Televisión y delfines
A algunos delfines les gusta ver la tele, incluso si es Bob Esponja.
No todas las mascotas que poseemos pueden apreciar la televisión. La cadencia de fotogramas por segundo suele ser demasiado baja para ellos y no tienen la ilusión de movimiento. Los vídeos que ahora se ruedan a 60 fps o más han mejorado esta situación y algunos gatos ya se entretienen con ellos.
Sin embargo, es sorprendente que los delfines también se entretengan con la tele. El experimento ha sido realizado en el Dolphins Plus Marine Mammal Responder de Florida.
En la piscina en donde había 11 delfines de dos especies distintas (Tursiops truncatus y Steno bredanensis) se sumergió una pantalla de televisión en la que se proyectaban vídeos de Bob Esponja y diversas escenas de océanos y junglas sacadas de la serie documental Planet Earth. La idea era saber si estos animales preferían las imágenes más naturalistas o no.
Hicieron un seguimiento de las reacciones de estos delfines a lo largo del tiempo, fijándose si tocaban con la nariz en el vidrio o mostraban signos de agresión, como cierres sonoros de la mandíbula o que nadaran entrecortadamente.
Descubrieron que los delfines no tenían un show que fuera su favorito, pues les atraía cualquier temática. Incluso los delfines sordos prestaban atención a las imágenes y seguían con su mirada lo que ocurría en la pantalla. Además, notaron que algunos machos reaccionaban más agresivamente que otros.
El equipo de investigadores sugiere que los delfines que seanreceptivos a la televisión pueden ser calmados usando este medio para así tener sus metes ocupadas. Además, se podría usar esta tecnología para saber mejor cómo piensan.
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Fuentes y referencias:
Artículo original.
Fotos: Winship y Eskelinen.
9 Comentarios
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miércoles 12 diciembre, 2018 @ 10:42 am
Pues resulta una noticia muy curiosa y divertida. Debiéramos conocer la frecuencia de los fotogramas por segundo capaces de provocar el «efecto cine» en nuestras mascotas y comprobar al menos con las más comunes, como perros y gatos, a ver qué pasa.
miércoles 12 diciembre, 2018 @ 4:45 pm
El cerebro humano se engaña en algún momento por encima de 20 fps (la mayoría de la gente, por encima de 12), el cine clásico (el de película química) tenía 24, la tv clásica barría líneas alternas con una frecuencia de refresco de 25 (relacionada con la frecuencia de la CA en Europa, de 50 Hz, en EEUU y otros países NTSC, de 30, claro). Los formatos digitales ahora pueden tener problemas, p.ej., con las pelis de cine antiguas, al haber una desincronía entre los fotogramas por segundo, un códec a 60 fps necesita que un archivo a 24 fps sea adaptado para evitar efectos visuales extraños.
Pero a efectos de los animales, he leído que las moscas podían (y pueden) ver a los típicos tubos de descarga de las cocinas (que van perdiendo hueco en favor de otras lámparas de descarga, pero electrónicas, o directamente luces LED) oscilar, dado que el arco «salta» con la frecuencia de la corriente alterna (pues eso, 50 veces por segundo), para nosotros es una luz continua.
No sé qué ve un perro o un delfín y menos en una tele moderna, pero creo que ven el «fraude» al menos como nosotros lo vemos (en su caso, más, dado que el olfato para ambos es un sentido con más peso), pero parece claro que entienden que lo que ven es real pero no la realidad, se han hecho experimentos también con teléfonos y se diría que comprenden que es una forma de hacer llegar la voz sin estar su dueño (de la voz).
Se diría. Que son animales capaces de abstraerse, creo que está fuera de duda, que lo hagan como nosotros es columpiarse mucho para la información que tenemos en el saco.
jueves 13 diciembre, 2018 @ 9:06 am
Como todos hemos ido adquiriendo las capacidades de acceder a la realidad a partir de la más tierna infancia, recuerdo cuando en la casa de mis padres se instaló el primer aparato de radio. Lo que no acierto es a qué edad sucedió, pero sí que todo era mirar por detrás del artefacto para descubrir los hombrecitos que, supongo, durante al menos unas horas si no algún o algunos días, pensé que podría haber detrás o dentro de la caja y que hablaban. Algo parecido me sucedió con el cine -había tres en mi pueblo/ciudad- cuando me sorprendió tanto el ver en las carteleras que un mismo actor trabajaba en dos de ellos simultáneamente. Seguro que de mis problemas me sacaría mi madre.
Cuento esto porque en una ocasión conocí al perro de un amigo que se paraba a ver la tele, aunque no sé si vería algo y también, creo que a un gato, mirar detrás de un espejo. También con el teléfono, a algunos perros, se les ve como sorprendidos; otros quieren marcharse y los menos si son capaces -imagino- de reconocer alguna palabra, como su nombre dicho por su dueño, quieren oler el auricular; en fin, que, de algún modo responden a un estímulo conocido.
