Abejas estimuladas por cafeína
Algunas flores contienen cafeína en su néctar para así fidelizar a las abejas polinizadoras.
Hace unos días veíamos en NeoFronteras una interesante noticia sobre la capacidad de comunicación entre plantas y abejas a través de campos eléctricos. No es la única noticia reciente sobre las relaciones entre estos insectos y las plantas.
Otro estudio dirigido por Geraldine Wright, de Newcastle University, relaciona el consumo de cafeína en estos insectos y su capacidad para recordar mejor las flores a las que poliniza.
La idea vino al preguntarse por qué en algunas flores había cantidades no despreciables de cafeína. Así por ejemplo, las flores de los cítricos contienen este compuesto y lo mismo se puede decir de la miel cuyo principal ingrediente es el néctar de las flores de estas plantas. Pero la producción de esta sustancia consume cierta cantidad de recursos que la planta podría usar para otra cosa, por lo tanto debía de haber un motivo evolutivo para su presencia.
Así que este equipo de investigadores entrenó a unas abejas para que asociaran una recompensa azucarada con un determinado olor de manera similar a los perros de Paulov. Cuando a las abejas se les administraba cafeína tenían el doble de posibilidades de recordar el olor tres días después de haber recibido la recompensa. El estímulo condicionado se pudo comprobar viendo si su probóscide (“lengua”) se proyectaba o no hacia fuera cuando se la exponía a la esencia olorosa. Parece que la cafeína reforzaba la memoria de los insectos.
Por tanto, las plantas podrían hacer que su néctar fuera más atractivo (¿adictivo?) a las abejas añadiendo cafeína para así conseguir una mejor polinización. Obviamente sería una mera adaptación mediada por mecanismos evolutivos de selección natural.
La cafeína es una estimulante y opera en el cerebro de las abejas de una manera similar a como lo hace en el cerero humano, porque la bioquímica en este caso es la misma. Las neuronas de las abejas y de los humanos tienen un receptor para el neurotransmisor adenosina al que la cafeína se une. Probablemente esta característica sea común a todo el reino animal.
Para ver cómo esta sustancia afectaba los cerebros de las abejas, los investigadores inyectaron este estimulante en el cerebro de algunos de estos insectos. Vieron que la cafeína disparaba cambios en la habilidad que tienen las neuronas de pasar información vital sobre aprendizaje olfativo y sobre la memoria
La cafeína no es el único estimulante presente en el néctar de las flores. En más de 100 especies de plantas se puede encontrar esta sustancia o se puede encontrar nicotina. En general las plantas usan esas sustancias para impedir ser ingeridas por los herbívoros (las plantas no pueden correr o escapar y la evolución ha seleccionado varios tipos de defensas, incluyendo la defensa química). Este estudio sugiere que las plantas en algunos casos han modificado este sistema defensivo y usado estas sustancias para fidelizar a los polinizadores. Es una cuestión de proporcionar la cantidad adecuada para que los insectos recuerden bien y vuelvan a polinizar, pero sin que una dosis elevada aumente el amargor y las aleje (la mayoría de las sustancias tóxicas naturales son amargas porque los animales han sido seleccionados para detectar esas sustancias perjudiciales).
Aunque, de momento, los investigadores no pueden afirmar que las abejas sean adictas a estas sustancias, por lo que hace falta más investigación al respecto. Tampoco se ha podido comprobar que la cafeína mejore sustancialmente la memoria en humanos.
Pero este resultado no es el único sobre la fascinante relación entre abejas y plantas. Se sabía que algunas abejas sociales eran capaces de advertir a sus congéneres de la presencia de predadores en las cernías de las colmenas. Ahora, investigadores de la Universidad de Tours (Francia) y la Estación Experimental de Zonas Áridas de Almería (EEZA-CSIC) han realizado un experimento para estudiar si estos insectos son capaces de marcar con señales químicas las flores en las que han sido previamente atacados.
Para ello simularon el ataque de un depredador sobre determinadas flores, dejando el resto de las flores como grupo de control.
El resultado fue distinto de si se trataba de abejas solitarias o si se trataba de abejas sociales. En el primer caso no había distinción entre flores en las que se había producido ataques de las que no. En el caso de las abejas sociales sí que había distinción, pues la probabilidad de que las abejas sociales rechazaran una flor era mucho mayor si en esa flor se había simulado previamente el ataque de un depredador sobre una compañera.
