El pasado no tan frío de la Antártida
El hallazgo de un fósil demuestra que hace unos pocos millones de años la Antártida no era tan gélida como en la actualidad.
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Encontrar fósiles de animales y plantas de zonas templadas e incluso tropicales en la Antártida no es nuevo ni sorprendente. La fuerzas tectónicas han movido este continente a lo largo de distintas regiones del globo y hace muchos millones de años lo que hoy es la Antártida estaba a otra latitud.
Lo que es nuevo es encontrar fósiles de animales propios de climas más templados pero correspondientes a una época reciente, cuando la Antártida estaba en la misma latitud y lugar en el que está actualmente.
Ahora han descubierto un fósil que constituye el primero en su clase y que demuestra que este continente antártico era mucho más cálido hace relativamente poco tiempo.
El descubrimiento, publicado en Proceedings of the Royal Society B, ha sido realizado por un equipo internacional compuesto por investigadores de University of Leicester, North Dakota State University, British Geological Survey, Queen Mary University of London, y Boston University.
Encontraron el fósil del crustáceo (ostracoda) en los valles secos de la región este de la Antártida. El animal vivió hace 14 millones de años en lo que entonces era un lago. Su fósil está exquisitamente bien conservado y muestra tejidos blandos en tres dimensiones, algo que se da en muy raras ocasiones. Representa el primer fósil de este tipo que se encuentra en este continente.
La presencia de este fósil, gracias a su estado de conservación, es muy significativa. Se encontró a 77 grados sur. Las actuales condiciones en esa región son muy frías, con un promedio anual de temperatura de 25 grados bajo cero. Estas condiciones imposibilitan la existencia de ostrácodos o animales similares en la actualidad.
Por tanto, la Antártida ha sufrido un proceso intenso de enfriamiento desde entonces. Hace 14 millones de años esa región tendría un clima similar al que tiene una tundra y el proceso de enfriamiento la transformó en la gélida región que es actualmente.
Los investigadores señalan que no hay pruebas que indiquen que este animal estuviera diseminado por todo el continente. Posiblemente fue introducido localmente por casualidad, quizás gracias a aves migratorias que podrían haber llevado algún huevo adherido a sus plumas, tal y como hacen hoy en día.
Fuentes y referencias:
Nota de prensa de University of Leicester.
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