Podría admitirse la abstracción en algunos animales que suponemos más cercanos, como primates, e incluso, como han de imaginar el siguiente movimiento de la presa, en los predadores.
jueves 13 diciembre, 2018 @ 10:05 am
Los algoritmos no son inteligentes. Lo que sea que fuere la consciencia, parece que sí. Es un punto curioso por qué los mamíferos tenemos el cerebro que tenemos y desarrollamos una emocionalidad parece que bastante más compleja que otros animales próximos en el parentesco evolutivo. ¿Será por incubar nuestros propios huevos dentro del cuerpo? Por cierto que hay animales no mamīferos que también lo hacen, de forma puntual (como algunos insectos, o los ictiosaurios por aquello de respirar por pulmones). Es que he leído por ahí que bastantes mamíferos reconocen a otros como tales, lo que es bastante más que lo que hemos hecho nosotros si nuestros registros académicos son correctos.
viernes 14 diciembre, 2018 @ 10:17 am
Cierto. Hay serpientes vivíparas. Bueno, ovovivíparas; y también peces y anfibios. Pero no aves que no sé si podemos excusarlas por el peso, porque hasta la puesta vuelan con ellos y hay bastantes aves no voladoras; pero quizá la evolución se esté tomando su tiempo. También tenemos, entre los mamíferos a los monotremas. O sea que no creo que la causa de nuestra emocionalidad venga de ahí.
Creo que la emoción reside en el cerebro límbico, por lo que han de poseerla numerosos animales sin córtex o, como mucho, con una película o membrana que, en nosotros, luego engrosó y consiguió cisuras donde parece que se acumulan más nuestras capacidades. Por eso pienso que la emoción irrazonada, pero sentida poderosamente, ha de estar en muchos cerebros más primitivos, o menos evolucionados, o como queramos llamarles. El miedo y la agresión han de ser más rápidos que en los humanos; seguramente también otros muy básicos.
Creo que debemos distinguir entre conciencia y consciencia, que se vienen usando casi como sinónimos, pero bajo mi punto de vista no lo son. En cuanto a conciencia me acojo más a la sexta acepción de la RAE: Actividad mental del propio sujeto que le permite sentirse en el mundo y en la realidad. Sin embargo consciencia es un estado fisiológico de vigilia. Es decir que se puede estar consciente pero no tener conciencia, mientras que lo contrario es imposible. Un anfibio o un hombre al que se les ha dejado inconscientes, no pueden tener ni una ni otra consciencia ni conciencia. Pero la persona puede tener conciencia una vez consciente, mientras que el anfibio nunca tendrá conciencia aunque haya salido de la inconsciencia. Es mi parecer que puede no coincidir con otras opiniones.
sábado 15 diciembre, 2018 @ 1:09 pm
Pues por esta vez estoy de acuerdo contigo a tal punto que no veo necesidad de puntualizar nada. Bueno, por vicio podría, pero contra el vicio de la logorrea la virtud del silencio. Además me había olvidado de la serpiente. Pero bueno, sí, voy a puntualizar pero a mí mismo. Existe una comunicación siempre entre gameto y madre, como la hay entre hígado y páncreas y linfocito T4 y pared celular. Acabo de largar una verborrea al respecto en otro artículo. Pero en caso de huevos puestos, una vez evacuado este toda comunicación si prosigue (p.ej. incubar, proteger el nido, etc. si procede) pasa a realizarse por otras vías, claramente externas, mientras que en mamíferos se mantiene hasta el final y cuando el gameto está prácticamente desarrollado, por fuerza toda comunicación ha de ser más compleja.
No digo que esto por sí solo y por sí mismo hayan desarrollado nuestra sobre-emocionalidad por así decir, pero sí digo que todo esto podría formar parte de un cuadro mayor, es decir, que sí hay una relación.
domingo 16 diciembre, 2018 @ 8:22 am
Afortunado me siento porque estés de acuerdo. De todas formas, acéptame un consejo. Como solo es para lo escrito, de cuando en cuando repite Fortasec tantas veces cuantas hayas dado rienda suelta sobre las teclas -en esta y otras varias páginas-, a tu logorrea. ¡Qué tremendo! Me dejas asombrado. Tienes una capacidad extraordinaria y envidiable. ¡Menos mal que no tenías necesidad de puntualizar nada! ¡De buena me he librado!
domingo 16 diciembre, 2018 @ 2:03 pm
¡No lo conocía! Uno siempre de remedios naturales si son de elección, no sea que pase como a un amigo que se fue de Erasmus (a rascarse los) a Polonia la Polsca y como él hablaba un inglés excelso y la boticaria un inglés Received Pronunciation ambos con un dominio supremo, donde él solicitaba un astringente la susodicha le expidió un laxante, y no debía ser Fórtwaśek.
Lo de envidiable será por ser caso de mal ejemplo, que de todo tiene que haber.
lunes 17 diciembre, 2018 @ 9:14 am
He de reconocerte un humor alabable.
Un abrazo.