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Sobre Toxoplasma gondii

Área: Medicina — lunes, 20 de enero de 2020

Toxoplasma gondii prefiere los gatos para completar su ciclo vital, pero puede usar también otros animales.

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Que un microorganismo o parásito consiga cambiar el comportamiento del ser que ha infectado es un tema recurrente de la ficción científica, pero, en realidad está basado en la realidad. El caso más conocido es la rabia, pero un caso similar menos conocido es el de la toxoplasmosis.

Cuando el microorganismo Toxoplasma gondii infecta a los ratones logra cambiar el cerebro de los mismos de tal modo que estos no tienen miedo. Entonces los roedores se exponen a los depredadores como los gatos y a estos les es más fácil cazarlos e infectarse con el microorganismo, que pasa al intestino del gato en sonde se reproduce. De este modo T. gondii va a parar a las heces y así puede cumplir su ciclo vital e infectar a otros ratones.

Un estudio reciente argumenta que T. gondii no usa los gatos como animales específicos. El parásito simplemente hace que los ratones sean más propensos a explorar y ser menos miedosos, pero les vale cualquier depredador además de los gatos. El parásito no es tan «listo» como mucha gente pensaba.

T. gondii puede infectar los vertebrados de sangre caliente, incluyendo seres humanos, pero su relación con los gatos parece especial pues sólo ahí se pueden reproducir sexualmente y generar su forma más infecciosa que es excretada para así infectar a otro animales.

Algunos investigadores sospechan que el microorganismo altera el cerebro de los ratones y cambia la manera en la que ven a los gatos. En algunas pruebas de laboratorio se ha podido comprobar que los ratones infectados exploran la orina de gato frente a la de otros potenciales predadores.

Pero esto no es lo cree Dominique Soldati-Favre, parasitóloga de la Universidad de Ginebra. Esta investigadora y sus colaboradores realizaron una serie de test de comportamiento con ratones, tanto infectados como no infectados. Así, en una primera batería de tests, permitieron a unos ratones explorar recintos en los que había olores de distintos animales, tanto de depredadores como de no depredadores, como los cobayas. Los ratones dedicaron más tiempo a estar en las cámaras con a olor a zorro o a cobaya que en las que olían a gato.

También vieron que los ratones infectados se aventuraron a entrar en una cámara ocupada por una rata anestesiada, un posible depredador. Pero los ratones de control no infectados no se atrevían a hacer algo así.

Además, apreciaron que los ratones infectados pasaban más tiempo en los pasillos del laberinto que estaban abiertos y expuestos, en donde normalmente se sienten amenazados, que los pasillos cubiertos. Esto demostraría que tenían una mayor tendencia a la exploración. También comprobaron que los ratones infectados mostraban menos ansiedad. Otros estudios similares han encontrado cambios similares en la ansiedad y en las ansias de exploración.

Según Soldati-Favre, los ratones infectados no sólo pierden el miedo a los gatos, sino que se vuelven más abiertos y van a todas partes.

En el fondo no es un resultado sorprendente. Aunque la reproducción sexual del parásito depende de los gatos. No habría razones evolutivas para que T. gondii se transmita a través de las heces de otros animales.

En estudios previos se sugería que los quistes de T. gondii se concentraban en regiones particulares del cerebro y afectan el funcionamiento de determinados circuitos cerebrales. Los análisis genéticos revelan la presencia de marcadores de inflamación. El nivel de inflamación y el número de quistes están correlacionados con el cambio de comportamiento en ratones infectados. El equipo de Soldati-Favre propone que la respuesta inmunitaria provocada por T. gondii en el cerebro está detrás de los cambios en el comportamiento. En algunos experimentos han comprobado que, al proporcionar antiinflamatorios a ratones infectados, se invierten los cambios en el comportamiento.

Se estima que un tercio de los humanos están infectados de toxoplasmosis. Algunos investigadores han encontrado indicios de que esto tiene relación con algunos casos de esquizofrenia y otras enfermedades mentales.

Soldati-Favre especula que, como el parásito parece reproducirse menos y formar quistes más pequeños en humanos sanos que en ratones, posiblemente dé lugar a menos inflamación y por eso producen menos efectos en el comportamiento humano. Aunque se sospecha que sí se producen esos efectos.

Parece que T. gondii ha evolucionado hasta alcanzar un equilibrio perfecto entre provocar suficiente inflamación como para provocar cambios en el comportamiento de los ratones, pero no tanta que mate al animal.

