Bases neurológicas del sentimiento espiritual
Encuentran uno de las posibles áreas cerebrales involucradas en las experiencias espirituales.
La religión organizada surge cuando aparece un excedente alimentario procedente de la agricultura. A partir de ese momento surgen castas que con ese excedente mantienen un ejército, un clero y a sí mismos. La interpretación marxista de la realidad social sostiene que la religión no es más que el opio del pueblo, un método para mantener controladas a las masas y así mantener la explotación.
En países musulmanes en donde el poder político está ligado al religioso y en grupos integristas religiosos el islam goza de buena salud, algo que se refuerza con una tasa de natalidad elevada. En Occidente, en donde el poder religioso se ha desligado del político (hasta cierto punto) y en donde hay libertad para no creer en estas cosas y poder expresarlo, el número de ateos crece sin parar.
Este análisis simplista puede hacernos creer que, efectivamente, el substrato que sustenta la religión es pura y exclusivamente social. Pero en ese mismo Occidente supuestamente plagado de ateos hay cada vez más magufos que creen en un montón de cosas espirituales de lo más variopintas: reiki, imposición de manos, auras, etc. Da la impresión de que nos vemos atraídos por esos aspectos «espirituales».
Desde hace unos años los expertos en el cerebro están planteando que quizás nuestra mente está diseñada, de algún modo, para ser propensa a esos sentimientos espirituales. Argumentan que eso podría haber tenido ventajas adaptativas cuando nuestros antepasados vivían en la sabana africana. Básicamente, si se es muy racional y escéptico, al final te lo piensas demasiado y te come el león o se te escapa la gacela.
Los neurólogos se han dedicado a buscar ese sentimiento espiritual en el cerebro. Incluso han conseguido inducir este tipo de experiencias con estimulación magnética transcraneal.
Ahora, un grupo de investigadores de las universidades de Yale y Columbia ha conseguido identificar en el cerebro un área responsable de una de las bases de la experiencia espiritual: la sensación de estar conectado a algo más grande que uno mismo.
El córtex pariental es un área del cerebro relacionada con la consciencia de uno mismo y de los demás, además de con el procesado de la atención. Según estos investigadores, la actividad en esta área parece ser un elemento común entre los individuos que han experimentado una variedad de experiencia espirituales.
«Las experiencias espirituales son estados robustos que pueden tener un impacto profundo sobre la vida de la gente. Comprender las bases neuronales de las experiencias espirituales puede ayudarnos a comprender mejor su papel en la resiliencia y recuperación de la salud mental y desórdenes adictivos», afirma Marc Potenza (Yale Child Study Center).
Las experiencias espirituales pueden ser religiosas en su naturaleza o no. Como ejemplo de este último caso se puede citar la sensación de unidad con la Naturaleza o la ausencia del yo durante los eventos deportivos.
Los investigadores entrevistaron a 27 adultos jóvenes para recopilar información acerca de experiencias pasadas, tanto estresantes como placenteras, así como de experiencias espirituales. Los relatos que proporcionaron fueron grabados.
Entonces sometieron a los sujetos a una sistema de imagen por resonancia magnética nuclear funcional mientras que estos escuchaban, por primera vez, sus propios relatos de experiencias pasadas. Con ello los investigadores esperaban que los voluntarios revivieran de algún modo esas experiencias.
Aunque las experiencias espirituales diferían entre sí, los investigadores notaron que el patrón de actividad cerebral en el córtex pariental era similar mientras que imaginaban esas experiencias o eventos que habían vivido. Por tanto, sugieren que esa área cerebral está involucrada en este tipo de sentimientos.
El método puede ser útil en estudios futuros sobre experiencias espirituales y su impacto en la salud mental. Los investigadores sugieren que es probable que otras áreas del cerebro estén también involucradas en la formación de experiencias espirituales.
Fuentes y referencias:
Artículo original.
Ilustración: pixabay, vía pexel.
57 Comentarios
RSS feed for comments on this post.
Lo sentimos, esta noticia está ya cerrada a comentarios.
domingo 3 junio, 2018 @ 12:17 pm
¿Y los que son ateos o escépticos? Estoy leyendo un ibro «Fantasía y Realidad» de David Estevez (Ed. Dunken); donde explican que el origen psíquico de Dios, se encuentra en el vínculo que mantenemos de pequeños con la madre. Posteriormente, esta protección maternal, la proyectamos en seres imaginarios e inclusos superiores.
Por otra parte, El ateísmo viene de largo y es tan antiguo como la creencia en Dios, sostiene el profesor Tim Whitmarsh, que enseña Cultura Griega en la Universidad de Cambridge y se desmarca estos días con un libro,Battling the Gods, indagando como pocos en la raíces de la «no creencia» en seres divinos.
Asegura Whitmarsh que la idea de que el ateísmo en un «invento» de la Ilustración, propulsado por los avances de la ciencia, ha sido un mito que pervive hasta nuestros días por la influencia del cristianismo.
Whitmarsh se rebela también contra idea de que la religión es un producto inevitable de nuestra evolución como especies. «Estoy intentando rebatir la noción de que los humanos estamos «programados» para creer», declara a The Guardian el experto en cultura clásica, que ahonda sobre todo en las huellas de ateísmo en la Grecia politeísta, pasando por Sócrates y Platón.
El autor de Batallando a los dioses se desmarca del debate actual, propiciado tanto desde el cristianismo como desde el «nuevo ateísmo». «Las dos posturas pecan de vanidad modernista», asegura Whitmarsh.»Lo cierto es que la no creencia en un poder supranatural es tan vieja como nuestras colinas», concluye el profesor de Cambridge. «Es de una profunda ignorancia creer que los europeos «iluminados» del siglo XVIII fueron los primeros en batallar contra los dioses. De hecho, en las sociedades antiguas fueron más capaces de contener el ateísmo dentro de lo que estaba considerado «normal»»; concluye.
domingo 3 junio, 2018 @ 6:04 pm
Se ve como una evidencia de que las experiencias «espirituales» tienen base real, más allá de ser simples fantasías o cuentos.
domingo 3 junio, 2018 @ 7:06 pm
Lo que se constata es que ciertas experiencias «espirituales» tienen una ubicación más o menos determinada en nuestro cerebro, como cualquier otra actividad mental.
Lo que no se especifica es si otras experiencias, provocadas por presencia, exceso o ausencia de sustancias psicoactivas, ya sean exogenas o endogenas, (que se podrían considerar como espirituales, para mi solo estados distorcionados de consciencia) tienen parecidas o distintas ubicaciones.
domingo 3 junio, 2018 @ 10:06 pm
He leído que «Nuestro cerebro es capaz de producir experiencias espirituales, religiosas, numinosas, divinas, místicas o de trascendencia, gracias a una hiperactividad en el sistema límbico o cerebro emocional. Este hecho, revelado por la neuroespiritualidad, supondría la anulación de la antítesis clásica entre materia y espíritu. También sugiere que la espiritualidad sería una facultad cognitiva más de nuestra especie.»
https://www.tendencias21.net/Espiriteria-Como-produce-el-cerebro-experiencias-religiosas-y-misticas_a30969.html
El artículo da también enlace a otro titulado «neuroespiritualidad» https://www.tendencias21.net/neurociencias/Neuroespiritualidad_a28.html
Un saludo.
domingo 3 junio, 2018 @ 10:19 pm
Buenas tardes, Pocosé.
