Trascendencia y Neurología
Un estudio logra relacionar determinados aspectos del pensamiento religioso con daños en regiones específicas del cerebro.
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Para un creyente la trascendencia, por definición, transciende el propio yo y todo lo terrenal. Los sentimientos de fe, de paz interior y espiritualidad los vive de verdad, pero se supone que vendrían dados por el más allá. ¿Qué pasaría si esas sensaciones fueran producidas por el propio cerebro o por una parte específica de él? De ser así, esos sentimientos serían un mero subproducto de nuestros cerebros, una sensación inducida físicamente. Pues al parecer esto es precisamente lo que se ha demostrado recientemente.
En un estudio reciente en pacientes con tumores cerebrales se pone de manifiesto que parte del córtex parietal regula estos aspectos religiosos. A estos pacientes se les tuvo que quitar parte de esa región cerebral y después de la operación se vieron aún más atraídos hacia las experiencias trascendentes.
Durante los últimos años los científicos se han ido interesando sobre los aspectos neurológicos del pensamiento religioso, produciéndose diversas teorías sobre su origen y utilidad biológica. Sin embargo, los estudios de resonancia magnética nuclear en creyentes y no creyentes no han demostrado, hasta ahora, que exista una región específica que regule este aspecto. Por tanto, se suponía que los aspectos religiosos debían de estar regulados por el cerebro en su conjunto y no por un área específica. El estudio de Cosimo Urgesi, de la Universidad de Udina en Italia, y sus colaboradores contradice esta conclusión; estudio que se ha publicado en Neuron recientemente.
Este grupo de científicos sometió a 88 pacientes aquejados de cáncer cerebral a un cuestionario que cubría diversos aspectos de la trascendencia antes y después de someterlos a la operación quirúrgica que extirparía su tumor. La segunda ronda de preguntas se efectuó entre 3 y 7 días después de la operación.
El cuestionario se centraba en aspectos y componentes de la autotrascendecia: creencia en un poder superior, capacidad de perderse uno mismo por unos instantes, sentirse conectado espiritualmente de una manera profunda con otras personas o con la Naturaleza… También se les preguntaba si creían en la percepción extrasensorial, los milagros y otros fenómenos metafísicos.
Estos pacientes sufrían dos clases de cáncer: gliomas, que afectan a las células que rodean las neuronas, y meningiomas, que afectan solamente a la membrana que envuelve el cerebro. Debido a la naturaleza de estas dos clases de tumores, los médicos tuvieron que eliminar neuronas de 48 pacientes del primer caso porque el tumor se había extendido, mientras que los del segundo caso no sufrieron pérdidas de neuronas.
Aquellos pacientes aquejados de gliomas que tenían el tumor situado en la parte posterior de sus cerebros, que incluían el lóbulo parietal inferior, córtex temporal y circunvalación angular derecha, puntuaron más alto en la escala espiritual (según el test) que aquellos aquejados del mismo tipo de cáncer, pero que lo tenían en la parte frontal. Una vez pasados por el quirófano la diferencia en puntuación entre unos y otros se acentuaba. Además, pudieron comprobar que aquellos que perdían ciertas áreas del córtex parietal debido a la operación mostraban la puntuación más alta.
En pacientes con tumores situados en otras regiones cerebrales, o afectados por meningiomas, no se observó cambio alguno o un especial sentimiento religioso o trascendente.
Los investigadores concluyen que estas regiones normalmente inhiben el pensamiento trascendente y el daño causado en ellas por el tumor o por la cirugía dispara este tipo de sentimientos. El córtex parietal posterior está relacionado con la capacidad de proporcionar la ubicación y posición del cuerpo humano en el espacio, así que su daño podría afectar esta sensación y hacer creer a la persona afectada que su yo trasciende la realidad del aquí y ahora. El resultado apoyaría la idea de que la experiencia mística surge a partir del sentimiento de verse desconectado espacialmente del propio cuerpo.
