El cerebro fósil más antiguo
Consiguen reconstruir en tres dimensiones el cerebro de un pez de hace 300 millones de años.
Es muy difícil fosilizarse. Se deben de dar unas condiciones de conservación muy especiales para que la materia orgánica que compone el cuerpo de un animal se mineralice poco o poco y llegue hasta nosotros. Esta es nuestra limitación más importante a la hora de conocer el pasado de la evolución biológica sobre este planeta. Somos conscientes de que el registro fósil siempre será incompleto.
Las partes duras, y ya parcial o totalmente mineralizadas, son más susceptibles de fosilizar. Conocimos la existencia de ciertos seres del pasado ya extintos sólo por sus huesos, conchas o dientes. Durante muchísimos años no sabíamos cómo eran los conodontos, porque sólo nos llegaban mínimas piezas de ellos: sus partes más duras. Las reconstrucciones que se hicieron de estos seres, basadas sólo en esos restos, ahora nos hacen sonreír por ridículas y alejadas de la realidad. Es lo malo de la falta de información, que puedes llegar a decir muchas tonterías. Y es que es extremadamente difícil que lleguen hasta nosotros fósiles de partes blandas. (leer más…)