Vida y tectónica
La abundancia sin precedentes de vida oceánica hace 2000 millones de años jugó un papel crucial en la tectónica y en la creación de las montañas de la Tierra.
Se ha asociado la existencia de tectónica en los planetas rocosos con la existencia de vida. Así, lugares sin vida como Venus o Marte carecen de tectónica, mientras que la Tierra contiene vida y tiene tectónica. Es innegable la relación entre la vida y la tectónica, pero correlación no implica causalidad o, por lo menos, no es fácil afirmar la dirección en la que se da esa relación causal.
Las montañas en la Tierra son un producto de la tectónica. De este modo, cuando dos placas continentales chocan entre sí se produce una levantamiento de cadenas montañosas, lo que genera erosión y un reciclado de los elementos. Los Andes o el Himalaya son cadenas montañosas que se están formando ahora mediante este proceso. En el primer caso la corteza oceánica está colisionando contra la parte oeste de Sudamérica, mientras que el subcontinente indio, que fue una isla hace no tanto, colisiona contra Asia levantando las cimas más altas del mundo.
Los geólogos todavía debaten cuándo y como se formaron los primeros continentes y se dio la primera tectónica. El problema es que, debido a esta misma tectónica y a la erosión, quedan pocas pruebas directas de lo que pasaba hace miles de millones de años.
Las montañas son ahora una parte esencial del paisaje, pero se cree que las grandes cadenas montañosas solo se formaron hacia la mitad de la historia de la Tierra, hace unos dos mil millones de años.
Ahora, unos científicos de la Universidad de Aberdeen proponen que la abundancia sin precedentes de vida oceánica hace 2000 millones de años jugó un papel crucial en la tectónica y en la creación de las montañas de la Tierra.
El estudio trata de demostrar que las colisiones continentales que forman las montañas se vieron facilitadas por la abundancia de nutrientes en los océanos de esa época, lo que que causó una gran proliferación del plancton.
Cuando el plancton murió, cayó al fondo del océano, formando finalmente grafito que jugó un papel crucial en la rotura de rocas en losas y en la lubricación entre estas losas, lo que les permitió, a su vez, apilarse unas sobre otras para formar montañas.
La investigación ha revelado que la cantidad de vida planctónica fue inusualmente alta en este período, creando así las condiciones necesarias que fueran cruciales en el surgimiento de montañas durante millones de años.
Según John Parnell, el registro geológico de este período incluye pruebas de una abundancia de materia orgánica en los océanos en forma de esquisto. Estas rocas se formaron después de que fueran muriendo microorganismos de aquel entonces y sus restos fueran conservados en forma de grafito.
Si bien se sabe desde hace mucho tiempo que los procesos tectónicos estaban lubricados, esta investigación muestra que fue la gran abundancia de carbono en el océano lo que jugó un papel crucial en el engrosamiento de la corteza que construyó las cadenas montañosas de la Tierra.
«Podemos ver las pruebas en el noroeste de Escocia, donde todavía se pueden encontrar las bases de montañas antiguas y el grafito resbaladizo que ayudó a construirlas, como en lugares como Harris, Tiree y Gairloch», señala Parnell.
«El grafito enterrado en la corteza terrestre tiene una gran demanda para la tecnología ecológica del futuro, para su uso en elementos como pilas de combustible y baterías de iones de litio. Es interesante pensar que este suceso de hace dos mil millones de años, que fue responsable de dar forma a nuestro mundo natural, ahora tiene el potencial de jugar un papel clave en su preservación para las generaciones futuras», añade el coautor del estudio Connor Brolly (Universidad de Glasgow).
Como podemos ver, este resultado, al relacionar la formación de las montañas con la vida, señala, una vez más, que la Tierra y su biosfera están íntimamente relacionadas, incluso en modos que no se habían visto anteriormente.
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Fuentes y referencias:
Artículo original.
Foto: NeoFronteras.
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domingo 5 diciembre, 2021 @ 12:25 pm
Parece seguro que Marte ha tenido una extraña tectónica, coincidente en zonas y tiempo con la existencia de agua y, posiblemente, vida. Diría que el agua ha de ser, quizá, indispensable para esa tectónica y, como expone el artículo, la vida ha podido hacer de lubricante, pero, el agua, por sí misma ya es lubricante, así que mi voto el para esta y sea que la vida pudo ayudar.