Sobre el nacimiento del Antropoceno
Un estudio sugiere que el ser humano empezó a tener una impacto importante en el medio hace 5000 años.
Hagamos un experimento mental. Supongamos que la flecha del tiempo no existe y que podemos construir una máquina para viajar al pasado. Supongamos además que nos inspira hacer un viaje a un tiempo en el que la Tierra, contando con el mismo tipo de fauna y flora, todavía no había sido manchada por la mano del hombre. Sería un tiempo en el que nos esperaría una Tierra virginal, poblada de vida, sin contaminación y sin impacto humano importante. Una vez allí, podríamos posar nuestra mirada en un mundo natural y probablemente se nos antojaría perfecto. ¿En que momento ajustaríamos nuestra máquina del tiempo?, ¿en 100 años atrás?, ¿en 10000 años?, ¿en 100.000?
Empieza a denominarse con la palabra “Antropoceno” a esa era en la que el ser humano ha cambiado el mundo, probablemente para siempre y para mal. Pero los expertos no se ponen de acuerdo sobre cuándo empezó.
Algunos sostienen que el Antropoceno empezó con la revolución industrial. Otros dicen que comenzó con el Neolítico y la revolución agrícola hace unos 10.000 años. Sin embargo, un nuevo estudio sugiere que empezó hace 5000 años, cuando se difundieron ciertos hábitos como la quema de matorral para cazar animales.
Erle Ellis, de University of Maryland, y sus colaboradores han calculado que el ser humano transformó al menos un quinto de la superficie terrestre, exceptuando las regiones polares, hace 5000 años. En otros estudios se aseguraba que este nivel de transformación sólo se alcanzó en los últimos 100 años.
Estos investigadores argumentan que ese nivel de transformación fue suficiente como para liberar suficiente dióxido de carbono y cambiar el clima en esa época.
Aunque hace 5000 años sólo había una población de unos pocas decenas de millones de humanos, la Naturaleza estaba en retroceso debido a que cada individuo necesitaba en promedio más superficie que en la actualidad para mantenerse. Con la adopción de los métodos agrícolas intensivos recientes, el uso per capita del suelo es ahora en Europa sólo un sexto de lo que era hace 2500 años y en Asia una décima parte.
Aunque en esa época no había tecnología, el impacto del uso del suelo era mayor por persona debido a que los métodos eran mucho más ineficientes.
Hasta ahora se había asumido en los modelos que el uso del suelo per capita había permanecido sin cambiar durante todo este tiempo, pero las pruebas arqueológicas dicen lo contrario.
Así por ejemplo, los sedimentos en los lagos indican un pico en la presencia de partículas de carbón vegetal que empezó hace 60.000 años. Esto coincide con la época en la que los humanos empezaron a usar el fuego para cazar animales y con el uso del mismo para estimular el crecimiento de hierba en las praderas. Los picos de presencia de esas partículas coinciden con la llegada de los humanos a ciertas regiones del globo, algo que también coincide con la extinción de grandes animales.
Otro ejemplo es el suelo presente debajo de los modernos bosques de América y África, que está enriquecido con estiércol y carbón vegetal puestos por los agricultores de hace 2500 años.
El clima del planeta probablemente ha sido alterado por el hombre en tiempos prehistóricos, cuando el clareado de bosques y la quema de pastos liberaron dióxido de carbono a la atmósfera durante miles de años. Estos investigadores estiman que estos hábitos habrían aumentado la presencia de este gas en 20 o 30 partes por millón. Aunque es menor que las 120 partes por millón que el ser humano moderno ha liberado, esto pudo cambiar el clima, al menos localmente.
La huella de carbono de un humano de hace 8000 años sería de unas 30 toneladas de dióxido de carbono, es decir, más o menos, una tonelada anual. En la actualidad la emisión per capita es de 2 a 3 toneladas anuales.
Las sociedades humanas, incluso las de hace miles de años, han alterado los ecosistemas de una manera mucho más amplia de lo que se creía hasta hace no tanto. Esta nueva imagen de un dominio humano sobre el mundo pone de manifiesto que ya no hay casi ningún sitio prístino o inalterado por el ser humano desde hace tiempo. No hay bosques vírgenes, sino bosques recuperados de clareados realizados en el pasado.
