Recuperación de sauces en Yellowstone
La reintroducción de lobos en el parque nacional de Yellowstone ha conseguido recuperar la altura de los sauces en amplias zonas.
En el mundo faltan ecólogos y quizás sobren algunos ecologistas. Desde luego sobran todos los animalistas que se basan en sus sentimientos en lugar de en la ciencia.
El ser humano reintrodujo los lobos en parque Yellowstone en 1995 bajo un fuerte polémica. La presencia de lobos siempre ha molestado a los ganaderos y a gentes que han escuchado demasiados cuentos de hadas. Son odiados en muchos lugares, incluyendo en España, en donde encima son eliminados con excusas peregrinas pese a estar protegidos (una más de las consecuencias de hacer transferencias en política medioambiental).
En Yellowstone no podía ser menos y no se veía con buenos ojos esa introducción. Pero un ecosistema sano necesita que en él haya depredadores, de otro modo proliferan los herbívoros y sus enfermedades.
Desde hace años se viene comprobando que la presencia de lobos ha mejorado el ecosistema del parque. Ahora se publica un nuevo estudio en el que se señala otro beneficio más: los sauces altos han vuelto a tener presencia en el parque.
En este tiempo lobos han depredado a los alces y la población de estos animales se mantiene ahora más cercana a la ideal, por consiguiente los alces no se exceden a la hora de comer sauces y, como consecuencia, estos han vuelto a crecer.
Había cierto debate en la comunidad científica sobre el grado de recuperación al que llegarían los sauces tras la introducción de los lobos después de décadas de ser suprimidos por los alces.
El nuevo estudio demuestra que las la reducción de la poblaciones de alces del norte del parque de Yellowstone en las última dos décadas ha facilitado que los sauces crezcan más altos en muchos lugares, pese al calentamiento y el clima más seco. Sin embargo, en otras áreas no se han recuperado por el aumento del número de bisontes.
El estudio compara tres periodos de tiempo: 1988-1993, cuando las poblaciones de alces eran altas y los sauces muy bajos; 2001-04, cuando los sauces empezaron a recuperarse y 2016-18. Se confirma que los sauces han aumentado en altura en respuesta a una reducción de los alces.
El número de alces en el norte de Yellowstone era de unos 20000 individuos en 1995 y en 2019 era de 4149. Los sauces en las praderas no han aumentado su tamaño, pero los rivereños aumentaron su talla significativamente excediendo los 2 metros de altura, una altura accesible a los alces. Además, se ha apreciado una mejora sustancial de los matorrales de sauces.
Lo curioso es que el descaste de alces que se realizó en el pasado para tratar de salvar a los sauces no fue efectivo y sólo la reintroducción de lobos lo ha conseguido.
No sólo los lobos han sido los que han conseguido controlar la población de alces, pues otros depredadores también han contribuido, pero sin los lobos no hubiera sido posible.
La anterior proliferación de sauces también se debió en el pasado a la presencia de castores que creaban grandes zonas inundadas, cosa que ahora no sucede ya que estos animales fueron eliminados. Una eventual reintroducción de castores mejoraría aún más la situación de los sauces en el parque, aunque esto llevaría un buen tiempo.
Este estudio se suma a otro anterior de hace pocos años en el que se señalaba la recuperación del álamo temblón, tanto dentro del parque nacional como en sus inmediaciones.
Copyleft: atribuir con enlace a https://neofronteras.com
Fuentes y referencias:
Artículo original.
Foto: Luke Painter, Oregon State University.
7 Comentarios
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lunes 1 junio, 2020 @ 12:31 pm
Es que la naturaleza se recupera en cuanto la liberamos de la tremenda presión humana. Desgraciadamente, no sin consecuencias perniciosas. Me estoy refiriendo con esto a Chernóbil y Fukushima, pero también a nuestros océanos llenos de plásticos, a los países de África cuyas ciudades son, en sus alrededores, los vertederos del mundo rico; y a nuestras propias contaminaciones sin que se tomen medidas definitivas, que puede hacerse. En Chernóbil sabemos, porque es público y notorio que las plantas se recuperan, y también la vida animal; lo que no sabemos es qué consecuencias habrá tenido la tremenda radiación para las futuras generaciones.