Este podría ser el primer resultado significativo en este campo de la espiritualidad, fenómeno que por otra parte es muy complejo y esencial en el ser humano. Al parecer, aunque anteriormente muchos pacientes que habían sido sometidos a este tipo de operaciones sufrían cambios emocionales de este tipo, ningún investigador se había tomado la molestia de evaluarlo, ya que se considera que era algo perteneciente a la esfera personal de la gente.
Según Urguesi, el resultado muestra que algunas características complejas de la personalidad son más maleables de lo que previamente se creía. Especula que la baja actividad de las regiones parietales en personas con daños cerebrales podría predisponerles a los sentimientos de trascendencia y, quizás, a religiones como el budismo que enfatizan ese tipo de experiencias.
Uffe Schjødt, de la Universidad Aahus de Dinamarca y no implicado en este estudio, dice que, efectivamente, se ha comprobado una mayor actividad de esta región cerebral en aquellos que están rezando o meditando, pero crítica la oportunidad perdida a la hora de poder haber preguntado más cosas a los pacientes antes y después de la operación, sobre todo respecto a sus experiencias religiosas.
En estudios futuros este grupo de investigadores pretende medir otros aspectos de la espiritualidad para determinar cuánto duran estos sentimientos espirituales en los pacientes, así como inducir este estado en pacientes sanos mediante técnicas no invasivas basadas en la estimulación magnética transcraneal. Con esta técnica se puede “apagar” temporalmente una región cerebral específica y ver los efectos que produce. Así se podrían delimitar mejor las regiones implicadas en el sentimiento religioso.
En todo caso, no deja de ser inquietante que un aspecto tan particular como el de la trascendencia dependa de una mera actividad neurológica. Una pesadilla para el religioso, pero también para el ateo, que en un momento dado puede caer en ese tipo de sentimientos sin poderlo evitar.
Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=3006
Fuentes y referencias:
Nota de prensa en Eureka Alert.
Artículo en Neuron (resumen).
Noticia en Science.
Noticia en Nature.
30 Comentarios
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viernes 12 febrero, 2010 @ 1:51 pm
Entonces debo tener un tumor en el cerebro, quizás por eso poseo algunos tic nerviosos que se manifiestan al pasar por una iglesia que me impiden controlar mis manos y me obligan a persinarme.Debo estar grave…
Que ridículo, lo más chocante es eso que dice «se demuestra», «Avance mas significativo» calificativos inpensables en neurología.
No niego la polarización del artículo al debatir la trascendencia como un acto religioso y no espiritual, pues existe todo un espectro de personas profundemente espirituales que no pertenecen a una religión, sin embargo aprecio el artículo por lo intrascendente de su propia investigación, no porque no me agraden sus conclusiones sino mas bien porque al tratar de ser categórico demuestra que en el tallado de la evolución se usa la perspectiva…
Saludos.
viernes 12 febrero, 2010 @ 2:43 pm
Estimado Hector:
Sólo un par de aclaraciones que ayuden a entender mejor el texto. Usted pone entrecomilladas las palabras «se demuestra», pero lo correcto sería «al parecer esto es precisamente lo que se ha demostrado», tal y como aparece en el texto, frase que no es tan categórica.
Lo mismo se podría decir respecto al segundo entrecomillado suyo. Lo correcto sería: «podría ser el primer resultado significativo», tal y como aparece en el texto.
Tampoco señala la existencia de palabras que aparecen en el texto como «Según Urguesi» o «especula», que ayudan a matizar el resultado.
Sobre la importancia del hallazgo podemos fijarnos en el número de referencias (aquí sólo se han usado unas pocas) a este resultado; aunque no habría que confundir éxito de una noticia con importancia de lo que se dice en ella, puede servirnos de indicador.
viernes 12 febrero, 2010 @ 3:15 pm
La neurología no puede descubrir el espíritu. Es por tanto lógico que solo pueda analizar los efectos físicos como los que se detallan en este artículo.
viernes 12 febrero, 2010 @ 5:43 pm
Hola,
Los resultados de este estudio discrepan un tanto de la interpretación que de su experiencia tuvo la propia Dra. Jill Bolte Taylor (hemorragía de su hemisferio cerebral izquierdo). Es decir, que el hemisferio cerebral derecho es el asiento principal de las experiencias espirituales (auto-trascendentes/ Nirvana). En el estudio de Urguesi se observa como la espiritualidad puede ser alterada tanto por lesiones de los hemisferios izquierdos como de los derechos.
