NeoFronteras

Nuestros antepasados los fenicios

Área: Genética — martes, 4 de noviembre de 2008

Uno de cada 17 hombres de la cuenca del Mediterráneo tiene a algún fenicio como antepasado en su línea paterna directa.

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Los fenicios además de darnos el alfabeto y el amor por el color púrpura nos habrían dejado también una herencia genética. Un estudio publicado en American Journal of Human Genetics demuestra que uno de cada 17 hombres de la cuenca del Mediterráneo tiene a algún fenicio como antepasado en su línea paterna directa.
El consorcio Genographic Project ha desarrollado un nuevo método analítico para detectar impactos genéticos sutiles de las emigraciones históricas humanas. En su primera aplicación ha revelado el legado genético de los fenicios.
Los fenicios fueron un pueblo misterioso que logro establecer un imperio económico y comercial en el Mediterráneo entre los años 1550 AC y 330 AC. Aunque su verdadero origen se ignora su base estaba en lo que hoy es el Líbano. Se expandieron por todo el Mediterráneo fundando colonias que incluían lugares tan remotos como lo que hoy es la costa española más allá del estrecho de Gibraltar. El primer sistema capitalista global controló el comercio en el Mediterráneo durante unos 1000 años hasta que los fenicios fueron desplazados por griegos y romanos.
Los fenicios se organizaban en ciudades estado, pero se reconocían entre sí como una etnia y hablaban un idioma común. El fenicio era una lengua semítica y para su escritura utilizaban un alfabeto propio. A este alfabeto debemos el alfabeto griego, hebreo y latino. El pueblo fenicio contribuyó a crear un importante vínculo entre las civilizaciones mediterráneas. Sin embargo, no se sabe mucho de estas personas, habiéndose perdido gran parte de la información sobre ellos.
Aunque no se disponía de información genética sobre este pueblo, el consorcio que ha realizado el estudio sí contaba con cierta información histórica. Se sabía que los fenicios no tenían un asentamiento fijo, y esto ha sido suficiente, junto con las modernas técnicas genéticas, para rastrear a este pueblo.
El método de análisis se basa en la búsqueda de señales genéticas en el cromosoma Y de hombres actuales (cromosoma que sólo se transmite por vía paterna) en regiones en las que se sabe que los fenicios vivieron en el pasado. El método reveló linajes genéticos que compartían rasgos comunes justo en colonias fenicias históricas, como en las costas de Líbano, Italia, Túnez o España.
Esto prueba que los asentamientos fenicios, algunos de los cuales duraron cientos de años, dejaron un legado genético que ha persistido hasta los tiempos modernos.
Teniendo en cuenta estos linajes los expertos calculan que la contribución genética fenicia es tal que al menos un 6% de los hombres de las poblaciones modernas del Mediterráneo tienen antepasados fenicios directos.
Según Pierre Zalloua, investigador principal de Genographic, este estudio habría traído a la luz una pieza magnífica de nuestra herencia que habría estado enterrada u olvidada hasta ahora. Además sería una pieza fundamental que podría ayudar a arreglar los errores históricos.
El proyecto Genographic fue lanzado en 2005 por National Geographic e IBM. Su núcleo principal lo forma un consorcio global de 10 grupos científicos regionales trabajando bajo criterios científicos y éticos.
El proyecto está abierto al público y el que lo deseé puede participar en él donado su propia información genética. El kit de participación se puede adquirir a través de la web: https://www3.nationalgeographic.com/genographic/lan/es/.
El dinero recaudado se utilizará para proyectos culturales y revitalización lingüística de comunidades indígenas.

Fuentes y referencias:
Noticia en National Geographic.
Foto: moneda fenicia, fuente: Wikimedia.

Salvo que se exprese lo contrario esta obra está bajo una licencia Creative Commons.
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1 Comentario

  1. Martín:

    ¡Qué proyecto tan bonito! Parece increíble que en cada uno de nosotros esté escrita la Historia, aunque sea a trazos gruesos.
    En cada uno de nosotros están los héroes y villanos que ganaron las batallas, o las mujeres que siempre las perdieron. Están el descubrimiento de la agricultura y de la ganadería, del comercio y la moneda. El comienzo de la civilización y la pérdida de la inocencia. Gran parte de todo esto sucedió alrededor de este mar mágico cuyo fondo todavía está tachonado de barcos que transportaban aceite de oliva y vino en ánforas de barro. Alrededor de este mar inventamos un alfabeto y la comunicación, para que así las ideas pudieran viajar de un sitio a otro en rollos de pergamino o papiro impulsadas por la fuerza del viento y los músculos de los remeros. Algunos de esos humanos, los importantes, todavía nos hablan con lenguas que ya nadie pronuncia y cuya música nadie sabe reconocer. Nos hablan de mitos y dioses, de pasiones y dramas humanos, de guerras y esclavitud, de conquistas y sometimiento.
    Todas estas fuerzas desplazaron poblaciones, familias, ejércitos y hordas. Los más humildes, los que nunca tuvieron voz, ni palabra, ni escritura ahora nos pueden hablar a través de sus genes y confesar que ellos también vivieron. Nos hablan desde cada célula de nuestros cuerpos.
    ¿Qué más nos deparará este proyecto? No lo sé, ya lo veremos, pero creo que seguro será una cura de humildad para todos aquellos grupos de humanos que creen pertenecer a razas puras o a pueblos orgullosos. Seguro que al final todos contaremos con algún antepasado perteneciente a algún pueblo extraño y extranjero.

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