La selva sigue retrocediendo
Varios estudios apuntan a que el ritmo de deforestación de la selva sigue aumentando en todo el mundo, pese a las buenas expectativas que había depositadas en Brasil.
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Las selvas son los mejores reductos de biodiversidad del mundo, pero están en alarmante retroceso por culpa de la codicia humana. Nada parece indicar que la situación mejore.
Según un análisis reciente basado en imágenes de satélite, el ritmo al que se pierde la selva tropical en todo el mundo se ha incrementado en un 62% en la primera década de este siglo respecto a la última del anterior. El estudio analiza el problema en 34 países, incluyendo Brasil, Indonesia y República Democrática del Congo. Además, contradice un artículo anterior publicado por la FAO que estimaba que el ritmo de pérdida de selva se había reducido en un 25% en 1990-2010. La discrepancia podría deberse a los diferentes definiciones y metodologías usadas en los dos estudios. En el estudio de la FAO se usó información procedentes de tomas de datos forestales in situ.
En el nuevo estudio Do-Hyung Kim (University of Maryland) y sus colaboradores analizaron imágenes del Lansat de 1990, 2000, 2005 y 2010. Entonces calcularon la extensión perdida y ganada de selva.
Llegan a la conclusión de que la pérdida de selva debida al uso agrícola de la selva aumentó rápidamente desde 2000 a 2005 y desde entonces aumentó un 7% hasta 2010.
La evolución no ha sido la misma en todos los países. Así por ejemplo, Brasil consiguió implantar políticas de protección de la cuenca del Amazonas hasta conseguir reducir el ritmo de deforestación en un 77% entre 2004 y 2011. Pero, lamentablemente, en los últimos años la deforestación se ha disparado en la zona en los últimos años. En la actualidad el aumento del ritmo de deforestación llega hasta un 467% en determinados meses, según revela el instituto IMAZON brasileño.
Según Phillip Fearnside, (ecólogo del INPA brasileño), el problema en este caso es que el ritmo puede que sea aún peor de lo estimado, pues se suelen usar imágenes tomadas por el instrumento DETER, que sólo ve claros en la selva que sean mayores de 250.000 metros cuadrados. El daño realizado por pequeñas explotaciones que clarean la selva para plantar cultivos (de las que hay muchas menores a ese tamaño) pasa desapercibido.
En todo caso, el repunte de la deforestación en Brasil comenzó en 2013 con un aumento del ritmo de deforestación del 29% respecto al año anterior.
Entre los factores que han contribuido a este retroceso en Brasil está una ley de amnistía de 2012 que exculpó a los que habían clareado selva antes de 2008. Esto ha supuesto un incentivo para seguir talando la selva y esperar un perdón futuro.
Conforme la economía global se vaya recuperando de la crisis, aumentará la demanda de materias primas y productos agrícolas. El repunte reciente en la deforestación brasileña también se debe precisamente a esto.
Según Do-Hyung Kim, si la tendencia continua, no pasará mucho tiempo hasta que la selva tropical haya desaparecido por completo del planeta. Según Rita Mesquita, del INPA, la selva amazónica podría desaparecer en 30 años. La Amazonía ya ha sido deforestada en un 20%, lo que la sitúa cerca del punto de no retorno en la que la selva no pueda mantener su propio clima y régimen de lluvias, según Thomas Lovejoy (George Mason University).
Los planes del gobierno brasileño de construir 19 nuevos embalses y una autopista que conecte Manaos con el arco de deforestación del sur del país, en donde ya ha desaparecido la selva no ayudarán a su conservación. Se sabe que las carreteras son el principal origen de la deforestación.
Entre los productos más culpables de la deforestación de la selva del Amazonas están la soja y la carne de vacuno. En Indonesia, en donde la selva de Borneo está desapareciendo a un ritmo muy elevado (en otras islas del país ya ha desaparecido), el principal culpable es el aceite de palma, que se usa en alimentación, productos cosméticos, jabones y biodiesel en todo el mundo.
Como consumidores preocupados podemos hacer algo al respecto. No se trata solamente de no consumir este tipo de productos, sino además de boicotear las empresas que los comercializan. Consumir carne de fuera del país es, además, una barbaridad ecológica, venga de donde venga. Así por ejemplo, países como Botswana exportan carne de vacuno a la Unión Europa, algo que se hace a costa de la fauna local.
