Abstracción de hace 500 mil años
Unas conchas encontradas hace más de un siglo contienen los grabados más antiguos conocidos.
Se ha asumido que sólo el Homo sapiens pudo realizar por primera vez grabados hace 100.000 años, pues eran los supuestamente únicos capaces de realizar diseños abstractos. Pero el descubrimiento en Java de unas conchas de hace 500.000 años grabadas por Homo erectus contradice esto.
El hallazgo proporciona perspectivas novedosas en el estudio de la evolución humana y, además, sería la decoración abstracta más antigua conocida.
Cuando en 2007 Stephen Munro (un estudiante de doctorado en esa época) se dio cuenta de los grabados según estudiaba unas fotos de conchas de una colección museística casi se cae de la silla, según confiesa. Ahora, después de 7 años de trabajo, se confirman los resultados sobre este asunto y se publican en Nature. El estudio ha sido realizado por el equipo de 21 investigadores de José Joordens (Universidad de Leiden). “De algún modo, es conmovedor ver algo tan antiguo que parece que lo podrías haber hecho tú mismo”, dice Joordens.
Según los resultados, algunos Homo erectus de esa época grabaron conchas de mejillón de agua dulce de hace 430.000-540.000 años y las usaron a modo de instrumento.
Los grabados en forma de zig-zags son previos a la meteorización que sufrieron las conchas tiempo después (lo que descarta que sean un fraude moderno) y sólo pueden haber sido realizadas por humanos, pero no por otros animales o procesos naturales no humanos.
Las 166 conchas estudiadas ahora se encontraron en el siglo XIX en unos sedimentos en el yacimiento de Trinil (Java). Fueron excavadas por Eugène Dubois y pertenecen a Pithecanthropus erectus. Esta colección no había sido estudiada en detalle hasta ahora y estaba en un museo.
La datación demuestra que estos grabados son cuatro veces más antiguas que los grabados más antiguos hasta ahora conocidos que se encontraron en África. De momento los investigadores no saben el propósito de estos grabados, aunque especulan que estos humanos de hace 500.000 años tenían cierto sentido de la estética.
Los grabados en sí no tienen ninguna utilizad práctica, así que quizás los poseedores de estas piezas los usaban como abalorios para atraer a los del sexo contrario.
Francesco d’Errico (Universidad de Burdeos) trató de replicar los grabados con varios instrumentos y el mejor resultado lo obtuvo con un diente de tiburón, tipo de diente que también ha sido encontrados en Trinil.
En todo caso, esto demuestra que los humanos de esa época eran lo suficientemente inteligentes como para abrir este tipo de moluscos. Perforaban un agujero en la concha con un objeto punzante (quizás un diente de tiburón) en el punto exacto que posibilita tener la concha cerrada. Esto permitía a esos humamos abrirlas con cierta facilidad e indica su gran destreza y el conocimiento detallado que tenían de la anatomía del molusco. Se comían entonces el interior y las conchas eran usadas para hacer herramientas, como cuchillas.
El estudio apunta a que el artista que hizo los grabados era diestro, posiblemente usó un diente de tiburón para la tarea, tenía una mano firme y una brazo fuerte. Hasta ahora se creía que H. erectus sólo era capaz de fabricar herramientas de piedra muy simples.
Todo esto indica que H. erectus integraba diferentes dominios de conocimiento, lo que constituye un paso clave en la evolución de la mente creativa. Las conchas eran vistas a la misma vez como fuente de comida, un material en bruto con el que hacer herramientas y un “lienzo” sobre el que hacer grabados.
Este descubrimiento arroja una nueva luz sobre las habilidades y comportamiento del Homo erectus e indica que Asia es un continente prometedor sub-explorado en este campo. Además, empuja muy atrás en el tiempo la capacidad humana de realizar actividad simbólica.
Otros arqueólogos critican que la datación no es segura y que las conchas están fuero de contexto, por ser Trinil un yacimiento alejado de los sitios en donde vivían esos humanos en época. Otra crítica es atribuir un pensamiento simbólico a esos grabados, pues los mismos podrían haber sido hechos por razones no simbólicas.
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Fuentes y referencias:
Artículo original
Foto: Wim Lustenhouwer/VU University Amsterdam.
3 Comentarios
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miércoles 10 diciembre, 2014 @ 12:21 pm
Siempre he pensado que utilizar las conchas de bivalvos para cortar hubo de ser previo al tallado de la piedra, puesto que algunas tienen un filo extraordiario y no habría que trabajar para obtenerlo, pero posiblemente, los australopitecos habitaron lugares donde no había conchas y, además, comenzarían como los chimpancés, con el pedrusco que encontrasen más cerca.
La cultura osteo-donto-querática de Raymond Dart me fascinó cuando joven, aunque parece haberse olvidado a pesar de que los chimpancés utilizan ramitas deshojadas para capturar hormigas. Ya sé que no es lo mismo, pero lo importante es que se utiliza aquello que se tiene más a mano.
Por otra parte, creo que, muy posteriormente las conchas, o algunas conchas, tuvieron la función de monedas por la dificultad de conseguirlas y quizá su belleza.
Sin embargo eso de las marcas es ya otra cuestión. ¿Como asegurarnos de que tenían un significado abstracto? Me he fijado mucho en la ilustración y la cosa parece muy poco natural. Parece difícil que sean huellas de dientes de un animal que quisiera romperlas, así que posiblemente sean obra humana. La cuestión, entonces, sería sólo si fueron o no abstractas, o sea, meramente decorativas o querían decir, por ejemplo y en el caso de la foto, que por allí había montañas; lo que también se las trae.
miércoles 10 diciembre, 2014 @ 12:39 pm
Que fueran hechos los grabados con intencionalidad simbólica o no, quizás nunca lo sabremos. Lo que si demuestran esas conchas es que ya entonces poseían una gran habilidad en dar utilidad como herramientas a elementos naturales. De lo cual es logico deducir una correlación con una dependencia progresiva de las mismas, que muy probablemente estuviera suficientemente asentada con una significativa antelación a la fabricación, con intencionalidad de formas y usos, de herramientas líticas.
Será tambien muy difícil detectar en nuestro temprano registro fósil el uso como herramientas de: cuernos, lascas, huesos, dientes, colmillos, conchas, etc. y más aún de palos, pieles, tripas, vegetales fibrosos, grandes hojas, calabazas, etc., mucho mas deteriorables. De no haber sido por los grabados estas conchas muy probablemente se hubieran quedado como restos de alimentación, osea, basura.
Cada vez estoy mas convencido de que nuestra actuales características han sido determinadas, basicamente, por nuestra temprana dependencia de las herramientas y del grupo, de ahí mi obsesión con lo de «Homo tecnotribalis».
Saludos y o abrazos para todos.
jueves 11 diciembre, 2014 @ 9:46 am
Querido amigo Pocosé:
Estoy muy de acuerdo contigo. Yo diría que lo llamado eusociabilidad en humanos por E. O. Wilson, muy aceptado para algunos insectos y para el topo lampiño en mamíferos, es muy distinta de la que nos atribuye, que achaca al altruismo y otras virtudes de este tipo. Me parece mejor llamarle, como haces, tecnotribalismo porque lo «tribal» es fundamental y se da tanto en mamíferos (varios ejemplos que colaboran en la caza y/o en la defensa) como aves (diría los córvidos) que más bien lo hacen en la defensa y hasta peces (para lo mismo), aunque no se me ocurre ningún ejemplo en reptiles. Y lo «tecno» porque, actualmente, somos casi únicos y, desde luego, los únicos avanzados.
Me agradaría que te extendieras sobre este tema.
Un cordial saludo.