NeoFronteras

Mariquitas y cambio climático

Área: Medio ambiente — martes, 6 de diciembre de 2011

La evolución en la distribución de mariquitas de distinto color en Holanda parece estar relacionada con el cambio climático.

Foto
Las dos variedades de mariquitas y un mapa de Holanda. Fuente: Fotosearch, Luis Fernández García; Adrian.benko.

Entre los múltiples defectos que tiene el ser humano uno es el de la amnesia de paisaje. No nos damos cuenta de los cambios ecológicos y medioambientales porque estamos todo el tiempo dentro del mismo paisaje y los cambios se suceden tan paulatinamente que no nos damos cuenta de que se dan. Sólo los registros objetivos y el material gráfico nos hablan de esos cambios y nos pueden sorprender súbitamente cuando se nos muestran.
Si una vez fuimos niños en algún pueblo perdido, nos fuimos de jóvenes a la ciudad y al cabo de muchos años regresamos a ese paisaje de la niñez, entonces la amnesia de paisaje no opera, pero en ese momento puede que incluso desconfiemos de nuestra memoria. Esas riveras arboladas de nuestra memoria ya no están en el presente, ni los ríos incontaminados que las cruzaban en los que nos bañábamos los días de verano son ahora lo que fueron.
Puede que no creamos en el cambio climático porque la ideología de la corriente política a la que pertenecemos, y a la que hemos entregado nuestra razón e independencia mental a cambio de un sentimentalismo barato, así nos lo dicta. Puede que tampoco creamos en los múltiples informes del Grupo Internacional para el Cambio Climático*, ni en los datos históricos que recientemente revelan el avance inexorable de esos cambios, ni en las fotos de glaciales antaño majestuosos y ahora en triste declive. Pero si creemos en la evolución de las especies o en el ejemplo magnífico de las polillas inglesas que se tornaban más oscuras con la contaminación, tendremos que admitir la lección que unas humildes mariquitas (o vaquita de San Antonio, maruxiña o catarina según país o región) nos dan en Holanda.
Los coccinélidos (Coccinellidae) son insectos coleópteros pertenecientes a la superfamilia de Cucujoidea. Son principalmente de color rojo y negro y producen un gran beneficio al comerse las plagas de pulgones de las plantas. Están presentes en muchas regiones del mundo, incluidos los Países Bajos. Los vivos colores de las mariquitas sirven para mantener alejados a los depredadores, que suelen asociar los colores vivos con el veneno. En realidad no son tóxicas, pero imitan a otras especies de escarabajos que sí lo son.
Si hace 30 años un niño holandés que jugaba con este insecto y tuviera buena memoria, ahora comprobaría que esta especie ha cambiado su distribución geográfica en función de su aspecto externo. En ese momento del pasado y a lo largo de la costa del país las mariquitas eran rojas con puntos negras, mientras que en el interior eran negras con puntos rojos. Ahora en el interior van apareciendo más y más mariquitas rojas con manchas negras.
Al parecer esto se debería al cambo climático. En las regiones interiores, no termorreguladas por el mar, hacía más frío hace 30 años que ahora y las mariquitas con más éxito reproductor eran aquellas que absorbían más luz, algo que se consigue con la mayor superficie negra posible, aunque sea a costa de ser devorada por los depredadores. Según ha ido aumentando la temperatura, una mayor superficie negra ha ido en detrimento de un mayor efecto sobre los depredadores con un incremento en la cantidad de color rojo que aleja a los depredadores.
El estudio que describe este fenómeno ha sido llevado a cabo por Paul Brakefield, de la Universidad de Cambridge y sus colaboradores. Este insecto, sus variantes de color y su distribución geográfica ha intrigado a los investigadores en las últimas décadas. En 1980 el 10% de las mariquitas costeras eran negras con puntos rojos (melánicas), mientras que el 90% restante eran rojas con puntos negros (no melánicas). Mientras que en el interior la proporción era del 40% y 60% respectivamente.
Sólo una proteína es la responsable de estas diferencias de color y genéticamente el cambio de una variante a otra es muy simple. Pero los investigadores desconocen cómo la luz del sol o la temperatura influye sobre el color del insecto.
A lo largo de los últimos 25 años, Brakefield y sus colaboradores han ido notando cambios según recolectaban cientos de mariquitas cada cinco años (50 generaciones) y han ido encontrando más y más mariquitas no melánicas en el interior del país. En 2004 (última vez que pudieron recolectar datos) sólo el 20% de las mariquitas en esas regiones eran melánicas. La tendencia encaja con los datos de temperatura sobre el mismo periodo de tiempo y que muestran un calentamiento de manera consistente.
Brakefield compara este caso con las polillas de Liverpool, que se hicieron más oscuras según los troncos de los árboles ennegrecían debido a la contaminación del aire, algo que les permitía mimetizarse mejor frente al ataque de los pájaros. Digamos que las polillas sobrevivieron gracias al camuflaje y las mariquitas haciéndose más llamativas frente a los pájaros para así decirles que no se las coman porque pueden ser tóxicas.
Otros científicos dicen que habría que confirmar esta hipótesis con experimentos controlados de laboratorio. Pero Brakefield da por terminado el estudio. El número de individuo de ambas variantes ha caído en picado desde que la especie invasora mariquita arlequín, procedente de Japón, entró en escena. Esta especie se escapó de un invernadero en Bélgica en donde se la usaba para el control de pulgones. Ahora las mariquitas autóctonas son tan difíciles de encontrar que este investigador no puede seguir con el estudio con la suficiente significación estadística.
“En los buenos viejos tiempos podíamos encontrar hojas individuales en la época adecuada del año cubiertas de pupas…”, dice. “Es muy frustrante, muy triste”.

Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=3676

Fuentes y referencias:
Noticia en Science.
Artículo original.

* Llamar “Panel” a este grupo es propio de aquellos que no tienen absolutamente ninguna vergüenza en exhibir su ignorancia lingüista y, por supuesto, no saben ni el inglés del que presumen ni el español que creen hablar.

Salvo que se exprese lo contrario esta obra está bajo una licencia Creative Commons.
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18 Comentarios

  1. Manuel Baselga:

    Querido Neo, sin ánimo de criticar y con toda mi admiración por la calidad de tus artículos, creo que exageras con tu diatriba contra quienes usan la palabra «panel» con el significado que ya hasta el RAE acepta («Grupo de personas seleccionado para tratar en público un asunto»), en lugar de la más ambigua (por excesivamente polisémica) «grupo». Esta acepción de «panel» (palabra, por otro lado, nada ajena a nuestra fonética) será un anglicismo (y galicismo en sus otras acepciones), pero cubre un significado muy concreto que ni «comité» ni «grupo» ni «comisión» ni otros términos similares acotan con igual precisión. Llevo muchos años produciendo y traduciendo documentación técnica sobre infinidad de materias, y como humilde artesano del idioma puedo asegurarte que la mayoría de las veces que los puristas despotrican contra este tipo de préstamos del inglés no son conscientes de los matices que realmente aportan. Quienes defienden a ultranza la pureza de nuestra lengua pueden estar contribuyendo en realidad a su anquilosamiento. Quizás esa actitud refractaria al cambio explique que el inglés tenga más de un millón de palabras, mientras que nuestra hermosa lengua apenas pasa de trescientas mil. Para un traductor, el inglés, ese audaz idioma bastardo que bebe sin complejos de todas las fuentes, es una maravillosa paleta de colores en la que encuentras palabras concretas para todo tipo de conceptos, mientras que, en español, esta absurda obsesión por la pureza acaba plagando los textos de ambigüedades, polisemias y perífrasis innecesarias. Creo que debemos defender nuestro idioma y evitar pervertirlo con neologismos innecesarios, pero hay que aceptar que muchos de ellos no lo son, sino que aportan riqueza y matices nuevos. Los sinónimos totales son mucho más escasos de lo que la mayoría de la gente piensa.

    Saludos

  2. NeoFronteras:

    Apreciado Manuel Baselga:
    Es mucho más interesante el debate sobre las mariquitas, tanto desde el punto de vista de cambio climático como desde el punto de vista de especies invasoras.
    En cuanto al tema lingüístico en realidad es exactamente: Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, que es cómo ellos mismos se hacen llamar en su propia página web:

    http://www.ipcc.ch/home_languages_main_spanish.shtml

    Ante la duda lo ideal es llamar a una organización como ella quiere ser denominada.

