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Las plantas pueden ser anestesiadas

Área: Medicina — martes, 13 de febrero de 2018

Diversos anestésicos comunes funcionan también en, al menos, varias plantas, que parecen entrar en un estado dormido de inactividad.

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A algunas personas les gusta el mundo verde, lento y callado de las plantas. Pero a los amantes de los animales les parecerá quizás absurdo que haya gente a las que le gusten esos inanimados seres llamados plantas.

El que las plantas no tengan sistema nervioso hace que pensemos que están muy alejadas de los animales. Las podemos ver como seres robotizados que casi no interaccionan con el medio.

Sin embargo, las plantas no son inanimadas, simplemente se mueve a un ritmo muy distinto, más pausado. Ahora todos podemos usar un simple teléfono inteligente para realizar un time-lapse sin recurrir a los documentales de la BBC. Así, por ejemplo, podemos apreciar en un vídeo acelerado en el tiempo cómo los zarcillos de una planta de guisantes exploran el espacio en busca de ramas a las que agarrarse.

Otras plantas como la sensitiva o la venus atrapamoscas sí se mueven a una velocidad comparable a la de los animales, aunque no puedan mudarse a otro lugar distinto al de en donde han echado raíces.

Las plantas carnívoras en general, y la venus atrapamoscas en particular, sí que son fascinantes, sobre todo para los amantes de las plantas. La venus parece contar los insectos que hacen saltar su trampa e incluso parecen distinguir a aquellos que las polinizan de los que serán su comida.

Pese a todo, nos une a las plantas y a las venus atrapamoscas en particular un factor un tanto inquietante descubierto recientemente: tanto los animales como las plantas son sensible a la anestesia.

La anestesia es un misterio y todavía no sabemos muy bien como funciona. Parece que algunos receptores dejan de estar activos bajos las sustancias anestésicas. También se sabe que las propiedades físicas de la membrana celular cambian bajo la influencia de los anestésicos, haciendo que sea más flexible. Además, la aplicación de una presión invierte el efecto y se elimina el anestésico. Pero estos efectos no pueden explicitar el fenómeno de la anestesia por completo. Que encontremos una conexión entre animales y plantas en este asunto puede darnos pistas para aclarar el misterio.

Frantisek Baluska, L. Yokawa (ambos de la universidad de Bonn en Alemania) y colaboradores publican recientemente un estudio al respecto. En él muestran que a la venus atrapamoscas no le funcionan sus trampas cuando es tratada con una amplia gama de anestésicos, incluyendo los que usan en humanos para las operaciones quirúrgicas habituales. A otras plantas parece que les pasa algo parecido en lo que parece un fenómeno universal. Todo ello careciendo de sistema nervioso.

Aunque estos investigadores no logran aclarar cómo funcionan los anestésicos, sugieren que las plantas podrían usarse como sujetos de pruebas para experimentar con anestésicos que posteriormente se usen en Medicina.

Los autores señalan las plantas son organismos complejos y menos diferentes a los animales de lo que solemos asumir.

“Son organismos vivos que tienen sus propios problemas, quizás tienen algo parecido a los que los humanos sentimos como dolor o placer. Para poder navegar por esa vida compleja tienen que tener algún tipo de brújula”, dice Baluska. Usan esta “brújula” para poder lidiar con el estrés, el desarrollo o la competición con otros seres.

El cerebro de los humanos produce opiáceos cuando se sufre una trauma doloroso. Las plantas captan información negativa del entorno y producen sus propios anestésicos como el etanol o la cocaína de modo similar e incluso los liberan al ambiente para mandar una señal a otras plantas.

Entre los experimentos que estos investigadores han realizado hay uno con plantas de guisantes. Los zarcillos que normalmente explorar el entorno en busca de asideros a los que agarrarse dejan de moverse cuando la plantas es expuesta a vapor de éter. El éter es una sustancia que se usa para mantener la anestesia en humanos.

En otro experimento, cuando se administraba lidocaína a las raíces de una sensitiva, esta dejaba de plegar las hojas. Lo mismo le pasaba a la venus atrapamoscas, que ni siquiera presentaba la habitual actividad eléctrica. Esta sustancia la usan los dentistas como anestesia local antes de una intervención dolorosa.

Similares resultados se obtuvieron con plantas carnívoras de droseras y con semillas germinadas.

