticas

Área: Biología — viernes, 7 de junio de 2019

Las abejas pueden aprender a usar números simbólicos.

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Por estas mismas páginas ya hemos visto algunos resultados sobre las facultades mentales de abejas, avispas y abejorros. Las abejas, entre otras cosas, como reconocer caras, son capaces de comprender el concepto de cero y de realizar operaciones matemáticas básicas.

Ahora un nuevo estudio demuestra que las abejas son capaces de realizar la conexión mental entre números y sus símbolos.

Los experimentos con animales contadores no son de ahora, sino que se remontan a bastantes décadas atrás. Así, por ejemplo, un experimento con pájaros del Reino Unido, que perforaban las botellas de leche que los lecheros dejaban en las puertas, demostró que sabían contar, pues si en la tapa se pintaba un número de puntos determinado (en distintas disposiciones) cuando la botella estaba vacía y distinto número cuando estaba llena, entonces los pájaros aprendían a perforar sólo las que tenían leche, pese a que su aspecto exterior era idéntico.

Pero, en el caso del experimento de las botellas de leche, el pájaro contaba el número de puntos, no entendía el concepto de número ni establecía un símbolo para el mismo.

Diversos estudios posteriores fueron más allá y demostraron que no sólo los humanos son capaces de aprender símbolos que representen números, sino que palomas, loros, chimpancés y monos también eran capaces.

Los chimpancés, por ejemplo, fueron capaces de aprender nuestros números arábigos y los podían ordenar correctamente, mientras que un loro gris africano llamado Alex fue capaz de aprender los nombres de los números y pudo sumar cantidades.

En este nuevo resultado sobre abejas se adiestró a las mismas para relacionaro asociar un símbolo a un cantidad específica, por lo que, en principio, demostraría su capacidad de representar simbólicamente una cantidad numérica. Por tanto, este tipo de capacidades no estarían restringidas a los vertebrados.

El hallazgo arrojaría luz sobre cómo las habilidades numéricas habrían evolucionado a lo largo del tiempo y puede que incluso abra nuevas posibilidades de comunicación entre humanos y otras especies. Además, podría permitir nuevas aproximaciones a una computación bio-inspirada que replique la alta eficacia del cerebro de estos insectos y que procese de manera eficiente con pocos recursos.

La investigación la ha realizado el mismo equipo franco-australiano que encontró que las abejas entienden el concepto de cero y que pueden realizar operaciones aritméticas simples.

Aunque el ser humano es la única especie que ha desarrollado un sistema de representación de números, este hallazgo mostraría que el concepto puede ser atisbado por cerebros muchos más pequeños que el nuestro.

Según Adrian Dyer (RMIT University) lo damos por sentado una vez aprendemos los números de niños, pero ser capaces de reconocer lo que, por ejemplo, ‘4’ representa, requiere un alto nivel de sofisticación de las habilidades cognitivas.

«Los estudios han mostrado que los primates y las aves pueden además relacionar símbolos con números, pero esta es la primera vez que se ve en insectos», añade.

Dice Dyer que los humanos tienen unas 100 000 millones de neuronas y que las abejas tienen menos de un millón y estamos separados por unos 600 millones de años de evolución. Pero si las abejas tiene la capacidad de aprender algo tan complejo como un lenguaje simbólico humano, esto abre nuevos caminos excitantes para una comunicación futura entre especies.

Los experimentos con abejas fueron realizados por Scarlett Howard (ahora en la Universidad de Toulouse). Consistían en un «laberinto» en forma de y en donde la abejas fueron entrenadas para relacionar o asociar un símbolo con un determinado número de elementos.

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Luego eran puestas a prueba para ver si podían usar ese conocimiento para ver si eran capaces de conectar esos símbolos con un conjunto de elementos que contenía ese mismo número de elementos simbolizados por el carácter ese.

Un segundo grupo de abejas fueron entrenadas de manera opuesta y se comprobó que si relacionaban un determinado número de elementos y un símbolo.

