Proponen la hipótesis siluriana
Estudian cómo se podría saber si hubo en la Tierra civilizaciones tecnológicas anteriores a la nuestra.
A veces hay científicos que se aburren y terminan escribiendo artículos relativamente serios sobre temas que, a primera vista, son un tanto estrambóticos.
Como ya todos sabemos, los geólogos han decidido definir una nueva era geológica: el Antropoceno. En los estratos ya han quedado huellas del paso del ser humano por este mundo, desde plásticos a residuos industriales. La consecuencia inmediata de la actividad humana a nivel global se dejará ver en esos estratos como un cambio climático-ecológico que produjo una extinción masiva. Si hay alguien en el futuro para verlo, claro.
Si, por algún casual, el ser humano desapareciera ahora por completo, la Tierra se recuperaría y en unos siglos no quedarían muchos signos externos de nuestro paso por este mundo, salvo las pirámides de Egipto. Hoy en día sólo un 1% de la superficie terrestre ha sido urbanizada y sus rastros desaparecerían en unas decenas de millones de años, pues la erosión y los fenómenos geológicos irían borrando esa memoria de las ciudades actuales. Nuestras huellas evidentes de nuestro paso por la Tierra irían desapareciendo al cabo de relativamente poco tiempo desde el punto de vista geológico hasta no quedar casi nada de nosotros. Incluso puede que los 7000 millones de cuerpos humanos actuales no dejaran muchos fósiles. Al fin y al cabo, según los paleontólogos, se produjo un fósil de dinosaurio cada 10.000 años. No es de esperar que para humanos sea muy diferente.
Así que los signos obvios de nuestra existencia irían desapareciendo poco a poco y al final sólo quedaría un estrato, más bien delgado, de nuestro paso por este mundo. Si encima esperamos bastantes millones de años, las escasas huellas desaparecerán casi por completo y ni los satélites artificiales se habrán mantenido en sus órbitas. Por tanto, las pruebas de nuestra existencia pasada serían al final sutiles.
Hay eventos en el pasado geológico en los que la temperatura de la Tierra se elevó muy por encima de la media. El ejemplo típico es el Máximo Térmico Paleoceno-Eoceno, que se dio hace unos 50 millones de años y que duró unos 200.000 años. Durante este máximo la temperatura media global subió entre 5 y 8 grados. Pudiera ser que una especie tecnológicamente avanzada del pasado hubiera alterado el clima como nosotros lo estamos haciendo ahora. Gavin Schmidt (Goddard Institute for Space Studies) se plantea si podemos distinguir los casos de eventos térmicos naturales de otros que fueran producto de la tecnología de una raza pasada y ya extinta.
Esta hipótesis suena una tanto magufa, pero se puede plantear seriamente, no tanto para ver si hubo o no esas razas pasadas, sino para saber si podríamos distinguir una civilización avanzada que pudo haber en otros planetas. A esta idea la ha denominado el propio Schmidt como hipótesis siluriana, término que no proviene de periodo Silúrico, sino de un episodio de Dr. Who de 1970.
Schmidt llega a la conclusión de que las huellas químicas y otros tipos de pruebas que pudiéramos encontrar de la existencia de esas civilizaciones industriales del pasado remoto, en el caso de que la hipótesis siluariana fuera cierta, serían difíciles de distinguir del caso natural y se necesitaría un estudio muy detallado.
Schmidt ha estado estudiando el Máximo Térmico Paleoceno-Eoceno gran parte de su vida científica. Se replanteó este asunto de un posible origen no natural del evento el año pasado, cuando fue visitado por Adam Frank (University of Rochester).
A Frank le interesaba la idea del cambio climático desde una perspectiva astrobiológica, como marcador tecnológico en exoplanetas. Es decir, si los alienígenas en otros mundos han desarrollado una tecnología industrial similar a la nuestra, entonces se han dedicado a consumir combustibles fósiles y han cambiado el clima de su planeta de tal modo quizás lo podamos apreciar.
No deja de ser este un punto de vista un tanto antropocéntrico, pues nuestra civilización industrial se basa en el consumo de carbón y petróleo, pero el periodo Carbonífero quizás sólo se dio en la Tierra por algún fenómeno azaroso, como el que a los hongos les costara evolucionar hasta conseguir las enzimas capaces de degradar la madera y esta se fue acumulando. En otros planetas las secuencias de eventos son necesariamente otras debido a la inevitable contingencia y a la irreproducibilidad de la evolución. O tal vez esos alienígenas son verdaderamente inteligentes y no se cargan su única casa en el Cosmos.
Entonces, Schmidt le planteó a Frank la pregunta de si somos la única especie que haya hecho algo así en la Tierra. A lo que Frank preguntó si podríamos afirmar si ha habido o no ese tipo de civilización industrial antes de nosotros.
Aunque la propuesta parezca que es pseudocientífica, no lo es tanto cuando pensamos que, al fin y al cabo, para hacer afirmaciones basadas en el método científico tenemos que aportar pruebas al respecto. Además, la ausencia de pruebas no es una prueba de ausencia. Así que es legítimo planteárselo y, a la vez, divertido pensar en ello.
La vida terrestre se remonta ha hace 3800 millones de años, pero la vida compleja apareció hace poco más de 500 millones de años y gran parte de esa historia se dio bajo el agua. No obstante, unos cientos de millones de años dan para mucho y hay margen temporal suficiente como para que hubiera aparecido una civilización avanzada en la Tierra millones de años antes de la nuestra y que casi no haya dejado huellas visibles claras después de tanto tiempo. En todo caso, de ser así, ¿la podríamos detectar?
Así que estos dos investigadores se pusieron a pensar sobre el asunto y a estudiar casos como el Máximo Térmico Paleoceno-Eoceno y en las posibles huellas que podrían todavía quedar en los estratos de rocas sedimentarias si ese máximo hubiese sido causado por una civilización industrial del pasado.