Aún así, y de acuerdo a las imágenes que se muestran en el video de la Dra. Bolte que se puede ver en el web TedTalks, la lesión involucró al menos las regiones frontales mediales (tenía paralizado el brazo derecho) que se encuentran relativamente próximas a el lóbulo parietal inferior izquierdo descrito en el estudio de Urguesi.
Saludos
Luis
viernes 12 febrero, 2010 @ 6:17 pm
Esto es tremendo. Voy a demostrar la politización de todo este asunto. Es muuuy fácil, sólo voy a parafrasear dos pasajes:
«Los sentimientos de moralidad y de correcto e incorrecto, [el que cree que la moral existe] lo vive de verdad, pero se supone que vendrían dados por lo bueno y lo malo de las cosas. ¿Qué pasaría si esas sensaciones fueran producidas por el propio cerebro o por una parte específica de él?»
«En un estudio reciente en pacientes con tumores cerebrales se pone de manifiesto que parte del córtex frontal regula estos aspectos religiosos.»
El segundo párrafo así modificado es verdadero y el primero una palmaria chorrrada. Está en la lamentable línea de uno que dijera: «Como los colores son sensaciones, los colores no existen», la sensación de color será todo lo subjetiva que se quiera, pero el color es dato inequívoco de la reflectancia del objeto lo suficiente como para decirnos cosas muy interesantes del mundo. ¡Nos van a descubrir que cuando alguien piensa en Dios lo hace usando su cerebro!
Aplíquese al artículo entero y se verá que sólo se entiende rezonamiento tan burdo desde la militancia palizas del ateísmo que modernamente se prodiga en la izquierda internacional.
Yo soy ateo, pero la manipulación política de la ciencia para sostener el ateísmo es boba como tal pero dañina a la larga.
Me puedes protestar lo que quieras, pero los sinsentidos como el del artículo tiene la virtud de delatar la ideología de quien los plantea.
viernes 12 febrero, 2010 @ 6:21 pm
La paráfrasis era casi perfecta, pero en vez de
“En un estudio reciente en pacientes con tumores cerebrales se pone de manifiesto que parte del córtex frontal regula estos aspectos religiosos.”
Debería poner:
“En un estudio reciente en pacientes con tumores cerebrales se pone de manifiesto que parte del córtex frontal regula estos aspectos morales.”
«Morales» al final.
Releído otra vez lo que he escrito, cada vez estoy más alucinado de que haya estudios como el que comentamos.
¿No es alucinante este parrafito?
«En todo caso, no deja de ser inquietante que un aspecto tan particular como el de la trascendencia dependa de una mera actividad neurológica.»
¿Inquietante? Lo dicho, los progres no dejan la militancia ni investigando. Mejor sería que quitaran sus manazas de la neurociencia.
viernes 12 febrero, 2010 @ 7:01 pm
Estimado Doritos:
Lo que es verdaderamente inquietante es que no se puedan tratar este tipo de temas sin que uno se meta en un avispero.
El estudio tiene el valor que tiene y en ningún momento pretenden demostrar la inexistencia de Dios ni nada por el estilo.
Sólo sugieren que un determinado tipo de sensaciones, producidas por un mal funcionamiento de determinadas áreas del cerebro, es interpretado por algunos individuos como una experiencia trascendente. Si no hubiera pensamiento religioso de ningún tipo quizás lo interpretasen de otra forma.
La ventaja de la navaja de Occam es que al no ser científica puede aplicarse o no según lo deseos de cada cual. La sensación de estar fuera del cuerpo podría ser debida a este tipo de efectos o ser real y que el alma esté fuera del cuerpo, aunque en este caso hay que obviar la mencionada navaja (y también el método científico).
