Hablamos a 39 bits por segundo
Independientemente del idioma, los humanos transmitimos la información hablada a 39 bits por segundo.
Cualquiera puede darse cuenta de que las distintas lenguas del planeta se hablan a distintos ritmos y que el número de sílabas por minuto cambia de de unos a otros. Por esta razón se podría pensar que unas lenguas habladas podrían transmitir más información por segundo que otras.
Ahora un estudio establece que, independientemente del idioma que se use, el lenguaje hablado humano siempre transmite información al mismo ritmo promedio: 39 bits por segundo.
Este ritmo es el doble del código al que suele transmitir el Morse y sugiere que que el cuello de botella sería la capacidad del cerebro humano de procesar la información hablada.
El resultado no es un sorpresa para los expertos del campo, pues siempre se ha sospechado que las lenguas más densas, que portan información extra como el género en pequeñas unidades, se hablan más despacio debido a su densidad de información y viceversa.
El grupo de investigadores implicados comenzaron con textos escritos en 17 idiomas entre los que estaban el ingles, italiano, japonés o vietnamita. Entonces calcularon la densidad de información de cada uno en bits de información.
Descubrieron que el inglés, por ejemplo, que consta de 6949 sílabas, tiene una densidad de 7 bits por sílaba, mientras que el japonés consta de 643 sílabas y tiene 5 bits por sílaba. El máximo del listado lo conseguía el vietnamita con 8 bits por sílaba debido a que es una lengua tonal.
Después los investigadores reclutaron a 10 voluntarios (5 hombres y 5 mujeres) para 14 de los 17 idiomas a los que hicieron recitar en voz alta 15 pasajes idénticos traducidos a sus lenguas maternas. Esto les permitió medir el ritmo de transmisión de información de cada lengua en sílabas por segundo. Luego sólo había que usar el dato los bits por sílaba para así calcular el número de bits por segundo.
Aunque algunas lenguas eran más rápidas que otras en promedio, todas transmitían 39,15 bits por segundo en proemdio. Para comparar, se puede recordar que el primer módem para computadores de finales de lo cincuenta transmitía información a 110 bits por segundo y que las conexiones caseras a Internet llegan ahora fácilmente a los 100 megabits por segundo.
Es curioso que un resultado así no haya sido calculado hasta ahora. Los expertos siempre se habían fijado en aspectos como la complejidad gramatical, pero no en el ritmo de transmisión de información.
Los autores del estudio sospechan que posiblemente haya límites impuestos por nuestra propia biología a la hora de procesar información. Así, por ejemplo, un anglófono no puede hablar a más de 9 sílabas por segundo.
El problema no estaría tanto en el receptor, que no tiene problemas a la hora de entender grabaciones aceleradas muy rápidas, sino en el hablante. Simplemente, nos cuesta poner nuestra ideas en orden y organizarlas para transmitirlas por encima de ese ritmo.
Copyleft: atribuir con enlace a htpps://neofronteras.com
Fuentes y referencias:
Artículo original.
Foto: CC0 Public Domain.
8 Comentarios
RSS feed for comments on this post.
Lo sentimos, esta noticia está ya cerrada a comentarios.
martes 17 septiembre, 2019 @ 3:59 am
39 bits por segundo son insignificantes comparados con los megas de Internet, y encima está próximo al máximo de información que puede procesar la parte consciente del cerebro (45 o 50 bits por segundo como máximo). Pero la parte inconsciente del cerebro se estima que maneja unos 11 millones de bits por segundo. David y Goliath.
martes 17 septiembre, 2019 @ 9:44 am
Gracias por la información, pero David y Goliat no diferían tanto en dimensiones; quizá una bacteria y una ballena, ¿no?
Por lo que dice el artículo sobre el inglés creo que no van más rápido por si se les hace un nudo en la lengua -a knot in the tongue-, que todo hay que decirlo porque debe doler.
Un fuerte abrazo, querido amigo.
martes 17 septiembre, 2019 @ 6:29 pm
Para los anglófonos, *nosotros* (los hablantes de lenguas romances en general) hablamos como metralletas, y en particular el castellano. Tiene sentido, porque el inglés tiene muchos más fonemas que cualquier lengua romance (y germánica, si me apuras, con la excepción del danés), de las cuales el castellano es la que menos tiene, o lo que es lo mismo, el margen de seguridad al pronunciar en castellano es muchísimo más amplio que en inglés. No es espectacularmente mayor que en francés o en catalán, pero precisamente sí que en inglés. De hecho, nosotros (cualquier romance occidental) al decir dedo usamos dos «d», la /d/ y la /ð/ (pasa lo mismo con las bs de bebé, /b/ y /β/), esto creo que se llamaba distribución complementaria, pero si en castellano alguien pronunciase /dedo/ por /deðo/ (como precisamente suelen hacer los anglófonos al hablar castellano), se le entendería igual, como si dijese /ðeðo/, sonaría curioso y nada más. No es el caso del inglés, por recurrir a mis preferencias, como en sábana y otra cosa o playa y otra cosa. En castellano la longitud de la vocal también es irrelevante (incluso la abertura, salvo en bajo andaluz), si se quiere hacer una maldad con un lingüísta, se le debe preguntar la diferencia entre un hiato y una vocal larga, y si tal mentamos la crasis (una buena es Saavedra, aunque pueden escabullirse aduciendo que el apellido no es castellano, que no lo es, ciertamente, entonces se saca Aguilar de Campoo y jaque mate).
