Rayos de bola y alucinaciones magnéticas
Explican los informes sobre rayos de bola como posibles alucinaciones inducidas magnéticamente por descargas eléctricas cercanas durante las tormentas.
Los rayos en forma de bola han sido descritos por bastantes personas durante las tormentas, pero se han resistido a ser estudiados por la ciencia en el medio natural. El primer informe sobre un rayo de bola se dio en 1754 en San Petersburgo, cuando el doctor Richmann, tratando de emular a Benjamin Franklin en el experimento de la cometa, murió fulminado por un rayo. Sin embargo, se han sido visto pocos rayos de bola, y rara vez han sido fotografiado.
Debido a que su existencia es de difícil explicación por el electromagnetismo convencional, hay docenas de teorías exóticas que explican, o tratan de explicar, el rayo de bola. Estas teorías incluyen la posible existencia de partículas calientes de silicatos o plasma cuando el rayo vaporiza el terreno al caer, pero también se han propuesto modelos teóricos complicados que explicarían estos eventos.
Por otro lado, también se han conseguido algunos remedos en el laboratorio. Pero, ¿y si realmente no existieran los rayos de bola el medio natural?, ¿cómo podríamos entonces explicar los informes existentes sobre sus avistamientos (alguno confundido con un OVNI)? Según unos físicos puede que los rayos de bola sean en realidad alucinaciones inducidas magnéticamente, ya que en el laboratorio el fenómeno se puede replicar.
La estimulación magnética transcraneal (EMT) es una poderosa técnica que usan los neurocientíficos para estudiar el cerebro. Se inventó en los años ochenta y desde entonces ha venido sido una herramienta potente para investigar el funcionamiento del cerebro. Con ella pueden alterar a voluntad de manera reversible el normal funcionamiento de determinadas regiones del cerebro para saber así cómo funcionan.
La EMT se basa en la aplicación de un campo magnético variable (de entre 1 Hz a 50 Hz) lo suficientemente potente como para inducir corrientes en las neuronas. La intensidad de este campo puede llegar a ser de 0,5 Teslas en el cerebro. Gracias a que se puede concentrar este campo magnético intenso en una región reducidas es posible inducir corrientes en áreas específicas lo suficientemente pequeñas. Si, por ejemplo, se aplica este campo al córtex visual del sujeto, éste ve objetos luminosos con la apariencia de discos, burbujas, óvalos o líneas. A estos «objetos» se les denomina fosfenos. Si se desplaza el campo entonces el supuesto “objeto luminoso” se desplaza por el campo visual del sujeto.
Según Joseph Peer y Alexander Kendl, ambos de la Universidad de Innsbruck en Austria, si esto pasa en el laboratorio quizás también pase en la naturaleza. Han calculado que los cambios rápidos del campo magnético asociados a la descarga de rayos y relámpagos son lo suficientemente poderosos como para inducir alucinaciones si se dan a menos de 200 metros de distancia.
Para que sea un fenómeno raro como es, la descarga eléctrica debe ser de un tipo especial en la que hay descargas repetidas sobre el mismo punto durante unos pocos segundos (suficientes como para ver el fenómeno durante un tiempo), un fenómeno que ocurre entre un 1% y un 5% de todas las veces en las que hay descargas.
También calculan que no es necesario que el sujeto que experimente este fenómeno se encuentre en el exterior, sino que puede “ver” el fenómeno desde la seguridad de una casa o desde el la cabina de mando de un avión. Al parecer, en el exterior, y a una distancia de menos de 200, puede que no quede testigo sobre el evento, por lo que el avistamiento desde un lugar seguro es más probable.
Las alucinaciones que experimentarían estos sujetos serían muy similares a las que se inducen en el laboratorio cuando se usa EMT: bolas o líneas luminosas que aparecen flotar en el espacio en frente del sujeto. Esto es justo lo que comentan las personas que dicen haber visto un rayo de bola. Informarían sobre el avistamiento de un «rayo de bola» debido a una preconcepción que ya tendrían sobre ellos.
Aunque ésta es una idea interesante, que explica un fenómeno sobre el que se ha informado reiteradamente, también nos hace preguntarnos en qué otras circunstancias los campos magnéticos ambientales pueden producir alucinaciones de otro tipo. ¿Habrá alucinaciones auditivas o místicas?
Puestos a especular, en las novelas de ciencia ficción se relatan a veces viajes espaciales a estrellas de neutrones. Aunque se intenta resolver el problema de las fuerzas de marea, no se expresa una posible solución a los posibles efectos del campo magnético de estos objetos sobre los astronautas. Quizás la tripulación se volviera instantáneamente idiota. Y hay más posibilidades: ¿afectaría a los humanos un pulso electromagnético inducido por un explosión nuclear en la ionosfera?
Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=3142
Fuentes y referencias:
Nota de prensa.
Artículo original (resumen).
Copia artículo original en ArXiv.
Reproducen rayos de bola en el laboratorio.
10 Comentarios
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jueves 20 mayo, 2010 @ 5:19 pm
No me puedo resistir.
Morir «fulminado por un rayo», abrasado entre brasas o incluso ahorcado en la horca es propio de personas cabales, perseverantes y confiables hasta el final. Nuestro más sentido reconocimiento, pues, al doctor Richmann. ;-)
Saludos y ánimo, Neo.
jueves 20 mayo, 2010 @ 8:10 pm
Yo tampoco me puedo resistir.