Cuando la sustancia anestésica desaparecía, las plantas volvían a la normalidad, por lo que no se trataba de un proceso de envenenamiento que las matara. Parecía como si perdieran algún tipo de “consciencia” que luego recuperaban, algo muy similar a lo que les pasa a los animales.

Estos investigadores han encontrado que, bajo anestesia, la membrana de las células de las raíces de estas plantas no realizaban sus funciones normales, como el reciclado de sustancias y sus transporte a través de la misma hacia afuera o hacia adentro. Pero no saben cómo funciona el anestésico como para que altere estas funciones.

Tampoco saben si hay un efecto directo de los anestésicos sobre la actividad eléctrica de la planta. En el caso animal se supone que podría haber una alteración del estado consciente al modificarse el impulso nervioso bajo la administración de un anestésico.

El misterio sobre la anestesia sigue ahí, incluso parece ser ahora más profundo.

Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=5996

Fuentes y referencias:
Artículo original.
Foto: K. Yokawa y colaboradores.

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7 Comentarios

  1. Miguel Ángel:

    Se ha podido comprobar que células aisladas, como las amebas, también son sensibles a los anestésicos.

  2. tomás:

    No pretendo ser gracioso, pero ya que nos ponemos, ¿se ha probado si las plantas son sensibles al alcohol? Me refiero al vino, el whiski (güisqui me parece un horror de palabro y un error mayúsculo de nuestra gloriosa Rae) y a cualquier etílico, como el vino quina, el moriles, baileys, licor carmelitano, o colonia para los adictos que no pueden soportar la vida sin un trago.
    Ya me dirás dilecto amigo, porque me divertiría ver una rosa cabeceando. ¡Qué crueldad!

  3. tomás:

    Lo decía -que se me había olvidado explicar la razón de mi pregunta- porque es sabido que en la cirugía de las guerras pasadas, antes de cortarle a uno la pierna o sacarle una bala o un trozo de metralla, se le medio emborachaba o se le emborrachaba del todo.

  4. Miguel Ángel:

    Las plantas son sensibles al alcohol, de hecho, sus células poseen el mismo tipo de enzima que usamos nosotros para metabolizarlo: alcohol deshidrogenasa, que está presente en la práctica totalidad de los seres vivos incluyendo algas o bacterias.
    Sobre los efectos dependen de la vía de aplicación y de la dosis: aplicándolo en las hojas, se recomienda no hacerlo a concentraciones superiores al 5 %, pero la mayoría de plantas pueden resistir concentraciones superiores si se encuentran en el exterior (por aquello de que el etanol se evapora enseguida). Si nos pasamos de dosis, la planta empieza a crecer más despacio y se empieza a marchitar, y a concentraciones más altas, muere.

    En cambio, el alcohol metílico fomenta el crecimiento de modo similar a como lo hace el CO2.

  5. petrus:

    Tampoco es tan extraño… al fin y al cabo, la diversidad de la vida orgánica se asemejará a los programas de ordenador , que se pueden escribir ( ADNs) con las n palabras clave de un determinado lenguaje. Algo en común tienen todos esos posibles programas, numerosos pero limitados , lo mismo que siempre observamos en los nuestros los mismos if, while, goto, case… y esos lugares comunes podrán ser incluso, tal vez, hasta emociones como las nuestras. Siempre me ha admirado la exuberante apariencia de las plantas tras la lluvia natural de una tormenta veraniega, con la mesura comparada que expresan con un riego. Y la exactitud con que modulan su ciclo vital adaptado a las horas de luz diarias, año tras año, con precisión de apenas un par de días o tal vez hasta de horas. Todos los seres vivos formamos una gran hermandad. Aunque también hay grandes diferencias entre nosotros, como ocurre con la sentencia que indica eso tan vulgar de ser predador o víctima y , eso sí, un gran parecido en la última del programa, siemprela misma: the end..

  6. tomás:

    ¡Qué maravilla, la sabiduría y la filosofía de mis queridos compañeros, Miguel y «petrus»!
    Abrazos para ambos.

  7. tomás:

    Sobre ese «final» en inglés, amigo «petrus», me viene a la memoria el feliz y tentacular «Turritopsis nutricula» y me pregunto que si algún día lográsemos un ciclo vital como el suyo para nosotros, con repetidas juventudes, hasta qué punto nuestra mente aprovecharía las experiencias vividas en cada ciclo.
    Bueno es un especular sin imagen posible. Pensar por pensar; más o menos «el arte por el arte».

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