Que toda actividad mental tenga una ubicación más o menos determinada en nuestro cerebro ya es sabido. Lo relevante aquí es haber encontrado en concreto cuáles son en este caso las zonas corticales comprometidas, apuntando a que parecen ser específicas de la «experiencia espiritual». Si -como parece- no se activan las mismas áreas que, por ejemplo, en la actividad onírica, la creación artística o la fantasía, quiere decir que se trata de un tipo de experiencia -como la sensorial o la del lenguaje- que posee naturaleza y realidad propias. En otras palabras, la experiencia espiritual no sería un sueño más, una fantasía más, entre otras creaciones de la fantasía y del ensueño, sino una forma primaria de experiencia, tan «real» como -por poner un caso- la lingüística. Eso pareciera apuntar a la existencia de una «esfera espiritual», así como existen una «esfera matemática» o una «esfera histórica» de la realidad. (Por cierto, la teoría de la evolución forma parte de esta última… por si las dudas.) Saludos.
lunes 4 junio, 2018 @ 12:34 am
Atanasio:
El resultado podría interpretarse de muchas maneras. Incluso como una experiencia mental sin más que permite que las religiones y otras creencias sobrenaturales arraiguen y se propaguen aunque no tengan entidad real.
Se puede tener la idea de un unicornio o la sensación de un unicornio, pero este no darse o existir en la realidad. No todo lo imaginado o sentido es real en una forma material.
lunes 4 junio, 2018 @ 2:01 am
Muchas gracias por los enlaces, amigo David. Intentando responderte del modo más sencillo posible,te diría lo mismo que al amigo Atanasio cuando dice que la experiencia espiritual sería tan real como la lingüística. Y estoy de acuerdo en equiparadas, pero enunciandolo al revés: la experiencia espiritual es tan irreal como la lingüística. O, en vez de «irreal», podemos decir que «reinventada».
Abrazos para los dos.
lunes 4 junio, 2018 @ 7:03 pm
En mi opinión, lo que se presenta en el trabajo es un correlato fisiológico de la experiencia espiritual, y no pueden extraerse muchas más conclusiones que la asociación entre la actividad cortical parietal (un área de asociación) y la experiencia espiritual. De hecho, mucho más importante podría ser entender la naturaleza del cambio funcional a nivel cerebral, y la naturaleza de la conciencia más allá de la activación de determinadas zonas cerebrales o vías neuronales. Toda esta información entrega corresponde a manifestaciones del fenómeno, como quien observa que la marea sube o baja, pero dista de entender qué ocurre realmente y cual es la naturaleza o explicación del fenómeno.
lunes 4 junio, 2018 @ 7:55 pm
¿ Estamos identificando lo real con lo físico y al cerebro como fuente de todo lo que podemos predicar del mundo y sus contenidos ?. Al menos parece que no dudamos de que fuera del cerebro existen entes reales, desde luego al menos el mundo físico, siempre a nuestra disposición. Eso probaría que existen otros entes además de y fuera del cerebro. Luego el cerebro no es el único ente generador o descubridor de realidades, sino que ellas existen por su cuenta.
El cerebro podría generar espacios y entidades que no tengan correspondencia con realidades físicas directamente accesibles, pero no por ello carentes de realidad. ¿ Cómo podemos estar tan seguros de que el fenómeno religioso, tan extendido que parece innato, carece de correspondencia con alguna realidad , sea ésta física o de otra naturaleza ? Tengo en la mano el Schaum ( Formulas y tablas de matemática aplicada) y me cuesta creer que solo son un mero producto mental, pues no es que ellas no tengan correspondencia con el mundo sino que es el mundo el que está sometido a ellas ¿ Cuál de ambos es el más real?. Saludos
lunes 4 junio, 2018 @ 8:21 pm
«Los neurólogos se han dedicado a buscar ese sentimiento espiritual en el cerebro. Incluso han conseguido inducir este tipo de experiencias con estimulación magnética transcraneal.»
Osea que una maquinita también puede hacernos experimentar que somos seres espirituales y por tanto que pondríamos ser transcendes.
Pero sin necesidad de espiritualidad de ninguna clase está totalmente constatado que somos seres transcendentes y que a poco que nos esforcemos podremos hacer transcender nuestros genes y nuestros memes, tareas ambas generalmente bastante gratificantes.
lunes 4 junio, 2018 @ 11:28 pm
Pero, amigo petrus, que el fenómeno religioso tenga un amplio seguimiento no constituye una prueba de su existencia. Siguiendo esa misma lógica, podríamos decir lo mismo de la fobia al número 4, que es casi generalizada en China.
martes 5 junio, 2018 @ 3:10 am
Solo hay una explicación : la formaciones corticales que generan religiosidad fueron puestas allí mismos por los angeles. Otra posibilidad seria que al surgir el sentimiento religioso, Dios se presento a la única especie que logro tal desarrollo,en la tierra, de modo que tendríamos nuestro Adam y eva. Bueno como siepre todo esto es mera especulacion
martes 5 junio, 2018 @ 9:48 am
Tal vez no sean pruebas en el sentido policial del término, pero sí que pueden ser indicios… como ese tan manido que dice que la sed prueba la existencia del agua. En este caso, y suponiendo, lo que es mucho suponer , que el sentimiento religioso exprese la angustia esencial del ser inteligente ante un cosmos que desconoce y le domina ¿ Ese sentimiento, como la sed, sería un indicio de la existencia de una respuesta final a esa angustia ? Porque si no existe ese Algo que, como el agua, pueda dar respuesta a las preguntas finales del ser humano, ¿ Qué sentido tiene la angustia esencial-existencial de la inteligencia, si no existe respuesta ? Y termino para no aburrir al personal: si no hay respuesta, ¿ para qué hay preguntas, siendo el cosmos tan conservativo que no da puntada sin hilo?.
martes 5 junio, 2018 @ 11:01 pm
¿Qué sentido tiene la angustia existencial (el/la que la tiene)? Bueno, esa es fácil, y se sabe desde hace mucho. Si no existiera, la gente podría matarse con más facilidad. El miedo a la muerte es un dispositivo de seguridad evolutivo, y el hecho de que biológicamente sólo se puede superar (en condiciones, eh, «normales») como sacrificio en beneficio de tu descendencia, clan, o la propia especie (como tal sin más o particularmente bajo la forma del grupo de identidad tal, específicamente no consanguíneo), demuestra a mi juicio claramente el recorrido del individualismo del bote de genes de Dawkins. Es más, en otras especies, como himenópteros, el suicidio tiene un ajuste fino mucho más aterrador. Para nosotros.
Luego tenemos el problema, permanente, de la realidad. Nadie discute que la belleza o la justicia existen, pero desde luego son intangibles, como el ordenamiento de una red cristalina o los lazos de un ecosistema. O sí son tangibles, pero de una forma muy, muy terriblemente indirecta. Además, los conceptos de belleza o justicia son complejos, relativos y muy dependientes del observador -o perceptor, ¿a qué me suena todo esto?-, la idea de Dios puede ser tan real como la belleza y la justicia, con el problema añadido de que es un cajón de sastre sin orden ni concierto. Para Einstein, el Viejo era un panteísmo que daba cuenta del Cosmos como un todo, y su Viejo como la naturaleza era muy muy indiferente a la suerte de la Humanidad. Para un creyente estándar, esa amalgama de supernaturalidades sí tiene una sensibilidad hacia la Humanidad, y este punto es crucial. Probablemente esta última idea es un añadido histórico, porque muchos pueblos «primitivos» tienen muy claro que sus dioses pasan olímpicamente de los humanos, nunca mejor dicho, y desde luego no se van a dejar sobornar por unas ofrendas que suelen acabar aprovechando los sacerdotes de turno. Vaya, creo que hemos llegado a alguna parte.