En el texto no se menciona en ningún momento «aspectos morales».
La luz puede ser medida y caracterizada y se puede asociar un estímulo de color a una gama de frecuencia dada. La percepción subjetiva del color no puede ser de momento estudiada. Es un caso muy diferente al que hablamos.
En el caso aquí relatado no hay estímulo externo, o al menos no se puede medir y estudiar científicamente. Bajo el punto de vista científico, dada una determinada sensación subjetiva como ésta, se puede decir que no hay estímulo externo y, por tanto, se apunta a un tumor como causa de esas sensaciones. Tumor por otra parte observable, medible y extirpable.
Usted tiene derecho a ser ateo si así lo considera oportuno, aunque entonces no se entiende la contradicción que supone su furibundo ataque.
Hay republicanos y ecologistas de derechas (dicen que en España incluso republicanos monárquicos), también israelitas de izquierdas, así como «progres» creyentes. Incluso hay fascistas ateos. El mundo ideológico es más complejo de lo que nos quieren hacer creer.
viernes 12 febrero, 2010 @ 7:03 pm
Estimado Daniel:
Tiene usted toda la razón. Efectivamente, la ciencia no puede estudiar el alma como ente metafísico por definición.
viernes 12 febrero, 2010 @ 7:13 pm
Obviamente, la ciencia no tiene la respuesta a todas las cosas.
viernes 12 febrero, 2010 @ 7:21 pm
Efectivamente, por lo que parece uno no puede hablar de estos temas sin meterse en un avispero. Las cuestiones religiosas forman parte de la identidad de mucha gente, aunque a veces de una forma muy retorcida como se puede apreciar en algunos comentarios. Si alguien dijera que la afición a un tipo u otro de comidas (o cualquier otra trivialidad) depende de cierta zona del cerebro nadie se escandalizaría. Pero con la religión y el misticismo la cosa cambia. Por lo que respecta al artículo, me parece humilde y nada categórico, algo que distingue desde siempre a la buena ciencia de otras cosas, como por ejemplo (y ya que estamos) de la religión y el misticismo.
Saludos
viernes 12 febrero, 2010 @ 7:38 pm
Solo tengo que decir una cosa a todos los que parecen tan afectados por este artículo: Da igual
¿Qué diferencia hay si el amor que uno siente por un hijo es algo puro que trasciende la comprensión o un simple montón de impulsos eléctricos que liberan sustancias en ciertas partes de la neuronas y que desencadenan o no otro impulso eléctrico en la célula vecina? Aunque seas consiente que no es más que un poco de química y física lo sigues sintiendo.
Hasta el deseo de ser libres de esa realidad no es más que otro montón de neuronas trabajando. Así que ¿por qué tanto revuelo? Seguimos siendo los mismos después de saberlo y salvo que algún lector tenga alguna enfermedad psiquiatrica nadie va a matar a su hijo por creer que lo que siente es una ilusión tras leer esto. Tampoco nadie va a cambiar sus creencias religiosas o aussencia de ellas por leer algo así, y si lo hace es un idiota (y que conste que soy ateo).
Filosóficamente y en lo que a mi respecta, todo este tema da igual. En media hora me voy a ir a la playa a disfrutar del sol, las olas y de los bikinis tanto como si no tubiera ni idea de porque lo hago.
viernes 12 febrero, 2010 @ 7:47 pm
Fear is the path of the dark side. Fear leads to anger, anger leads to hate, hate leads to suffering.
viernes 12 febrero, 2010 @ 7:50 pm
Estoy teniendo problemas para mandar este mensaje, si sale duplicado por favor borrenlo y disculpen las molestias:
Solo tengo que decir una cosa a todos los que parecen tan afectados por este artículo: Da igual
¿Qué diferencia hay si el amor que uno siente por un hijo es algo puro que trasciende la comprensión o un simple montón de impulsos eléctricos que liberan sustancias en ciertas partes de la neuronas y que desencadenan o no otro impulso eléctrico en la célula vecina? Aunque seas consiente que no es más que un poco de química y física lo sigues sintiendo.