Aunque los autores dicen que la Naturaleza se ha adaptado a nuestras necesidades, rechazan que se pueda poner en duda la actual preocupación por el medio ambiente, especialmente la alocada emisión de gases de efecto invernadero debido a la quema de combustibles fósiles. El estudio proporciona además soluciones o respuestas a estos desafíos modernos.
Una de las lecciones es no fijarse en si un ecosistema es lo suficientemente natural o no para merecer protección, sino que todos tienen que ser protegidos. Otro punto interesante es reconocer que la tecnología ha sido siempre nuestro as en la manga. La agricultura intensiva, por ejemplo, permitió a la población humana crecer sin necesidad de ocupar mucho más suelo.
Aunque algunas civilizaciones, como la maya o mesopotámica, no supieron administrar sus recursos, otras sí lo hicieron, sostiene el estudio. Hace entre 30.000 y 20.000 años las tribus de Eurasia cambiaron de estrategia debido al declive producido por la caza excesiva. Empezaron a diversificar sus recursos cazando también animales más pequeños e incluso administrando las poblaciones de rebaños de los más grandes para que no desaparecieran. Además aprendieron a fermentar, moler, cocer y asar la comida. Esto les permitió usar una gama comida más amplia y desarrollar técnicas que más tarde dieron lugar a la agricultura y ganadería. Todo ello les permitió llevar vidas más sostenibles y soportar mejor las épocas de escasez.
El ser humano parece hacer lo más fácil que se puede realizar en el momento. Cuando la caza y la recolección no es suficiente, entonces tiene que buscar métodos más intensivos y tecnológicos que le permitan sobrevivir, como la ganadería y otros. La agricultura intensiva del arroz se empezó a desarrollar hace 6000 años en el valle del río Yangtze, pero no fue adoptada por otros humanos de la región durante miles de años, humanos para los cuales la caza y la pesca eran suficientes.
Según el uso de combustibles fósiles ha permitido cultivar la misma tierra con menos mano obra, el ser humano ha ido emigrando del campo a la ciudad y una minoría alimenta a una mayoría. Este proceso se ha completado en los países industrializados. en donde sólo un 1% trabaja en el sector primario, pero no se ha completado en otros países como India o China.
Ellis, si ve obligado a elegir, coloca el momento de comienzo del Antropoceno hace 5000 años, que según él, es cuando comienza a aumentar la presencia de dióxido de carbono y metano debido a la domesticación de fauna y a la aparición del urbanismo y la metalurgia a gran escala justo después.
Así que si queremos irnos con nuestra máquina del tiempo a una era inalterada por el ser humano tendremos que fijar una fecha anterior a esa.
Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=4099
Fuentes y referencias:
Noticia en Scientific Amertican.
New Scientist.
Artículo original.
3 Comentarios
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lunes 6 mayo, 2013 @ 7:54 pm
Fijar los limites de una era es algo arbitrario, a realizar en función de eventos a elegir. Ponerse de acuerdo será otra cuestión, y bastante mas compleja.
Pero si queremos viajar a una época no alterada por el genero Homo, nos tendremos que trasladar al Paleolítico y antes de que con paleolítica tecnología provocáramos la extinción de una nada despreciable cantidad de especies. Sin ni siquiera entra si el fuego fue o no, utilizado de forma masiva para ello.
martes 7 mayo, 2013 @ 6:16 pm
La agricultura no comenzó en un sólo lugar y se extendió al resto sino que fué descubierta por culturas aisladas las unas de las otras (China, Egipto, América…), en algunos casos hubo un decalaje en cuanto al momento de aparición, pero en otros casos el descubrimiento fué casi simultáneo en zonas aisladas cultural o geográficamente.
El denominador común en todas estas zonas es que al principio la agricultura era una actividad accesoria, pero continuaban siendo sociedades donde la actividades principales eran la caza y la recolección. Para que la agricultura se implantase como actividad prioritaria fué necesario que pasase bastante tiempo (en muchos casos uno o dos milenios).
miércoles 8 mayo, 2013 @ 11:12 am
La diferencia entre cinco y diez mil años es irrelevante una vez metidos en la historia de la Tierra donde los eventos importantes guardan distancias temporales de, al menos, cientos de miles de años. Claro que dado que vivimos esta época podemos afinar mucho más. Sin embargo cuando las diferencias entre el comienzo de la agricultura en uno u otro lugar es casi tan grande como el total que se propone, algo no resulta razonable.