Y es que Marx nunca dijo eso de «el opio del pueblo». La cita de Marx está amputada y sacada de contexto. Él no decía que la religión (el sentimiento religioso, no la superestructura social que le extraía rentas) fuese un mecanismo anestésico para tener a la gente atontada (que también puede usarse para alienar, pero no es implícito, sino socialmente elaborado), sino que como el láudano de su época (opio+alcohol), era un paliativo que disminuía el sufrimiento y daba algo de humanidad a quien la necesitaba. Exactamente un láudano, que era lo que daban los médicos porque no podían curar casi nada. Quitar el láudano sin curar la enfermedad, qué quieren que diga, como poco me parece poco inteligente, por no decir algo peor.
Corolario: puede usted eliminar liturgias obsoletas, en el camino de intentar eliminar otros vicios que van asociados, pero la grey efectivamente se va a ir al reiki, la cirugía estética, la hipoteca, la agencia de viajes, y cualquier otra faceta que antes se llamaba espiritualidad y ahora se llama consumir, aunque no se dice así abiertamente, que es tabú. El palabro.
Pues claro que es estructural y constitucional. Y fue Sagan quien dijo que la ciencia podía perfectamente llenar ese hueco. De hecho, es nuestra herramienta (la ciencia). La hemos creado nosotros, igual que a Hera, Odín o Vishnú. Y el viaje astral en este caso, es el eureka que invade nuestra mente cuando alcanzamos a entender un mundo nuevo. Real.
miércoles 6 junio, 2018 @ 12:33 am
Buenos apuntes, querido Dr., dioses indiferentes, pero si nos remontándonos a las creencias más antiguas, no había dioses benevolentes, sino demonios malignos (chamanismo) que solo podían traer catástrofes y desgracias. Empezamos a creer en los demonios antes que en los dioses.
No había promesas de un Paraíso después de morir, sino que en la mayoría de creencias chamánicas se asumía que cuando mueres, vas al infierno. Un hombre del Paleolítico no comprendería que nosotros invoquemos a Dios u oremos para pedirle que ocurran cosas buenas, porque para ellos era justo al revés: en vez de rezar para que se manifieste, hacian rituales o sacrificios para que Dios/demonio no aparezca ni en pintura.
miércoles 6 junio, 2018 @ 1:32 am
Bueno, ignoré el tema porque la verdad, es difícil tirar del hilo en medio del follón. La evolución del concepto es difícil de resolver, porque efectivamente había demonios, pero ya están asociados a un nicho social (el chamán, o sacerdote), los dioses sin embargo yo creo que son más antiguos y son indiferentes, porque a fin de cuentas representan a la naturaleza. No veo forma de resolver esto. En Eurasia lleva mezclándose todo milenios, hay disputas muy encendidas sobre si las tradiciones culturales de grupos muy septentrionales (úgricos, emparentados con otros del círculo polar) o algunos grupos muy pequeños y relativamente aislados aquí o allá puedan estar relativamente prístinos.
Los grupos americanos precolombinos, con la ventaja de estar todos en el neolítico, presentan bastante de lo que dices, pero hay excepciones notables de difícil encuadre, según el consenso vigente todos son descendientes de una o varias oleadas que tuvieron lugar hace 11k-14k años (hay proponentes de retroceder la cifra bastante, al doble, e incluso otros que proponen varias oleadas incluyendo polinésicas recientes), en cualquier caso como vemos son grupos ya históricamente muy recientes, para nada arcaicos (se entiende la relatividad).
África tampoco arroja mucha luz, porque como en Eurasia han estado intercambiándose de todo, no con tanta intensidad ni frecuencia (excepto el norte continental), y desde la antigüedad clásica la contaminación de Eurasia es innegable, tanto clásica propiamente dicha como islámica (e hindú) y desde ~1600, portugueses primero y luego otros europeos han estado introduciendo toda clase de conceptos.
Una pista interesante como siempre la ofrecen los chinos, sobre todo porque registran cosas desde hace mucho tiempo dentro de una cierta continuidad (que todo esto es un lapso ínfimo para las escalas que estamos hablando), ahí de nuevo se hace una doble categorización, unos dioses del cielo ciertamente ya influenciables por los humanos (sobre todo los que detentan poder), y una especie de tipejos semidivinos (o al menos sobrenaturales ma non troppo) de segunda categoría que encajan mejor que bien en tu descripción de demonios, que básicamente, qué casualidad, joroban sobre todo a las clases populares, por ser eso. Hay la contraparte al otro lado de Eurasia, incluso en tres capas: los antiguos romanos, antes de helenizar a saco su panteón, cuando aún sus dioses eran muy y mucho rústicos (Ceres,Silvano, Flora, Pomona, etc.), tenían los dioses naturales que efectivamente se podían cabrear y había que tenerlos contentos, una especie de poltergeists o duendes o trasnos, de muy poca monta y que acabaron como personal subalterno de dioses de segunda fila, y una especie de dioses muy elevados por encima de todo esto que estaban fuera del alcance de los humanos, se postula si esto es de origen etrusco/tirrénico (o sea, desconocido) o indoeuropeo o vaya usted a saber.
En suma, con la complejidad social la idea de divinidad se disenteriza de mala manera, como además es obvio leyendo por ejemplo el Génesis (y es sabido que en el hebreo de la época, se hace referencia a Dios como «dioses», literalmente, más tarde reinterpretado como un plural mayestático). Este dios/dioses que debe ser de los siglos XII-XVI aC y reescrito todo en los últimos 500 años antes del cambio de era es todo lo que tú dices y todo lo que yo digo completamente mezclado y batido en un mejunje incomprensible (incluyendo las cohortes de ángeles con toda la taxonomía): dioses psicópatas que agreden sin motivo aparente, castigos brutales desproporcionados sin pies ni cabeza, mitos de la creación que intentan contentar a todas las clases sociales fastidiándolos a todos (Caín era agricultor, Abel era pastor), todo en una sociedad ya mucho más compleja que cualquiera precolombina y en contacto fluido con todo su vecindario que andaba más o menos en las mismas. Por cierto que el origen del monoteísmo parece apuntar a un trauma histórico de supervivencia con una clara intencionalidad identitaria excluyente, como se dice hoy, con unas primeras etapas que dejan en problema trivial la Santísima Trinidad (que se le sugiere fotocopia de la tríada olímpica o capitolina, pero el tema para mí tiene más enjundia y el gusto por el número 3 podría tener base matemática).
En suma, parece que la base biológica de toda esta emergencia cultural lleva en patinete sin frenos unos cuantos milenios, como poco. Y eso es significativo.
miércoles 6 junio, 2018 @ 3:53 am
Fenomenal, querido Dr. Thriller, aunque también podriamos discutir hasta qué punto se difundían este tipo de leyendas en África comparado con las culturas precolombinas, que ciertamente tuvieron escaso intercambio. Pero lo mismo que se puede decir de tribus como los pigmeos o los bosquimanos.
Recibe un abrazo.
miércoles 6 junio, 2018 @ 9:47 am
Efectivamente, podemos discutir de todo, pero sin pruebas nunca hay terra firma. Por eso el tema del artículo es muy importante, porque abre una agarradera de donde se puede tirar por uno de los hilos del tejido. No deja de ser curioso, en sociedades tan complejas como las nuestras (las «históricas» de los libros), los individuos que experimentaban este tipo de fenómenos podemos decir de manera copiosa y se diría descontrolada (santos, iluminados, profetas, etc.), eran casi siempre personas muy incómodas para el status quo cuando no peligrosas (y lo eran) y que solían acabar eliminados de una u otra forma. Esto sugiere que el fenómeno no es controlable por estructuras sociales de parte (como sí lo son otros), digamos, y que estas más bien pretenden suprimirlo que explotarlo. Lo cual es doblemente extraño, porque los grandes cismas religiosos (modernos, que conocemos) raramente tenían como catalizadores esta clase de individuos, si es que alguno lo fue siquiera una sola vez.