Según estos investigadores, al cabo de unos millones de años quedarían muy pocos restos obvios de nuestra civilización, así que habría que buscar en los estratos huellas más sutiles, como un desequilibrio en las relaciones isotópicas. Lo mismo pasaría para otras civilizaciones del pasado remoto.
Se fijaron en que una civilización industrial tiene una factor que la define: su sed de energía. Pensaron que precisamente esta característica podría dar pistas a la hora de tratar de deducir la existencia de esas civilizaciones pasadas. De este modo, esas civilizaciones explotarían las fuentes de energía fósiles como lo hacemos hoy en día y dejarían trazadores químicos que denotarían un uso masivo industrial de la energía y deshechos asociados a esta actividad.
Además, pensaron en la longevidad de una civilización industrial. La actual era industrial no llega a los 300 años, un lapso de tiempo minúsculo en el registro fósil y geológico. Frank se planteó incluso la posibilidad de que surgieran civilizaciones industriales por 300 años de manera reiterada de tal modo que ahora pasarían casi desapercibidas en ese registro geológico.
En este caso quedarían en los estratos los mismos trazadores que estamos dejando nosotros en la actualidad y que indicarían la existencia de esa actividad industrial, como el uso de combustibles fósiles y el cambio climático asociado, perturbación en el ciclo del nitrógeno por el uso de fertilizantes, aumento de la erosión debido a la agricultura, compuestos sintéticos artificiales o transuránicos procedentes de accidentes nucleares o guerra nuclear que normalmente no estarían de forma natural. Estos indicadores serían detectables en los estratos.
Así por ejemplo, la proporción isotópica de carbono se incorporaría a las conchas marinas. El análisis de los restos de deltas de ríos podrían aportar pistas sobre el uso de fertilizantes en la agricultura o la existencia de industria pesada. Entre los compuestos químicos persistentes, estarían los CFC, esteroides, los PCB, plásticos, etc. El hallazgo simultaneo de varios de estos indicadores podría servir para obtener pruebas fuertes al respecto.
Obviamente no se han encontrado aún estas pruebas. Pero la realidad es que tampoco se han buscado, entre otras cosas porque nadie en la comunidad científica se había planteado algo así hasta ahora, entre otras cosas porque suena descabellado.
En el pasado, al no poderse ver la superficie de Venus se planteó que sus nubes debían ser de agua y que ese planeta seria un pantano cenagoso y cálido habitado por dinosaurios. Ahora nos suena ridículo, pero tuvimos que enviar sondas allí para comprobar que, en realidad, Venus era un infierno horrible. Tal vez el plantearse la existencia de unos dinosaurios industriales en la Tierra del pasado suene igual de ridículo una vez se investigue un poco.
Puede que también hubiera en el pasado remoto una civilización de seres «humanista» que fueran poetas y filósofos que no llegaran a tener tecnología industrial y que, en este caso, no habrían dejado huella alguna. ¿Sería interesante? ¿Cuánto duraría una civilización así?
Pero podemos plantearnos muchas más preguntas: ¿por qué no consumió todo el petróleo una hipotética civilización industrial del pasado?, ¿es inevitable la aparición de la tecnología como fruto de la inteligencia?, ¿las civilizaciones son sentenciadas inevitablemente por sus propias tecnologías?
«Si una civilización es capaz de encontrar maneras sostenibles de producir energía sin dañar su planeta, entonces dejará detrás menos pruebas de que estuvo allí», dice Frank. «Quieres tener una civilización a gran escala que haga cosas maravillosas pero que no empuje su planeta hacia los dominios que son peligrosos para ella misma, para la civilización. Necesitamos pensar en maneras de producir y usar la energía que no nos ponga en riesgo», añade.
Tenemos que considerar que este tipo de estudios son ejercicios que ayudan a los científicos a meditar sobre la Naturaleza o sus objetos de estudio. Son modelos, experimentos mentales. A los demás nos sirven para reflexionar sobre nuestro papel en este mundo, sobre la depredación que ejercemos en él, sobre nuestra longevidad como civilización o sobre unas escalas de tiempo que nos superan. Al fin y al cabo, quizás seamos sólo una chispa fulgurante en una soledad cósmica cuasieterna, como cada una de nuestras vidas.
Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com
Fuentes y referencias:
Artículo original .
Otro artículo sobre el asunto.
Ilustración: Michael Osadciw, University of Rochester.
43 Comentarios
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martes 1 mayo, 2018 @ 1:54 am
Hola Neo, disculpa que voy a cometer dos abusos:
1) que voy a postear un link a otro blog, y
2) que el punto es OFFTOPIC
pero tal vez te alegre el dia esta noticia:
https://www.xataa.com/ecologia-y-naturaleza/la-union-europea-acaba-de-tomar-una-decision-clave-para-el-futuro-de-las-abejas-prohibe-definitivamente-los-neonicotinoides
Como yo se que te preocupan los temas ecologicos esta buena noticia tal vez sea de tu agrado
martes 1 mayo, 2018 @ 9:27 am
No es original ni con mucho, creo recordar haber leído de niño una historia de Asimov bastante similar al respecto. Efectivamente, tiene valor como experimento mental, dado que nos resulta muy difícil romper no ya el antropocentismo, sino el occidentalocentrismo, y sí es muy importante saber las causas últimas de nuestro comportamiento.
En general para este y otros problemas creo que la regla del hermano Carl sigue siendo perfectamente válida: afirmaciones extraordinarias… Requieren currarse bien las cosas. Es una variante de la navaja por patada hacia arriba.
