Esperando el próximo evento Miyake
Tarde o temprano sufriremos una tormenta solar de gran intensidad que destruirá nuestra tecnología si no se toman precauciones.
No sabemos cuándo pasará, pero terminará pasando en algún momento del futuro. Una tormenta solar de gran intensidad golpeará la Tierra y nos dejará sin electricidad, sin computadoras, sin medios de pago electrónicos, sin telecomunicaciones, sin agua, sin energía… Nos devolverá al siglo XIX en poco más de un día.
Esto no es ninguna conspiranoia ni nada por el estilo, tenemos registros históricos de hechos similares. La tormenta solar de 1859, conocida también como evento Carrington, es el caso más conocido.
Ese año se produjo una gran eyección de masa coronal. A partir del 28 de agosto se observaron auroras en latitudes inusuales. El pico de intensidad fue el 1 y 2 de septiembre. Se observaron auroras en zonas de latitud media, como en Madrid o Roma o en Santiago de Chile y Concepción e incluso en zonas de baja latitud como La Habana y las islas Hawái.
En aquella época los cables del telégrafo (que había empezado a funcionar en 1843) sufrieron cortes y cortocircuitos en toda Europa y América del Norte que provocaron numerosos fallos e incendios, tanto en Europa como en Norteamérica.
Pero en aquella época el telégrafo era prácticamente el único sistema eléctrico que había en el mundo. Ahora sería muy diferente. No está claro cuánto daño podría causar una tormenta similar hoy en día, pero es casi seguro que las redes eléctricas podrían quedar fuera de servicio durante meses o años y todos los satélites destruidos. Para saber a lo que nos podemos enfrentar en el futuro hay que investigar la frecuencia e intensidad de estos sucesos.
Para estudiarlos se puede recurrir a los registros geológicos de los hielos polares y a los anillos de los árboles.
Ahora se publica un estudio en el que se afirma que la mayor tormenta solar pudo haber golpeado la Tierra hace 14300 años, según registros conservados en troncos de árboles alpinos.
En 2012, Fusa Miyake (Universidad de Nagoya) descubrió indicios en troncos de árboles de erupciones solares extremadamente poderosas: partículas cargadas expulsadas del Sol que, junto con el plasma y los rayos gamma, forman tormentas solares. Estas «tormentas» del pasado provocaron un aumento en el nivel de carbono 14 que quedó acumulado en los árboles. Desde entonces se han descubierto de este modo al menos nueve probables tormentas solares antiguas a las que se ha llamado eventos Miyake. El evento Carrington de 1859 fue tan pequeño en comparación con los eventos de Miyake que ni siquiera se registró una señal en el radiocarbono de los árboles.
Ahora, Tim Heaton (Universidad de Leeds) y colaboradores han encontrado en troncos de pinos en los Alpes del sur de Francia pruebas de la tormenta solar más grande jamás registrada, casi dos veces más intensa que el siguiente evento más grande de tipo Miyake.
Heaton y su equipo analizaron 140 troncos de árboles diferentes enterrados en una orilla del río Durance en Provenza. A medida que el banco se erosionaba, los troncos quedaron expuestos y el equipo pudo buscar niveles elevados de carbono-14 producido cuando las partículas de alta energía golpean la atmósfera de la Tierra, algo que sucede en gran intensidad durante la eyecciones de masa coronal.
Al comparar los anillos de los árboles, los investigadores pudieron reconstruir una línea de tiempo de cuándo vivió cada árbol. Entonces pudieron fechar un enorme aumento de carbono-14 hace 14300 años. También relacionaron este aumento con niveles elevados de berilio, que se produce de manera similar al carbono 14, en los testigos de hielo extraídos de Groenlandia.
Ahora conocemos 10 eventos de Miyake en los últimos 15000 años. Si bien parecen ser poco frecuentes, no sabemos si ocurren con algún tipo de patrón o si son predecibles. La próxima gran tormenta solar podría golpear la Tierra sin previo aviso. Se requieren muchas más mediciones para comprender estos eventos.
Copyleft: atribuir con enlace a https://neofronteras.com
Fuentes y referencias:
Artículo original.
Foto del Sol: NASA.
Fotos de campo: Tim Heaton y colaboradores.
10 Comentarios
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jueves 2 noviembre, 2023 @ 9:57 am
¿Y necesariamente tal posible eyección ha de encontrarse con la Tierra en su trayectoria?
Porque imagino que sea posible -aunque abarque mucha amplitud- que la Tierra esté en el lado opuesto durante todo el fenómeno.
A ver que nos dice algún experto.
lunes 6 noviembre, 2023 @ 12:14 pm
Enormes llamaradas que no apuntan a la Tierra, hay muchas cada año. Mirad por ejemplo ésta del enlace.
https://www.espacioprofundo.com/topic/34882-misi%C3%B3n-solar-orbiter-de-la-esa/?do=findComment&comment=346168
El problema es que, de vez en cuando, alguna de esas grandes sí apunta a la Tierra, cuando eso sucede tenemos un “Evento Miyake” como los que describe este artículo de Neofronteras.
Para que tengamos un “evento Miyake” se han de cumplir las dos condiciones: que la llamarada sea grande y que apunte a la Tierra. Por suerte, “la Tierra es una diana muy pequeña” vista desde el Sol y no es fácil que “el tiro acierte” disparado aleatoriamente desde el Sol.