Abrazos no iluminados.
miércoles 6 junio, 2018 @ 5:27 pm
Estáis argumentando contra la posibilidad de que la espiritualidad sea una realidad, reduciéndola a un fenómeno psíquico mental producido en el cerebro. Estoy de acuerdo en que casi todo ( no puedo extenderlo a todo) lo mental pasa o es controlado por y en el cerebro. En realidad, la naturaleza humana parece necesitar del concurso de la materia para casi todas (ídem) sus actividades. El símil más cercano me parece un Pc. Su hardware sería la materia y la información añadida por el software la espiritualidad. No se entiende ésta sin aquél, pero aquél no funciona sin ésta. Es como si, en una película de ciencia ficción, con los humanos extintos y ya olvidados, el conflicto de los robots estribara en creer, o no, que solo tiene existencia real lo que se manifiesta en y solo en sus circuitos eléctricos y electrónicos, incluidos los de sus complicadísimos procesadores , todo físicamente. Su complicada y eficaz arquitectura de miles de millones de pseudoneuronas ensambladas de un modo casi inteligente ha sido resultado de la evolución descubierta por su Darwin particular,( han descubierto fósiles de PCs rudimentarios a base de transistores lentísimos) y nada hay en su historia que avale que hayan sido creados por algún ser superior. Solo poseen física y química, materia y energía, y una organización nacida de la evolución y la complejidad, que se desbaratará cuando se desorganicen. ¿ El programador, de qué me estás hablando ?
miércoles 6 junio, 2018 @ 9:20 pm
A ver, es asunto complejo.
Todo es un proceso psíquico. La visión es un proceso psíquico. Los colores p.ej. tienen una realidad correspondiente, que es la longitud de onda (o frecuencia) de la luz que vemos, junto con la intensidad de la señal y el entorno (hay muchos fenómenos de percepción visual que dependen del entorno). Parece que estás diciendo que la vista es más «real» que la «espiritualidad». La cosa es mucho más complicada.
Para empezar, lo que pasa es que conocemos las leyes básicas de cómo funciona la percepción visual en el órgano fotorreceptor (vulgo ojos), de hecho podemos construir réplicas, herramientas, que funcionan más o menos igual, o incluso con más resolución o capacidad. Esto es porque conocemos las leyes físicas que lo gobiernan. Pero la parte donde la señal neuronal (que ya conocemos muy mal, apenas que existe) se procesa y todo entra en la con(s)ciencia, ahí ya no entendemos nada. No sabemos nada. No podemos replicarlo. Por analogía razonamos que simplemente ignoramos los fenómenos y probablemente las leyes que actúan, algún día las conoceremos. Afortunados si somos testigos.
Como corolario, hay muchos fenómenos de la percepción que no sabemos a qué se deben. Por ejemplo, es algo común que la Luna (o el Sol, pero niños, *nunca* se debe mirar al Sol, por si acaso) parece más grande cerca del horizonte que ya lejos de él en el cielo. No es un fenómeno físico, porque se puede medir su tamaño angular y se constata que es exactamente el mismo, pero el efecto está ahí. ¿Es un fenómeno producto de la reconstrucción de la percepción o nuestro fotorreceptor tiene algún tipo de sesgo? ¿O ambas cosas, o ninguna? Por ahora, nadie lo sabe.
Estos fenómenos que llamamos «espiritualidad» tienen una base quimiobiológica, como la visión, y responden a estímulos del mundo real. Cuáles y por qué, no se sabe. Qué clase de realidad representan, o intentan representar, no lo sabemos. No podemos sacar conclusiones de la ignorancia (bueno, depende), pero posiblemente será un fenómeno similar a la visión, sólo que más complejo en todas sus etapas y que refleja algo de la realidad que la mente necesita «verlo» en esos términos.
Ya he comentado que nos gusta mucho la razón, sobre todo a los occidentales, y creo que parte del asunto es porque es fácil de matematizar, igual que las leyes que gobiernan el sentido de la vista son asequibles. El tacto es más complejo, el olfato aún más. P.ej. el olfato utiliza quimiorreceptores y reacciones químicas complejas para identificar moléculas (grupos funcionales en realidad y su posición aproximada en la geometría molecular, y la simetría, esto es otra historia), su conversión en «imagen mental» es evolutivamente muy antigua, son unas zonas del cerebro que llevan cientos de millones de años ahí, por eso el olfato desencadena reacciones emocionales más rápida y directamente que otros sentidos.
Así que como digo, la razón es fácil de matematizar, y podemos aprender a razonar mejor gracias a ello. Como el ojo, es fácil de entender, y podemos mejorar la visión con lentes correctoras, o sustituyendo un cristalino opaco. Es como la razón. Pero otros sentimientos son más complejos, no sabemos ni cómo meterles mano, ni qué analizan realmente, son más complejos y tendemos a menospreciarlos, «hay que razonar frío», como si fuera un tema de aire acondicionado. Las emociones están ahí, tienen una utilidad evolutiva, si no no estarían, fue el propio Darwin el que dijo que en la lucha por la supervivencia *nunca* vence el más fuerte, ni siquiera el más inteligente. Lo hace el que mejor se adapta. Sigue siendo 100% certeza (hasta verdad, si quieren) como el primer día.
No sabemos qué es este fenómeno. Estamos empezando a entenderlo. En cada época pensamos que lo sabemos todo, y que nos faltan, bah, unos flecos para saber prácticamente todo. Y nos reímos de todo esto en las gentes del siglo XIX o XVIII o XVII. Imagino que se partirán la caja de nosotros en el siglo XXII (o no), y eso que el porcentaje de prudentes va creciendo con el tiempo, lo que también es buena señal.
jueves 7 junio, 2018 @ 1:00 am
Estuve leyendo en una web las cosas que nunca existieron.
que «desde el punto de vista científico después de la muerte sólo podemos esperar una serie de procesos biológicos que desencadenarán la putrefacción de nuestro cuerpo hasta que se consuma completamente y queden los huesos. La ciencia no acepta la existencia del alma, pues no ha habido manera de demostrar por el método científico la existencia del alma, al menos como muchos la conciben; el físico, biólogo molecular y neurocientífico británico Francis Crick ha sido uno de los principales detractores del alma humana; Crick apuntaba que la mente —la conciencia como en algunas ocasiones se identifica al alma— es sólo un producto de actividades neuronales y por tal, no hay motivo para pensar que una vez que el cuerpo muere, el alma abandone el cuerpo, pues el alma son sólo procesos cerebrales que mueren junto con el cuerpo.»
Entre los comentarios a esta nota he leído también, uno interesante » No cree en la existencia del alma, por ser la metátesis de ánima, dado que todo ser vivo (animal o vegetal) está animado por la vitalidad con la idea de movimiento, aunque los vegetales la tienen y sin moverse del suelo, y a veces expresan su animación huyendo o apartándose del tacto nocivo. Por tanto, es inadmisible la Dualidad Cartesiana.