Al parecer la abeja social que es atacada en una flor deja una marca química de feromonas que advierte al resto de sus compañeras sobre la presencia de un depredador en esa flor en concreto y permite a las demás evitarlo.
Como podemos ver, la coevolución de insectos y plantas con flores durante más de 100 millones de años ha dado lugar a resultados sorprendentes. Quizás usted, amigo lector, lo recuerde más fácilmente si ahora se está tomando un café mientras lee esto. Incluso tal vez sea cierto el dicho que sostiene que un matemático es el ser que transforma café en teoremas.
Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=4062
Fuentes y referencias:
Nota de prensa.
Noticia y podcast en la NPR.
Artículo original.
Nota de prensa.
Artículo original.
Foto cabecera: “The Bee in Tradescantia” por fesoj, vía flickr.
34 Comentarios
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lunes 18 marzo, 2013 @ 12:06 pm
Los resultados de estos experimentos son fascinantes,desde luego.Lo que me pregunto es si resulta muy complicado hacer experimentos en los que se demuestre o no de una vez por todas, si realmente el café (o el té, que también contiene cafeína)refuerzan o mejoran la memoria en los humanos; porque esto se ha insinuado muchas veces e incluso hay quienes están convencidos (no sé por qué)de ello. Si se desmostrara que efectivamente es así,entonces podríamos asegurar sin lugar a dudas que, efectivamente,los matemáticos son esos seres que convierten el café en teoremas.
lunes 18 marzo, 2013 @ 5:54 pm
¡No olvidemos la teobromina! xD
martes 19 marzo, 2013 @ 12:40 am
Estimado Lluís:
O tal vez la cafeína es el instrumento del que se vale el teorema para ser descubierto por el matemático. ¿Existe el teorema antes de ser descubierto?
martes 19 marzo, 2013 @ 11:04 am
¿Inteligencia vegetal?
¿La inteligencia de Gaia?
¿El conocimiento forzándonos a que lo conozcamos?
¿La vida como instrumento del universo para llegar a conocerse a si mismo?
¿La inteligencia cibernética como fin ultimo de la evolución para compilar todo el conocimiento del universo?
¡¡¡Uff!!!
Lo siento, no he empezado yo.
Saludos
martes 19 marzo, 2013 @ 8:34 pm
Querido LLuís:
Hay un estudio realizado en el «Instituto de investigaciones biomédicas Pi y Sunyer» de Barcelona, que mostraba un aumento del rendimiento intelectual al tomar la dosis correspondiente a una taza de café una hora antes de un examen.
Otro estudio realizado en la Universidad de Inssbruck por Koppelstatte, en el que el que tras la ingesta de 100 mg de cafeína sedemostraba una mayor actividad en la zona del córtex cerebral donde se encuentran las redes de memoria y en el córtex cingulado anterior (relacionada con el «nivel de atención»).
Se han encontrado resultados similares en otros estudios usando dosis pequeñas en momentos puntuales de otros psicoestimulantes como la cocaína o las anfetaminas.
Pero existe cierta controversia en cuanto a los efectos de la cafeína sobre la «memoria a corto plazo», en este enlace lo menciona, aunque la traducción deja mucho que desear: http://www.buenastareas.com/ensayos/Cafeina-y-Memoria-a-Corto-Plazo/4077471.html
El consumo de cafeína en dosis altas se ha relacionado con patologías similares a las que provoca al cocaína o las anfetaminas: alucinaciones, psicosis, transtorno de ansiedad, insomnio, etc.
Como siempre, lo que distingue a un fármaco de un veneno es la dosis. En Medicina usamos sustancias que clásicamante se consideraban venenosas, buenos ejemplos son la digoxina, el methotreaxate, los derivados del ergot, etc, etc, etc.
Como decían los romanos: «In medium virtum est».