    Sobre lo de «panel»… Bueno, no es incorrecto incorporar palabras foráneas para designar cosas para las cuales el idioma propio no tiene palabras adecuadas. Lo malo es cuando ya existen tales palabras y la ignorancia impide usarlas.
    El DRAE incorporar lo que la gente habla. Y en este caso es una acepción latinoamericana, como muchas otras veces.
    El problema es que el nivel cultural en hispanoamérica es bajo y hay cierto complejo frente a los EEUU. Los periodistas (a este lado del Atlántico y al otro) son bastante incultos y deslizan estas palabras que finalmente la gente adopta por falta de formación y por saturación de los medios de comunicación.
    No se trata de fundamentalismo lingüístico, el lenguaje debe servir para la comunicación y la confusión e imprecisión no facilitan la tarea.

  3. Manuel Baselga:

    Comparto por experiencia tus apreciaciones sobre la pereza lingüística y la falta de cultura de muchos periodistas, pero insisto en que «grupo» es demasiado polisémico, pues existen muchísimos tipos de grupos, mientras que «panel» resulta mucho más preciso, ya que introduce un matiz inexistente en «grupo»: que está formado por expertos designados. Sin embargo, como bien apuntas, este debate (que el propio IPCC zanjó hace tiempo con su elección de «grupo de expertos») es demasiado bizantino como para desplazar al mucho más fascinante tema de las mariquitas, por lo que renuncio a seguir ocupando espacio para defender mi inclinación hacia «panel». Aunque preferiría que no me considerases ignorante en ambos idiomas por ello.

    Saludos

  4. Manuel Baselga:

    Retomando el tema del artículo, a mi siempre me ha resultado intrigante eso de que los pájaros, y en general la mayoría de los depredadores (algunos incluso muy primitivos), «sepan» que un bicho de colores brillantes es venenoso. ¿Cómo adquieren ese conocimiento? Si realmente es venenoso, al comérselo morirían, con lo cual no tendrían más ocasión de poner en práctica esa experiencia. Acaso sea el sabor repugnante y los primeros efectos (aún no letales) del veneno lo que les hace escupir el bicho, aprender de la experiencia y renunciar a nuevos intentos. Pero quizás haya otros mecanismos aún más sofisticados.

    ¿Ese conocimiento sobre la toxicidad de ciertas presas se propaga entre especímenes, o ha de ser adquirido dolorosamente la primera vez que se engulle un bicho venenoso? Si fuese lo primero, significaría que existe algún tipo de transferencia intergeneracional de conocimiento, es decir, una «cultura», lo que no deja de resultar sorprendente, sobre todo si lo comparamos con el caso de animales mucho más evolucionados, como el chimpancé, sobre los que sólo recientemente se ha comprobado la existencia de una «cultura» que se propaga entre individuos (el manejo de ciertas herramientas se lo enseñan unos a otros).

    En cualquier caso, el mecanismo debe de ser lo bastante fuerte como para haber resistido el filtro de la evolución, hasta el extremo de que el miedo a los colores chillones incluso es aprovechado por especies que no son realmente venenosas. Las mariquitas son un excelente ejemplo.

  5. tomás:

    Estimado Manuel Baselga:
    Nadie puede considerarte ignorante ni ignorant, sino todo lo contrario.
    En cuanto al tema que derivas del artículo, creo que el problema que expones hay que dividirlo en dos partes: 1º ¿Porqué ciertos animales exhiben vivos colores para no ser comidos?. La respuesta es sencilla: por que los que no tienen esa característica son víctimas de sus predadores con más facilidad.
    2º ¿Cómo alcanzan a saber esos predadores que los colores chillones son peligrosos? Pienso que aquí la naturaleza habrá usado diversos caminos. a) Individualmente habrá sido aprendido a costa de algún dolor de tripas o algún otro malestar inmediatamente relacionable. b) Ser transmitido culturalmente dentro de la especie. Al respecto opino que la cultura también es cuestión de grado y puede que pocas especies lleguen al nivel del bonobo o el chimpancé fabricando sencillas herramientas, pero pueden transmitir actitudes más elementales. Por ejemplo los cazadores enseñan la caza a sus crías y eso es cultura, así que también pueden enseñar a evitar lo aparentemente peligroso.
    c) Por último queda la transmisión genética. Rodrigues de la Fuente demostró que el alimoche era capaz de aprender a romper huevos de avestruz lanzandoles piedras con el pico sin ser enseñado. Su tendencia era innata y sus primeros intentos eran calamitosos pero, a base de errores lograba atinar, romper y comerse el sustancioso interior.
    Me parece que en este tema tenemos opiniones similares.
    Un cordial saludo.