La idea des-magufada es simple y es buena: exactamente, ¿qué cambios estamos introduciendo, más bien, cómo los catalogamos? El problema que parece emerger es que en realidad no estamos «modificando» nada, en el sentido de cambios estructurales masivos, sino que estamos haciendo disrupciones, muy contundentes, eso sí, cuyos efectos ignoramos.
Creo que en último término el problema se puede ceñir bastante: somos seres incardinados en un sistema donde estar adaptados es la clave de la supervivencia, sin embargo no utilizamos nuestras capacidades para adaptarnos mejor y más rápido, como hacían nuestros antepasados, sino para modificar el entorno dejándonos de adaptar a un entorno natural para hacerlo a uno artificial con reglas diferentes, y esto es lo que cuesta mucha energía, se diría que cada vez más. Es una idea por matizar, pongamos que hay un continuo entre adaptarnos nosotros y adaptar al entorno, nos hemos movido muchísimo hacia el segundo extremo.
Podemos suponer que en otros planetas los detalles serán diferentes, pero la regla de la adaptación y supervivencia evolutiva será similar, dado que es un fenómeno preexistente a lo humano. Dependiendo de cuán estúpidos sean esos ETs comprenderán esto o no.
En último término, y dado que todo el gasto lo hacemos en intentar modificar el entorno, es obviamente una batalla perdida porque incluso de llegar a poner tanta energía como maneja el sistema, en ese caso nos cargaríamos todo. De donde cuanto menor el impacto, mayor la probabilidad de supervivencia, es menos costoso cablear un planeta para telecomunicarse que producir infraestructuras y artefactos para mover cosas y personas bajo una utilidad sobre todo cultural, no de supervivencia.
De donde volvemos a girar en torno a la boutade de Fermi: por sus hechos NO los vereis.
jueves 3 mayo, 2018 @ 7:34 am
Por la misma razón de que la ausencia de pruebas no es prueba de la ausencia, lo cual es cierto, podemos suponer la posibilidad de la tetera de porcelana russelliana, añadiéndole el unicornio rosa invisible (este al menos tiene, como demostración de su imposibilidad la contradicción, la misma que tienen las religiones que aseguran la infinita bondad y poder de dios a pesar del manifiesto sufrimiento cruel y además inútil e injustificado de inocentes para más inri).
Me inventaré un refrán: «No por mucho suponer, es posible demostrar».
viernes 4 mayo, 2018 @ 7:02 am
Pero hay otro que he escuchado en mi tierra: El que no tiene qué hacer, con el culo caza moscas.
viernes 4 mayo, 2018 @ 10:04 am
En estos tiempos de crisis me sorprende que ninguna empresa de porcelana haya sacado la línea de «La Tetera de Russell». Ahí queda la idea. Es un regalo elegante sobre todo entre políticos, en vez de regalar basura como «Juego de Váteres» o productos aún más falsos.
viernes 4 mayo, 2018 @ 7:22 pm
EL año 12033 del calendario tibetano, y en el fondo de un lago salino , se descubrió una mandíbula inferior de un dinosaurio enano, poco conocido, afín a los velociraptores de las películas del Jurassic Park. Hasta aquí nada especial, si no fuera porque uno de los dientes presentaba huellas de haber sido tratado con algún producto metálico, claramente artificial, que recomponía una de las facetas del diente que debió haberse fracturado y reparado posteriormente. Dado el secretismo de aquella época, este descubrimiento, seguido, por otra parte de otros dos hallazgos similares en la misma cuenca lacustre, fue ocultado cuidadosamente y permanece oculto al día de hoy, salvo para unos pocos afortunados. Si se confirmara el carácter artificial de la reparación… sería una gran noticia para los partidarios de esta teoría. Para desgracia de unos y desesperación de todos, las pruebas desaparecieron durante la revolución tibetana de finales del XX y se cree que en estos tiempos se encontrarán entre las joyas custodiadas en algún monasterio del Himalaya. Termino, porque, como suele ocurrirme cuando escribo mentiras gordas como éstas, acaba de caérseme, hecha pedacitos, la tetera de Russell y con ella la única prueba de que dicha tetera existió alguna vez en su versión original.
sábado 5 mayo, 2018 @ 7:42 am
¡Ja, ja,ja! Muy bueno, amigo «petrus».
sábado 5 mayo, 2018 @ 10:17 am
Pues es una excelente idea, la línea de regalo «tetera de Russell en pedazos». Sirve de puzzle incluso. Santa Clara o la Cartuja a lo clásico, Sargadelos a lo geométrico y Lladró a lo hortera. Todo en Alibabá Express.
sábado 5 mayo, 2018 @ 11:40 am
Ya hubo una novela que trataba este tema, El Planeta de los Nímios, de Pierre Boulle, que después se llevó a la pantalla grande, con Chalton Geston.
Por otra parte, la novela Invernáculo, de Brian Aldis (Heliconia), habla de los últimos días de la Humanidad en la superficie del planeta, con un Sol, cada vez mas caliente.
Por ultimo, he leido, en esta línea en un blog, http://vanityfea.blogspot.com.es/2011/09/la-complejidad-sale-cara.html , y http://vanityfea.blogspot.com.es/2011/08/mapas-del-tiempo.html Temas que ahora comparto con ustedes.
domingo 6 mayo, 2018 @ 12:30 am
¡¡Sin duda sois estupendos!! El único problema para comercializarla sería cómo diferenciarla de otras teteras, porque Russell no concretó. Si hubiese mencionado un solo detalle distintivo…
A propósito, Dawkins sobre la tetera:
«La razón por la que la religión organizada merece abierta hostilidad es porque, a diferencia de la creencia en la tetera de Russell, la religión es poderosa, influyente, exenta de impuestos y se inculca sistemáticamente a niños que son demasiado pequeños para defenderse. Nadie empuja a los niños a pasar sus años de formación memorizando libros locos sobre teteras. Las escuelas subvencionadas por el gobierno no excluyen a los niños cuyos padres prefieren teteras de forma equivocada. Los creyentes en las teteras no lapidan a los no creyentes en las teteras, a los apóstatas de las teteras y a los blasfemos de las teteras. Las madres no advierten a sus hijos en contra de casarse con infieles que creen en tres teteras en lugar de en una sola. La gente que echa primero la leche no da palos en las rodillas a los que echan primero el té.»