Hace uno o dos días vi un documental en TV en el que un hombre negro -«como debe ser» para ignominia de esta humanidad de impiedad (como la de George Floyd en USA, por la que también debiéramos indignarnos y manifestarnos aquí -¡qué vergüenza de policía, qué incalificable presidente y sus electores!-)- explicaba que extraían los metales valiosos de los aparatos electrónicos y quemaban el resto. Dicía que no podía librarse del hedor que el humo producía y que se sentía afectado en su salud e incluso en su mente.
Nuestra humanidad, a la que pertenezco con dolor por lo poco que puedo contribuir a mejorarla, es la familia no invitada que todo lo acapara, que todo se lo come en la fiesta del mundo, que todo lo ensucia y que -ojalá no- se marcha sin limpiarlo.
Bueno, sea que he expresado mi enfado. Lo siento y me alegro por los sauces y los lobos.
Un fuerte abrazo y gracias, Neo, porque nos traes noticias de lo que importa en este mundo y no de tanta tontería de concursos y fútbol con los que pretende distraernos la tele y los interesados en entontecernos cuanto más, mejor.
lunes 1 junio, 2020 @ 6:54 pm
Este blog es muy bueno pero ¿no sería mejor no publicar varias noticias a la vez sino de una en una pero con mayor frecuencia?
lunes 1 junio, 2020 @ 6:55 pm
¿Quitaron los castores? ¿Y eso? Qué raro. En el famoso vídeo de cómo los lobos cambiaron el curso de los ríos en el parque Yellowstone salían castores.
martes 2 junio, 2020 @ 12:29 am
Muy buen comentario, querido amigo Tomás. Hoy me balanceo entre la emoción de la ratificación del exoplaneta de Próxima Centauri y el cabreo por el botellón de Tomelloso o el gilipuertas de Bolsonaro saltándose el confinamiento y dándose un bañito de multitudes (incluyendo abrazos a niños).
Aunque lo hayamos repetido muchas veces, me parece que sigue siendo procedente decirlo sin pelos en la lengua: ¡manda narices que cualquier imbécil pueda ser presidente incluso de la nación más poderosa de la Tierra!
Y me gustaría añadir algo que creo que solo hemos expuesto en una ocasión: ambos tenemos simpatía por la democracia, las libertades y por bastantes aspectos de las ideologías progresistas…Pero, viendo toda esta morralla, nos lleva a desconfiar de esos principios que sustentamos hasta el punto de llegar a pensar si no sería mejor alguna suerte de dictador mundial (lo que dijiste que se llamaría el «dictador justo») que pusiese las cosas en su sitio sin obedecer a intereses particulares. Y que, por sus santos bemoles, obligase a Japón a dejar de pescar ballenas, acabase con el tráfico de especies de China, limitase de forma contundente el empleo de combustibles fósiles, etc.
El mejor camino sería que no fuese así y que hiciésemos los cambios por convencimiento e interiorización. Pero, como veo que siguen sin ir por ahí los tiros, muchas veces se me pasa por la cabeza si no sería mejor mandar al peo la democracia (que incluye los votos de los que han ido al botellón o de los que eligen a Bolsonaro o a Trump). Ni siquiera pienso que mi propio voto merezca mucho más la pena (¿qué se yo de Economía, por ejemplo?).
Las democracias tampoco nos están llevando a unirnos: ahora hay más países que en mis años de infancia; la CEE está mucho más de capa caída; y acuerdos como el que se ha firmado para proteger la Antártida ya veremos si vuelven a ratificarse en 2.048 cuando prescriba, porque es muy difícil establecer consensos entre tantos reinos de Taifas.
Abrazos con ilusión y desilusión.
martes 2 junio, 2020 @ 12:36 am
Estimado Tomás:
Comparto todo lo que dices en tu comentario, en particular lo relativo a George Floyd y al apocalíptico Donald Trump.
jueves 11 junio, 2020 @ 10:08 pm
Querido amigo Miguel: Perdona que no te haya contestado antes, pero hasta hoy no había llegado tan «atrás-antes» y, además no ando muy holgado de tiempo por obligaciones familiares que tú ya conoces.