En suma, yo diría que sí tendemos a correr si la estructura morfológica lo permite, o más precisamente, en la medida que lo permite. Lo que a la luz de lo descubierto, implica que existiendo un límite de transmisión en origen la lengua con más margen hará palabros más largos que la lengua con menos margen, de ahí que el inglés tienda al monosílabo como niño tonto siendo el bisílabo el palabro largo por naturaleza mientras que en castellano el patrón es el bisílabo, y con abundancia de tri- y más. Es decir, el sistema fonador tiene que estar ocupado lo mismo, sea en un patrón sea en el otro.
De donde se colige que puede ser cierto que la personalidad se pueda ver modificada por la(s) lengua(s) que se habla(n). No en sentido general, como propiedad «intrínseca» del idioma (cosa que no tiene sentido), sino en el aspecto de que el cerebro, que habrá tantos cuantos culos, como dice el refrán, tiene que trabajar de forma distinta según el idioma que se vea obligado a hablar (y en unos individuos operará de unas formas, y en otros de otras). Y no escogemos la lengua al nacer, como podríamos escoger un instrumento si se nos ofreciese al aprender (y conozco bastante gente que se ha metido un buen número de años, por así decir, en tocar el clarinete para un buen día concluir que prefiere el violín).
martes 17 septiembre, 2019 @ 11:22 pm
Pues añado otra curiosidad a tu fructifera charla, Dr Thriller: en el caso del chino, una misma palabra puede tener tres significados completamente diferentes al cambiar la forma de cantarla (porque yo diría cantarla, mejor que entonarla). No sé si estás de acuerdo.
miércoles 18 septiembre, 2019 @ 8:45 am
En castellano pasa igual: ¿qué? o ¿cómo? no tienen el mismo significado que «que» o «como», sólo varía la pronunciación y en este caso la entonación («qué dices» vs. «eso que dices»). He leído por ahí que todas las lenguas tienen algo de tonalidad, no al nivel total de la familia sínida, que hace equis siglos (no tantos, hay disputa), *no* era tonal, tuvo que volverse tonal como una opción evolutiva. La idea es que si el inglés comenzase a perder fonemas (por fusión o convergencia), o bien sus palabras crecerían en sílabas, o bien se volvería tonal a nivel chino, o algo intermedio… u otra cosa. También, como la evolución biológica, no sabemos por qué el latín vulgar estuvo más o menos estable 500 años (o con una evolución más o menos razonable), y en menos de 300 se diversifica y bifurca en unas 50 variantes agrupables en torno a 7-15 bloques. Estoy hablando de hace mil años y no sabemos todas la variantes porque p.ej. de los romances peninsulares en las sociedades musulmanas no sabemos prácticamente nada.
El artículo es importante porque incide a un nivel «software-hardware». Algo así como decir la gestión de los dedos puede dar de sí tanto a nivel control cerebral del aparato fisiológico, que además viene matizada por los dedos distintos de cada individuo (incluyendo los que tienen de más o de menos o pueden realizar movimientos anómalos etc.), y la tecnología de cada comunidad a la hora de manipular herramientas, la lengua está interrelacionada con la alfabetización y el sistema de escritura (incluso la ortografía si ha lugar) influye, igual que influye andar calzado o descalzo y de qué manera.
P.ej. nosautros tota via stamos fabulando, in certo modo, in sermo vulgo, illa mannera de scribere illo est importante, ecce ista quommodo eo [ego] sto usando potere aveva éssere usata per totas illas linguas romancias, simplex mente cata lingua pronuntiare ave [habet] in differente forma, non molto distincta, tu potes credere illo. Ista est illa causa per illa qual uno sinense (de Sina) non differenciat yspanos de francesos de italianos, totos fabulan magis aut minos equal. In ultimo termino, nosautros tant pauco differentiamos animmalia paricula, passaros aut occellos sont metipsima causa.
miércoles 18 septiembre, 2019 @ 12:00 pm
Dime Dr. amigo: En qué latín derivado a romance nos escribes, porque no logro identificarlo, como era de esperar.
Abrazos.
miércoles 18 septiembre, 2019 @ 1:03 pm
En ninguno. Todos los romances que existen en un momento dado (400-600) fueron ese, o algo muy parecido a eso. Eso era el castellano, el gallegoportugués, el catalanoccitano, el continuo de oïl, el réticoalpino, el padanolombardo, el sardo, y usando los nominativos, el continuo italiano, dálmata, y dacorrumano.
Nosotros todavía estamos hablando, en cierto modo, en conversación popular, la manera de escribirlo es importante, [aqu]esta, como yo estoy usando, podría [poder había] ser usada por todas las lenguas romances, simplemente cada lengua pronunciará [pronunciar ha] en diferente forma, no muy distinta, te lo puedes creer. Esta es la causa/cosa por la cual un chino (de China) no diferencia hispanos de francos de itálicos, todos hablan más o menos igual. En último término, nosotros tampoco diferenciamos animales parejos, pájaros (u ocelos, raíz al este de Gascuña-Aragón, precisamente) son misma cosa.
En sardo las perífrasis de futuro y condicional, como en rumano, se hacen con «quiero» en vez de «he de», «quiero ir» = «he de ir» = iré. Algún otro detalle como el artículo ipsa por ille (como en mallorquín), o ponerlo enclítico en vez de proclítico como el rumano (lupul = el lobo, por cierto que en Latín latín era enclítico, «beatus ille»), y luego claro, léxico, que eso ya pasa internamente en castellano, en unos sitios son vias rugas y en otros vias callis, o fenestras, janualias o ventanas, pero en la práctica es sólo fonética. Fonación. Adaptación.
jueves 19 septiembre, 2019 @ 9:23 am
Avasallado me dejas y, como buen vasallo, pongo al suelo mi lanza y te ofrezco mi lengua como espada para lo que desees.
Brazo.