domingo 6 mayo, 2018 @ 8:18 am
Para diferenciarla bastaría que llevase escrito en su base «Tetera de Russsell». Sería indiscutible.
domingo 6 mayo, 2018 @ 11:32 am
Mr Dawkins siempre me produce cierta desconfianza. Parece experto en teteras, pero creo saber que es más bien un biólogo dedicado a expandir su idea personal sobre todo lo que no es biología. Si fuera filósofo, al menos tendríamos la garantía de que su línea de pensamiento podría estar asentada en principios lógico sólidos, pero muchas de sus diatribas parecen pensadas para ser emitidas en televisión en horarios de máxima audiencia y para todos los públicos, con escasa exigencia de capacidad crítica. Y no veo que sus razonamientos sobre el significado del cosmos o del fenómeno religioso en sí mismo vayan más allá de argumentar las desdichas de la práctica o la creencia religiosa en general, eso sí, vistos desde el lado más simplista , partidista y simplificador posible. Como decía cierto docente: si simplificamos demasiado las condiciones iniciales del problema, acabamos estudiando cosas como el agua seca…. que, como las religiones de Dawkins, siempre resulta ser algo incoloro, inodoro, insípido y sumamente indigesto, además de no servir para riegos ni para quitar la sed, naturalmente.
domingo 6 mayo, 2018 @ 9:34 pm
I’m a little teapot
Steaming and hot
I’m orbiting the Sun
Try and prove that I’m not!
Y este diseño está chulo, porque puede llevar dentro un muñequito de Magoophoh Man, versión LGM:
http://www.adam-eason.com/wp-content/uploads/2016/09/Adam_Eason_Bertrand_Russell_Teapot_Theory_Burden_of_Proof_-Hypnosis_Hypnotherapy_Subconscious_Mind_01.jpg
lunes 7 mayo, 2018 @ 1:23 am
«Russell’s teapot», mi querido Tomás, podría bastar con grabar un modelo que ya se fabrique. Pero, ¿y los derechos de los descendientes de Russell?
Querido Dr., como a Dawkins le he dado siempre tanta leña, me voy a contentar en esta ocasión con asentir.
Dobles abrazos.
lunes 7 mayo, 2018 @ 9:34 am
A Miguel Ángel:
¿Por qué tanta leña das
a un Dawkins tan singular
que en biología extraña
pero en religión se apaña?
A Dr.:
But me, yes, I´m me
as much as your are your
the teapot is the teapot,
the Sun is still the Sun,
how the Earth is the Earth
Rimar, lo que se dice rimar, no lo hace demasiado, ni poco, ni mucho, ni nada, ni tiene musicalidad alguna, pero no puedo resistirme a intentarlo.
Perdones y abrazo y brazo respectivamente.
lunes 7 mayo, 2018 @ 10:10 am
Lo de «I’m me» me ha llegado al alma, es una predicción sociolingüística. Por lo demás no te preocupes, el inglés es de goma, o al menos la industria de la canción anglófona se inventa la ortofonía y hasta la prosodia a diario. Y se forran.
lunes 7 mayo, 2018 @ 11:08 am
Creo que por aquí falla un poco la cuestión lógica. La tetera de Russell no es aplicable en este caso.
Puede que la hipótesis siluriana sea un tanto ridícula, pero se podrían encontrar pruebas de tal cosa y ello sería mucho más fácil que encontrar un objeto específico del tamaño de una tetera orbitando el Sol.
Incluso se podría descartar tal hipótesis con tal de estudiar los estratos sospechosos de los últimos cientos de millones de años y buscar los indicadores que estos autores proponen. Si no se encuentran es que no hubo tal civilización técnica. Es decir, la hipótesis es falsable, cosa que las supercuerdas, por ejemplo, no lo son.
lunes 7 mayo, 2018 @ 11:37 am
Lo de qué es ridículo y qué no, eso es marxista total (Grouchismo-Chiccismo). Quiero decir que casi todo lo que configura hoy nuestra realidad fue considerado algo ridículo con certeza en algún momento de sus comienzos, sólo la extensión de esa percepción es lo que suele variar.
Hablando en rigor estricto, la tetera de Russell tomada literalmente es falsable. No se necesita un superavance tecnológico p.ej. en forma de radar de altísma precisión, basta con un equipito de drones con una esfera de detectabilidad y un juego de billar orbital que peine todo. Esto deja en un listón muy alto la columpiada, de hecho cada vez será más difícil *no* poder falsar algo, al menos teóricamente, lo que debe producir esa presión acumulativa de ideas peregrinas en la cosmología, donde obviamente es más difícil obtener y procesar datos. Es que además, una idea peregrina en el siglo XIX podía tardar, qué sé yo, 50 años en verse falsada y ahí me las den todas, pero hoy, que todo viene cargado por el diablo, uno puede quedar muy mal situado casi literalmente de la noche a la mañana.
De hecho, así es, esta idea es perfectamente falsable. Es más, a poco que profundicemos en ella tengo la intuición de que va a ser muy difícil separar efectos tecnológicos de contingencias puramente naturales. En mi conocida teoría, las civiETs se ocultan, entre otras razones para no producir impactos impredecibles en civilizaciones más «atrasadas» (una especie de cortesía cósmica), amén de otras. Ocultarse no es trivial, ni fácil, ocultar un planeta a la detección doppler no es ninguna chorrada. Llegará un momento en que la ocultación se vuelva imposible, un poco como las puertas domésticas blindadas, sólo lo ponen más difícil pero nada más. Pero un mimetismo asequible va a estar ahí, en la tenue frontera entre el residuo tecnológico y la actividad natural.