Esperando haberte servido de ayuda, recibe un cálido abrazo.
martes 19 marzo, 2013 @ 9:13 pm
Erratas en el segundo párrafo: Innsbruck; Koppelstatter.
miércoles 20 marzo, 2013 @ 9:07 am
¿La flor del cafetal tiene también cafeína?
jueves 21 marzo, 2013 @ 4:18 am
Que pasó con esa noticia acerca de que habían descubierto finalmente el bosón de Higgs?
jueves 21 marzo, 2013 @ 11:11 am
Gracias por todo esos datos que aportas Miguel Ángel.Resultan interesantes,aunque sigue la contraversía sobre la bondad o maldad de todos esos estimulantes que citas(principalmente el café o el té).
Será cuestión de tomarse los cafés o los tés en su «término medio». Personalmente te confieso que a mí el café no me sienta nada bien, pero bebo té cada día. Por cierto lo de que la virtud esta en el término medio, se lo copiaron los romanos a Aristóteles,no sería lo único que copiaron(y tergiversaron),puesto que los romanos aparte de grandes estructuras militares y leyes a porrillo, más bien no inventaron gran cosa.
Un cordial saludo, amigo Miguel Ángel.
viernes 22 marzo, 2013 @ 6:53 pm
Estimado Neo:
Aunque te diriges a LLuís, me tomo la libertad de darte mi opinión. Estoy seguro de que sí, de que antes de ser descubierto, el teorema existe. Como existe la realidad aunque no atinemos a aprehenderla en su última intimidad.
Un abrazo.
sábado 23 marzo, 2013 @ 11:09 am
Tomás,casualmente estuve a punto de contestar de manera rápida lo mismo que tú le respondes a Neo,o sea, que sí, que el teorema existe previamente y que solo se trataría de hallarlo, pero luego, no lo ví tan claro y me empece a liar con especulaciones filosóficas propias y terminé sin dar respuesta alguna. Y aunque respondería, ahora, que sí, que anda por ahí oculto entre la naturaleza, si hubiera una oposición «fuerte» a su existencia previa, quizás me haría dudar.
Un saludo, tomás.
domingo 24 marzo, 2013 @ 10:17 am
Este tipo de elucubraciones pueden constituir una magnífica gimnasia neuronal, siempre que seamos conscientes de que se trata de un entretenimiento científico/filosófico meramente especulativo.
Me habéis hecho recordar una anécdota olvidada de mi lejano bachillerato. Llego a sustituir al viejo profesor de Química un jovencito, excesivamente progre para aquellos tiempos, al que entre tema y tema le encantaba divagar un poco.
Pues bien, en una de esas divagaciones nos dio por científicamente comprobado que: «Cuando se sintetiza una nueva molecula, que no tendría por que existir de forma natural, y hay dificultades para hacerla cristalizar, en el momento que un laboratorio consigue hacerla cristalizar, cristaliza en todos los demás laboratorios, simultáneamente, sin ninguna dificultad, por métodos diferentes y sin que hubiera comunicación entre los químicos.»
Aquello quedo olvidado hasta hoy, demasiado fuerte para un adolescente con otras preocupaciones mucho mas condicionadas hormonalmente. Además no he vuelto a tener noticias del tema. Pero … … …
¿El universo aprendiendo de los seres humanos?
Saludos a todos.
domingo 24 marzo, 2013 @ 10:40 am
Amigo LLuís: Bueno, pues afinemos un poco. El teorema trata de describir la realidad. Si acierta, lo que muchas veces nunca sabremos, sí que existía. Si falla, aunque sea mínimamente, no. Consideremos la gravedad entre Newton y Einstein. El primero se había acercado; el segundo lo corrigió con lo que hasta ahora consideramos acertado, pero ¿estará en lo cierto o la cosa es, como sucede casi siempre, provisional?
Sin embargo existen verdades en sí mismas, que necesariamente se corresponden con la realidad. Yo mismo, en este instante en que escribo soy un ser vivo. No sé si cuando esto leas lo seguiré siendo, pero sí en este momento. Se parece un poco a la afirmación de Descartes: «escribo luego existo». Seguramente a la mayor parte de los miles de millones que en el mundo son, no les consta mi existencia, pero si alguno se aventurase a afirmar «tomás existe» habría hecho una afirmación verdadera coincidente con la realidad.