Todo Ente nace, se desarrolla y muere completo.»
http://lascosasquenuncaexistieron.com/2011/03/30/despues-de-la-muerte-que-pasa/
En un blog, vanityfea.blogspot, hablaban de que ya somos siete mil millones. Llegando al final, comentaba tambien, en esta línea, que «Los viajes a las estrellas son una fantasía de la era industrial, del mismo modo que el Más Allá era una fantasía de la era de la servidumbre. Huímos a los cielos—pero sólo en la imaginación. Muchos no lo han entendido aún.»
http://vanityfea.blogspot.com/2011/10/somos-siete-mil-millones.html
viernes 8 junio, 2018 @ 10:55 am
Estimado y admirado Dr. Siempre nos encontramos en las mismas posiciones. El científista dice: No lo sabemos, pero ( Dogma): algún día la ciencia lo explicará. Tiene un dogma.
El religioso tiene sus dogmas, a veces sus paradojas y otras veces sus absurdos.
El razonador argumenta cosas como éstas: La Nada es imposible porque hay algo ahora y de ella, de la nada, no pudo surgir. Luego siempre hubo algo. Ese algo podría ser el cosmos, en reciclaje perpetuo, pero no da señales de ser eterno: entropía creciente , evolución hacia el equilibrio termodinámico, big bang, etc. Admitamos, pues, que siempre hubo X. Este X, necesario para poder inhibir la Nada desde… siempre, se constituye fuente de todo lo demás. Entre lo demás está la vida y la inteligencia, y solo hay una posible fuente, X. La fuente posee lo que surge de ella. Luego X es también vida e inteligencia. Fin del razonamiento. Sin dogmas, espero.
viernes 8 junio, 2018 @ 11:09 am
Como veis, he sido discreto utilizando X para no herir sensibilidades, pero si el razonamiento es esencialmente válido, se le puede poner el nombre que, en algún texto antiguo, el propio X parece que se dio: El que es, y que es quien invalida la nada, la que no es. Y es al menos una coincidencia curiosa que esa autodenominación coincida con el argumento anterior. El que es contra o inhibiendo la que no puede ser.
Si en el proceso hay algún unicornio volador, tetera de Rusell, alguna incoherencia, o alguna petición de principio o alguna falacia, hacédmelo ver. A X no le importará y yo os lo agradecería.
viernes 8 junio, 2018 @ 4:43 pm
Hombre, un dogma se sustenta en el aire, como un axioma. No es algo para «creer» en el sentido de fe (sí en el de «opinar»), tenemos muchas leyes empíricas, es decir, basadas en que el mismo fenómeno observado una y otra vez se guía por esa ley, esa ley no está incardinada en un modelo más amplio de donde pueda generarse, si no que es eso, empírica, como las leyes de Kepler, sin base como la mecánica newtoniana, y, en esto como todas las demás, aceptables hasta que un resultado igualmente empírico las puntualice o las invalide.
Además, no es cierto que la ciencia no tenga límites. Claro que los tiene, intrínsecos al propio cosmos y quizá a las limitaciones de nuestra mente, que no sabemos si las hay y cuáles. Para empezar ya tenemos el teorema de Gödel que no me columpio mucho si la versiono como «hay cosas que jamás podremos saber si son así o asado -o de otra forma, y no sólo nosotros, sino cualquiera que use las matemáticas». Aunque la indecibilidad de una proposición de un sistema formal no tiene nada que ver (eso se diría) con el principio de incertidumbre y la naturaleza cuántica del cosmos, yo al menos le veo su punto. Poético, dejémoslo estar así.
Por terminar de centrar, me refería exclusivamente a comprender las leyes que rigen la mente humana y sus fenómenos, donde hay multitud de fenómenos absolutamente desconocidos e incomprensibles (p.ej., el sueño, los computadores no lo hacen, ¿verdad?, ningún animal no duerme). Por supuesto es un razonamiento por analogía, igual que aplicar las leyes de Kepler (no las de Newton). La diferencia es que en el primer caso (K) postulo que el Sol saldrá mañana porque lo hace todos los días, incluso puedo predecir con exactitud los detalles, con el segundo caso (N) tengo un cuadro más completo matemáticamente hablando donde todas las tramas de esa estructura se apoyan unas en otras y se atienen a los hechos empíricos.
Ningún dogma religioso se asienta sobre nada parecido. Ni remotamente.
Respecto al vacío, al final ha resultado ser cierto lo del horror vacui. Pero en un sentido con giro inesperado, como en los thrillers baratos (como los míos), el vacío puede intentar producirse, efectivamente, pero es llenado rápidamente por lo-que-sea, antes de que llegue a existir. Esto funciona en todo, desde el efecto Casimir (también descubierto empíricamente, por cierto), hasta la política. Con más intensidad en temas sociales, estoy por aseverar.
sábado 9 junio, 2018 @ 1:56 am
No recuerdo que ninguno de los que comentamos habitualmente haya dicho que la ciencia pueda dar respuesta a cualquier cuestión, amigo petrus: si alguno lo hubiese dicho, le habrían refutado los demás, y el primero de todos, Neo.
Tampoco es aceptable la comparativa de dogmas, ni el «tú crees en la ciencia, del mismo modo que yo creo en la religion» que le intentaba vender Fegapa a Tomás en una conversación similar que tuvieron. Tomás le respondió que no creía en la ciencia, explicando que la ciencia no se basa en la creencia, sino en el escepticismo. En esa conversación propuso un razonamiento muy similar al que expones, y llegaba también a la conclusión de que, si hay inteligencia actualmente, la tuvo que haber también potencialmente en un principio. Pero siguiendo ese mismo razonamiento, cómo actualmente observamos comportamientos irracionales, podemos decir igualmente que el universo era potencialmente irracional y seguiríamos en las mismas. Sería tan admisible hablar de un principio inteligente universal, cómo de un principio irracional universal. Además, tampoco asumo que la inteligencia haya aparecido en el universo por destino, sino por contingencia.
Lo que sí que es cierto es que en la ciencia no queda otro remedio que partir de axiomas básicos que tampoco podemos demostrar y hay que dar por ciertos. Sirve el ejemplo que has puesto de la nada, de la que presuponemos que no puede salir algo violando el primer principio de la termodinámica (del que todavía no hemos encontrado ninguna excepción).
sábado 9 junio, 2018 @ 2:12 am
Se me ha escapado dos «cómo» que eran sin tilde, aunque le sigo podiendo echar la culpa a la tablet.
sábado 9 junio, 2018 @ 11:03 am
No digo que la ciencia, estimado M.A., dé o pueda dar respuestas a todo , sino que el cientifista acepta que la ciencia, y solamente la ciencia, se las puede dar, si no ahora, más adelante. El solamente es la clave de su dogma.
Los comportamientos irracionales, como los defectos de forma o funcionamiento en el cosmos solo prueban que el cosmos no es un ente perfecto en su ser , sino algo distinto del necesariamente perfecto X , pues es él la única medida posible de la perfección ( o él o la nada). Lo incompleto, defectuoso, lo irracional, como el frío o el desorden , solo expresan defecto o falta de razón, energía, orden, defectos que no son admisibles en X y probarían que el cosmos no es X.
Si el proceso inhibidor de la nada es válido, entonces X contiene todo lo positivo y es la única referencia disponible básica para definirlo.