Hace poco también proponía alguien detectar civiETs por la presencia de satélites geoestacionarios, teóricamente podrían llegar a detectarse dentro de ciertos parámetros, sobre todo si son enjambres como en nuestro caso (o grandes estructuras, es lo mismo). Porque no hay satélites planetoestacionarios naturales, ¿verdad?
Es curioso, pero *nada* de lo que hemos inventado, tecnológicamente, incluyendo el láser, está ausente en la naturaleza como fenómeno estrictamente natural.
lunes 7 mayo, 2018 @ 12:37 pm
Si de alguna manera te he llegado al alma, Dr., ya me conformo, aunque sea solo por algo tan catastrófico.
Querido Neo: Si no se encuentran pruebas, no quiere decir que no puedan existir. Solo podremos decir que no se han encontrado.
Al 18 de Dr.:
Quizá Russell hubo de precisar más, aunque en su propuesta estaba. Su tetera sería indetectable por cualquier instrumento habido o por haber. Con esta pequeña modificación la sugerencia es infalsable.
lunes 7 mayo, 2018 @ 4:26 pm
La tetera de Russelld también descansa en el hecho, tan importante si no más, de invertir la carga de la prueba. Es el que propone la tetera quien debe probar su existencia, y no pretender que los demás prueben su no-inexistencia. Esto último ya no tiene nada que ver con el artículo. El problema de la falsabilidad agrava la cosa, porque una vez que quien tiene que probar se descarga, después es claro que probar la inexistencia de la tetera es costoso y complicado.
De ahí lo de «afirmaciones extraordinarias *requieren* pruebas extraordinarias». Lo que le molesta a Dawkins es precisamente eso, que las religiones evaden la carga de la prueba, él debe probar que son falsas cuando ellas no aportan ninguna prueba sólida de su existencia. Pero tampoco tiene mucho sentido, a estas alturas Star Wars y su merchandising si no son una religión se le parecen una barbaridad, y ni siquiera se molestan en homologarse. A ver, hornada sociólogos, dejen de trabajar para las Fake News y pónganse con estas cosas.
martes 8 mayo, 2018 @ 6:18 am
Tienes toda la razón, Dr. Lo que sucede es que Russell precisamente quiso hacer un paralelo con las religiones que, como dices, eluden la carga de la prueba. Pero eso tu ya lo sabes.
Totalmente de acuerdo.
martes 8 mayo, 2018 @ 10:14 am
El problema es que no podríamos detectar la tetera. Ese el gran problema de catalogar todos los asteroides NEO que pueden impactar sobre la Tierra. Un cuerpo así es tan pequeño que no sale en las fotos ni es detectado por un radar. No podemos detectar cuerpos mucho más grandes. Y si está en el cinturón de Kuiper es básicamente imposible.
martes 8 mayo, 2018 @ 9:58 pm
Bueno, actualmente no, pero no parece que sea tecnológicamente inalcanzable. Otro asunto es que compense, valga la pena, tenga sentido, y todas esas cosas. Pero por cierto, se supone que las redes de segumiento de basura espacial en órbita tienen fichada porquería del tamaño de una tuerca (un estándar como otro cualquiera, estilo el campo de fúlbol, el Burj Jalifa o el dirigible Hindenburg), o al menos lo he leído y en literatura militar, lo cual me temo que es rotundamente falso porque todos hemos visto impactos en losetas del transbordador por no hablar de aquella famosa Cuétara en la que se vio implicado un cacharrín de la red Iridium (y que generó su correspondiente censo de más basura espacial).
miércoles 9 mayo, 2018 @ 12:21 am
Decir que ahora no se puede es lo mismo que decir que no es falsable. Las supercuerdas puede que algún día sean falsables si se crea el colisionados capaz de explorar la escala de Planck.
La basura espacial está bien contabilizada gracias al radar. Pero incluso una mota de pintura puede hacer mucha pupa a los satélites, sobre todo si tienen órbitas cruzadas, como la basura procedente de un satélite de órbita polar impactado sobre un satélite de órbita ecuatorial o similar. Pero no están bien catalogados los asteroides tipo NEO. Un ejemplo fue el caso del que cayó en Siberia hace unos años. No se le vio venir y eso que era grandecito y estaba cerca.
miércoles 9 mayo, 2018 @ 2:20 am
Iba a decir que el salto tecnológico entre mi ejemplo es mayor que crear el colisionador de Planck, pero eso no es cierto. Si llamo a un ingeniero simplemente me va a decir las exigencias técnicas del asunto, y en la parte de la indisponibilidad actual entramos efectivamente en los futuribles. Me ha tocado la fibra lo de las supercuerdas porque si uno se dedica por deporte a mirar los recovecos que no mira nadie, que se le pase por alto la aurora boreal indica claramente una disfunción de método.
Lo del radar era simplemente a título de ejemplo. Es claro que importa más que los satélites militares operen sanos y salvos que que caiga un pedrusquito en una zona densamente poblada. En realidad en este caso sí es asequible y sí es factible, si no todos, cartografiar una extensa mayoría. Una idea recurrente es situar telescopios automatizados (ópticos) en órbitas solares interiores, evitando así «ángulos muertos». Este tipo de misiones tienen tecnología disponible y no son más caras que las típicas de las agencias espaciales (que las llevan a cabo).
miércoles 9 mayo, 2018 @ 12:19 pm
Por el 16 de Dr., quisiera autocorregirme, porque, meditando, con benevolencia, puede admitirse el «I´m me»; mejor «I am me» y aún mejor definitivamente: «I am myself».
