Nuevo transneptuniano
Descubren otro planeta enano más allá de la órbita de Neptuno, pero su clasificación ha de esperar un año para calcular su órbita.
Los astrónomos han descubierto un nuevo objeto más allá de la órbita de Neptuno. Ahora mismo se encuentra a 103 unidades astronómicas (UA), lo que le hace ser el objeto del Sistema Solar más lejano. Está tres veces más lejos del Sol que Plutón y más lejos que las sondas Pioner. El anterior record lo ostentaba Eris con 97 UA.
Su descubrimiento fue anunciado en el reciente congreso de la American Astronomical Society por parte de Scott Sheppard (Carnegie Institution).
Se estima que su diámetro está entre los 500 y los 1000 km y de momento se llama V774104. Será necesario al menos un año de seguimiento para saber cómo es realmente su órbita. Dependiendo de cómo sea esta órbita, el planeta enano V774104 puede pertenecer a una de dos clases de objetos.
Por un lado, si en algún momento este cuerpo está más cerca del Sol, como a menos de 50 UA, entonces podría pertenecer al cinturón de Kuiper y estar bajo el influjo gravitatorio de Neptuno.
Sin embargo, si su órbita le lleva más lejos del Sol entonces pertenecería a lo que se ha llamado nube de Oort interior, como Sedna y 2012 VP113.
Sedna no se acerca a menos de 76 UA el Sol y VP113 (popularmente conocido como ‘Biden’) tiene un perihelio de 80 UA.
Si es así entonces la cosa se pone interesante, pues no se pueden explicar las órbitas excéntricas de algunos de estos cuerpos sin recurrir a hipotéticos cuerpos extras.
Podría haber un posible planeta gigante en los confines del Sistema Solar que alterar las órbitas de estos objetos. Otra explicación sería que algún planeta fuera expulsado del Sistema Solar en tiempos remotos y en su camino hacia el exilio cósmico hubiera alterado las órbitas de estos cuerpos.
Todavía no se sabe muy bien cómo y cuántos de estos objetos hay en el cinturón de Kuiper y en la nube de Oort, siendo esta casi más un hipótesis de trabajo que algo medible de manera sencilla.
Al no emitir luz propia la detección de este tipo de cuerpos está basada en la poca luz del Sol que puedan reflejar. Además, muchas veces tienen albedos muy bajos, por lo que reflejan poca luz.
Para poder detectar estos objetos se están usando ya telescopios de espejos de gran diámetro (para así recoger la máxima cantidad de luz) y de gran campo de visión para así realizar buenas campas de observación. Uno de estos telescopios es el Subaru situado en Hawai, cuyo espejo tiene 8 m de diámetro.
En la misma campaña que ha permitido el descubrimiento de V774104 se han encontrado una docena de objetos entre las 80 y las 90 UA. Se espera que tarde o temprano los objetos cuyas órbitas crucen la de Neptuno sean expulsados del Sistema Solar, aunque algunos podrían llegar a formar parte la nube de Oort interior.
Pero una misión espacial en la que estos cuerpos sean visitados por sondas espaciales será muy difícil, por no decir imposible.
Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=4811
Fuentes y referencias:
Noticia en Nature.
Ilustración de cabecera: NASA/JPL-Caltech.
Foto posterior: Scott Sheppard, Chad Trujillo, and David Tholen.
11 Comentarios
RSS feed for comments on this post.
Lo sentimos, esta noticia está ya cerrada a comentarios.
lunes 16 noviembre, 2015 @ 10:46 am
Muchas gracias por mantenernos informados de lo último en Ciencia y Tecnología.
Un detalle, en la frase «Ahora mismo se encuentra a 130 unidades astronómicas (UA)» se ha colado un un pequeño «gazapo disléxico», son 103 UA y no 130 UA, saludos, :)
lunes 16 noviembre, 2015 @ 10:59 am
Sí, un problema de tecleo. Gracias por señalarlo. Ya está corregido.
lunes 16 noviembre, 2015 @ 1:44 pm
¿Un planeta gigante en los confines del Sistema Solar? ¿Y no sabemos nada de él? Parece asombroso, pero en muchos aspectos parece suceder esto en astronomía.
martes 17 noviembre, 2015 @ 1:37 am
Mi querido amigo Tomás:
Más sorprendente sería la «hipótesis Némesis» que, aunque con pocos defensores fuera de las paraciencias, parece que todavía colea.