Pero si hay “varios disparos por semana” es cuestión de tiempo que uno “acierte”. Estos “eventos Miyake” descubiertos son “aciertos” del pasado y según dice el artículo ha habido 10 en los últimos 15 mil años, que no son tan pocos. Ahora deberíamos prepararnos para “aciertos” del futuro.
Saludos.
lunes 6 noviembre, 2023 @ 12:46 pm
Con el objetivo de “estar avisados” de una inminente gran llamarada solar que apuntará a la Tierra con horas de anticipación, la Agencia Espacial Europea ha diseñado la Misión VIGIL, “el leal defensor de la Tierra frente al Sol”
La idea es posicionar un telescopio espacial de observación solar en las cercanías del Punto de Lagrange L5 Sol-Tierra. L5 está a 150 millones de km de la Tierra, en la misma órbita que ella y “retrasado” 30º respecto de la Tierra.
Desde L5 el telescopio puede observar la formación de un predecesor de llamarada solar muchas horas antes de que la rotación del Sol “encare” el punto de formación de la llamarada con la Tierra. Y si se tiene la información, se puede pensar en planear estrategias para minimizar los efectos de la llamarada. Adjunto este enlace en el que podéis encontrar un vídeo ilustrativo de las posiciones de la Tierra, VIGIL en L5, y el Sol en rotación.
https://www.esa.int/Space_in_Member_States/Spain/Presentacion_de_la_mision_Vigil_de_la_ESA_El_leal_defensor_de_la_Tierra_frente_al_Sol
La “menos buena noticia” es que el desarrollo, implementación y lanzamiento de la misión VIGIL no se espera hasta finales de esta década.
Saludos.
lunes 6 noviembre, 2023 @ 12:55 pm
No son 30º, son 60º perdonad el lapsus. Saludos.
martes 7 noviembre, 2023 @ 11:12 am
¿Y no habría forma de colocar alguna «sombrilla» en L1 o -quizá- más cerca del Sol de forma que estuviese «de canto» mientras no haya un Miya»k»e y se pudiese girar de manera que su superficie quedase perpendicular a la línea Sol-Tierra durante el evento?
A lo peor es una idea tonta, pero no se me ocurre otra cosa qué podamos hacer para minorar los efectos de esa agresión descomunal. Y es que el comportamiento del Sol es tremendamente caótico; absolutamente imprevisible. Solo podremos preverlo, como dice Albert, mediante VIGIL, unas horas antes; eso daría tiempo a girar la «sombrilla». Lo que no sé es de qué material o qué propiedades habría de tener ese objeto.
Saludos, en especial para Albert.
miércoles 8 noviembre, 2023 @ 5:19 pm
Una «sombrilla» situada el Lagrange L1 Sol-Tierra que diese sombra a la Tierra, debería tener un diámetro mínimo de 12600 km. No parece una obra de ingeniería a nuestro alcance de momento. Y como L1 es un punto de equilibrio inestable, habría que gastar mucha energía para que la sombrilla permaneciera en su lugar. ¿Y como giraríamos 90º un disco de 12600 km de diámetro en horas ante una amenaza de llamarada?
Y una sombrilla situada más cerca del Sol que L1, no se podría mantener en traslación sincronizada con la Tierra, la 3ª ley de Kepler es inexorable.
Saludos.
miércoles 8 noviembre, 2023 @ 10:18 pm
Querido Albert: Esos 12600 km son el diámetro de la Tierra. Pero como el L1 está a unos 1,5×10^6 km hacia el Sol, bastarían unos 126 o 127 km de diámetro. De todas formas tampoco es poca cosa.
Tienes toda la razón en que no podría estar más cerca del Sol. Y creo que habría que tener en cuenta otras muchas cosas. De todas formas en algo habrá que pensar, porque si el evento es muy fuerte diría que hasta podría afectar a la vida en la Tierra.
miércoles 8 noviembre, 2023 @ 10:31 pm
Releo tu comentario 6 y, en efecto, aunque le llamamos punto L1, en realidad es un área; mucho menor que las L4 y L5, pero un área al fin y eso complica la posible solución.
Saludos.
jueves 9 noviembre, 2023 @ 10:13 am
El diámetro ecuatorial de la Tierra es de ~12.757 km. La Tierra está situada a ~150 millones de km del Sol.
El punto de Lagrange L1 Sol-Tierra está situado a ~1,5 millones de km de la Tierra, por lo tanto, a ~148,5 millones de km del Sol.
Calcular el tamaño aproximado de un disco situado en L1 que “tapase” la Tierra es un ejercicio elemental de triángulos semejantes. El resultado es que el disco debería tener ~12.629 km de diámetro, que yo he redondeado en #6 a ~12.600 km.
Saludos.
jueves 9 noviembre, 2023 @ 11:53 am
He de darte la razón, maestro Albert. Yo lo había hecho -evidentemente mal- por triángulos semejantes, tal como dices, pero, en efecto, como temo tantas veces, había puesto equivocadamente las cantidades. Mil perdones. Sean, como dices, esos ~12.600 km.
Agradecido por tu corrección.