Actualidad sobre calentamiento global
Resumen de algunas de las muchas noticias sobre cambio climático publicadas en esta semana.
Como todos ya sabemos el ser humano está emitiendo gases de efecto invernadero que están cambiando el clima de este planeta. El aumento de la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera desde la revolución industrial no tiene parangón en los últimos 800.000 años, como se puede ver en este vídeo:
Las emisiones se deben a la quema de combustible fósiles que realiza la humanidad. Ahora alcanzamos las 400 ppm dióxido de carbono en la atmósfera y se espera que lleguemos a las 550 partes por millón de este gas para 2050. El cambio en el clima no es algo que vaya a suceder en el futuro, es algo que se está dando ya a una velocidad a la que será imposible adaptarse.
Pese al esfuerzo del IPCC, de la buena voluntad por parte de algunos y a los supuestos tratados internacionales que pretenden reducir estas emisiones, no solamente no hemos detenido el ritmo de aumento de las emisiones de CO2, sino que estamos acelerando ese ritmo. Desde 2007 el calentamiento global se ha hecho un 40% más fuerte. Las consecuencias ya las estamos viviendo y la temperatura está subiendo.
Un reciente análisis [1] ha llegado a la conclusión de que el cambio climático no es una fluctuación estadística con un nivel de confianza del 99%. Es decir, el cambio climático es real.
El último informa del IPCC [2] no dice ni predice nada bueno: más inundaciones, más ciclones, erosión en las costas, mayor demanda de energía y menos producción de comida. La producción de trigo y maíz ya sufren el impacto del cambio climático y pone en riesgo de conflictos a algunas regiones del mundo [3]. Se estima que para 2070 ciento treinta y nueve millones de personas sufran escasez de alimentos por esta causa. Para 2100 se espera que la producción de alimentos caiga un 20% debido al calentamiento global en diversas regiones del globo.
El panorama que pintan es desolador: inundaciones, sequías, incendios forestales, desertificación, etc. Los expertos del IPCC ya dan guías de cómo el ser humano puede intentar adaptarse a la nueva situación.
Pero basta echar un vistazo a las publicaciones sobre el tema en sólo una semana para darse cuenta de que todos los estudios sobre este tema apuntan en la misma dirección. A continuación detallamos unos pocos de esos análisis.
Un estudio apunta a que la fusión de una pequeña parte del hielo del este de la Antártida puede disparar un proceso prolongado de descarga de hielo que dé lugar a una subida imparable del nivel de los mares en un proceso que duraría miles de años [4],[5].
El resultado está basado en una simulación computacional y a partir de los datos de campo tomados en la región. Al parecer el hielo antártico puede fluir hacia el mar.
Esta parte del continente helado es la más grande de hielo marino sobre la roca. En la actualidad una cresta de hielo en la costa impide que todo ese hielo vaya a parar la mar. El aire frío de la Antártida mantiene esa cresta en su sitio, pero una temperatura un poco más elevada puede hacer que se funda y que ya no pueda retener el hielo posterior, que iría al mar sin remedio elevando a largo plazo el nivel de los océanos en 3 o 4 metros. La descarga total de hielo llevaría de 5000 a 10.000 años, pero sería imparable una vez iniciada hasta el volcado de todo el hielo en el mar. Si se inicia algo así no se podría detener aunque se dejara de emitir gases de efecto invernadero totalmente.
Hasta ahora se creía que sólo el oeste del contienen era inestable, pero este estudio señala que también lo es el este. Parece que se ha sobrestimado la estabilidad del hielo antártico.
Con el calentamiento global se pone en peligro la estabilidad de este hielo. La creta de hielo del este antártico podría fundirse y desencadenar un desastre si continuamos con las emisiones. Ciudades como Tokio, Bombay o Nueva York estarían en grave peligro.
Un equipo internacional de glaciólogos ha completado el primer mapa virtual de los glaciares mundiales, lo que permitirá estudiar sus volúmenes y contribución al aumento del nivel del mar según el mundo se vaya calentando. [6], [7].
En total se trata de 198.000 glaciares a lo largo de todo el mundo en un inventario masivo realizado por 74 científicos de 18 países, la mayoría trabajando sin cobrar de manera voluntaria. Sin este inventario no se podría hacer ninguna prospectiva sobre la evolución de los glaciares.
A pesar de que la Antártida y Groenlandia han perdido hielo, la mayor parte de la contribución en la subida del nivel del mar ha sido producida por los glaciares pequeños.
Para realizar el inventario se han empleado fotos de satélite y han combinado esa información con un modelo de elevación usando la técnica de escala de ley de potencia. De este modo pudieron determinar los volúmenes de hielo.
El área total de los glaciares inventariados es de 727.000 km cuadrados. Su fusión elevará el nivel del mar entre los 0,35 a 0,47 metros. Contienen un 1% del hielo acumulado en Groenlandia y la Antártida. La fusión completa de estas dos partes del mundo contribuiría con una elevación del nivel de mar de más de 63 metros.