Con los datos que tenemos a día de hoy, podemos considerar más verosímil ese planeta gigante que la hipotética enana marrón.
Más abrazos, esta vez desde el principio socrático.
martes 17 noviembre, 2015 @ 8:16 am
Ciertamente, mi buen amigo. Primero el principio, como resulta obligatorio, y luego el asombro de que sepamos tan poco que ni siquiera nada sabemos.
El comienzo del segundo párrafo del artículo me choca por su obviedad insalvable: «Todavía no se sabe muy bien cómo y cuantos de estos objetos…» ¿Ves?: que no lo sabemos es algo absolutamente verdadero.
Esto es la monda. Lo diría de forma más radical nuestro extraviado compañero Dr. Thriller, a quien tanto echo de menos, junto a algunos más, como RicardM. Yo creo que este debe estar molesto conmigo. Me gustaría que no fuese así, pero en fin… si así fuera ¿qué se le va a hacer? También añoro a otros, pero quizá, al menos lean estos artículos siempre tan llenos de ese algo indefinible, mezcla de ciencia, divulgación y, yo diría, que una cierta conciencia de grupo amistoso, más que evidente entre algunos de nosotros.
Pero, como siempre, me voy por los cerros de Úbeda.
Abrazos.
martes 17 noviembre, 2015 @ 10:15 am
Aún me parece poco un año para calcular su órbita cuyo periodo igual se acerca a los mil años. Porque, si es muy excéntrica, su parte menos curva puede diferenciarse poquísimo de otra. Además, ni siquiera sabemos en qué parte de ella está. En fin, que me mantendré impaciente por conocer la confirmación del cálculo una vez haya completado su recorrido.
jueves 19 noviembre, 2015 @ 7:42 pm
Aunque apenas sepamos nada de estos objetos, al menos sabemos que están por ahí. Hay tantos y tan lejos que el universo, aun el más próximo, no parece hecho a nuestra escala. Demasiada distancia, demasiado tiempo para ir y volver, si vamos alguna vez, demasiado grande todo. Solo hay una cosa que tenemos que es mayor que el universo. Nuestra curiosidad. Y es tan grande que no puedo dejar de invitar a tomás y los demás a vernos de nuevo en esta página el día que el protagonista de hoy complete su órbita actual…
viernes 20 noviembre, 2015 @ 8:17 am
Aceptado.
sábado 21 noviembre, 2015 @ 12:51 pm
Petrus: «… Nuestra curiosidad. Y es tan grande que no puedo dejar de invitar a tomás y los demás a vernos de nuevo en esta página el día que el protagonista de hoy complete su órbita actual…»
Pues hay algo todavía más grande que nuestra curiosidad Petrus, y es tu optimismo… :)
Porque el «protagonista» de hoy, si el semieje mayor de su elipse es del orden de unas 100 UA, tardará unos 1.000 años en completar una órbita.
Voy a intentar estar aquí para vernos, pero os ruego que disculpéis mi ausencia si me surge algún motivo de fuerza mayor,… :)
domingo 22 noviembre, 2015 @ 7:27 am
Pues no. No valen excusas, porque si empezamos así, algunos podrían a utilizar una tan fútil como: «es que me he muerto», y eso no vale. Hagámonos miembros de esa asociación a la que pertenece Miguel Ángel; la de los que no la palman nunca y arreglado.
Por otra parte, he de reprocharte, sonriente Albert, que lo de los mil años, más o menos, del periodo orbital ya lo había puesto yo en mi 6. Eso es plagio. ¡Con lo que me costó hacer el difícil cálculo!
No sé si mereces que te mande un abrazo… Bueno, por esta vez, sí. Ahí va el abrazo.
martes 24 noviembre, 2015 @ 9:26 am
«… lo de los mil años, más o menos, del periodo orbital ya lo había puesto yo en mi 6. Eso es plagio…»
(T^2) / (a^3) = Cte ¡qué maravilla!
Los dos hemos plagiado a Johannes, :)
Saludos.