«O X o la nada» implica que en X debió estar el origen de todo lo que posteriormente ( si se pudiera hablar en tiempos) fue desplegándose. Y apurando la definición, hasta los mismos conceptos, como destino , contingencia, azar, ateísmo, deben tomar su referencia , por activa ( positivas) o por pasiva ( carencias) del ya conocido X. Todo. Un poco brutal, pero bastante lógico. Lo de brutal me asusta ponerlo, pero creo que todo esto no impide que aceptemos a X y a la vez los principios de la ciencia, su precariedad, el escepticismo, la falsabilidad de las teorías, los espacios sin límites, hasta la no localidad o cualquiera de las inquietantes preguntas de la MC. Por eso es tan difícil, en el trabajo, distinguir a un científico «equisiano» de otro «cientipuro», basta leer las listas de los Nóbel ( de los anteriores no hablo porque los «equisianos» ganan por goleada). Y es que saber que X anda necesariamente por ahí, desde siempre , pastoreando sus propiedades, produce un alivio poco falsable. Y ayuda a dormir.
sábado 9 junio, 2018 @ 12:05 pm
¿Ronda el Sesgo De Confirmación por aquí?
Para cualquier científico que se precie de serlo, y no quiera entrar en dissonancia cognitiva, la hipótesis no falsable de «X» ha de situarla más allá del Big Bang. Yo, que no soy científico, pero estoy convencido de que es la Ciencia la que nos proporciona el conocimiento más fiable, tendría que situar la «X» mucho más allá al tomar en consideración la hipótesis (tampoco falsable) de un Metaverso Cuántico, como generador de incontables flutuaciones cuánticas de Sumatorio=0.
sábado 9 junio, 2018 @ 5:56 pm
Más allá del Big Bang no hay mucho falsable , por ahora , pero es probable que quizás más adelante se encuentre ( esperanza cientifista) un modo de sondear el preuniverso a través de ciertas marcas o señales dejadas en las partículas por estados anteriores… o tal vez el mismo fondo c. de microondas nos puede señalar algo aún no detectado al respecto …
La Ciencia nos proporciona conocimientos fiables, pero la Ciencia ha de apoyarse en los principios de la razón y en otros axiomas que, o son anteriores a la Ciencia y la sustentan, o la ciencia y todo lo demás, incluida nuestra propia existencia se queda en un sinsentido. Por fortuna, todos aceptamos que «algo existe, incluido mi yo » y ahí radica el consentido más elemental desde el que plantearse el resto, la insuficiencia de la nada, el X necesario, y lo que lo siga.
domingo 10 junio, 2018 @ 4:24 am
En este caso me parece que sí, querido Pocose, o más concretamente de una falacia de afirmación del consecuente. Este tipo de falacia es la más común entre los argumentos que exponen los creacionistas, y de hecho,el argumento que nos expones, querido petrus, es análogo a la vía de Tomás de Aquino del motor inicial. Ni sabemos, ni podremos saberl nunca con certeza si hubo un antes del Big Bang como dicen Penrose o Smolin, o podemos considerarlo el comienzo, como sostenía Hawking. Por otra parte, asignarle al ente de inicio la omnibenevolencia cae enseguida en la paradoja.
En lo que sí que te doy la razón es en que ser creyente puede servir para dormir mejor incluso vivir más años, si se es un creyente firme. Por lo que, si eres de estos últimos, de cara a la salud te diría que haces bien.
Abrazos para smbos
domingo 10 junio, 2018 @ 10:42 am
Estoy con Penrose y Smolin en esto ( qué honor…!) porque el comienzo espontáneo de Hawking no se sostiene, pues debería surgir de la nada, que él, sobre todo en sus últimos días, consideraba tan pletórica y generosa como para engendrar mundos … Ya me gustaría tener un pedacito de ella para ir sacándole mil dólares de vez en cuando. Además, como auténtica nada, ni se iba a enterar.¿ Se enteraría de que había engendrado un mundo y, con ello, autodestruido ?.
Saludos
lunes 11 junio, 2018 @ 10:00 am
A ver, Petrus. Por tu 9, estamos hablando de que existe el cerebro y existen realidades que la mente puede percibir. Tal cosa es tan evidente que no la voy a negar.
Además existen algunas de las que no tenemos conocimiento, es decir, que la mente, actualmente, no puede conocer ni auxiliándose de sus mejores técnicas. Esto podemos deducirlo de la historia de la ciencia: hasta que no fueron descubiertos los microbios, era como si no existieran: la mente no los percibía. Han de existir entes y fenómenos que la ciencia aún no conoce y posiblemente, algunos que no conocerá nunca. Estamos hablando de realidades, es decir de entes que pueden ser percibidos por nuestros sentidos y, en otros casos, deducidos solamente, pero existentes. Otros entes reales pueden sernos desconocidos. En todos estos casos te hablo de realidades que seguirían siéndolo aunque nuestra mente no existiese.
En el segundo párrafo empleas realidad en otro sentido. Hablas de las fórmulas matemáticas como si su realidad fuese la misma que la de un objeto, pero no es así. Son más como un lenguaje. Son relaciones que la mente ha descubierto, aplicables a entes, muchas veces ideales también, que nos sirven para estructurar la realidad, pero no son la realidad en sí mismas. También el lenguaje nos sirve para comunicar realidades e irrealidades, pero, en sí mismo, no es una realidad de la misma clase que los objetos físicos.
En efecto, el cerebro puede generar entidades que no tienen correspondencia con realidades físicas directamente accesibles, pero no por ello carentes de realidad… y en muchos casos carentes totalmente de cualquier realidad. Basta que para ello eches un vistazo a la innumerable cantidad de religiones -en sentido amplísimo (como creencias de todo tipo basadas en la fe sin más soporte)-. Solo ese ejercicio basta para deducir que su creación por la mente no asegura que alguna de ellas pueda corresponderse con una realidad objetiva y contrastable.
Hablas en tu 13 de indicios, de que la sed implica la existencia del agua, y, por último preguntas qué sentido tiene la angustia… de la inteligencia si no existe respuesta. Esa angustia es un sentimiento que no tiene relación alguna con una realidad objetiva; esas preguntas últimas son inquietudes sin correspondencia real: lo mismo que si nos obsesionamos en por qué el universo es en vez de no ser. Son productos de la mente, nada más. No tienen por qué tener respuesta alguna y mucho menos, real.
En tu 19, tras el símil, te preguntas por el programador. Pero es una pregunta sin fin, porque ¿y el anteprogamador del programador y el anterior al anteprogramador, etc.? No tiene sentido.
Dr. viene a decir en su 20 que no conocemos las leyes que gobiernan el universo pero que algún día las conoceremos. Tú lo aprovechas en tu 22 y lo tomas como dogma. Pues no. Lo más seguro es que la ciencia no sea capaz de explicarlo todo. Llegará hasta donde pueda y tendremos que conformarnos con sus limitaciones. La ciencia no tiene dogmas. Dogma, viene a ser, según la RAEL algo que no puede ponerse en duda y, precisamente, la ciencia se basa en la duda; todo lo contrario que el fenómeno religioso que se basa en la certeza de esas paradojas y absurdos a los que te refieres. ¿Por qué hemos de admitir que siempre hubo X? Sabes que ese siempre es muy problemático, así que su X, también. La nada es algo imaginado; nos es desconocida; es una palabra, una idea, como también puede serlo el tiempo -lo desconocemos-. Y ya te he explicado que el tal X, precisaría infinitos X, lo cual es absurdo. Por tanto X no es necesario es, simplemente, absurdo.
Por tu 23 considero que el unicornio rosa invisible, por contradictorio, cumple las condiciones exigibles a tu X. Y no es preciso que me lo agradezcas. Yo te aprecio tal como eres, como supongo que tú a mí.
