Tazas termoeléctricas para el camping
Unas tazas permiten calentar la sopa en la montaña ya, a la vez, cargar la batería del móvil o portátil.
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Suponga, amigo lector, que se encuentra en la montaña. Lleva consigo un fogón de gas y una taza metálica con la que calentar nieve, café o alimentos. ¿No sería estupendo que al calentar el contenido de la taza también pudiera cargar las baterías de la cámara, el frontal luminoso o el móvil que le puede salvar la vida?
Pues eso es precisamente lo que han pensado unos estudiantes de la Universidad de Utah. De hecho ya han creado una startup para comercializar el invento. Denominan PowerPot al dispositivo y consiste en una taza metálica a la que se le ha adosado un capa en el culo con un sistema termoeléctrico. Este sistema genera electricidad gracias a la diferencia de temperatura entre el fuego y el agua que hay en la taza. A mayor diferencia de temperatura mayor rendimiento.
Hay ya varios modelos, el básico produce una corriente a 5 voltios, que es suficiente para cargar un teléfono móvil en 60 o 90 minutos. El modelo mayor (PowerPot X) produce 10 voltios y puede cargar dispositivos mayores, como por ejemplo un ordenador portátil.
La compañía ya ha realizado 1000 envíos del invento, que se vende por 149 dólares en la web de la compañía. Los estudiantes están sorprendidos por lo rápido que crece la demanda y luchan para poder satisfacer a los clientes.
Los entusiastas de las acampadas parecen ser los clientes más habituales, pero no son los únicos posibles blancos del producto. Este dispositivo podría ser una pieza más de los equipos de emergencia o incluso venderse en los países en vías de desarrollo, en donde sí hay telefonía móvil, pero el suministro eléctrico no está garantizado, sobre todo en ciertas áreas.
En África, por ejemplo, el uso de la telefonía móvil ha explotado y hay cientos de millones de personas con celular, pero la gente no tiene electricidad en sus casas en numerosas ocasiones.
David Toledo y Paul Slusser eran compañeros de habitación en la universidad. Querían experimentar con un generador termoeléctrico y en 2008 compraron un dispositivo refrigerador en eBay basado en el mismo principio. Los desarmaron y volvieron a montar mejorando el rendimiento para la función opuesta: generar electricidad a partir de calor. En unos meses montaron un sistema generador en un puchero de la madre de Toledo. El sistema funcionaba, pero no proporcionaba una corriente estable.
Toledo y Slusser se graduaron en sus estudios de ciencias de materiales e ingeniería, dejaron el tema de las cacerolas termoeléctricas y empezaron nuevos trabajos o actividades. Pero un día Toledo encontró, navegando por Internet, un regulador de potencia que sería el componente que necesitaban para hacer de su invento algo práctico (nadie quiere freír su smartphone en lugar de cargar su batería).
A partir de ahí trabajaron juntos en el invento de nuevo y volvieron a Salt Lake City. Se les unió más tarde Matt Ford, un experto en finanzas, Wafiq Ali, un recién graduado también del área de los negocios y Kenyon Ellis, un estudiante universitario.
Quizás veamos pronto estas tazas en nuestras excursiones a las montañas, pero nada nos garantizará la cobertura.
Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=4088
Fuentes y referencias:
Nota de prensa.
10 Comentarios
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lunes 22 abril, 2013 @ 10:52 am
Los generadores termoeléctricos se usan desde hace décadas en equipos militares de campaña, permitiendo por ejemplo alimentar una radio con una fogata. Se trata de que el calor pase de un conductor a otro, de determinados materiales distintos, provocando un flujo de electrones que se puede mantener y aprovechar si se cierra el circuito. Fueron los precursores de las células fotovoltaicas. A mayor nivel tecnológico, se usan en aparatos espaciales, como el Curiosity que rueda por Marte. Parece un sistema más robusto que las fotovoltaicas, supongo que por no afectarle el polvo, y con una atmósfera tan tenue a temperatura muy baja, hay buena diferencia de temperatura entre la cara asoleada y la inferior en sombra. Sin embargo, parece que los satélites prefieren la fotovoltaica, quizás tiene mayor rendimiento por peso.
