Complejas causas de extinción de la megafauna
Las causas de la extinción de la megafauna no son sencillas ni únicas y cada extinción parece más bien una lotería. Cada especie reacciona de manera diferente a los cambios de manera impredecible.
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Hubo un momento en el que ser humano convivió con una increíble megafauna que más tarde desapareció. Muchas de esas especies proliferaron durante la pasada Edad del Hielo y fueron desapareciendo según el clima se hacía más cálido. Hace 50.000 años había 150 géneros de estos animales. En 40.000 años un tercio de los grandes mamíferos de Eurasia desaparecieron para siempre y en América fueron dos tercios de las especies que allí había. Los rinocerontes lanudos desaparecieron hace 14.000 años, mientras que los últimos mamuts lo hicieron hace sólo 4000. Ahora sólo conocemos a los mamuts a través de los restos fósiles o congelados que han llegado hasta nuestros días.
Desde hace décadas se debate sobre las causas de esta extinción. Se ha echado la culpa al ser humano, al cambio climático de la época e incluso a la explosión de una supernova cercana.
Ahora, un equipo interdisciplinario de investigadores en el que han participado 40 instituciones académicas internacionales ha tratado de saber la verdadera causa de esa extinción. La solución al misterio es bastante más complicada de lo que previamente se había imaginado.
El estudio, publicado en Nature, revela que no fue ni el clima ni los humanos por sí solos los que provocaron esta extinción de la Edad del Hielo. Para llegar a esta conclusión han usado diversas aproximaciones, tanto datos arqueológicos, como de ADN y climáticos. A través de ADN mitrocondríal pudieron, por ejemplo, establecer el tamaño de las poblaciones de estas especies desde hace 42.000 años hasta hace 6000.
La tarea no ha sido sencilla. Así, algunos de los participantes en el estudio tuvieron que sufrir condiciones severas en el norte de Siberia durante semanas a la hora de recolectar muestras para estos análisis.
Estos datos indican que las respuestas de las especies al cambio climático y a los humanos fueron dramáticamente diferentes. Así por ejemplo, el estudio muestra que los humanos no jugaron ningún papel en la extinción del rinoceronte lanudo ni del buey almizclero en Eurasia, sino que su extinción se debió a causas climáticas. Pero, por otro lado, los humanos sí tuvieron la culpa de la extinción del caballo salvaje y el bisonte en Siberia. Así que nuestros antepasados tienen parte de responsabilidad en esta extinción.
Mientras que el reno o el caribú no se vieron afectados por estos factores, las causas de la extinción de los mamuts son todavía un misterio.
Eske Willerslev, del Centro para la Geogenética del Natural History Museum, dice que estos hallazgos ponen un punto final a las teorías que mantienen una causa única como generadora de esta extinción y sugiere que hay que tener cuidado a la hora de hacer generalizaciones, no sólo acerca del pasado, sino además de las extinciones actuales y del futuro. El impacto del cambio climático y del ser humano sobre las especies depende de la especie en concreto que miremos, según él. “Es casi un proceso al azar…Si pudieras realizar todo el experimento de nuevo ahora podríamos tener mamuts y no renos”, añade.
Sin embargo, Eline Lorenzen, de la Universidad de Copenhagen y autora principal del artículo, sostiene que también han encontrado que el cambio climático está intrínsecamente unido al tamaño de la población de megafauna sobre los últimos 50.000 años y esto apoya la visión de que las poblaciones de muchas especies declinarán en un futuro debido al cambio climático y a la pérdida de hábitats.
A pesar de la gran cantidad de datos analizados (sin parangón) en este estudio, los autores no encuentran un patrón claro que distinga por qué unas especies se extinguieron mientras que otras sobrevivieron. El que no apareciera ningún patrón que permitiera a estos investigadores distinguir a los supervivientes de los demás sugiere que cada especie reacciona de manera diferente a los cambios ambientales. Algunas de las diferencias se pueden deber a causas biológicas propias de cada especie, como su fecundidad. Otros expertos del campo, no implicados en el estudio, sugieren que un estudio en profundidad de cada especie puede aclarar la diferencia en su respuesta a los cambios.
De todos modos, este estudio sugiere que para los expertos será un desafío extremo predecir cómo responderán los mamíferos actuales al futuro cambio climático. Según Alan Haywood, de University of Leeds, está claro que el cambio climático jugó un importante papel en esa extinción, pero en un contexto más amplio es muy difícil predecir cómo van a responder las especies actuales al calentamiento global basándose en lo que sucedió en el pasado. Por tanto, hay que ser cuidadoso a la hora de hacer generalizaciones, tanto sobre lo que pasó en el pasado como lo que puede pasar en el futuro.
Todo esto nos dice lo complejos que son los sistemas naturales y el riesgo que asumimos con el calentamiento global. La combinación de cambio climático y presión sobre el hábitat hará muy difícil predecir futuros cambios.
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Fuentes y referencias:
Nota de prensa.
Artículo original.
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