En tu 27 hablas de perfección que es un término relativo. No podemos decir que el universo es perfecto ni que es imperfecto. El universo, simplemente, es; está ahí y formamos parte de él. Podemos decir que un ser es más perfecto que otro dependiendo de los cánones a los que deseemos referirnos, nada más.
El proceso inhibidor de la nada no es válido como definidor de algo y mucho menos de Algo, porque, como te he dicho, la nada solo una idea en nuestra mente, nunca comprobada. Y si, como dices, es la única referencia básica para definirlo, no tiene asentamiento real alguno. Pero si tu fe te ayuda a dormir, posiblemente sea mejor que cualquier tranquilizante. De los efectos secundarios, ¿quien sabe?
De tu 29 extraigo: «… la insuficiencia de la nada, el X necesario…» De una propiedad «insuficiencia» que achacas a algo desconocido, implicas la necesidad del Algo. Asombran los vericuetos de la mente para demostrar lo que solo puede creerse por la fe aunque pretenda ser justificado por la razón.
Un fuerte abrazo, querido amigo.
lunes 11 junio, 2018 @ 10:10 am
Había olvidado, «petrus» tu 31. A mí también me gustaría sacar de la nada monetaria (así pues relativa al dinero) de mi bolsillo algunos euros, un billetito de 1000, de esos que no existen.
Un fuerte abrazo.
lunes 11 junio, 2018 @ 11:27 am
Hasta el texto más sencillo, como «un fuerte abrazo» , querido Tomás, se presta a críticas y análisis semánticos : un, es bastante impreciso, fuerte admite muchas graduaciones, muchas interpretaciones, de hecho infinitas, y abrazo, del afectuoso al mortal, no digamos, casi un libro. Si lo pensamos bien , en estos comentarios no hay suficiente espacio como para hilar tan fino que cada palabra tenga un único posible significado, por lo cual hemos, he, de usarlas en el sentido más habitual del término. Y si además no admitimos la lógica y la razón como fuentes de saberes conectados con la realidad, si hasta la más insignificante de las palabras, «nada», se convierte en un vocablo sin sentido real ( es lo suyo), acabaremos en el relativismo absoluto, aquél que nos hacía discutir hace unos meses sobre si algo tenía sentido o todo carecía de él. Sin embargo, admitimos habitualmente que hay axiomas que parecen absolutamente evidentes. No obstante, si nos ponemos hiperfinos en eso de interpretar vocablos, hasta esos axiomas se vuelven espesos, con lo cual acaba siendo más práctico invitarte al bar y tomarnos unas cervezas hasta alcanzar la claridad mental típica del momento en que la marca ya no importa…
martes 12 junio, 2018 @ 9:08 am
Mi comentario no se reduce a una crítica ni análisis semántico. Acuso que empleas ciertas palabras en sentido equívoco. Usas la idea de realidad como si fuese la misma para una piedra que para una idea y habrás de reconocer que son totalmente distintas. Con la «nada» pasa algo similar. ¿Podemos acaso decir que la nada existe, que tiene existencia real? Pienso que esta pregunta que te hago deriva de que el idioma tiene algún que otro punto flaco del que, a veces, derivan paradojas. Pero no puedes o no debes emplear ese defecto para intentar demostrar «nada». ¿Ves aquí? Debiera haber puesto «… demostrar «algo».
Por otra parte sí creo que la lógica y la razón son imprescindibles para tratar la realidad. Sin embargo no lo es la fe que es la que te mueve pese a tener una mentalidad científica y filosófica. Pero es un hecho que se ha dado en inteligencias extraordinarias, lo que no implica que estén en lo cierto. Solo nos dice que la mente humana es terriblemente compleja y que, como viene a decir el artículo -extendiéndolo- en el cerebro tenemos áreas para todo.
Un abrazo y, cuando quieras, vamos por esas cervezas que, por correspondencia, habrán de ser sin alcohol y sin «nada».
martes 12 junio, 2018 @ 11:14 am
Un cálculo matemático es tan real como un cálculo de riñón. Incluso en ambos casos se puede operar bien o mal… Es broma. Un saludo, porque veo que hasta en lo de las cervezas no vamos a pedir la misma marca.
martes 12 junio, 2018 @ 12:51 pm
Acabo de leer en una web, un articulo sobre el azar, teologialaica. creer-en-el-azar-no-tiene-ningun-sentido. Donde expone:
1ª
Como sabemos desde 1842, la primera ley de la termodinámica nos dice que la energía es eterna, no se crea ni se destruye sino que se transforma. Por lo tanto, si esa energía fue capaz de generar por sí misma las leyes del átomo, la Causa Primera universal no sólo tiene que ser más inteligente que el hombre, sino también eterna.
2ª
¿Qué puede aprender un biólogo de una teoría caótica de evolución? Que no se pueden realizar predicciones; no hay forma de falsearla, y no hay manera de comprenderla.
Algunos creen que se puede prescindir de la predestinación bioquímica aceptando la teoría de la «panspermia», sosteniendo que la vida vino del espacio por medio de un asteroide. Pero es muy difícil aceptar que una vida pueda sobrevivir viajando en el espacio sin agua, sin oxígeno y sin alimento; en presencia de alta radiación y con temperaturas extremas, para finalmente llegar a una tierra primitiva, justo en el lugar donde se podría haber formado algo para poder alimentarse, y crear descendencia antes de morir. Pero, seamos razonables: Si todo esto fuera probable, el problema del origen de la vida seguiría golpeando en la mente de los hombres de ciencia desde otro planeta. De esos «golpes» nunca podrán librarse. Por eso L. W. Bradley reconoció que se necesita a Dios para explicar el origen de la vida.
3ª
Por lo que yo se hasta ahora, las estrellas nacen en nubes de polvo estelar , formada por restos de otras estrellas. Los planetas, son un subproducto de la formación estelar. Y la vida es un subproducto de la formacion planetaria, si este se da, dentro de la zona de habitabilidad; y esta sujeta a la contingencia, a las caracteristicas y limites que el planeta impone a esta vida. (Tamaño, composición, densidad de atmósfera, temperatura de superficie, cantidad de agua, …)
más allá que hay, galaxias, cúmulos de estrellas, agujeros negros, … Pero el cerebro humano no esta desarrollado para comprender el cosmos, sino para sobrevivir en la sabana.
lo de la existencia de spiritus creadores, que se revelan ante los hombre, cuando ya estan preparado, el Mas Alla, etc, puede ser una fantasia, de una era anterior de servidumbre. como el Sam Sara, o rueda de la Vida budista, y demas creencias del hinduismo, …
Habia leído una vez, en un articulo titulado «La horrible verdad acerca de las religiones», que » Lo que Cristianos no saben es que, aunque ellos consiguieran ir a su cielo, como prometido, el cielo cristiano reside en el plano astral en la cuarta o quinta dimensión, y por consiguiente es todavía parte de nuestra matriz terrenal, por lo que ellos realmente no estarán muy lejos.
Cuando ellos mueren y van a su cielo del plano astral, sólo se quedarán allí durante un corto tiempo y luego se reciclarán de regreso a este mundo a través de la reencarnación (que, dicho sea de paso, es uno de los muchos conceptos que han sido quitados de la Biblia por los padres de la iglesia).
El verdadero cielo no es un lugar al que se llega, sino que es un estado mental, y es algo que uno prepara para uno mismo. »
Esto viene a responder a las preguntas: ¿Hay un Dios O es Dios sólo un Santa Claus para los adultos?… Es un Papá Noel, para adultos.