Pues eso; un abrazo.
domingo 24 marzo, 2013 @ 10:50 am
Amigo «pocosé»: El caso que relatas es trivial en ciencia. Un montón de científicos comparten la misma preocupación, trabajan en la misma búsqueda. No es que el primero inicie algo, sino que uno de ellos ha de ser el primero, como otro habrá de ser el último y otro el tercero por ejemplo. Todo ello sin contacto alguno. Pero esto se ha dado durante toda la historia: es consecuencia del llamado «zeitgeist». Podría ponerte innumerables ejemplos, pero con seguridad tú los conoces. La única diferencia en esta época es que los descubrimientos se conocen con más rapidez y, por ello, acentúan la simultaneidad.
Un abrazo-
domingo 24 marzo, 2013 @ 1:18 pm
Estimado Tomás
Que aquello era solo producto de unas coincidencias bastante comunes, especialmente en ciencia, es la interpretación razonada da y lógica hoy también le doy. Pero la intención de aquel joven químico era la de hacernos intuir algo misterioso y místico en la Ciencia. Puede que algo de otro bien distinto “zeitgeist” también hubiera en ese tipo des intenciones. Siendo respecto a esto donde hay que tomar las debidas precauciones con la gimnasta neuronal, no vaya a ser que se nos disloquen unas cuantas.
Un abrazo.
domingo 24 marzo, 2013 @ 1:27 pm
«Lapsus tecladae»
Donde dice:
-razonada da y lógica hoy-
Léase:
-razonada y lógica que hoy-
lunes 25 marzo, 2013 @ 7:40 am
Muy buen latinazo macarrónico.
lunes 25 marzo, 2013 @ 11:38 am
Tomás, si se admite que el lenguaje de la ciencia son las matemáticas, y yo desde luego lo admito, las leyes matemáticas están por ahí, ocultas en la naturaleza, y por tanto los teoremas andan ocultos y solo están esperando que alguien los descubra. De hecho, es como si estuvieran jugando al escondite, y en el fondo solo esperan ser descubiertos. Esto está visto desde el punto de vista de Penrose, que llegó a afirmar que las matemáticas tienen una existencia real, una existencia propia, como la pueda tener un ser humano.
Y el teorema de Noheter,por poner un valioso ejemplo, también habla de «existencia». Su enunciado dice así: » Por cada simetría continua de las leyes de la física ha de existir una ley de conservación. Por cada ley de conservación ha de existir una simetría continua.». Y como ya sabes las leyes de conservación existen.
Un saludo, amigo.
lunes 25 marzo, 2013 @ 1:43 pm
El universo parece ser finito por arriba (creo que se han hecho cálculos aproximados hasta del numero de átomos que contiene) e indivisible a ciertos niveles cuánticos por abajo (he oído hablar hasta de «cuantos de espacio» o algo parecido ¿…?)Sin embargo las matemáticas no parecen tener estos limites e incluso pueden describir coherentemente universos con propiedades totalmente distintas de las conocidas.
Podemos dotar a las matemáticas de vida propia , poéticamente o como ejercicio gimnástico neuronal. Pero poseyendo estas tan claramente la infinitud, tanto por arriba como por abajo, y sobrepasar con creces a este nuestro real y de momento único Universo. Precaución. No veamos poniendo velitas a los teoremas de nuestras devociones.
Saludos.
lunes 25 marzo, 2013 @ 3:37 pm
Estimado Cosme:
No soy el más preparado para responder a tu pregunta, pero voy a intentarlo. En julio de 2012 se anunció el descubrimiento de una nueva partícula que podría corresponderse al bosón de Higgs, la noticia tuvo un gran eco en la prensa y se apresuraron a pronosticar que el premio Noble de Física de este año iba a ser para Higgs.
A día de hoy, aunque parece ser que el análisis de los datos va confirmando que se trata del bosón de Higgs, todavía no se puede descartar por completo que se trate de otra partícula. Queda también por confirmar qué tipo de bosón de Higgs sería. Es un proceso lento porque hay que hacer un análisis de un océano de datos donde sólo unos pocos son significativos (hay que separar el grano de la paja)
http://elpais.com/tag/boson_higgs/a/
Por cierto, que cuando Higgs se enteró de que este año no le iban a dar el Nobel dijo que se sentía aliviado…¿un farol?