Escribo de memoria lejana. Ya los griegos enumeraron todas las formas de gobierno y, claro, una de ellas era la democracia, pero no la consideraban el no va más de la perfección. Pensaban en una especie de evolución que voy a intentar recordar: de la tiranía, por rebelión se pasaba a la democracia, de la cual tenían varios modelos. Si esta era -digamos- la mejor, la que más derechos reconocía al pueblo, la cosa acababa en algo así como populismo, y de este, para poner orden, se volvía a la tiranía. Parecía como una rueda que llevaba de una forma de gobierno a otra por degeneración de la que caía.
Lo que no cabe duda es que, como muchos piensan, solo el votar no implica democracia. Una de las democracias -repito que hablo de memoria y ni yo me fío del todo- era que una mayoría por su mayor número de votos, subyugaba a una minoría, infringiéndoles un trato injusto. Eso lo vemos actualmente en USA. Pero también podía suceder lo contrario: una amplia pero poderosa minoría, exprimía a una mayoría
numerosa pero débil; por la razón que fuese.
Lo que aquí tenemos ahora es una extraña mezcla en la que una especie de populismo de boquilla -el coletas ya no es lo que fue, como puede comprobarse- presiona a un partido histórico que hubo de renunciar, con Felipe González a su legado de Pablo Iglesias para que el Capital lo tolerase. ¿Podría aceptarse?: quizá sí. Pero la realidad es que lo que nos gobierna es una corruptocracia que no estoy seguro de si fue descrita por los griegos. Y, no sé si lo he dicho alguna vez, pero esta corrupción es el lubricante que permite que esta democracia se mantenga, fluyendo desde los niveles ínfimos a los más altos.
Lo que no cabe duda es que precisamos a alguien que piense a largo plazo -porque lo que estamos viendo en el Congreso es para echarse a llorar-. Una monarquía podría ser, pero no sin atribución ninguna. Es absurda su incapacidad si exceptuamos la jefatura militar. Pienso que, como mínimo, debería ser el garante y vigilante de la separación real de poderes. También un presidente más o menos como en Francia, con segunda vuelta para que un gobierno cuente con una mayoría sin tener que ir cediendo ante las exigencias de las autonomías -reinos de taifas- cuya corrupción se suma a las demás. Y quien niegue que la clase política existe como tal es que nos quiere tomar el pelo. El presidente a que me refiero sí que podría pensarse emergiendo de una facultad de ¿ciencias? políticas como el mejor, y el resto de esa «clase» tendría sus funciones o, como ahora pasa a todo el mundo, habría de buscarse la vida. Lo que me parece importante es que hay que buscar algo que sustituya a los partidos políticos, que han dejado de ser representantes de opinión para ser sólo representantes de intereses, especialmente los suyos.
Y si hablamos del mundo, pues sí, mejor sería un gobierno mundial. Sería complejo, pero podría vencer particularidades como las que citas.
Un abrazo para ti y para todos los demás preocupados por este tema.
viernes 12 junio, 2020 @ 10:07 am
La democracia, en sus múltiples interpretaciones, no es más que dejar al pueblo que participe hasta cierto grado en su propio gobierno. Además, requiere que haya leyes que protejan a las minorías del abuso democrático de la mayoría. Para que funcione bien se necesita que el pueblo esté formado y bien informado. Lo malo es que el pueblo está cada vez peor formado (pese a la acumulación de titulitos en su poder) y pésimamente informado. Sobre esto último tienen la culpa las redes sociales («¿suciales?»). Es curioso que no se pueda poner en el infame Facebook una foto con el pecho de una mujer y permitan a la vez que las páginas de antivacunas proliferen por doquier (estas ya están haciendo planes para oponerse a la vacuna contra la covid19 cuando esté disponible). Por no hablar de la ira de twitter.
Yo soy pesimista, la verdad. Si algo nos enseña la historia es que el ser humano siempre está en conflicto.