Hasta el deseo de ser libres de esa realidad no es más que otro montón de neuronas trabajando. Así que ¿por qué tanto revuelo? Seguimos siendo los mismos después de saberlo y salvo que algún lector tenga alguna enfermedad psiquiatrica nadie va a matar a su hijo por creer que lo que siente es una ilusión tras leer esto. Tampoco nadie va a cambiar sus creencias religiosas o aussencia de ellas por leer algo así, y si lo hace es un idiota (y que conste que soy ateo).
Filosóficamente y en lo que a mi respecta, todo este tema da igual. En media hora me voy a ir a la playa a disfrutar del sol, las olas y de los bikinis tanto como si no tubiera ni idea de porque lo hago.
viernes 12 febrero, 2010 @ 7:55 pm
Lo que parece evidente, por ahora y con todas las reservas, es que todo o casi todo lo que el hombre piensa o siente pasa por el filtro del cerebro. Si el hombre posee un espíritu ( yo así lo creo, al margen de la ciencia empírica, que no de la racional ), ese espíritu está íntimamente unido al cuerpo de modo que su funcionamiento en el hombre vivo , el de ambos, es inseparable. Ve, oye, gusta, huele, siente y piensa, a través de ese órgano maravilloso. A la vez materia y espíritu, un puente entre dos universos. Por eso, tras este planteamiento, nada de lo que la ciencia seria vaya descubriendo debería inquietar a los que nos sentimos unidos a ambas realidades, una perceptible a través del cuerpo, y la otra más allá, trascendente, que se expresa y siente a través de la primera .
viernes 12 febrero, 2010 @ 8:38 pm
Estimado Neo, yo, como «aprendiz» de científico, quisiera plantear otro estudio…
Es muy simple: consiste en publicar un simple artículo donde se mencione una sola crítica a la religión y en contar cuantos locos aparecen ofendidos en un solo minuto, criticando en artículo como si el descubrir la realidad, fuera en contra de su visión moral.
Es con el fin de probar la hipótesis que vengo planteando desde hace tiempo: Que hay cristianos/musulmanes/»conspiranoicos» hurgando la web desde google, todo el día, buscando las palabras clave para ver a «dónde entrar a criticar y a seguir con su cruzada».
Saludos.
sábado 13 febrero, 2010 @ 3:42 am
Solo tengo que decir una cosa a todos los que parecen tan afectados por este artículo: Da igual
¿Qué diferencia hay si el amor que uno siente por un hijo es algo puro que trasciende la comprensión o un simple montón de impulsos eléctricos que liberan sustancias en ciertas partes de la neuronas y que desencadenan o no otro impulso eléctrico en la célula vecina? Aunque seas consiente que no es más que un poco de química y física lo sigues sintiendo.
Hasta el deseo de ser libres de esa realidad no es más que otro montón de neuronas trabajando. Así que ¿por qué tanto revuelo? Seguimos siendo los mismos después de saberlo y salvo que algún lector tenga alguna enfermedad psiquiatrica nadie va a matar a su hijo por creer que lo que siente es una ilusión tras leer esto. Tampoco nadie va a cambiar sus creencias religiosas o aussencia de ellas por leer algo así, y si lo hace no es ninguna gran perdida (y que conste que soy ateo).
Filosóficamente y en lo que a mi respecta, todo este tema da igual. Mañana me voy a ir a la playa a disfrutar del sol, las olas y de los bikinis tanto como si no tubiera ni idea de porque disfruto de eso.
sábado 13 febrero, 2010 @ 6:02 am
El punto de JAvier es bastante bueno….
Si yo sé que el que me gusten las mujeres es sólo a causa de un reguero de neurotransmisores…De una cadena evolutiva que me preparó para ser así, ¿Hace eso que me dejen de gustar las mujeres?
Sí, sí…La ciencia le quita la magia a los mitos, la pérdida de la inocencia es el precio de la verdad.
