Líquenes y cambio climático
Los líquenes podrían necesitar más de un millón de años para adaptarse al cambio climático.
Los líquenes son estudiados por la Botánica, pero no son plantas, ni siquiera musgos. Son un grupo de formas de vida simbióticas versátiles formadas principalmente por algas y hongos, aunque también por hongos y cianobacterias. Poseen una gran variedad de formas y colores y habitan en casi todos los lugares.
Estos seres desempeñan un papel crucial en muchos ecosistemas, desde las selvas tropicales hasta la tundra ártica, en donde a veces son casi la única fuente de comida. El aspecto más impresionante de los líquenes es el trabajo en equipo que hacen las especies que forman esta simbiosis. Una relación que el cambio climático amenaza con destruir, poniendo su propia supervivencia en peligro.
La relación entre los seres que forman los líquenes es mutuamente beneficiosa. A medida que las algas realizan la fotosíntesis, producen azúcares que usan los hongos. A cambio, los hongos ofrecen minerales y agua a las algas y construyen un microhábitat donde las algas pueden prosperar, una especie de invernadero de hongos. Cuando un hongo se encuentra con el alga correcta, en esencia, se completan, se convierten en otra cosa y se crea una nueva estructura que es diferente de cómo se ve ese hongo por sí solo. La suma de las dos especies es mayor que sus partes, lo que convierte a los líquenes en una de las parejas más fructíferas de la Naturaleza.
Investigaciones recientes estiman que estos organismos se remontan a hace unos 250 millones de años y en ese tiempo han sobrevivido a través del impacto de un asteroide y varias edades de hielo.
Hoy en día, los líquenes cubren aproximadamente el 7 por ciento de la superficie terrestre y se pueden encontrar en casi todas partes, desde desiertos áridos hasta costas rocosas.
Sin embargo, una nueva investigación que Matthew P. Nelsen, biólogo evolutivo especialista en líquenes del Field Museum de Chicago, y sus colaboradores han publicado recientemente sostiene que estos organismos tan adaptables están teniendo problemas con el cambio climático.
Perder los líquenes sería desastroso para los innumerables ecosistemas que dependen de ellos. En ambientes anegados, como las selvas tropicales templadas del noroeste del Pacífico, los líquenes son piezas clave en el proceso hidrológico porque absorben agua a medida que se mueve a través del sistema forestal. En los desiertos, una costra de líquenes estabiliza el suelo y ayuda a prevenir la erosión. Los líquenes incluso mantienen el ciclo del carbono en marcha, pues, a medida que sus algas realizan la fotosíntesis, extraen dióxido de carbono del aire y bombean oxígeno. Después de morir, sus cuerpos ricos en carbono se descomponen.
Los líquenes también son un alimento y un hábitat cruciales para organismos que van desde renos hasta babosas o aves como el colibrí de garganta rubí, que usan trozos de líquenes para construir nidos.
El preocupante hallazgo del nuevo estudio se halló cuando Nelsen y otros investigadores del Field Museum estaban examinando las preferencias climáticas de los líquenes formados por un género de alga verde unicelular llamada Trebouxia. Las algas de este tipo se pueden encontrar dentro de unas 7000 especies de hongos, creando más de la mitad de todas las especies de líquenes conocidas.
Al comparar el ADN de varias especies de Trebouxia y reconstruir la historia evolutiva del alga, los investigadores se dieron cuenta de que podían medir cuánto tiempo tardaban varios líquenes en adaptarse a nuevos entornos. Esencialmente, podrían comparar las preferencias climáticas de los líquenes modernos con las de sus antepasados. Usando una serie de métodos estadísticos, estos científicos crearon un marco de tiempo de la respuesta de los líquenes a episodios pasados de cambio climático y un marco potencial para predecir cómo les irá en el futuro.
«Podemos ver los cambios pasados que han sufrido estos grupos y pensar en eso en el contexto del cambio climático moderno», dice Nelsen. Él y sus colaboradores determinaron que las proyecciones actuales del cambio climático superan con creces la capacidad de adaptación de estos líquenes.
Según las tasas anteriores de evolución de los líquenes, a muchas especies de Trebouxia les llevaría cientos de miles de años, y a algunos millones de años, seguir el ritmo del cambio climático pronosticado para el próximo siglo.
«Lo que es especialmente alarmante es el ritmo. Estos cambios son bastante fuera de lo común como para que estos líquenes puedan responder», dice Nelsen. Esto significa que el lugar que ocupan muchos líquenes será incompatible para las algas involucradas.
Aunque Nelsen y sus coautores se centraron en las capacidades de adaptación de las algas, señala que ambos componentes del liquen tendrían que estar sincronizados para migrar a un entorno más hospitalario. ¿Qué pasa si el alga puede moverse rápido, pero el hongo es lento? ¿Qué significa eso para el hongo? ¿Podría el alga persistir mientras el hongo que la necesita tiene problemas?
Algunos líquenes podrán escapar a ambientes más hospitalarios. Pero es probable que otros, especialmente los líquenes adaptados al frío que ya viven cerca de su límite climático, sucumban al aumento del calor y la aridez.
Al parecer estos hallazgos se unen al creciente conjunto de resultados alarmantes en investigación acerca de los líquenes sobre lo mal que les puede ir a estos en un futuro más cálido y seco.
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Fuentes y referencias:
Artículo original.
Noticia en Scientific American.
Foto: Neofronteras
1 Comentario
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viernes 25 marzo, 2022 @ 10:57 pm
Puedo parecer sospechoso de pesimismo, pero nada escapará de algún problema con el cambio climático.