Biocombustible a partir del agave
Proponen el uso del agave como planta para la producción de bioetanol. Las plantaciones se pueden realizar en regiones áridas.
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En esta carrera loca por conseguir un sustituto de petróleo para hacer combustibles se ha investigado bastante el uso de biocombustibles y de muchas maneras. Una de las maneras ha sido el análisis de las consecuencias que han tenido para los espacios naturales las plantaciones dedicadas a la producción de biocombustibles. Las selvas del suroeste asiático han sido en parte destruidas por este motivo, al igual que la Amazonía. Lo más grave es que al ser humano, cuando cada día conduce su automóvil no parece importarle lo más mínimo. Hay que tener mucho cuidado a la hora de desarrollar sistemas y cultivos para producir biocombustibles.
El problema fundamental es que el rendimiento de la fotosíntesis es muy bajo (un 1%) y se necesita mucha área cultivada para producir todo o parte del combustible que necesitamos. El rendimiento de las células solares comerciales más sencillas es más de diez veces superior al rendimiento de las plantas. Pero las plantas tienen la ventaja de crecer solas y no necesitan ningún tipo de confección. Se plantan, se riegan y ya está, o casi.
Una manera de impedir desastres es convertir en biocombustible los desperdicios que de otra manera se tirarían a la basura, en lugar de hacer plantaciones dedicadas a este propósito. Es el caso de los aceites de freír de los restaurantes, que pueden ser convertidos en biodiésel una vez usados. O los desperdicios del procesado de la madera también podrían ser convertidos en bioetanol.
Otro modo de solucionar el problema es usar tierras que no tengan mucha utilidad comercial, como las desérticas. Hay plantas adaptadas a esas condiciones tan hostiles que no necesitan nada más que unas pocas gotas de lluvia al año y ya está. ¿Puede alguna de esas plantas ser rentable para la producción de biocombustible?
En un artículo publicado en Energy and Environmental Science, Daniel Tan y sus colaboradores de la Universidad de Oxford proponen que se puede producir bioetanol a partir del agave (o pita), una planta suculenta que crece en México y que normalmente es usada para producir tequila.
Esta planta tiene al parecer ventajas sobre otras a la hora de producir biocombustible, sobre todo frente a la caña de azúcar o el maíz. Según Tan, este cultivo es uno de los más prometedores en este campo de la producción de bioetanol.
Entre sus ventajas se encuentra que puede crecer en regiones áridas sin necesidad de irrigación y no compiten con la demanda de otros tipos de cultivos para la alimentación humana o del ganado.
Para comprobar todo esto se hizo un cultivo piloto de esta planta en Australia y así estudiar sus posibilidades. Analizaron la producción de etanol y extrapolaron los resultados a hipotéticas explotaciones de mayor tamaño.
Según los resultados del estudio, el etanol obtenido de esta manera tiene un balance energético positivo, pues produce cinco veces más energía que la que se invierte. Es comparable en este aspecto a la caña de azúcar y menor que en el caso del biodiésel. También es comparable a la caña de azúcar respecto al balance de dióxido de carbono.
Según los análisis de estos investigadores, la plantación de agave para estos propósitos en tierras áridas o semiáridas casi no produce presión alguna sobre la producción de comida o sobre los recursos hídricos.
Además, la plantación y la industria asociada anexa podrían usar la energía producida por la quema de los desperdicios producidos en el proceso e incluso parte del propio bioetanol.
Quizás algún día haya autos que circulen con algo parecido al tequila, pero la sed de combustible de la humanidad es tan grande que probablemente no hay suficientes desiertos apropiados en el mundo para tanto agave.
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Fuentes y referencias:
Nota de prensa.
Nota de prensa.
Artículo original.
2 Comentarios
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miércoles 3 agosto, 2011 @ 11:36 am
No creo que los biocombustibles sean la solución en el sector de la automoción. En otros casos si, sobre todo cuando lo que se busca es la energía térmica directamente, p. ej. calefacciones, ciertas industrias y también en medios en los que la electricidad, de momento, es imposible adoptar como el caso del transporte aéreo. Sin embargo en los vehículos particulares (coches, motos, transporte público) aparte los problemas de autonomía, recarga y precio que cada vez se van solventando mejor, la electricidad tiene muchas ventajas como son mejor rendimiento, menor complejidad mecánica (apenas hacen falta transmisiones, lubricantes, mantenimiento), limpieza, economía, ausencia de ruido, etc.
Si nos fijamos en nuestras ciudades cada vez vemos más bicis eléctricas e incluso scooters que ya ofrecen prestaciones similares a los térmicos.
jueves 4 agosto, 2011 @ 9:26 am
Totalmente de acuerdo con Víctor.