Pero el problema de la desaparición de los glaciares no será solamente la subida del nivel del mar, sino la desaparición de recursos vitales en ciertas zonas del globo, como agua para la agricultura y consumo humano o energía hidroeléctrica. Además se producirán inundaciones mientras los glaciares menguan.
Estos problemas son fundamentales a tener en cuenta a la hora de implementar políticas que palien las consecuencias del calentamiento global.
Una de las consecuencias del calentamiento global será su efecto sobre la producción de comida. Un equipo internacional de investigadores tiene malas noticias para los agricultores. Según suban los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera, algunas gramíneas y legumbres serán menos nutritivas que hoy en día [8], [9].
Los investigadores analizaron el crecimiento de distintas variedades de trigo, arroz, guisantes, soja, maíz y sorgo a distintas concentraciones de dióxido de carbono que se esperan se den en el futuro.
Los resultados revelaron que la calidad nutricional de estos productos baja en respuesta a la subida de los niveles de CO2. Entre otras cosas bajó la acumulación de hierro y zinc en estos productos. Estos dos oligoelementos ya representan una deficiencia a nivel global y un problema de salud para 2000 millones de personas en el mundo en la actualidad.
Sin embargo, en este punto se mantuvieron unos niveles aceptables en el sorgo y en el maíz debido al uso de la fotosíntesis C4, que es más eficiente que la normal y ya concentra CO2 en las hojas.
Es importante realizar más estudios al respecto, sobre todo en climas tropicales con suelos tropicales para saber mejor el alcance del problema.
El impacto que el cambio climático tendrá sobre la biodiversidad va a ser enorme, según confirma un nuevo estudio internacional en el que han participado científicos españoles [10], [11].
Hasta ahora se creía que el mayor impacto se iba dar en las regiones polares porque serán las que más sufran un aumento de temperatura, pero este nuevo estudio señala que las regiones tropicales sufrirán tanto o más que las polares al verse afectadas por cambios en las temperaturas y precipitaciones. Las nuevas condiciones que se darán no las ha sufrido ninguna especie actual en la Tierra. Estas regiones son además muy ricas en biodiversidad, por lo que su alteración conlleva pérdidas en especies únicas.
Para el estudio se han usado 15 modelos climáticos diferentes empleados por el IPCC. Las consecuencias según todos ellos para las especies tropicales van a ser dramáticas y se pondrá en riesgo a muchas de ellas, condenándolas posiblemente a la extinción.
Otro resultado que también es interesante es la resolución de la divergencia que había entre las temperaturas árticas y el grosor de los anillos de crecimiento de los árboles. Desde la década de los sesenta el grosor de los anillos de los árboles de esa región no crecía según han aumentado las temperaturas, algo que han aprovechado los negacionistas.
Ahora, un equipo de investigadores ha resuelto la supuesta paradoja de una manera sencilla [12], [13].
El grosor de los anillos no depende tanto de la temperatura, sino de la irradiación solar (¡es la fotosíntesis, estúpido!). Las correlaciones encontradas en las medidas indican que las variaciones se deben a la variabilidad en la cubierta nubosa o a las erupciones volcánicas, como la del Pinatubo, que inyectan partículas a la atmósfera.
El estudio señala además que las medidas de geoingeniería que pretenden inyectar partículas en la atmósfera para reducir la temperatura terrestre afectarían el crecimiento de los árboles árticos y a su capacidad de absorber dióxido de carbono.
Basta que haya un invierno frío para que parte de la población de un país no crea en el cambio climático. Pero la situación es un tanto paradójica. Un estudio reciente apunta a que un Atlántico más cálido produce inviernos más fríos en Europa y EEUU [14], [15]. El efecto sería a causa de la oscilación multidecadal del Atlántico. El estudio está basado en observaciones reales.
Son sólo unos pocos resultados de los muchos que se publican sobre este tema. Esto es algo a tener muy en cuenta cuando la población ya está inmunizada frente a este tipo de noticias.
Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=4429
Fotos usadas:
IPCC, David J. Wilson.
M. Martin/PIK.
University of Colorado.
Don Hamerman.
Christian Ostrosky.
SF State.
IOP.
1 Comentario
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martes 13 mayo, 2014 @ 5:55 pm
¿Un invierno frío?, lo que ha habido es temporales y viento, pero con temperaturas bastante altas. Una cosa es que la gente tenga sensación de frío por el viento y otra lo que dice el registro. Tampoco ha sido un invierno largo y la primavera está viniendo bien calentita.
Además ya hay predicciones que hablan de inviernos futuros cortos pero muy fríos en Europa, también se ha registrado cierto enlentecimiento en la Corriente del Golfo que podría asociarse a temperaturas más frías en esta misma zona.
Un dato muy inquietante serían esas 550 ppm de dióxido de carbono para el año 2050…sobretodo teniendo en cuenta que se estima que bastarán 450 ppm para que la acidificación oceánica impida que precipite el carbonato cálcico que se necesitan para formar las conchas de ostras, mejillones y animales del plancton.