Bosques y moderación del cambio climático
Los bosques reducen el efecto del calentamiento global en sólo un 1% en total, pero hasta un 30% localmente.
A todo aquel que le gusta la Naturaleza le gustan los bosques. Un paseo por uno de ellos suele ser muy agradable y se respira un aire sin igual. Esto se debe a que el aire está perfumado por compuestos orgánicos volátiles (COV).
Los compuestos orgánicos volátiles son los que le dan la fragancia al bosque, pero también tienen otros efectos. Los COV pueden formar aerosoles que suben a la atmósfera. Los aerosoles atmosféricos provienen de diversas fuentes, incluyendo las humanas, pero su efecto, en particular el de los aerosoles biogénicos originados en las plantas no se comprende bien.
Los COV se pueden unir unos a otros para formar las partículas del aerosol y tener dos efectos. El primero sería reflejar la luz solar por esas partículas y el segundo actuar de núcleos de condensación alrededor de los cuales se condensa el agua para crear las gotitas que finalmente hacen las nubes.
Los seres humanos estamos embarcados en un experimento climático que la mayoría no hemos solicitado, pero que todos sufriremos. Se trata del calentamiento global causado por nuestras emisiones de gases de efecto invernadero. ¿Qué efecto tiene sobre los bosques?
Sabemos que hay ciclos de retroalimentación positivos que aumentan el calentamiento global, como la desaparición de hielos y nieves (que son de color blanco), la liberación de gases en la tundra o por parte de los hidratos de metano del océano, etc. Parece que necesitamos algún ciclo de retroalimentación negativo que refrigere, aunque sólo sea un poco, el planeta según se éste se calienta. Uno de esos sistemas podría ser precisamente la emisión de VOC por parte de los bosques. Si sube la temperatura aumenta la emisión de estos compuestos y, con ello, la formación de nubes que reflejan más luz solar. Es decir, las plantas reaccionan a los cambios de temperatura y moderan esos cambios.
Hasta ahora no había consenso acerca de la influencia de estos VOC sobre lel calentamiento global así que un grupo de investigadores liderados por Pauli Paasonen (Universidad de Helsinki) se propuso medir su efecto directamente in situ.
Anteriormente había modelos y estudios que predecían el efecto de ciclo de retroalimentación negativa entre temperatura y los COV. Pero no se había demostrado directamente en estudios de larga duración. En esta investigación se ha estudiado su efecto a largo plazo a escala continental.
El estudio concluye que el efecto a escala global es pequeño, de sólo un 1%, así que no nos libra del calentamiento global. Este resultado coincide con lo predicho por los modelos.
Sin embargo, el estudio también muestra que a escala local el efecto es bastante importante, con una reacción a la subida de un 30% en áreas rurales y boscosas en donde las emisiones de aerosoles de origen antropogénico son mínimas.
En zonas tales como Finlandia, Siberia o Canadá el efecto sería importante, pero no lo sería en zonas tropicales en donde el efecto está cerca de la saturación y, aunque suba la temperatura y la emisión de COV, la formación de nubes será la misma.
Los investigadores tomaron muestras en 11 localizaciones alrededor de todo el mundo (Europa, Norteamérica, Sudáfrica y Siberia) y midieron la concentración de aerosoles en la atmósfera y la temperatura local en el transcurso de un año.
Una variable resultó ser la altura de la capa límite. Esta capa es la más cercana al suelo en donde las partículas y el aire se mezclan de forma efectiva. La altura de esta capa cambia con el tiempo atmosférico. Estimar la altura de esta capa es difícil y de ahí que el estudio fuera más complicado de lo que a primera vista parece.
Lo más irónico de todo es que la quema de combustibles fósiles produce aerosoles y si se deja de contaminar de esta manera se reduce la emisión de estos aerosoles y la temperatura sube aún más, pues la permanencia del dióxido de carbono en la atmósfera es milenaria.
El caso es que lo peor que se puede hacer es talar más bosques y selvas, porque esa acción no ayuda en nada a reducir la temperatura.
La escala a la que se está produciendo el calentamiento es ya enorme. Algunos glaciares del Ártico han retrocedido en los últimos 10 años más distancia que en los anteriores 100 años. Algunos paisajes árticos ya han cambiado para siempre.
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Fuentes y referencias:
Nota de prensa.
Artículo original.
Foto: Dan Lengkeek, vía 500px.
2 Comentarios
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miércoles 8 mayo, 2013 @ 7:19 pm
No dice el artículo otra faceta: los bosques, en su formación de la madera, fijan el carbono del CO2, retirando éste de la atmósfera. Es decir que son el mejor sumidero de CO2 que podríamos soñar. Por contra, la tala de los árboles, como mínimo, detiene ese almacenamiento.
Saludos.
lunes 13 mayo, 2013 @ 11:16 pm
Muy buen artículo. Todo aquel que viva cerca de zonas boscosas podrá comprobar por sí mismo como los árboles determinan el tipo de clima de la región, por ende no es de extrañar que también puedan moderar el cambio climático.
Saludos.