Los ratones de Atacama
Hay una población estable de ratones a una altura en la que no se creá que fuera posible.
En lo alto de los Andes, se encuentra el desierto de Atacama. La región es uno de los lugares más secos de la Tierra. Es una lugar tan brutal que los astrobiólogos de la NASA la visitan para comprender cómo podrían buscar vida microscópica en Marte.
Los científicos esperaban que la vida en las cumbres se limitara a microbios, pero resulta que ese no es el caso. Se han encontrado momias de ratón en ese entorno, por lo que estos animales vivirían en ese entorno tan hostil.
En 2013 dos montañeros que alcanzaron la cima de Llullaillaco filmaron a un ratón corriendo por la nieve. Ese y otros avistamientos de ratones por parte de escaladores llevaron a Jay Storz (Universidad de Nebraska-Lincoln) a estudiar el asunto.
Storz y colaboradores quedaron impactados cuando en 2020, cerca de la cima del volcán andino Llullaillaco, tropezaron con un ratón vivo de orejas de hoja (Phyllotis vaccarum) a 6739 metros sobre el nivel del mar. A esa altitud, las temperaturas diurnas nunca superan el punto de congelación y caen aún más al llegar la noche, la vegetación es escasa, los vientos son feroces y el aire contiene la mitad de oxígeno que al nivel del mar. Inmediatamente se reclamó para esta especie de ratón el título de mamífero conocido por la ciencia que habita a mayor altura en el mundo.
Durante mucho tiempo se ha pensado que las temperaturas frías y el bajo nivel de oxígeno asociados con las grandes altitudes establecen un límite de altura donde los animales pueden vivir permanentemente. Los mamíferos en general no son muy buenos para lidiar con ambientes con poco oxígeno. Requieren oxígeno para convertir los alimentos en energía y cuanto más frío es el ambiente, más energía necesitan. Además, los animales pequeños que viven a esas alturas desprenden calor más rápido.
«Cuando experimentas estos entornos de primera mano en las cumbres de estos volcanes, es simplemente alucinante que puedan estar viviendo allí. En kilómetros a la redonda, hay un paisaje realmente austero… un ambiente hostil, y luego las cumbres de estos volcanes son aún más hostiles», dice Storz.
Storz decidió seguir buscando y e hizo excursiones adicionales. Al final Storz y sus colaboradores reunieron 13 ratones momificados naturalmente en picos vecinos. Ahora su análisis genético publicado el 23 de octubre en Current Biology sugiere que los ratones que se encuentran viviendo en esos lugares no son casos aislados, sino que son representantes de una población persistente.
Primero, utilizaron la datación por carbono para determinar que todos los ratones habían vivido no más de 350 años atrás. Esto contradecía la hipótesis que se propuso en su día de que los ratones momificados fueran en el equipaje de los incas y murieran allí.
Luego, los científicos secuenciaron sus genomas y los compararon con los genomas de los ratones que se encuentran en elevaciones más bajas. Ese análisis sugirió que estos dos grupos de ratones estaban estrechamente relacionados y que seguían siendo miembros de la misma especie. Los investigadores también determinaron que los ratones de la cima estaban divididos equitativamente entre machos y hembras y que dos pares de ratones encontrados en una cima eran hermanos o un padre y una cría. Según los científicos, estos dos últimos hallazgos sugieren que los ratones viven habitualmente en las cumbres de los Andes.
Además, descubrieron que los ratones no han divergido mucho genéticamente. Aún así, los análisis de ADN revelaron algunas diferencias dentro de la especie. Los ratones que viven por encima de los 6000 metros tenían genomas más similares entre sí que los de sus parientes que habitan a menor altitud, por lo que estaban estrechamente relacionados y se reproducen y residen a estas altitudes.
Por tanto, los investigadores aportan pruebas de que existen poblaciones del ratón Phyllotis vaccarum a más de 6000 metros de altitud en los Andes.
Esta situación plantea interrogantes sobre cómo estos animales han logrado adaptarse a tal altitud, en lugares donde es difícil encontrar alimento y hay condiciones climáticas hostiles.
Como los ratones viven al menos a 650 metros por encima de la línea de vegetación de los volcanes o a miles de metros por encima, lo que comen es un misterio. Aunque un análisis preliminar del ADN en el estómago de los animales sugiere que los líquenes forman gran parte de su dieta.
Storz y colaboradores continúan visitando los picos andinos. Han examinado ya 21 montañas diferentes desde la base hasta la cima en busca de mamíferos para comprender mejor dónde pueden sobrevivir estos animales. Además de los momificados, fotografiaron o capturaron docenas de miembros vivos de Phyllotis vaccarum, así como otras especies de ratones a más de 5000 metros. En total, el grupo atrapó a casi 500 ratones que representan 18 especies.
Los científicos están trabajando para comprender cómo se están adaptando para hacer frente a las gélidas temperaturas y la escasez de oxígeno. Obviamente tienen que tener una maquinaria ecofisiológica muy bien adaptada para sobrevivir a alturas elevadas.
«Los animales son claramente capaces de vivir en entornos que antes asumíamos que eran completamente inhabitables. Realmente hemos subestimado los límites fisiológicos de la vida de los vertebrados», afirma Storz.
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Fuentes y referencias:
Artículo original.
Foto: Marcial Quiroga-Carmona
5 Comentarios
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miércoles 1 noviembre, 2023 @ 11:40 am
Evidentemente es una subestimación. Parece imposible, pero siendo un hecho, habrá que buscarle una explicación razonable. ¿Qué les haría alcanzar tales alturas?
domingo 5 noviembre, 2023 @ 12:03 pm
También resulta asombroso que posean grandes orejas. Esto, junto a su pequeño tamaño, ha de requerir una alimentación abundante y muy energética. Así que, si comen líquenes, ha de ser porque estos les proporcionen mucha energía. Aunque hay más asuntos a resolver.
Es un buen problema para los biólogos.
miércoles 8 noviembre, 2023 @ 1:46 am
Parece increíble que puedan encontrarse vertebrados en ese ambientes tan hostil, abundando en el asunto, parecidos líquenes podrían criarse en Marte y mantener un ecosistema de cierta importancia según parece
miércoles 8 noviembre, 2023 @ 5:31 am
Debido a sus pequeños tamaños perderían rápidamente calor corporal, todo un ejemplo de eficiencia energética. Y a la altura que viven tampoco tendrán depredador alguno.
jueves 9 noviembre, 2023 @ 3:08 am
Algunas especies de líquenes son comestibles también para los humanos, pero aunque no he encontrado información sobre cuántas calorías aportan, supongo que teniendo tanta celulosa de difícil/imposible digestión tendrán un poco menos de calorías que una seta comestible.