Aunque los dos grupos tuvieron éxito en sus respectivas tareas, cada uno de ellos no tuvo éxito cuando la tarea a realizar era la inversa, es decir la del otro grupo.

Según Howard esto sugiere que el procesamiento de números y la comprensión de símbolos se dan en diferentes zonas del cerebro de estos insectos, de manera similar a como pasa en el cerebro humano.

«Nuestros resultados muestran que las abejas melíferas no están al mismo nivel que los animales, que son capaces de aprender símbolos como números y realizas tareas complejas, pero los resultados tienen implicaciones sobre lo que sabemos acerca del aprendizaje, tareas invertidas y cómo el cerebro crea conexiones y asociaciones entre conceptos», añade este investigador.

Señala, además, que descubrir cómo semejantes destrezas numéricas complejas pueden ser atrapadas por cerebros miniatura nos ayudará a comprender cómo el pensamiento matemático y cultural evolucionaron en humanos y, posiblemente, en otros animales.

Según Dyer el estudio del cerebro de estos insectos ofrece interesantes posibilidades para diseñar en el futuro sistemas de computación altamente eficientes.

«Cuando buscas soluciones a problemas complejos frecuentemente encontramos que la Naturaleza, de lejos, ha hecho ya el trabajo de manera más eficiente y elegante. Comprender cómo estos diminutos cerebros de abeja manejan la información abre vías a soluciones bioinspiradas que usen una fracción de la potencia de los sistemas de procesamiento convencionales», afirma.

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Fuentes y referencias:
Artículo original.
Foto y dibujo: RMIT University.

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2 Comentarios

  1. tomás:

    He aquí mi teoría. Tenemos en la tierra y el mar donde poder investigar inteligencias y hay por ahí gentes dedicadas a buscar imposibles extraterrestres porque no tenemos ni la más terremota idea de qué clase de intelecto tendrán.
    Aunque me vaya del tema un tanto, anteayer tuve la pena de ver un documental sobre lo que hacemos a las orcas (por cierto, me repugna que las llamen ballenas asesinas). La usadas en los acuarios vienen a vivir la mitad o menos que en libertar porque se las somete a un estrés insoportable: espacio -el mayor cuando actúan- mínimo para seres acostumbrados a mares interminables, -cuando no están en espectáculo, cajas similares a lo que es una mínima celda para un humano, lo cual es diario durante la mitad del día o cosa así-, aislamiento o casi cuando su vida es altamente social, además con compañía extraña. A las madres en cautividad se les quitan los hijos porque son valiosísimos para otros parques temáticos; y la reacción del animal es visiblemente vergonzante porque se las ve sufrir, gritar con otra voz de la acostumbrada según comentan los cuidadores, comportarse de otra manera muy distinta. El caso es que se han dado, unos dos o tres ataques a sus entrenadores, alguno con resultado de muerte, casos en los que la empresa propietaria dice son accidentes. Pero se han hecho experiencias, incluso con resonancia magnética, y se ha visto la complejidad del cerebro de estos animales, tanta que algunos expertos en el tema hablan de capacidades superiores a las humanas. Tienen empatía, sus relaciones sociales son altamente sofisticadas, capaces de concebir la venganza que, combinada con el estrés al que son sometidas, no ha de extrañar el resultado de una violencia extrema, aunque sea tan ocasional.
    Si abejas, loros, etc. son capaces de usar la matemática de alguna forma, ¿no lo serán estos seres, incluidos delfines, tan superiores? ¿Será porque nuestro cerebro ya ha evolucionado con algún elemental principio incipiente en este tema que vemos matemáticas en la naturaleza, o que las descubrimos?

    ¡Qué placer, Neo, volver a meditar, a elucubrar, contigo!

  2. Miguel Ángel:

    Si veíamos muy recientemente que las avispas poseen la capacidad cognitiva de la transitividad, ahora otra sorpresa al demostrarse la capacidad aritmética y manejo de símbolos por parte de las abejas. Da idea de la inmensa capacidad que tienen las neuronas para procesar la información.

    Y por supuesto que me sumo a tu denuncia del maltrato a las orcas, querido Tomás

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