Tal parece que muchos temen que sus creencias sean visto como algo irracional o como vemos actualmente las creencias de las tribus aborígenes (muy tarde, ya lo hacemos) pero, como dice por aquí: Si tiene miedo, compre perro.
sábado 13 febrero, 2010 @ 1:51 pm
Uf!
El artículo en si no es «prueba» de que la existe un «área religiosa» cerebral sino que ciertos elementos constitutivos de algunas experiencias religiosas pueden ser inhibidos por la actividad de esas áreas. No prueba que la experiencia mística es un epifenómeno cerebral ni lo niega tampoco.
Lo impresionante son los comentarios. La versión particular que cada cual tiene de la trascendencia (ateos, Cristianos, Budistas, cada cual la suya) parece ser muy importante para cada cual.
Y, bueno Neo no eres imparcial en este caso, ni tienes por que serlo ;-)
sábado 13 febrero, 2010 @ 2:24 pm
Francisc Crick no creía que el «alma» fuera un ente metafísico, sino que eso que llaman «alma» no es otra cosa que un grupo de neuronas productoras de la conciencia, y añadía que algún día se descubriría ese grupo de neuronas, que según el más bien serían pocas.
El asunto de la religión, de los dioses y todas estas cosas espirituales, metafísicas o lo que sea no deja de ser curioso. De hecho, y al menos que yo sepa, nadie cree en los dioses del Olimpo, del antiguo Egipto, de Babilonia, etc. y en este aspecto a nadie le cuesta nada ser ateo, sin embargo con los dioses del Libro (que no son un único Dios, por que no parece que Ala, Yahvé, Elhoim, Dios cristiano.., sean los mismos dioses) enseguida se mosquea la gente, de manera muy especial si son creyentes. Ciertamente vivimos en un mundo de ficciones sensitivas, pero no es menos cierto que una playa, una cañita y unos bikinis te hacen sentir bien… bastante mejor que cualquier dios.
sábado 13 febrero, 2010 @ 5:14 pm
Comparto lo señalado por algunos de que, independiente del significado que le de cada uno a su presencia en el plano físico, es el cerebro el encargado de generar los movimientos conscientes, aunque aún no se logre identificar dónde está esa conciencia del «yo».
La moral es un aspecto social, generado por la cultura y que nos hace vivir en armonía con todos, aunque existen personas que tienen una moral bastante torcida.
El bien y el mal es parte de lo que nos hace humanos, pero como señalan otros comentarios, no voy a dejar de ser una «buena» persona por creer que todo es más simple, de que en el fondo no existe el bien y el mal, sino que todo es solamente, sin moral, sin error, sin amor. No voy a dejar de amar porque alguien me diga: «El amor es un flujo de hormonas».
El cerebro es un sistema muy complejo, tal vez el más complejo del universo conocido.
La ciencia buscará sus caminos, cada uno verá cual recorre en su libertad individual.
sábado 13 febrero, 2010 @ 6:43 pm
Estimado Neo:
Dudo que no te dieras cuenta de que este artículo iba a ser un avispero. ¡Pero si eso es bueno! Permite que salga lo más íntimo de nosotros.
Te reprocho el «resumen inicial» -no sé como se dice en periodismo-. La frase sería menos polémica si evitase la palabra «daños» y la sustituyera por «actividad». Porque, además, el que se detecte aprovechando unas patologías nada tiene que ver con que lo que realmente se busca es la o las zonas donde se produce ese tipo de actividad.
Del artículo también lamento que no se haya aprovechado para ir más allá en le investigación, pero es evidente que todo tiene su límite. Estoy seguro de que los avances proseguirán.
Y el final, que es, evidentemente, tuyo: ¿De verdad te parece inquietante que cualquier pensamiento, cualquier sentimiento dependa de una «mera» actividad neurológica?