En cuanto a los pedruscos que nos caen del cielo sin previo aviso, ha de ser difícil localizarlos. Quizá fuera mejor dedicar algún esfuerzo a ello aunque, a mi entender, lo más peligroso entre lo imprevisible para la humanidad, lo tenemos bajo nuestros pies, además de lo poco que podemos hacer para defendernos de ello.
miércoles 9 mayo, 2018 @ 4:46 pm
Hasta donde yo sé, en inglés «debería» ser it’s I (soy yo), pero dicen it’s me («soy mí»), además recurrente, it’s her (no it’s she), etc. He visto muchos foros de mucha gente muy docta en esa lengua y no tengo una explicación, así que si ellos lo dicen como les da la gana, no veo que tengas que disculparte siquiera. Tienen una frase recurrente y casi literal (de sentido) con el castellano: it’s not you, it’s me, «no eres tú, soy yo [la causa de]», con la que se suele zanjar una relación romántica. Ellos se lían muchísimo con el ser/estar del castellano.
El latín era más mucho, todavía: egomet memet (yo mismísimo mismo mismamente, el -met es el de met-ipse -mismo mismamente-, que en superlativo metipsimus > medesmo > meesmo > mismo).
El castellano tiene una cantidad desproporcionada de tiempos verbales, muchísimos más por ejemplo que cualquier otra lengua romance. Yo a mis alturas, en determinados contextos, no acabo de ver la distinción entre perfecto e indefinido (he ido/fui a la calle), y en los contextos que se lo veo (he ido a la calle mientras hablaba por teléfono) veo que en realidad es superfluo (fui a la calle mientras hablaba por teléfono). El anterior virtualmente no se usa más que literariamente (hube ido).
Eso, que en todas partes cuecen habas. Lo importante es poderse expresar, lo demás viene por añadidura (puede tardar, mucho incluso, más que el lapso remanente de existencia. But it’s what there is).
jueves 10 mayo, 2018 @ 1:06 am
Dr.Thriller:
No sobran tiempos verbales en castellano porque cada uno tiene un matiz o función distinta. La distinción entre el indefinido y el perfecto es que el segundo la acción acaba de suceder según la percepción del hablante, mientras que el indefinido se dio en el pasado relativamente lejano.
Amé, amaba, hube amado, estuve amando, he amado o he estado amando cubren conceptos temporales del pasado distintos.
Para el inglés británico en el pretérito perfecto la acción se desarrolla hasta el presente. En el inglés americano este tiempo verbal simplemente ha caído en desuso y siempre usan el equivalente a nuestro indefinido.
El que no tiene equivalente en el inglés es el presente de subjuntivo y que tanto usamos sin notarlo.
Estas particularidades de los idiomas se suelen ir perdiéndose con la inmigración, pues los inmigrantes tienden a regularizar y a simplificar los idiomas que aprenden de mayores.
A veces se sustituye el presente de subjuntivo por el de indicativo, lo que va marcando tendencia. Puede que al final corra la misma suerte que el futuro de subjuntivo. Aquel que cometiere este tipo de actos ha de ser castigado.
Curioso esto de las lenguas y su evolución. No sé si la economía (vagancia) y la simplificación mejoran la comunicación. A veces da la impresión de que los hablantes empeoramos las lenguas que hablamos. Recuerda a los plurales desaparecidos en algunas regiones por supresión de la s final, aunque es justificado por su sustitución por un no sé qué sonido vocálico extra.
jueves 10 mayo, 2018 @ 10:17 am
Acabo de consultar con la persona mas docta que conozco en varias lenguas, pero especialmente en inglés, como profesor en Inglaterra, USA y largas estancias en Australia y me confirma que lo más apropiado para mi intención de traducir «Yo soy yo» es «I am myself», no utilizando la contracción con el fin de recalcar y menos el It´s. Otra cosa es que se utilice no correctamente. Pasa como en Cataluña cuando dicen «fuimos allí y compremos algo» por «fuimos allí y compramos -en pasado- algo». Se entiende y es bastante común, pero está académicamente mal. De todas formas, DR., agradezco tu benevolencia y tus enseñanzas.
Estoy más con el razonamiento de Neo. La riqueza de tiempos en nuestros verbos es envidiable y otorga matices importantes.
Últimamente, escucho a una locutora que se come las eses finales, pero dejando algo así como una indefinida consonante volada.
jueves 10 mayo, 2018 @ 4:36 pm
No me explico bien. No he dicho que sobren (por definición, y esto es casi una ley, de gramática generativa de Chomsky), ninguna lengua crea nada que no use. Hablé de cantidad desproporcionada, encuadrándolo precisamente en su familia lingüística. Ninguna lengua romance tiene, ni de lejos, tantos tiempos. Todas tienen mecanismos para expresar los mismos conceptos, y todas se supone que provienen de una fuente original. Lo que hago es lo de siempre, preguntarme por la razón.
El castellano moderno tiene 10 tiempos de indicativo (siempre mitad simples, mitad compuestos), 8 de subjuntivo (porque el imperfecto está duplicado por convergencia: fuera/fuese), y 2 de imperativo (para negar en imperativo se usa morfológicamente el presente de subjuntivo), total 20 tiempos. El francés tiene también 10 de indicativo, podemos discutir si el pasado histórico se usa menos que el futuro de subjuntivo en castellano (ambos sólo en lenguaje escrito), 4 de subjuntivo y 1 de imperativo, 15, como el italiano (5+2+1). El portugués tiene 6+3+2=11 a palo seco, porque en rigor no hay tiempos compuestos, ya que se interpretan como perífrasis. El catalán tiene análogamente 5+2+1=8, con iguales consideraciones (incluyendo que el catalán de Cataluña prácticamente ha sustituído su pretérito etimológico por una perífrasis).
