Unos pocos egoístas es bueno
En el mundo de las levaduras la presencia de unos pocos seres egoístas en un mar de individuos cooperativos beneficia al conjunto.
En todo tipo de sociedad hay cierto nivel de cooperación y cierto nivel de engaño. Pero aquí entenderemos «sociedad» en su sentido más amplio, desde las colonias de mohos mucilaginosos hasta la sociedad humana.
Una sociedad curiosa es la que pueden llegar a formar las levaduras, sí esos hongos microscópicos que hacen posible el pan, el vino o la cerveza. Se las utiliza como modelo de laboratorio, para estudios sobre genética o incluso en experimentos sobre economía.
Ahora, unos científicos han negado el sentido común sobre la cooperación al poner de manifiesto, al menos en el caso de las levaduras, que la presencia de unos pocos individuos oportunistas o aprovechados hace que el colectivo prospere mejor que sin ellos. De este modo, una sociedad con unos pocos seres egoístas sería más «utópica» (o más eficiente) que una formada enteramente por individuos dispuestos a cooperar. Los investigadores que forman este equipo proceden del Imperial College London, de las universidades de Bath y Oxford y del Instituto Max Planck de Biología Evolutiva.
Veremos a continuación que esta situación se da en las levaduras debido a una pequeña «trampa». En la “sociedad levaduril” los individuos cooperativos producen una enzima denominada invertasa (o sacarasa) que rompe o desdobla la sacarosa (el disacárido que constituye el azúcar blanquilla común que ponemos en el café de la mañana) en fructosa y glucosa. Para ello tienen que gastar una determinada cantidad de energía y recursos. Los oportunistas no son capaces de producir esa enzima y dependen de los demás para esa función, pero al no generar la enzima se ahorran los costos que conlleva su producción.
El estudio, publicado en PLoS Biology, se basa tanto en experimentos de laboratorio como en modelos matemáticos. Según concluyen, en algunos casos un poco de egoísmo puede ir en beneficio de la comunidad. Pudieron comprobar, por ejemplo, cómo las poblaciones con unos pocos oportunistas crecían un 20% más que las poblaciones en las que sólo había cooperadores.
Según Laurence Hurst, uno de los participantes en el estudio, las levaduras usan el azúcar más eficientemente si éste es escaso en el medio. Así que tener unos oportunistas en la población ayuda a que las levaduras no desperdicien el azúcar.
Descubrieron además que como las levaduras no tienen manera de saber cuánta sacarosa está disponibles para ser disociada, desperdician energía sintetizando más invertasa, incluso cuando ya no queda dicho azúcar en el medio. Esto pone un freno al crecimiento de la población. Pero si la mayoría de la población coopera y hay unos pocos egoístas, entonces no toda la población está desperdiciando energía y limitando el crecimiento. Digamos que los egoístas están haciendo un favor al conjunto al eliminar el excedente. Para que esto ocurra los cooperadores necesitan estar cerca de otros cooperadores para así conseguir más glucosa (la que ellos mismos producen).
Si alguna de las condiciones que hemos relatado cambian entonces los oportunistas no benefician a la población.
Según Ivana Gudelj las connotaciones de cooperadores y oportunistas son más bien difusas en este caso. Explica que el añadido de más productores de invertasa a la población reduce la adaptación de toda la población y en este caso es difícil verlos como algo positivo desde el punto de vista que beneficie o no a la mayoría, aunque sí lo sean cuando su presencia es escasa.
Obviamente es muy difícil extrapolar este resultado a sociedades complejas como las humanas, entre otras cosas porque es difícil encontrar un bien cuya sobreabundancia reduzca el crecimiento de una comunidad.
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Fuentes y referencias:
Nota de prensa.
Artículo original.
Foto: Eric Miller.
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8 Comentarios
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viernes 24 septiembre, 2010 @ 6:00 am
no estoy de acuerdo con el ultimo párrafo. Si ampliamos el concepto de bien a los intangibles como confianza, amistad, deseo, etc esta interpretación atrópica del comportamiento de las levaduras del articulo puede ser consistente con la sociedad humana. Esto tiene una implicación muy profunda en los mecanismos internos de la sociedad, pues tendrian leyes universales.
viernes 24 septiembre, 2010 @ 11:05 am
Imagino que francisco r.s. quiere decir «antrópico»; una «n» se le escapa a cualquiera, pero en este contexto donde la «tropo», en el significado de dirección, puede tener sentido, me ha parecido propio mencionarlo.