Recibe un cordial saludo.
lunes 25 marzo, 2013 @ 4:11 pm
En cuanto a la bonita conversación que están manteniendo mis queridos Pocosé, Lluís y tomás, diría que aunque me resulta difícil decantarme en dilemas del tipo ¿qué fué antes, la gallina o el huevo?, creo que suscribiría el argumento de Penrose.
No recuerdo si fué LLuís o tomás el que ponía el ejemplo del teorema de Pitágoras en una ocasión anterior: podemos usar diferentes sistemas de medida, pero la relación que establece el teorema de Pitágoras se mantiene.
También decir que me ha sorprendido un tanto mi amigo «tomás» con el «pienso, luego existo»: por un lado porque sé que no comparte el dualismo de Descartes y por otro lado porque la tendencia filosófica actual es formular la frase justo al revés: «existo y, por tanto, pienso». No obstante, considero que las modas no deben ser nunca una referencia cuando se tratan cuestiones de esta índole.
Abrazos para todos
martes 26 marzo, 2013 @ 9:25 am
Amigo LLuís:
Vamos a tener que afinar. Por una parte tenemos la realidad de la cual podemos afirmar que conocemos algo de ella, pero que no sabemos cuanto ni con qué certeza.
Por otra parte tenemos las matemáticas que podemos admitir es un lenguaje muy útil a la ciencia. En él solemos plasmar los teoremas que diría siempre, salvo algún desliz, son consecuentes con esa «realidad matemática». Pero he de diferenciar la realidad física de la realidad matemática. Por ejemplo el mismo concepto de línea recta no tengo que decirte que no coincide para nada con la realidad. En la más sencilla de las realidades, una recta no está hecha de infinitos puntos tan cercanos como se quiera, ni es unidimensional, y sin embargo nos sirve para el cálculo. Tampoco puede ser posible en la realidad la infinitud de pi. Es decir que las matemáticas son verdad respecto a su propio conjunto de axiomas, pero no son la realidad física.
Respecto a Penrouse, con toda humildad y reverencia ante cerebro tan eminente, he de decirte que si dijo lo que escribes, lamento no poder estar de acuerdo con la comparación de la realidad de las matemáticas con la de un ser humano. Entre otras diferencias que no se me ocurrirán, la más evidente es que las matemáticas son eternas y el hombre no. Podríamos especular si las matemáticas estaban ahí antes de que el hombre las descubriera y si seguirán estando cuando la humanidad fenezca. Yo diría que sí, que podemos imaginarlas como un Universo -con mayúsculas- independiente de ser descubierto o no, pero que aún así son una construcción humana que ha sido capaz de imaginar ese Universo cuya existencia es independiente de él. Parece un contrasentido lo que estoy diciendo, pero mi mente es capaz de admitirlo así. Si hablamos del ejemplo de algo tan sencillo como la suma de los ángulos de un triángulo en una geometría plana, es una verdad que seguirá cumpliéndose lo mida quien lo mida y utilice nuestro tipo de razón lógica o no.
Y nada más de momento. Un fuerte abrazo.
jueves 28 marzo, 2013 @ 9:15 am
Pues ahora no caigo, mi buen amigo Miguel Ángel cuando te he podido dar esa impresión pero, desde luego no se corresponde con mi forma de pensar y lo digo después de haber repasado notas que tengo escritas, dispersas en algún libro de filosofía de la ciencia. Mi interpretación de ese principio cartesiano es «respiro, corro, escribo, etc. -es decir «hago algo»- luego existo» y, como caso particular, coincido con Descartes. Los que dicen «existo luego pienso», están en un elemental error. Una bacteria existe mas no piensa, se mueve pero no piensa.
Y de otro ser también puedo decir, «hace algo por sí mismo, luego existe».
Ya sabes que estoy bien dispuesto a dialogar contigo sobre esto si te apetece y que, juntos, aclaremos nuestras ideas. Un fuerte abrazo.
viernes 29 marzo, 2013 @ 9:40 pm
Este interesantísmo artículo me hace recordar la tesis central de Schopenhauer en su libro «El amor, las mujeres y la muerte»: dice que la naturaleza impulsa a los animales y seres humanos a ataviarse y hermosearse de muchas maneras, a crearse la ilusión del amor eterno e irremplazable, lo único que ella quiere- en fin de fines- es eternizar la especie a través de la fecundación.En este caso la cafeína es la que causa la Ilusión- el Maya hindú, tan malinterpretado- y la realidad de la memoria, la agudización de los sentidos para causar la polinización.Parece, en este caso, que el alcaloide activa las neuronas, crea el impulso eléctrico necesario en los heminópteros para fecundar las flores a las cuales la naturaleza ha impulsado para practicar el «flirt» químico de la cafeína. Algo como el vino o la cerveza que leva a las parejas a juntarse.