Por centrarnos un poco, se han hipotetizado para el latín vulgar 6 tiempos simples de indicativo (el futuro perifrástico), 3 compuestos, 1 perifrástico de condicional (que para el recuento anterior lo he incluido en el indicativo), 3 simples de subjuntivo y el imperativo (13 total). El castellano ha fusionado los 2 pasados de subjuntivo (el perfecto y pluscuamperfecto), ha convertido el futuro perfecto de indicativo en futuro de subjuntivo y ha creado compuestos donde no los había, aparte de duplicar el imperativo para negativas. Casi ha duplicado el número de tiempos, cuando la tendencia en bruto de toda lengua es a regularizar (estilo lenguaje infantil: yo poní), y moverse a lo analítico en detrimento de lo sintético (en esta línea), para soldar y vuelta a empezar.
Vamos, para disparar mi curiosdad hay de sobra. Es que a nosotros no nos cuesta, ya lo hablamos, pero para un anglófono o un germanófono los tiempos verbales del castellano son un dolor de muelas (la conjugación en inglés ya es de coña, yo/tú ser, él es, nosotros/vosotros/ellos ser, pero esto es otra historia).
Respecto a mi duda perfectamente precisada por Neo, el tema es que p.ej. en los castellanos latinoamericanos el uso del imperfecto es masivo, incluso en lengua literaria. Hombre, entroncando con la ortografía, es cierto que JR Jiménez escribía todo con j porque él lo valía, y Unamuno escribía cojer (y lo conjugaba) casi al azar (porque otras veces lo daba con g, que es lo etimológico). Esto no tiene nada que ver, pero quiero decir que si en un momento dado como también dice, si todo el mundo acaba diciendo «mientras más…», pues se habrá convertido en norma, efectivamente.
Una última curiosidad. Hace tiempo, años, mandé un correo-e a la RAE preguntándoles por qué la conjunción adversativa «sino» (no es ésta, sino aquella) no se acentuaba. En mi opinión, en todas las variantes, todo el mundo la pronuncia claramente bisílaba y oxítona («sinó»), pero, no tengo mapas ortofónicos, o que la pronunción propia pueda ser «síno»… Como no lo sé, pregunto. La respuesta, que anda por ahí en un disco duro, me dejó con la boca abierta sus buen lapso de tiempo: según la docta institución, la susodicha es átona. Átona.
No soy lingüista.
jueves 10 mayo, 2018 @ 9:21 pm
Dr.Thriller:
Pero esa proliferación de tiempos verbales no es mala, sino que da riqueza al idioma.
Al español latinoamericano le pasa lo mismo que al inglés norteamericano: poco o nulo uso del pretérito perfecto. Los especialistas sabrán las razones.
Unamuno y J. R, Jimenez pueden ser casos singulares, pero hay muchos otros que escribían distinto cuando las normas eran otras. Leer un libreo del XIX o del XVIII (por no remontarse más) es un tanto divertido.
La palabra ‘sino’, tanto sustantivo como conjunción adversativa, no se acentúa al ser llana y terminar en vocal. Aunque puede que alguno la pronuncia ‘sinó’, que haber hay de «to».
jueves 10 mayo, 2018 @ 9:23 pm
Apreciado Tomás:
Ese mal uso del presente de subjuntivo usado como pasado es algo típico de algunas zonas rurales de Castilla, e imagino que de otras, por parte de gente con muy poco formación. Quizás su uso en Cataluña sea propio o vino por parte de una inmigración pobre de otras partes de España.
viernes 11 mayo, 2018 @ 12:31 am
No, claro, nadie dice tal cosa. La curiosidad es por qué el castellano tiene tal cantidad, formalizados como tiempos, cuando sus parientes tienen menos o muchos menos. El latín latín tenía muchos más que el castellano, pero es que eso ya es mucho.
No estoy diciendo que haya algo como esto detrás, porque no es el caso, pero esto por ejemplo es interesante:
http://www.agenciasinc.es/Noticias/La-altitud-geografica-influye-en-los-sonidos-de-una-lengua
Durante mucho tiempo, especulando sobre las variantes del castellano en América, fonéticamente el castellano de México y el de las tierras (altas) andinas presentan claramente una fonética muy concreta, con cierre de vocales, totalmente opuesta a la de zonas más bajas, como el platense, el caribeño costero (Venezuela p.ej.), las Antillas, etc. En su momento se sugirieron toda clase de ocurrencias, desde colonización preferente por vascocastellanos, sustrato no sé qué, influencia italocomanche y la de Dios. Me parece obvio a la vista del link por dónde se cuece la cosa. De hecho, en menor medida se da en la península, supongo que en parte porque las zonas de gran altura son menores en extensión y la conexión más fluida con hablantes de otras zonas de menor altura amortigua el fenómeno. Siempre me ha hecho gracia el chiste (hasta de mal gusto) que a los andaluces no se les entiende, bien, yo no he oído jamás a ninguno que no haya comprendido perfectamente, pero no puedo decir lo mismo de castellanos de pura cepa de las montañas bien altas de Segovia, p.ej. Y es tema de fonética, para nada de sintaxis o léxico.
Dicho sea de paso, también por motivos (de colapso) fonéticos en francés es obligado colocar el pronombre delante del verbo, dado que aunque se escriben diferente por razones etimológicas, de las 6 personas usualmente 4 se pronuncian igual. Si alguien «lee» el francés y no sabe cómo se pronuncia, puede no entender la razón de poner compulsivamente el pronombre (en castellano no es obligado, pero hay matices donde sí lo es, pero esto es otra historia).