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Fuentes y referencias:
Artículo original.
Foto: hhach (pixabay.com).

Salvo que se exprese lo contrario esta obra está bajo una licencia Creative Commons.
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9 Comentarios

  1. Dr. Thriller:

    ¿¿un tercio?? ¿Otro ser vivo al que hemos favorecido? Y no hablo del gato.

    A nuestra historia del mundo (la humana) le faltan muchas cosas, los animales domésticos y el impacto generado (se amontonan las pruebas de la decoloración de la piel, «ser blancos», y el consumo de lácteos de ganado), el misterio sin resolver de la peste (definitivamente, no somos más resistentes que nuestros antepasados que cayeron como moscas), y a saber qué otros viajeros sin detectar tenemos (me remito al caso de la «úlcera de estómago»).

    En cuanto a la inteligencia del toxo, no hay tal. Ni siquiera hay toxos especializados (vale todo), como sí lo están los piojos.

  2. Miguel Ángel:

    Estos investigadores lo ponen un poco en entredicho, pero recordaba que vimos otro estudio que se habían documentado cambios en el comportamiento de los humanos infectados por toxoplasmosis:

    https://neofronteras.com/?p=3928

  3. tomás:

    Mi enhorabuena por tu virtud de traer a colación artículos del pasado, querido Miguel. Ciertamente cabe preguntarse sobre ese descomunal 1/3.
    Esto hace más influyente a Margulis, y es que la evolución tiene varios padres imprescindibles.

  4. Dr.Thriller:

    Bueno, siempre y cuando sea posible, el destino de todo parásito debía ser alcanzar la simbiosis, de hecho un parasitismo es 50% simbiosis (como un banco, ¿no?), basta que el parásito haga algo en retribución para montar la sociedad.

    Y es que el parásito ya hace algo, pero lo hace en beneficio del *tinglado* (y suyo propio, naturalmente). Perjudica al huésped, pero perjudicándolo efectúa un valor añadido impagable al equilibrio del ecosistema. De no ser por los parásitos los equilibrios serían más inestables y difíciles. ¿Entonces por qué el parásito debería tener presión evolutiva (o al menos posibilidad) hacia simbionte? Porque si el huésped se va al guano se va al guano con él, salvo que tenga otras dianas (que muchas veces serán similares y expuestas a los mismos peligros).

    Darwin cuando lo llamó la lucha por la supervivencia lo clavó, creo que ni conscientemente de cuánto. El tinglado (es un palabro elegante para dar cobertura holística) necesita toda esta maquinaria para sostenerse.

  5. Miguel Ángel:

    ¡¡Ja, ja, ja!!, muy buena la comparativa con los bancos, querido Dr. Thriller.

    Muchas gracias por las risas.

  6. tomás:

    En efecto. Lo que sucede es que el banco es el parásito «grande» y los parasitados somos los enanos del sistema. Me sumo a felicitar el inesperado acierto.

  7. tomás:

    ¿Y este coronavirus que nos viene azotando -por nuestros lares solo con temores, de momento-? Parece que China es un buen lugar para el origen de estas epidemias que proceden del contacto de animales y humanos. Quizá sea porque allí hay una cohabitación más íntima y extendida entre unos y otros. Pero diría que desde la India y la antigua Indochina -para abreviar-, hay tanta o más que en China.
    Comentaba hace unos días con Miguel que había oído varias veces por radio: ¡Cuarenta millones de chinos aislados en la zona afectada! Parece un chiste como cuando en una ola de frío o una gran tormenta, no recuerdo, se decía en el Reino Unido: ¡El continente aislado!

  8. Miguel Ángel:

    Es mucho más contagioso que el Ébola, así que lo más probable es que se extienda a la India y otros países limítrofes.
    Un aspecto positivo es que está sirviendo para poner en solfa el comercio ilegal de especies por parte de China y países del sudeste asiático, sin ningún filtro: pangolines, tigre, tiburones, ballenas, rinocerontes, cálaos, muchas especies de peces e insectos…

  9. tomás:

    Como limítrofes, lo somos todos, uno con otro y otro con el siguiente, por no asustar, imagino que llegará a todos los rincones de este mundo -salvo a alguna isla deshabitada aunque, como le llevará algún tiempo, a ver si hay suerte y se ha conseguido esa vacuna para los más, porque los menos ya se han muerto. Animoso que es uno.

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