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Sobre las emociones en el trabajo

Área: Psicología — domingo, 26 de enero de 2020

Fingir emociones positivas en el trabajo no es bueno, lo ideal es realizar esfuerzos para sentirse bien, sentir esas emociones y luego expresarlas, lo que es, además, mucho más productivo.

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En las sociedades modernas está cada vez peor visto mostrar las emociones que podemos calificar de negativas. Parece que estamos obligados a estar felices y mostrarlo en público, aunque en el interior estemos deprimidos.

En algunos países como EEUU el nivel de hipocresía en este sentido es cada vez mayor y se te dice que lo ideal es fingir alegría y que de este modo terminarás sintiéndola. Se supone que esta actitud tendrá beneficios en tu vida.

Un estudio reciente realizado por investigadores de University of Arizona mantiene que, al menos en el ámbito laboral, esta filosofía de comportamiento es dañina. En su lugar los investigadores sugieren que lo ideal es realizar esfuerzos para sentirse bien y sentir esas emociones y luego expresarlas, lo que es, además, mucho más productivo.

Allison Gabriel y su equipo analizaron dos tipos de regulación de emociones que la gente emplea en sus lugares de trabajo: actuación superficial y actuación profunda.

La actuación superficial es lo que se muestra a los demás. Por dentro uno puede estar frustrado o alterado, pero no lo muestras al exterior, intentas mostrar la parte más agradable o positiva de ti mismo. Por el contrario, la actuación profunda es tratar de cambiar lo que se siente. Se trata realmente de alinear lo que sientes en la interacción con los demás.

El estudio encuestó a adultos de distintos ámbitos de la vida profesional, como en industria de manufactura, ingeniería, servicios financieros o educación.

Estos investigadores querían saber si la gente escogía la regulación de emociones cuando interaccionaba con sus compañeros de trabajo, por qué elegían regular sus emociones si no hay reglas formales al respecto y qué beneficios, si había alguno, les reportaba este esfuerzo.

Aparecieron cuatro tipos de personas en los análisis.

1- Los que mostraban escasos niveles tanto de comportamiento superficial como de profundo.

2- Aquellos que mostraban un ligeramente alto comportamiento superficial y profundo.

3 – Los que exhibían el nivel más alto de comportamiento profundo y bajos niveles de comportamiento superficial.

4- Los reguladores, que mostraban altos niveles de comportamiento superficial y profundo.

El grupo más pequeño era el formado por los de tipo 1, mientras que los demás tenían, más o menos, el mismo tamaño.

Los investigadores identificaron varios condicionantes a la hora de abrazar la regulación emocional y los ordenador en dos categorías: factor prosocial y administración de las impresiones. Los motivos prosociales incluían querer ser un buen trabajador y el cultivar relaciones positivas con los compañeros. Los motivos en la administración de las impresiones eran más estratégicos e incluían ganar un mayor acceso a los recursos o parecer lo mejor posible de cara a los colegas de trabajo y los supervisores.

Los investigadores encontraron que los reguladores en particular estaban motivados por la administración de impresiones, mientras que los de tipo 3 era más probable que estuvieran motivados por las razones o preocupaciones prosociales.

Esto significaría que los de este grupo eligen regular sus emociones con los compañeros para fomentar relaciones de trabajo positivas, en lugar se estar motivados por el querer tener un mejor acceso a más recursos.

Según Gabriel estas personas que realmente están tratando se ser positivas con los compañeros actúan así por razones prosociales y recogen beneficios significativos de sus esfuerzos.

Según este estudio, estos beneficios incluyen el recibir niveles significativamente altos de apoyo de sus compañeros, como el ser ayudados con sus cargas de trabajo y ofertas de consejo. Además, tienen significativamente mayores niveles de progreso en sus metas profesionales y ganan más la confianza de sus compañeros que los otros tres grupos.

Los datos muestran, además, que mezclar altos niveles de superficialidad con altos niveles de profundidad dan como resultado presión mental y física, por lo que los reguladores son los que más sufren según los marcadores establecidos por los investigadores. Así, muestran estar emocionalmente exhaustos y se sienten falsos en el trabajo.

Gabriel habló con algunos jefes de estas compañías e instituciones durante el curso de la investigación, pero estos creían que las emociones no tienen nada que ver con el lugar de trabajo. Según Gabriel, el estudio sugeriría que hay un beneficio a la hora de mostrar emociones positivas en el trabajo cuando se interacciona con los compañeros.

Añade que aunque la idea de «fingir hasta que lo consigas» sugiere una táctica de supervivencia en el trabajo, quizás fingir una sonrisa sea un atajo fácil a corto plazo, pero no a largo plazo, pues minará los esfuerzos para mejorar tu salud y las relaciones que tienes en el trabajo.

«De muchas maneras, al final nos encontraremos con que ser simpáticos con los semejantes no solamente hará a la gente sentirse mejor, sino que además, aumentara y mejorará las relaciones sociales», añade Gabriel.

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Fuentes y referencias:
Artículo original.
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2 Comentarios

  1. RicardM:

    «De muchas maneras, al final nos encontraremos con que ser simpáticos con los semejantes no solamente hará a la gente sentirse mejor, sino que además, aumentara y mejorará las relaciones sociales». Francamente, realizar un estudio para llegar a esta conclusión indica, principalmente, que su autora tiene mucho tiempo y poco trabajo… Eso sí: seguramente ha sido muy feliz haciéndolo.

  2. tomás:

    Sí. Parece un poco banal el asunto.

    Me recuerda este tema -lo que se dice en el 2º párrafo- a lo que suele oírse en las películas USAdas, cuando resulta tan ofensivo insulto el que a uno le llamen «perdedor». Eso puede llevar a que la gente pretenda mostrarse siempre feliz, aunque ahora me viene al pensamiento que conozco a personas que no quieren reconocer su fracaso, o la enfermedad de un familiar; ocultar cualquier preocupación aunque la tengan. O sea, que también pasa esto en nuestros lares.

    Un saludo.

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