Ni el religioso puede evitar sentir como siente, ni el científico, ni el ateo, ni tú, ni yo, expresarnos tal como lo hacemos. Ni la mujer puede evitar que la tormenta hormonal le modifique el carácter durante su semana fatídica, cuando esas hormonas le producen un proceso electro-neuronal especial. Ni yo me libro de soltar un taco si me cae una plancha en el pié, con el consiguiente cabreo producto de una determinada actividad cerebral. Ni puedo evitar sentir atracción sexual, ni dejar de tenerla a partir de cierta edad. Peter Sellers tampoco podía evitar el saludo nazi en «Teléfono rojo», ni nuestro apreciado «coco» -abreviatura de co-comentarista- Hector 04, persignarse y seguir tan grave. Ni el no menos estimado Doritos, ni yo, que su pensamiento me resulte contradictorio. NI, ni …. serían innumerables.
Somos electro-quími-biología: toma una droga y cambiará tu pensamiento en segundos; ingiere un antidepresivo y tus negros pensamientos serán soportables. Extírpale la «parte incrédula o crítica» del cerebro a un escéptico y acabará creyendo en cuanto se le proponga.¡Quizá hasta en la ciencia! ¿Quien sabe si incluso en la realidad?
He oído a un sacerdote decir tremendas blasfemias estando completamente borracho y era innegable su fe, su bondad y toda la moral de su apacible vida cotidiana. Por más datos fue capellán castrense en el campamento de La Granja. Él me contó, con la mejor intención de convertirme que un ateo furibundo se encomendó a Dios en el momento de su muerte. Y le creí, y le creo, aunque en aquel memento me pareciera un tanto raro.
Consecuencia: Nuestro pensamiento-proceso mental depende de nuestro estado mental anterior y de las circunstancias. Y un estado mental es un estado fisiológico, algo más complejo al darse en el cerebro, pero nada más. Sobre todo con esas agradables fisiologías que a lluís -¿y a quién no?- le gusta contemplar en bikini. ¡Con el frío que hace!
Pero esto es sólo una interpretación de la realidad.
Un cordial saludo para todos los que intentamos comunicarnos, sea a favor, en contra o ni sí ni no sino todo lo contrario, respecto a este productivo artículo.
lunes 15 febrero, 2010 @ 3:33 pm
Lluis: Sé que es difícil de creer pero hay gente que cree en los Dioses griegos, Egipcios y Babilónicos; se llaman «Reconstruccionistas paganos», los que creen en los Dioses Egipcios se llaman «Keméticos»
Ya ves que para todo hay. Lo que rescato de todo esto es que al menos la mayor parte de los practicantes de «las nuevas religiones» No se las toman tan en serio
lunes 15 febrero, 2010 @ 7:53 pm
Gracias por tu información JOrge.Desconocía el asunto de los «Keméticos» (¿energía kinética?)y de los » Reconstruccionistas paganos».De todas formas tampoco es tan extraño que haya este tipo de creyentes, siempre y cuando sepas de la existencia de una religión llamada «frumismo», de un tal John Frum. Y, pensando en Tomás, diré que no puedo decir si cuando estire la pata, como ateo y a mucha honra, me encomendaré a Dios o a Spiderman.Ahora me atrevo a decir que no haré tal encomienda, porque a mi lo que me resulta sorprendente es que haya quienes crean en dioses, francamante, no les entiendo, aunque me digan que les conforta, o que temen al infierno, o que sin pegar golpe durante toda la eternidad se pasa tan ricamente.
Saludos a todos, que sois muy majos, coñe.
martes 16 febrero, 2010 @ 2:44 pm
Como dice Woody Allen : «No creo que haya un Más Allá, pero por si acaso de llevaré una muda». No hay que olvidarse de la higiene ni después de muerto…
Saludos desde el Más Acá
jueves 18 febrero, 2010 @ 3:32 am
Creo que los comentarios de Neo son pertinentes. La ciencia nunca podrá demostrar la existencia de una abstracción o entelequía que denominamos en occidente Dios (otras culturas le dan otros nombres y atribuciones, muchas vinculadas a la interrelación entre la cultura y el medio ambiente) Que no se pueda demostrar no significa que no exista como tal (como abstracción) Lo que sí ha demostrado la ciencia es que no existe tras los fenómenos naturales un todopoderoso, queda abierta la duda en el Big Bang y quizás de alguna forma en los estudios sobre el universo holográfico (ver http://www.solociencia.com/fisica/09030304.htm, http://www.redplanetaria.com/4/content/view/2496/11/) Pero incluso estos fenómenos no dan pie al teismo clásico, ni siquiera en el caso del paradigma holográfico, que solo describiría fenómenos naturales de otro tipo que quizás tengan relación con el estudio expuesto en el artículo.
