Las hembras de golondrina engañan a sus parejas en función del plumaje de los pretendientes
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Para el macho de una especie de golondrina (Hirundo rustica) la vistosidad del plumaje es muy importante para el éxito sexual. No solo a la hora de encontrar pareja sino a la hora de mantenerla, según un estudio dirigido por Rebecca Safran de la universidad de Cornell.
Las hembras de esta especie suelen engañar o abandonar a sus parejas si encuentran otro macho con el plumaje más vistoso. Se ven atraídas concretamente por la intensidad del color de sus plumas. Según esta investigadora y sus colaboradores la buena apariencia del macho no sólo es importante para causar una buena impresión, además es importante a la hora de mantener la fidelidad de la hembra.
Para hacer el estudio utilizaron tintas especiales no tóxicas con las que mejoraron la vistosidad del plumaje de ciertos machos. Comprobaron que en temporadas consecutivas de cría que los machos así “mejorados” tenían más éxito entre las hembras y más descendencia que antes de la alteración. Además hicieron análisis de ADN para comprobar a que macho correspondía las crias bajo el cuidado de las hembra antes y después de las manipulaciones.
Lo interesante de este caso es que la evaluación del macho es constante, además de conseguir territorio, hacer el nido, y convencer a la hembra, además tiene que retenerla.
Hay que recalcar que el término promiscua no es aplicable a las hebras, pues no se van con cualquiera, pero aunque sean bastante exigentes respecto al aspecto de los machos, debido al gran número de machos existentes al final mantienen relaciones sexuales con varios de ellos.
Estos investigadores comprobaron que aquellos machos que mantenían el plumaje entre campañas consecutivas de cría tenían el mismo número de éxitos entre las hembras, y que los «mejorados» conseguían más hembras después de la alteración, y por tanto más descendencia que antes de ser “mejorados”.
En algunos casos ciertos machos cuidaban de una descendencia que no era la suya, hecho difícil de explicar desde el punto de vista genético, aunque quizás se debe la imposibilidad que tienen de saber si la descendencia es suya o no.
Los investigadores suponen que la razón por la que las hembras prefieren a machos vistosos es porque lo asocian a mejores genes o mayor capacidad de defender el territorio, pero este punto está aun sin aclarar. Además dejan sin explicar cómo un macho con buenos genes deja de serlo en el momento de pérdida de vistosidad en el plumaje, pues los genes no cambian por este hecho.
La monogamia entre las aves es un mito y se cree que sólo un 10 por ciento de ellas lo son. Siendo el fenómeno del “adulterio” o la poligamia muy frecuente.
Es interesante subrayar que el termino supuestamente darwinista de la “supervivencia de los más fuertes” no es cierto. Los genes transmitidos no son estrictamente los del más fuerte sino lo de aquel con mayor éxito reproductor. Un plumaje muy vistoso puede favorecer el que sea más visible para los depredadores, haciendo peligrar la supervivencia del individuo, pero favoreciendo a la vez su reproducción. Casos como el pavo real o el alce irlandés son paradigmáticos en teoría evolutiva.
Aplicado esto a un caso humano, nos podemos fijar en Jimmy Hendrix que murió muy joven debido a su disoluta vida, pero que dejó suficientes descendientes a través de sus numerosas amantes. Desde ese punto de vista sus genes han tenido más éxito que los un hombre sensato, cabal y fiel a su pareja.
Volviendo al caso de las golondrinas la “promiscuidad” de las hembras crea un problema para el macho pues el macho debe de intentar seducir a tantas hembras como pueda. Pero eso quizás no le sea beneficioso si su principal pareja le engaña tan pronto como él empieza a tener peor aspecto, por eso le es muy importante mantener su buena apariencia.
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