La novedad del Powerpot parece más bien comercial, y dentro de la variada industria del gadget recreativo; no veo nada que suponga una solución a necesidades severas.
lunes 22 abril, 2013 @ 10:59 am
Por cierto, respecto a recargar las baterías del frontal luminoso, ya se venden modelos sin pilas que llevan incorporado un pequeño generador movido a manivela.
lunes 22 abril, 2013 @ 7:23 pm
Sí, los hay a manivela y te pasas todo el tiempo dándole a la manivela. Como sistema de emergencia están bien, pero no para uso habitual. Además, los LED gastan poco.
miércoles 24 abril, 2013 @ 12:44 pm
La duración de la luz depende del consumo de la lámpara y de la capacidad de la batería, se cargue a manivela o por efecto termoeléctrico. Para casos de emergencia, prefiero de largo la manivela; no depende de tener acceso a combustible o de que sea posible -o sensato- encender fuego.
Generadores a doble manivela, de mayor potencia, usaban también los militares en campaña, desde antes de la II Guerra Mundial.
Para consumo pequeño y continuado, dejando las manos libres, se podría acoplar a un generador un sistema de engranaje, cable y pesas, con regulación de velocidad, como los relojes antiguos. Eso hace innecesaria la batería. Seguro que levantando un cubo lleno de piedras un metro y medio se puede escuchar la radio bastante rato, y sólo se necesita un árbol para colgarlo. Ya debe estar patentado y debe haberse usado.
miércoles 24 abril, 2013 @ 3:15 pm
Pues muy entretenida esta noticia. Son de agradecer la información y las referencias históricas que ha compartido el amigo Nemo.
Un fuerte abrazo sin manivela.
domingo 28 abril, 2013 @ 8:34 pm
Cierto. Nuestro colega Nemo es muy listo. De haber sido o ser boy scout.
Enhorabuena por sus conocimientos.
sábado 11 mayo, 2013 @ 5:04 pm
A mi me parece una noticia excelente. No la desmerece el ciertamente atinado comentario de Nemo, ocurre que normalmente muchísimos inventos empiezan utilizándose primero en el ámbito militar y luego pasan a la vida civil. Ocurrió con Internet, con el GPS y con tantas cosas más.
domingo 12 mayo, 2013 @ 10:42 am
También es cierto lo que comenta Rodrigo, pero ¿no sería más satisfactorio que los progresos técnicos no tuviesen esa procedencia, basada en el egoísmo, en defenderme del y/o agredir al semejante? Ciertamente, algo sale de las universidades motivado por otras necesidades, pero es innegable que las de los ejércitos son muy creativas. ¿No es esto una prueba del egoísmo a partir del nivel de patria, sólo posible de superar por el de cultura -occidental, islámica, etc.-?
lunes 13 mayo, 2013 @ 4:43 pm
Querido amigo tomás:
Ciertamente, sólo hay que ver el enorme desarrollo científico y tecnológico que tuvo lugar durante la Segunda Guerra Mundial.
Abrazos para la paz.
viernes 17 mayo, 2013 @ 8:42 am
Claro, pero no había problema alguno en dedicar cientos de aviones a una misión de bombardeo y ni se pensaba en el coste económico de la operación. Yo me pregunto desde mi ignorancia como bombero si dedicar más aviones a los incendios forestales no sería mucho más rápido y efectivo que llevar sólo dos o tres a lo sumo y el resto a base de efectivos terrestres que han de pasar por muchos peligros. También los pilotos tienen riesgos, pero al ser muy efectiva su labor, siempre serán muchos menos los afectados.
Con esto quiero decir que si a la ciencia se dedicase tanto esfuerzo económico como a la guerra, seguramente la paz no sería menos creativa que la guerra.
Abrazos.