¿Hay alguna posibilidad de que en cuevas o en grutas se den unos campos magnéticos ambientales lo suficientemente intensos como para producir alucinaciones auditivas o místicas?..Esto podria explicar asuntos como los de Fátima o Lourdes…en los que a los actores de aquéllos eventos les habría sucedido algo parecido a esos astronautas de las novelas de ciencia-ficción, al ser afectados por el campo magnético correspondiente.
viernes 21 mayo, 2010 @ 7:06 am
Estimado lluís:
Una cosa es que campos magnéticos intensos puedan, eventualmente, dar lugar a alucinaciones y otra que sean las únicas causas. Enfermedades psicóticas, como la esquizofrenia están a la orden del día y las producen de tal modo que son su síntoma característico. No precisan un lugar especial.
También hay listillos y listillas. Supongo habrás visto «Los jueves, milagro», de Berlanga. Pues eso.
Un cordial saludo.
viernes 21 mayo, 2010 @ 8:34 am
Por no hablar de los teléfonos móviles y demás campos a los que estamos sometidos. Quizá tengan un efecto acumulativo sobre determinada gente y con los años nos volvamos más sensibles. Dos horas de teléfono móvil al día quizá no provoque cáncer, pero en 20 años podría hacernos ver a Dios…
viernes 21 mayo, 2010 @ 5:26 pm
Pues sí, tomás, vi esa película de Berlanga.De todos modos lo que dije en mi anterior comentario era sólo una pequeña «travesura».Y tienes razón las enfermedades psicóticas están a la orden del día y desde luego no se precisa ningún lugar especial para el correspondiente alucine.
Saludos.
sábado 22 mayo, 2010 @ 1:42 pm
Me parece muy coherente lo que se deduce del artículo, a tono con las controvertidas pruebas de Persinger y otras pruebas que se han hecho creando patrones de campos magnéticos en lugares «encantados».
Supongo que la clave no esta tanto en el medio como en la forma, el cerebro parece entrar en alerta cuando encuentra patrones, amen a que fueran magnéticos, sonoros, visuales o de cualquier otro tipo, tal vez un recurso ancestral para detectar amenazas. Luego para completar la información les asigna una forma, comprensible dentro de la idiosincrasia del sujeto, un ovni, un ángel, etc., la idea es que este le de entidad a la «amenaza» para actuar en consecuencia.
No es casual el uso que hacen del ritmo y las vibraciones los pastores «electronicos».
Yo una vez tomé un cable pelado de la cortadora, pero no vi nada raro, tal vez deba probar de nuevo.
http://maslocoqueunacabra.wordpress.com/2010/04/04/los-ritmos-o-sobre-porque-nos-fascina-la-musica-el-baile-el-fuego-y-el-agua/
Uno solo Neo :)
domingo 23 mayo, 2010 @ 10:22 am
Estimado Diego: Ya veo que le dices a Neo que «Uno solo…». Pero hombre, ¡para sentir algo, hay que tomar los dos cables!. Espero que lo consigas de esta manera, pero no te pases de voltaje y menos de intensidad.
lunes 24 mayo, 2010 @ 6:08 am
No se diego, pero creo que si un día quiero tener alucinaciones buscaré hongos.
En cuanto al artículo no comparto las ideas de los autores sobre estos fenómenos. No porque haya visto uno y me niegue a aceptar a que era solo que un rayo que cayó en la otra caye enloqueció mis neuronas, sino que de la misma forma que ese campo magnético alteró mi corteza visual tambien debería hacerlo con otras partes del cerebro. Despues de todo no tendría porque tener una acción tan localizada, además de OVNIS deberían ocurrir sonidos extraños, olores, movimientos involuntarios del cuerpo, evocación de recuerdos, sentimientos… la lista es larga.
Aunque claro, lo que se de sistema nervioso viene de clases y libros que siempre se tildan de introductorios y la técnica en si me enteré de su existencia en esta página. Lo más seguro es que me equivoque.
lunes 24 mayo, 2010 @ 2:12 pm
Javier y Tomás, se ve que tienen claro el asuntillo de las alucinaciones, probaré los consejos y luego les digo.
Javier, lo que dices sería verdad si la reacción fuese accidental, pero no si fuese una respuesta inconsciente del cerebro.
Es decir, una cosa es que el campo magnético altere la función visual, otra cosa es que el cerebro reaccione ante ese campo magnético. Hay algunos estudios sobre el uso que hacen algunos animales del magnetismo, que el cerebro tenga la capacidad de detectarlo esta en estudio, pero es posible.
Además, no sería el primer ejemplo de la forma que tiene el cerebro de reconstruir una información basada en datos parciales o incompletos.
lunes 31 mayo, 2010 @ 2:26 am
Creo recordar experimentos de privación sensorial completa, dónde la falta de cambios en un ambiente extremadamente monocorde,
produce sueños alucinatorios completos, con complejos argumentos interpretables según la biografia del sujeto. Habria que combinar ambos sistemas, en una experiencia controlada, primero, un período de total silencio estimular, luego estimulación transcraneal magnética leve… y el resultado predictible va desde un episodio psicótico experimental complejo, hasta un proceso de clarividencia mística. En un proyecto asi, se conjugarían la tecnomedicina física, la psicologia experimental, y la parapsicología.