sábado 20 febrero, 2010 @ 8:25 am
Estimado Alejandro: «lo que sí ha demostrado la ciencia es que no existe tras los fenómenos naturales un todopoderoso».
Me vas a perdonar, pero eso no es cierto. Si así fuera ¿como podría ser todopoderoso? La ciencia no ha demostrado, por ejemplo, que cada tras cada una de las innumerables veces que se ha realizado la medida de Torricelli, no sea su mano la que ajusta la medida de 760 mm de Hg. ¡Y además no se equivoca nunca, porque es infalible! Así que si un día le da porque sean 623 en vez de 760, habrá que tener fe y decir: dios lo ha querido así, bendito sea.
Un abrazo, ¡hombre de poca fe!.
sábado 20 febrero, 2010 @ 12:57 pm
Estimados contertulios:
Parte de los problemas y confusiones sobre este asunto surgen a raíz de usar entes metafísicos como Dios para explicar hechos físicos. Si no se entiende por qué llueve y pongo al dios de la lluvia ahí entonces, cuando por fin explico el fenómeno científicamente, tengo que quitar a ese dios. Eso del dios de la lluvia nos suena ridículo ahora, pero no lo era hace tanto tiempo y todavía se lo toman en serio en algunos sitios.
A otra escala pasa lo mismo ahora con otros fenómenos y poco a poco vamos quitando a diversos dioses de los ámbitos físicos. Sólo queda el dios metafísico que, por definición, no puede ser estudiado o refutado por el método científico, circunscribiéndose exclusivamente bajo el paraguas de la fe.
domingo 21 febrero, 2010 @ 10:04 am
Lo que pasa es que, como dice Neo, la ciencia no tiene como objetivo estudiar entes metafísicos. Entonces todas estas cosas quedan fuera de su ámbito.
Pero algún criterio es necesario para distinguir lo verdadero de lo falso en todo aquello que no puede ser tratado científicamente. El mío es la contradicción. Si un ente tiene cualidades contradictorias, no existe. El dios católico, todopoderoso y simultáneamente infalible, resulta que no puede ser falible y si lo fuera, tampoco podría ser infinitamente sabio. Una catástrofe para aquel o aquellos a quien se ocurrió añadirle tantas cualidades. Cuanto más simple más defendible.
De todas formas, amigo Alejandro, ¿vas a esperar a que se resuelva el Big Bang para decidirte?
Agradecería no ser quien dijera la última palabra. Pero, ¡quedan por ahí tantos buenísimos artículos que requerirían algún comentario!
Un cordial saludo, Neo; lo mismo, Alejandro.
miércoles 24 febrero, 2010 @ 2:21 am
Creo que has sido lapidario tomas (haciéndole honor a tu nombre) La verdad con respecto al Dios Cristiano (o con la mayoría de los otros) es imposible ser lógico. A mi, que soy Católico me hace gracia la historia de un libre pensador que decidió ser creyente al final de sus días y, tras analizar varias creencias decidió bautizarse como Católico. Sus amigos extrañados oyeron su explicación: De todas las creencias que había revisado la Católica era la mas absurda ¡de modo que era la que requería mas fé!
Creer que un pedacito de pan es la carne de Cristo o que un tipo crucificado, desangrado y atravesado por una lanza se levantó de una tumba al tercer día y que es el mismísimo creador del universo te hace pensar que el tipo que lo dice necesita un psiquiatra. Pero la razón es una cosa y la fé otra.
Un abrazo
viernes 26 febrero, 2010 @ 1:24 pm
«La fe es cuando crees en algo que sabes que no es verdad».
Saludos