viernes 29 marzo, 2013 @ 11:33 pm
Mi pequeño comentario me llevó a releer a Schopenhauer, y veo que mejor es trasladar las palabras de él mismo, en un acápite que parecería sacar las conclusiones filosóficas del artículo que comentamos. Helo aquí:
“Así la abeja, la avispa, la hormiga, trabajan en sus construcciones futuras y toman las más complicadas
disposiciones. Lo que dirige a todos estos bichos es
evidentemente una ilusión que pone al servicio de la
especie el antifaz de un interés egoísta. Tal es la única explicación verosímil del fenómeno interno y
subjetivo que dirige las manifestaciones del instinto.
Pero al ver las cosas desde fuera, advertimos en los
animales más esclavos del instinto -sobre todo en los
insectos- un predominio del sistema ganglionar, es
decir, del sistema nervioso subjetivo, sobre el sistema cerebral u objetivo, de donde es preciso inducir
que los animales, no tanto son impelidos por una
inteligencia objetiva y exacta, cuanto por representaciones subjetivas excitantes de deseos que nacen de
la acción del sistema ganglionar sobre el cerebro.
Esto prueba que también ellos están bajo el imperio
de una especie de ilusión, y tal será siempre la marcha fisiológica de todo instinto.”
Arturo Schopenhauer- El amor las mujeres y la muerte – pgs. 23-24
http://www.schopenhauer-web.org/textos/El_amor_las_mujeres_y_%20la_%20muerte.pdf
sábado 30 marzo, 2013 @ 9:40 am
Pues no voy a ser yo el que me oponga a tus argumentos, amigo de extenso nombre. Pero, cuando tu Schopenhauer llama al sistema glanguionar sistema subjetivo y a su sistema cerebral, objetivo, me caben muchas dudas sobre sus conocimiento biopsicológicos.
Tal cosa no impide que me agrade su preocupación por la naturaleza, cuestión poco frecuente en la gran mayoría de los filósofos, salvo honrosas excepciones como la suya y como la tuya por ejemplo.
Con todo mi respeto para ambos.
sábado 30 marzo, 2013 @ 2:32 pm
Gracias, amigo Tomás,por la necesaria acotación en cuanto a la limitación de los conocimientos biopsicológicos de Schopenhauer. Es claro que la ciencia en tiempos de este filósofo estaba recién tomando el vuelo inicial hacia los portentosos avances que tenemos hoy en día, pero al nivel de ese tiempo me da la impresión de no haber estado tan descaminado y, es más,los refinados experimentos de la cafeína, las flores y las abejas parecen estar dándole la razón.Me refiero a la tesis de que la naturaleza opera en favor de la preservación de la especie y recurre a todos los medios con este fin. Es claro que la naturaleza también, con la misma tenacidad que aboga por la supervivencia de la especie, no tiene contemplación en acabar con millones de ellas en épocas de cataclismos, si es posible hablar así.
domingo 31 marzo, 2013 @ 6:58 am
Pues sí creo que es posible hablar así y me parece que puedo darte la razón en cuanto dices.
Saludos.
domingo 31 marzo, 2013 @ 11:27 am
Quiero insistir, aunque empiece a ponerme pesado.
Cuando se empieza a dotar al conocimiento científico en general, a cualquiera de sus disciplinas, o a los objetos de estudio de estas, de cierto misticismo o algo parecido. Si esto no se ve claramente, como una especie de gimnasia mental, como meras especulaciones cientificofilósoficas o como licencias poeticoliterarias, es muy fácil acabar en esoterismos pseudocientíficos.