Creo que es interesante. En el fondo no dice mucho más sobre una lengua y la comunidad que la habla que el pájaro x tenga las plumas así y asado sobre el pájaro x, pero todo es ciencia.
viernes 11 mayo, 2018 @ 10:13 am
Pues yo sí conozco a un matrimonio andaluz a los que no soy capaz de entenderles absolutamente nada. Su hijo me va traduciendo cuando me hablan. No se cómo se las apañarán cuando vayan de compras. Por el contrario me maravillaba la conversación de un guardia civil jubilado originario de los campos de Castilla que me contaba » … cuando el can vio a la sierpe…». En resumen, como dicen en mi tierra: «Cada cual con su cadacuala», que no sé si viene a cuento pero, a lo mejor, sí.
viernes 11 mayo, 2018 @ 9:01 pm
Exiemplo prymero:
https://m.youtube.com/watch?v=Sbda9ENpmXg
Identificable fácilmente
Exiemplo segundo:
https://m.youtube.com/watch?v=1GDm1bd_18g
Villaviciosa, Ávila, Castilla. Mira la diferencia de acento entre el venerable y el príncipe destronado.
sábado 12 mayo, 2018 @ 10:03 am
Me he partido de risa con el primero. Pero se queda corto en dificultad si lo comparamos con el «español-andaluz zerrao» de mis amigos, que además no hablan despacio precisamente.
Y sí, a uno de los abueletes hay alguna parte que no puedo entender, pero es breve, dicha con rapidez y sin dentadura. Pero al primero que habla se le entiende perfectamente.
Brazos y gracias por la molestia.
sábado 12 mayo, 2018 @ 11:35 am
Entre el primero y el segundo igual hay 20 años o igual no. Es difícil precisar la edad a ojímetro a partir de una ídem (seguro que M.A. tiene más precisión que ambos nosotros juntos), pero por lo que dicen igual sí, aunque puedo estar columpiándome perfectamente. Esto coloca al primer abuelete en ~1950 y al segundo anterior a 1930. Ya está la radio por el medio y para el príncipe que explícitamente dice que es de la cosecha de ~1990, la tele e interné. Todavía tiene un hermoso acento castellano.
Es curioso, pero yo al vídeo que aparentemente es de coña, le entiendo todo (y no dice «jiii», no es una j), supongo que porque es vocálico básicamente. En cambio el abuelete, Ávila, un km de altitud que se dice pronto, las vocales como que se las come, como los mexicanos, y no, no le entiendo tampoco esa frase del final.
domingo 13 mayo, 2018 @ 12:58 am
El caso es que no puedo puedo abrirlos, mi querido Tomás, ando con la tablet, por un problema de la conexión WiFi, y se me atasca.
lunes 14 mayo, 2018 @ 7:06 am
Me parece que quieres dirigirte a Dr., querido Miguel.
Un abrazo tan atascado como tu táblet.
lunes 14 mayo, 2018 @ 10:03 am
Estuve buscando un ratito para intentar apoyar mis aseveraciones (cuando coloqué los links), y evidentemente parece confirmarse que el acento andaluz es gracioso y el castellano ni vale la pena de ser registrado. Nihil novum sub sole. Sigo en mis trece sosteniendo que en algunos casos para los no familiarizados es más difícil de entender un acento castellano que cierre mucho las vocales que cualquier acento andaluz, canario o caribeño. Las lenguas con fuerte base vocálica parecen «entenderse» (resolver los fonemas) con menor esfuerzo de atención que las que presionan las vocales. Pero esto evidentemente es otra columpiada mía, pendiente de demostración. O refutación.
martes 15 mayo, 2018 @ 9:21 am
Sí, seguro que el andaluz es más gracioso, y más en boca de las mujeres, pero no queda mal tampoco en los hombres. En unas vacaciones en Torremolinos. Habíamos comido, mi familia y yo, en un gran chiringuito, cuando comenzaron a cantar y bailar una pandilla de amigos y amigas de una mayor mesa próxima. Mis hijos y mi ahora exposa, se fueron porque ella se los llevó de la mano -poco amiga de la alegría-, pero yo me quedé y me arrimé a la juerga. Iban en bañador y una de las mozuelas, arrancándose a bailar en biquini, lo hizo con tanto garbo y energía que se le salió una tetilla. Ni se inmutó. <> -dijo, añadiendo-: ¡ala, tú pa dentro!; y no hubo nada, la juerga continuó con alegría y salero.
Yo supongo que otra, casi de cualquier región se hubiera avergonzado un tanto.
martes 15 mayo, 2018 @ 4:20 pm
Habría que precisar la ubicación temporal de autos. Es de inferir que tiempo ha, dado que tus hijos iban aún de la mano. Lo digo porque actualmente no veo que eso sea un fenómeno de baja frecuencia en casi ninguna sociedad occidental. El problema del teorema de Godwin es que se basa en lo mismo que el 95% de la Wikipedia. Si el sesgo de la muestra ya es sesgado… Hoy día puedes ver a británicas haciendo cosas parecidas en el interior de aviones en vuelos Britanistán-Hispanistán, y si p.ej. comparamos a Fatimah Johnson (Báñez, supongo que de Ibáñez) con Teresita Mayo (o Pudiera), no sé cual es más alegría de la huerta, aunque ambas son perfectamente funcionales para su función de utilidad.
Lo que sí, tú como investigador de campo tienes suerte de magufo, que siempre ven lo que buscan donde los demás se quedan con las ganas. Luego te quejas. Y como ellos, o no hay pruebas o hay una foto borrosa. Muy poco científico.
miércoles 16 mayo, 2018 @ 7:48 am
Entre los años 70 y 80.
Y poco, muy poco científico, que es lo que le sucede a estados de ánimo como la alegría o la tristeza. Pero no me quejo. En absoluto; no me quejo.
Brazos.