El contenido en sodio indica el fin de las estrellas
El final de las estrellas de baja masa como el Sol tienen un destino desigual que depende de su contenido en sodio.
Contaban los astrofísicos que las estrellas de baja masa como el Sol tienen una existencia de miles de millones de años sin sobresaltos hasta que se transforman en una gigante roja y eyectan sus capas más exteriores hasta formar lo que se llama nebulosa planetaria (desafortunado nombre). Luego, lo que queda se trasforma en un enana blanca. No hace falta decir que los posibles planetas que orbitasen alrededor de la estrella original tendrían mala fortuna cuando llegase la fase de gigante roja y posteriores.
Los modelos predicen que las estrellas similares al Sol seguirán hasta el final de la rama gigante asintótica del diagrama Hertzsprung Russell (brillo frente a color o temperatura) en lo que se llama fase AGB, entonces eyectan ese polvo y gas al espacio circundante, material que además puede servir para formar la siguiente generación estelar e incluso nuevos planetas. No es fácil desafiar estos modelos, pero todos predicen ese comportamiento.
Sin embargo, esto no parece que esté claro después de un estudio realizado en el ESO con el telescopio VLT. Un equipo internacional de investigadores ha encontrado que lo que indica que una estrella eyecte o no sus capas exteriores una vez llegue el final de sus días es la presencia de sodio.
Simon Campbell se dio cuenta de que este asunto de la fase AGB no había sido investigado convenientemente, así que, junto a sus colaboradores, usó el telescopio VLT y lo apuntó hacia el cúmulo NGC 6752 en la constelación del Pavo para realizar una investigación observacional. Este cúmulo contiene tanto estrellas antiguas de primera generación como estrellas de segunda generación. Las estrellas de las dos generaciones se pueden distinguir por la cantidad de sodio que contienen. Esto se pudieron medir en 130 estrellas a la vez gracias al espectrómetro multiobjeto FLAMES de alta resolución.
El resultado fue sorprendente: todas las estrellas en fase AGB eran de primera generación con bajas cantidades de sodio. El 70% de las estrellas no seguían, por tanto, el camino que se creía, sino que saltan la fase AGB y se transforman directamente en enanas blancas.
No se sabe la razón de todo esto, pero la presencia de sodio o no es sólo un indicador y no la causa de ello.
“Parece que las estrellas necesitan una dieta baja en sodio para alcanzar la fase AGB al final de sus vidas”, dice Campbell. Según este investigador el resultado es importante por varias razones. Estas estrellas son las más brillantes en los cúmulos globulares así que habrá un 70% menos de estas estrellas brillantes que lo predicho por la teoría. Además, según añade, los modelos computacionales sobre estrellas son incompletos y necesitan ser arreglados.
Este equipo de investigadores espera que se puedan obtener resultados similares en otros cúmulos y comprobar así el hallazgo
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Fuentes y referencias:
Nota de prensa.
Artículo original.
4 Comentarios
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martes 4 junio, 2013 @ 7:16 pm
O sea, que dependiendo del contenido en sodio nuestro Sol podría evitarse la fase de gigante roja, ¿podría implicar, en el supuesto de que así fuera-bajo contenido en sodio- que nuestra estrella no convirtiera la Tierra en carbonilla? Porque entonces podría continuar la vida (o lo que sea que sea la vida dentro de 4500 millones años, si es que es algo)teniendo directamente una enana blanca por solecillo.
En fin lo único que sé seguro es que las dietas bajas en sodio son de un soberano aburrimiento.
miércoles 5 junio, 2013 @ 9:34 am
Hombre, la teoría sufre un golpe muy serio: si en el ejemplo estudiado, el 70% de las estrellas no devuelven al medio interestelar materia y terminan como enanas blancas, toda la materia transformada no sirve para crear nuevas generaciones de estrellas y planetas. Es un palo al modelo estándar más que considerable.
Y más que va a ir recibiendo. Hace años que se ve venir que hay muchas cosas que encajan mal, cada vez peor. Por ejemplo, el registro fósil es muy terco en indicar que las condiciones termodinámicas de la Tierra no han variado apenas (relativamente) a lo largo de su biohistoria, y si lo han hecho es por contingencias planetarias y no de su fuente de energía (el Sol), esto no debería ser así puesto que el Sol, según el modelo estándar, debería haber incrementado su luminosidad al menos un 20%, y es muy difícil pensar un mecanismo buffer para que toda la ecosfera mantuviese la temperatura en unos rangos que escapan a ese incremento tan considerable.
jueves 6 junio, 2013 @ 6:27 pm
Hi,doc. Respecto al palo muy serio,permiteme que saque a colación unas palabras del físico experimental Walter Lewin: » no creo que ofenda a ninguno de mis colegas teóricos al decir que la inmensa mayoría de las teorías en astrofísica acaban resultando erróneas. Así que es normal que los físicos experimentales no les prestemos demasiada atención a la mayoría de ellas». Quizá a este estudio se le pueda aplicar esa reflexión.
En cuanto a mi anterior comentario (1), estuvo motivado por haber leído un estudio que afirmaba que quizás sería posible que hubiera planetas que pudiesen albergar algún tipo de vida, aún en el caso de que tales planetas orbitaran «enanas blancas».También sería, aquí, de aplicación lo dicho por Lewin.
Saludos,dr. Thriller
viernes 7 junio, 2013 @ 8:58 am
Pues sí, amigo LLuís. Dr. Thriller me ha dejado con ganas de que se hubiera extendido más en su comentario, y también tú. Lo estaba echando de menos. Habéis hecho unas observaciones muy interesantes.
Abrazos para ambos.