El caso es que yo tampoco estoy de acuerdo con el último párrafo, aunque por causa bien distinta; diría que opuesta, pues debería ser aplicable a la humanidad.
Y creo que lo es desde que algunos recursos son abundantes. Ya sé la definición de bien, de que ha de ser escaso, etc. pero, a mi modo de ver, hay bienes, como la energía, que son muy abundantes pero están artificialmente controlados para que sean escasos. Y ahí entran los aprovechados, mucho más sofisticados que las levaduras gorronas.
Creo que es un tema interesantísimo en el que parece que francisco r. s. puede aportar mucho.
Un cordial saludo.
viernes 24 septiembre, 2010 @ 8:17 pm
Es difícil hallar en la sociedad humana un bien (tangible o no) que beneficie a las personas, pero cuya abundancia sea mala y que hagan falta oportunistas que parasiten sobre ese bien para que la población prospere a mejor.
sábado 25 septiembre, 2010 @ 8:50 am
Muy estimado Neo:
Se me ocurre que el carbono, en sus variados compuestos, petróleo, carbones, gases, cumple esos requisitos. 1º Beneficia a las personas por cuanto les proporciona energía. 2º Su abundancia es mala pues produce un incremento indeseable del CO2, CH4, acidificación de aguas, etc. 3º Harían falta oportunistas capaces de fijar ese carbono, bien directamente de las minas de carbón para, por ejemplo, transformarlo masivamente en fibra aislante para edificios que iría entre los muros externos, o para utilizarlo en fibra de carbono que tan buenos resultados está dando en sustitución de acero y otros materiales, grafito para lubricante, nanotecnología, etc., o simplemente para plantar árboles a lo grande. Si de esas dedicaciones obtienen una rentabilidad ya tenemos a los oportunistas.
Un cordial saludo.
sábado 25 septiembre, 2010 @ 10:50 am
Estimado Tomás:
No es exactamente lo mismo. Tomamos moléculas orgánicas útiles y las transformamos en material de desecho (dióxido de carbono) que nosotros ya no podemos utilizar.
El exceso de esas moléculas orgánicas no nos limita, más bien lo contrario.
sábado 25 septiembre, 2010 @ 4:13 pm
hmmm… y el dinero? los paises cuya población tiene mayor poder adquisitivo suelen ser justamente los que menor tasa de natalidad tienen y dependen de la inmigración.
domingo 26 septiembre, 2010 @ 8:45 pm
La abundancia de dinero no limita el crecimiento de población, de hecho hay ricos pertenecientes a ciertas sectas católicas que tienen todos los hijos que pueden mantener.
El dinero no parece sobrar o suponer un impedimento.
Tampoco parece claro que los inmigrantes «parasiten» sobre ese dinero «sobrante», sino que es la manera en la que unos pueden conseguir aún más dinero a costa de la explotación de las personas.
domingo 26 septiembre, 2010 @ 11:20 pm
El comportamiento de las moléculas es predictible y sus relaciones estan auto-reguladas, de modo determinista, pero no tanto en los organismos unicelulares, menos en los pluricelulares.
La sociedad humana depende de controles auto-regulados, o patterns de conducta, roles sociales que no son fijos, sino poco predecibles para las matemáticas convencionales.
Me refiero a que los grados de libertad o indeterminación son mayores en los mas complejos organismos, y sus sociedades, que en organismos y sociedades primitivas.
Para obtener un equilibrio en los opuestos auto-regulatorios «espontáneos» como altruismo/egoismo, el Sistema debe tener subclases de control, y un control regulatorio central.
Si la sociedad puede imitar (homologar) un sistema nervioso humano, estaria en la via correcta. Después habria que ir rediseñando de modo constante el proceso, por sistemas informáticos de feed-back de integración/diferenciación, tanto en la toma de decisiones como en las conductas especificas de rol.
Esta no es una «semántica auto-explicativa» porque se refiere a fenómenos objetivos, los tipos de rol y conducta, la información, y una red sistémica especificable en modelos de simulacion, o reales, de la sociedad humana.