  6. Manuel Baselga:

    Apreciado Tomás,
    La respuesta a tu punto 1 no la veo tan clara. Más bien me parece que ser llamativo y de vivos colores te hace mucho más visible, y por tanto más susceptible de ser devorado. El caso de las polillas grises es un buen ejemplo: sobrevivieron porque eran menos visibles, no más.

    En cuanto al punto 2, es verdad que hay muchos grados de transferencia cultural, y que ciertos comportamientos simples pueden propagarse entre individuos, pero me cuesta imaginar a una desapegada mamá serpiente del Amazonas enseñando a sus reptantes crías que las ranitas de vivos colores no se comen.

    En cuanto a la transmisión genética, el reconocimiento de colores y su identificación como peligro por toxicidad tienen todo el aspecto de funciones neuronalmente complejas que involucran algún nivel de «razonamiento», y el hecho de que sea un mecanismo universal presente en especies con niveles de complejidad cerebral muy diferentes se me antoja poco coherente con esta posibilidad. No termino de ver cómo una secuencia genética podría codificar este tipo de «software» en especies con un «hardware neuronal» tan distinto.

    Saludos

  7. tomás:

    Estimado Manuel Baselga:
    Bien, entonces me equivoqué, porque no estamos nada de acuerdo.
    Defenderé mi primera afirmación ampliándola con tu observación: Los más llamativos lo son de manera que atraen a sus predadores y, si son apetitosos, son comidos, por lo que terminan por fenecer en la especie, así que sólo permanecen los que mejor pasan desapercibidos. Pero si son -pongámonos trágicos- venenosos y vistosos, atraen al predador que, tras ingerirlos, muere, así que sólo sobrevivirán aquellos cazadores que no coman a los que exhiben coloridos extremos. Pero en muchos casos no será preciso llegar a tal extremo. Continuo.
    En el caso de la serpiente del Amazonas habría que acudir a la adquisición genética, ya que no cabe la cultural pero es indiscutible que todo animal come cierto tipo de alimentos y no otros. Por ejemplo las pequeñas serpientes no comen hierba aunque su madre no se lo haya enseñado. Es absolutamente genético. Si todas aquellas que comen ranitas venenosas mueren, sólo quedarán aquellas a las que no les apetezcan los vivos colores, y a las que les guste la hierba, se morirán también porque sus sistema digestivo no está preparado para ese alimento.
    Tu último párrafo, suponiendo que el reconocimiento de colores y su identificación como peligro por toxicidad precise algún nivel de razonamiento, creo que no tiene defensa. Peces habitantes de los mares coralinos, muy poco razonables, se reconocen a sí mismos por sus colores de modo que se ha experimentado que pueden ser engañados con formas bastante distintas manteniendo los coloridos. No sé si he leído aquí o en algún otro lugar que algunos insectos emiten zumbidos que pueden simularse con un diapasón, con el cual llegan a intentar aparearse. Demuestran con ello no haber ido al Conservatorio. En resumen que esto de llamar la atención o no, no se limita al alimento ni a los colores, sino a muchas otras áreas de la biología.
    EL hardware neuronal puede ser muy perfecto con gran simplicidad, como lo demuestra el cerebro de las abejas y hormigas.No precisan deducir ni aprender. Las aves, más complejas, no necesitan saber astronomía para guiarse en sus migraciones; les llega ese conocimiento en su equipamiento de origen.
    Un saludo muy cordial y encantado de exponer pareceres contigo.

  8. NeoFronteras:

    El análisis que hace Tomás en el comentario número 5 parece bastante correcto.
    La aversión por ciertos colores o animales puede ser innata incluso en nosotros, que no podemos ver las serpientes, salvo condicionamientos culturales.
    Además la aversión a animales brillantes está muy extendida y puede haber coevolucionado desde hace mucho tiempo.
    Aunque parezca increíble la evolución incluso condiciona el comportamiento innato. El ejemplo del alimoche es muy bueno, pues incluso en ese caso determina el uso de «herramientas».