Perdón y saludos.
domingo 31 marzo, 2013 @ 4:37 pm
Mi amigo tomás:
Pienso que dialogar sobre cuestiones filosóficas es en muchos casos tan apasionante como descorazonador. Apasionante por lo interesantes que son los temas a tratar, y descorazonador porque acabamos chocando con las insuficiencias de cada enfoque o criterio. Las cosas no quedan claras y uno se queda con la sensación de que tan sólo ha logrado un esbozo inconcreto, suficientemente inconcreto como para no decidirse a meter la mano en el fuego.
Me sirve de buen ejemplo el tema sobre el que estábamos charlando: el existencialismo plantea el «existo, y por tanto, pienso» (la existencia precede a la esencia) y me parece digno de consideración. Lo que me parece muchísimo más discutible (y creo que a tí también) es cuando, a partir de aquí, se llega a afirmar que el indivíduo tiene libertad y que no hay una naturaleza humana que determine a las personas, sino que son nuestros actos los que determinan nuestra naturaleza.
Muchos abrazos
viernes 5 abril, 2013 @ 3:38 pm
Apreciado Fabián Núñez Baquero:
Creo que no voy a ser el único que no esté de acuerdo con ese argumento que mencionas en tu 27 acerca de que «la naturaleza opera en favor de la preservación de la especie y recurre a todos los medios con este fin». La naturaleza no tiene ninguna intencionalidad, no opera ni a favor ni en contra de que una especie perviva, simplemente presenta una serie de condiciones o parámetros que resultarán más o menos favorables para la pervivencia de tal o cual especie.
Date cuenta de que un cambio en las condiciones puede resultar muy beneficioso para una especie y letal para otra, y esto es otra razón más que desmonta la idea de que la naturaleza opere en pos de preservar las especies.
Cuando hablamos de seres vivos también se formula el argumento de que éstos hacen todo lo posible para sobrevivir, pero nuevamente es incierto. El error está en un problema de perpectiva: calificamos lo que ocurre desde un subjetivismo que nos lleva a hacer la afirmación errónea de que el ser vivo tiene intención de sobrevivir, cuando en realidad lo único que ha ocurrido es que van sobreviviendo aquellos seres que experimentan cambios compatibles con las nuevas condiciones del medio ambiente. Por tanto, tampoco hay intencionalidad a este nivel.
Aquellos seres vivos en los que no se vayan produciendo los cambios oportunos simplemente dejarán de existir y no transmitirán sus genes a la generación posterior; los que presenten los cambios adecuados sobrevivirán…y nos puede dar la impresión subjetiva de que «han hecho un gran esfuerzo de adaptación» o «lo han logrado», cuando en realidad no es cierto.
Un cordial saludo.
viernes 5 abril, 2013 @ 9:03 pm
Efectivamente el Universo o la naturaleza no tiene ninguna intencionalidad, ni, por su puesto, la evolución.
Esto es un prejuicio muy extendido porque el ser humano surgió en la sabana africana y necesitaba encontrar intencionalidad en el resto de los animales y otros seres humanos. Del mismo modo también encontramos patrones visuales en las nubes y otras figuras abstractas.
El ser humano necesita buscar sentido a todo. Incluso necesita encontrar sentido a la vida y ésta no tiene ningún sentido, salvo el que le queramos otorgar. Probablemente sea importante darle algún tipo de sentido.
viernes 5 abril, 2013 @ 9:05 pm
Es imposible saber si los teoremas está de algún modo en la Naturaleza, es simplemente una elección filosófica.
Podemos dotar de «realismo» a las leyes de la Naturaleza o asumir que son productos culturales, modelos provisionales para explicar lo observado. Es el antiguo dilema entre lo ontológico y lo gnoseológico.
No hay experimentos que permitan dilucidar una cosa u otra, así que es indecidible desde el punto de vista científico.
sábado 6 abril, 2013 @ 9:05 am
Muy queridos amigos Miguel Ángel y Neo:
Ciertamente son muy acertadas vuestras consideraciones.
En cuanto a la «realidad» de los teoremas, tenemos por una parte la naturaleza y por otra la concepción mental de la elucubración, es decir, el contexto racional en el que se enuncia el teorema. Si otro ser cualquiera adopta ese contexto, acabará admitiendo que la realidad concuerda con las matemáticas y viceversa. Posiblemente a un delfín no se le ocurrirá jamás investigar así la realidad, ni tenemos idea de cómo él lo hace.
Un fuerte abrazo para los diez (en base 2).