Numerosos estudios médicos apuntan a que el consumo excesivo de carne roja está relacionado con diversas enfermedades, incluido el cáncer. Lo ideal es consumir poca cantidad de esta carne para así cuidar nuestra salud y que esta proceda de pastos locales para así cuidar el medio ambiente.
Aunque el aceite de soja no es perjudicial para la salud, sí lo es el de palma, sobre todo en sus versiones hidrogenadas. Es un producto a evitar de todos modos.
Otra cosa que los ciudadanos podemos hacer es presionar a nuestros legisladores para que prohíban totalmente la importación de ciertos productos, sus derivados y cosas que los contengan.
Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=4628
Fuentes y referencias:
Artículo original
Informe de la FAO.
Resultados IMAZON.
4 Comentarios
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jueves 5 marzo, 2015 @ 9:04 am
Es que la organización del mundo hace que cosas así sean inevitables y tengan muy mal remedio, si es que tienen alguno. Si uno de estos grandes países citados acata una política de protección de la selva, -hecho que, bajo mi punto de vista, debiera ser compensado por todos los demás (desconozco si se hace)-, inmediatamente aumenta el precio de lo que pueda extraerse en los otros países y ello conlleva a que extractores del país que cumple se arriesguen más, e incluso que su gobierno ceda, ya que ingresará más dinero que seguramente necesita.
Si queremos conservar la selva, todos tenemos que pagar por ello y los gobiernos que la tienen, convencer y repartir. Ya se ha hecho algo parecido a esto con la fauna de varios países africanos.
Saludos.
sábado 7 marzo, 2015 @ 8:36 pm
Los países emergentes quieren ser países prósperos, y sus ciudadanos quieren accedera mejores condiciones de vida. Y ello se hace atravez de los recursos naturales de que dispone, bien atravez de explotaciones nacionales, si se dispone de recursos o tecnología, o haciendo conexiones a empresas extranjeras, que se llevaran los mayores beneficios económicos de esta actividades. Maderas preciosas para muebles y decoración interior de vehículos de alta gama, en la construcción de viviendas, en algunos lugares.
Países fuertemente industrializados, como Japón, dependen en gran medida de las importaciones de productos del extranjero: papel, madera, cobre, estaño, hierro para fabricar acero, productos cárnicos, como el cerdo (parece que en el país, no tienen espacio para tener granjas para la producción de productos cárnicos, leche de vaca, y otros).
En cuanto a productos electrónicos, quizás si no desarrollasen productos nuevos cada año (televisores, equipos de sonido, DVD, altavoces, telefonía móvil, etc), o se reciclarse mas (países como Suecia, quería des invertir en la fabricación de vehículos, e invertir en industria de reciclado, que les salia mas rentable). No seria necesario extraer de la Tierra, tantos minerales utiles pa electronica de consumo.
Quizás el precio a pagar, es que la industria y el avance tecnológico e innovador, se enquiloce y relentice.
lunes 9 marzo, 2015 @ 9:13 am
Pues no sé, David. La Tierra no puede resistir ya el crecimiento del PIB mundial que, claro, es la suma de los crecimientos de todos los países, emergentes o no. Si se desinvierte en algo para invertir en reciclar es una buena noticia. Como creo que dices, que se haga a través de los recursos de que se dispone, resulta que, al final tiene un resultado benefactor equivalente a un decrecimiento, sin sus problemas, para el país que sea.
Saludos.
sábado 14 marzo, 2015 @ 8:53 am
Es que nos empeñamos en buscar la felicidad donde no la vamos a encontrar, presos de la codicia como señala David al principio de su mensaje.
Hace un par de días estuve viendo en la tele a un grupo de personas, todas mayores de 80 años, que estaban haciendo un repaso a su vida. Cuando acabaron de hablar todos pude comprobar que algunos se lamentaban de no haber tenido tiempo para dedicarle a la familia y amigos, pero NINGUNO, ni uno sólo, se lamentó por no haber trabajado más o haber conseguido más dinero o posesiones.