  9. Manuel Baselga:

    Tomás, el mecanismo que describes no explica la evolución positiva debida a la policromía (hazte ver si quieres sobrevivir), sino más bien una selección negativa de la especie depredadora (¡ay del que coma bichos vistosos!). Es verdad que esta conducta por parte de la presa (hacerse muy visible), aunque conlleva su muerte, podría favorecer a su especie en conjunto, pues sus depredadores irían muriendo envenenados paulatinamente. Cada individuo cometería una especie de «suicidio altruista» en pro de su especie. Pero no veo tan evidente que el efecto global tenga que ser necesariamente favorable a la especie depredada en términos evolutivos. Si en la famosa ecuación diferencial de depredadores y presas el ritmo de muerte por intoxicación de los depredadores fuese más lento que el de los depredados (por ejemplo, porque los depredadores tienen una dieta más variada y por tanto la probabilidad de exposición a esta presa no es muy grande), la presa colorida podría acabar extinguiéndose por culpa de su excesiva visibilidad. Debe de haber otros mecanismos implicados.

    Parece que en la naturaleza las cosas son más complicadas y todos ests mecanismos de ataque y defensa se entrecruzan de maneras muy complejas. y a veces incluso totalmente opuestas (mimetismo frente a aposematismo, por ejemplo). En algunos casos interesa ser visto, pero en otros todo lo contrario, y los motivos no son siempre los mismos. Así, los pájaros devoran gustosos a las fácilmente localizables y vistosas mariposas monarca, cuyas alas también son de vivos colores. En este caso, la especie utiliza los colores precisamente para facilitar su localización a los individuos de otro sexo, y no como aviso de toxicidad. Como eso tiene el efecto lateral indeseable de ponerle las cosas más fáciles a sus depredadores, la especie se protege de la extinción con el número y con la rapidez de reproducción. Puesto que su gran visibilidad las hace más vulnerables, lo mejor es multiplicarse todo lo posible y cuanto antes, para que queden supervivientes a la masacre, y por eso vemos grandes bandadas de mariposas monarca en sus espectaculares migraciones.

    El caso de la serpiente tal y como lo describes sí podría apuntar a un origen razonable: la naturaleza rechaza a las serpientes, digamos, con «veleidades artísticas». Las pobres sierpes a las que les fascinan los colorines acaban muriendo víctimas de su buen gusto pictórico. Esa preferencia por los colores intensos sí podría ser una característica cerebral, que en este caso resultaría perjudicial para el individuo por exponerle al veneno.

    En cuanto a lo de la arquitectura neuronal, reconozco que peco de cierta deformación informática al pensar que hace falta un software complejo para codificar un efecto complejo, cuando la naturaleza demuestra una y otra vez que una buena arquitectura, como la del minúsculo cerebro de las hormigas, puede hacer maravillas.

    Y, desde luego, lo del alimoche que menciona Neo es demoledor como ejemplo de transmisión innata de un comportamiento tan complejo. ¿Como diablos estará escrito eso en el ADN?

  10. tomás:

    Estimado Manuel Baselga:
    Bien, parece que empezamos a ponernos de acuerdo. Admito sin más todos tus puntos sólo que el primero requiere alguna puntualización: dices que «el mecanismo que describes no explica…». En efecto, tienes razón. Pero es evidente que todo lo que lleve consigo una «selección negativa de la especie depredadora» propicia una selección positiva de la especie víctima -salvo los casos en los que son comidos los débiles y enfermos-. Y en el posible caso de que la vistosidad no fuese suficiente, tal como dices, la especie comestible o se hace más vistosa y/o peligrosa o finiquita. Pero también puede optar por mimetizarse. En resumen: aquellos que tengan la fortuna de heredar la solución correcta, sobrevivirán y, con su descendencia, continuarán o modificarán la especie. Y si no lo consiguen de ninguna forma, como digo, se extinguirán como millones de especies se han extinguido.
    Dices al final de ese primer punto que debe haber otros mecanismos implicados. Pues es muy posible. Por el último «Nuevo en Especiales» me he enterado del reciente fallecimiento de Lynn Margulis a quien debemos el descubrimiento de nuevos caminos evolutivos. ¿Quien nos dice que alguien no nos explica mejor estos mecanismos?
    De todas formas debo excusarme por una costumbre mía que no puede ser infalible. Cuando en mi 7 digo «pongámonos trágicos» lo que realmente hago es llevar el caso al límite, truco que muchas veces me sirve para comprender algún que otro fenómeno. Naturalmente no puede servir de ejemplo para todo y, posiblemente, ese es el motivo de que muestres tu desacuerdo en tu primer párrafo.
    Mi saludo cordial.

  11. Miguel Angel:

    Sobre la aversión a las serpientes a las que hace referencia Neo, es interesante comentar que es la fobia a animales mas frecuente en la especie humana. A los chimpancés les ocurre lo mismo, cuando un miembro del grupo ve a una serpiente da la señal de alarma que consiste en un sonido particular y se apresuran a subirse a los árboles, siendo todos presas del pánico.

    Pues bien, en un reportaje que ví hace algún tiempo postulaban que podría deberse a que son incapaces de saber a simple vista si la serpiente es peligrosa o no. Lo mismo que nos ocurre a nosotros, a menos que lo aprendamos.

    Sobre el asunto que se está discutiendo, creo que vamos viendo la MULTIFACTORIEDAD del tema de los «colores vistosos». Son muchísimas las variables que influyen: para echar mas leña al fuego se me ocurre comentar otra variable: el coloor varía según el animal que esté «mirando», algunos animales ven el ultravioleta, otros no pueden distinguir determinados colores.

  12. Manuel Baselga:

    Todo esto demuestra una vez más lo eficaz (aunque a veces difícil de interpretar) que resulta el mecanismo de la evolución y la selección como ejercicio interminable de búsqueda de soluciones a problemas.

    Interesante también lo de la prevalencia de la fobia a las serpientes. Eso podría explicar su papel protagonista como personificación del mal en tantas leyendas, como la del Génesis.

  13. tomás:

    Sólo queda felicitar a Neo y a Miguel Angel por sus siempre valiosas y breves aportaciones.

  14. Miguel Angel:

    Gracias a tí, tomás, y a Manuel Baselga que recuerdo proponía en estas páginas el tema «Crononacionalismo», que me gusto mucho, en el último artículo del 2010.

    Saludos y abrazos

  15. Daniel:

    «El problema es que el nivel cultural en hispanoamérica es bajo y hay cierto complejo frente a los EEUU»

    Yo por eso leo mis cosas en Inglés, un idioma de verdad; puesto que los españoles no pasan de ser una bola de arrogantes y, sinceramente, no son la gran cosa en NADA.

    Voy a *hacer forward* de ese comentario que hizo el español este a todos los latinoamericanos que conozco que leen este PANFLETO.

    «Señor Neo» ¿Por qué no se va a ver los toros? ¿O se inclina ante su rey? Cualquier cosa es más productiva que la salvajada que hizo.

    Saludos.

  16. Daniel:

    «Daniel: Su comentario está a la espera de ser moderado (puede tardar mucho tiempo, incluso días).»

    Con razón ustedes son los padres del fascismo…Le temen a que la gente hable.

  17. Miguel Angel:

    Por increible que parezca el comentario de Daniel tiene una parte tremendamente positiva: que solamente es uno.

    De este modo, lo acojo con la esperanza de que el resto de hermanos latino americanos hayan sido lo suficientemente inteligentes como para no sentirse ofendidos. Y mas en una página que critica, a veces durísimamente, el sistema educativo y las universidades de España. Tampoco se libran los «Estados Unidos» de la crítica en esta página.

    Abrazois para todos los seres del Universo

  18. tomás:

    Agradezco al tal Daniel el buen concepto que tiene de todo lo español. Y, siendo que tanto cultiva y se recrea en inglés, debería escribirnos en ese idioma si esta página lo admite. Por mi parte le admiro por darnos a conocer su peculiar idiosincrasia, tan hispana. ¿Es quizá mejicano? ¿Reniega de su ascendencia? Por mi parte puede irse a hacer… forward.

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