El Cielo: ¿ Paraiso o promesas vacias ?… Promesas vacias.
martes 12 junio, 2018 @ 11:54 pm
Dado que a los dioses no se les puede estudiar usando el método científico, no solo es que no podemos desestimar la Lógica, amigo «Petrus», es que no hay otra forma de abordar este asunto.
Tenemos argumentos a favor:
https://es.wikipedia.org/wiki/Existencia_de_Dios#Argumentos_a_favor_de_la_existencia_de_Dios
Y argumentos en contra:
https://es.wikipedia.org/wiki/Existencia_de_Dios#Argumentos_en_contra_de_la_existencia_de_Dios
Estos últimos, a parte de ser más numerosos, a juicio de muchos de los que escribimos aquí, son más consistentes.
miércoles 13 junio, 2018 @ 8:45 am
Muy ingenioso tu juego de palabras, amigo «petrus». Demuestras que el idioma nos puede engañar. Hemos de tener cuidado para evitarlo. Me he leído los artículos aconsejados por Miguel Ángel. Espero que tú también.
En lo de las cervezas, ya ves que, salvo el caso único aquí -parece ser- de que nos conozcamos, nos estimemos y podamos tomar juntos cervezas reales, las que tomemos tú y yo serán sólo ideales, deseables, pero inexistentes.
Un abrazo.
jueves 14 junio, 2018 @ 7:39 am
Querido amigo David:
Efectivamente, los libros del Pentateuco de la Biblia (que coindiden con los de la Torá judia) están inspirados en relatos y leyendas provenientes de la zona de Oriente Medio (La India, Sumeria, Persia). Por aquella época, la mayoría de las religiones que se practicaban en Oriente Medio sustentaban la creencia en la reencarnación, y al igual que los relatos llegaron a Oriente Próximo, se extendió también dicha creencia. Los mayoría de los primeros cristianos creían en la reencarnación y en que Jesús de Nazaret no era un hombre de carne y hueso, sino que tenía un falso cuerpo que aparentaba ser material. Con posterioridad, este tipo de creencias fueron rechazadas.
Un fuerte abrazo.
jueves 14 junio, 2018 @ 7:46 am
Querido amigo David:
Efectivamente, los libros del Pentateuco de la Biblia (que coindiden con los de la Torá judia) están inspirados en relatos y leyendas provenientes de la zona de Oriente Medio (La India, Sumeria, Persia). Por aquella época, la mayoría de las religiones que se practicaban en Oriente Medio sustentaban la creencia en la reencarnación, y al igual que los relatos llegaron a Oriente Próximo, se extendió también dicha creencia. Los mayoría de los primeros cristianos creían en la reencarnación y en que Jesús de Nazaret no era un hombre de carne y hueso, sino que tenía un falso cuerpo que aparentaba ser material. Con posterioridad, este tipo de creencias fueron rechazadas.
Un fuerte abrazo.
viernes 15 junio, 2018 @ 5:01 pm
En lo de la reencarnación, M.A. no creo que sea así. Los mismos judíos, estaban divididos en tiempos de Cristo sobre la vida más allá de la muerte, fariseos y saduceos, pero para nada en la reencarnación, y en la Biblia no hay referencias , que yo sepa, a la reencarnación. La escatología cristiana , la musulmana , la judía, asumen una resurrección final pero no en otro ser, sino en el mismo que se era al morir. Al morir, queda la nada o la responsabilidad final por los actos, que es la esencia de estas religiones actuales. El sinsentido o el cosmos divino y eterno llevan a la nada, mientras Dios pide hacerse responsable. El menú está servido…
viernes 15 junio, 2018 @ 10:20 pm
Petrus, sí la hay. Pasa que el tema está cogido con pinzas, y estos debates tienen bases empíricas muy resbaladizas.
Toda vida postmortem o ultraterrena es por definición una reencarnación, en otra cosa. El concepto moderno de alma, como algo intangible, que hace funcionar al cuerpo no está muy claro de dónde sale (p.ej. los egipcios en sus imperios medios tenían una disentería mental con esto que marea, tenían una especie de cinco almas), pero desde que se asienta precisamente con el cristianismo en la fase final del mundo romano, toma una versión específicamente helenista, que no coincide para nada con otras religiosidades indoeuropeas y desde luego en absoluto con la tradición hebrea. En tiempos de Cristo este concepto de alma o muy parecido probablemente ya estaba en circulación en el mundo judaico, pero entre fariseos y saduceos claramente era considerado un barbarismo helenista.
Lo que sé del consenso es que muy al principio (ponle 500 aC) el judaismo no garantizaba la resurrección, una persona (un gentil, p.ej.) podía desaparecer para siempre, exactamente como piensa un ateo moderno que no crea en vidas ultraterrenas. Sólo si eras un devoto seguidor de la ley mosaica Yahveh podría resucitarte, efectivamente en cuerpo y alma (en cuerpo sólo, el alma como que no vendía mucho), pero esto era si a Yahveh le daba la gana, no tenías nada garantizado así fueres el santo Job. También parece que el concepto moderno de alma tiene mucho de gnosticismo, y este a su vez de zoroastrismo, y etc.etc.
Los celtas, al menos los de la Galia, se reencarnaban en un cuerpo similar al suyo en un mundo del Más Allá, que no es en absoluto un lugar de recompensa, sino un mundo tan desordenado como este, donde puedes buscar a tus antiguos vecinos e incluso antepasados y ajustar cuentas con ellos.
La idea de la recompensa celestial tiene su lado oscuro. Cuando en la cruzada contra los cátaros, unos herejes obviamente por defender una versión del cristianismo absolutamente de flipar, de lo moderna igualitaria y tal y tal, y sin coñas, esto debió de prender de una manera tremebunda vista la represión bestial, pues en Beziers creo que fue, cristanos (y judíos y hasta musulmanes), naturalmente cristianos ortodoxos y los herejes deseosos de tumbar el sistema feudal o al menos sus facetas más chungas, se refugiaron en la catedral pensando que estarían a salvo de las tropas cruzadas (francas). De hecho, al comandante le entró el escrúpulo de matar no ya a inocentes, sino a leales, con las consecuencias políticas que de ello podía derivarse (principalmente para él), y le preguntó al legado pontificio (título totalmente romano, pero católico en este caso), la bestia a Amalricus (Amaury en francés moderno), qué hacer.
La respuesta sigue retumbando por los siglos: matadlos a todos, Dios ya reconocerá a los suyos.
En el caso anteriormente citado de los primitivos hebraicos, ellos a los gentiles no les reservaban ni las penas eternas del infierno, sino la pura inexistencia para toda la eternidad. Uno no sabe qué es peor. Bueno, sin duda, matar a alguien porque total, Dios lo va a perdonar y hasta se le hace un favor. Tiene peligro la idea, ¿eh?
viernes 15 junio, 2018 @ 10:35 pm
Por cierto, aprovecho para comentar algo que no hace al caso pero que descubrí el otro día en un PDF por puro azar en DuckDuckGo (buscando otra cosa, así funciona menda). La expresión «sangre azul» es española, específicamente de la lengua castellana, que aparece en el barroco mediado y de ahí se expande a casi todas las lenguas europeas. Esta parte es «certeza». Ahora, la alusión al color azul de la sangre de la clase superior (a lo nazi puro y duro) de la sociedad, eso no estaba nada claro en absoluto. Pues bien, en el PDF comentaban un descubrimiento y una hipótesis del nunca suficientemente elogiado Eugenio Coşeriu (en este país ni se conoce a Corominas), que fueron las primeras traducciones de los cronistas del temprano imperio romano, por primera vez, a una lengua vulgar (castellano en este caso). En varias traducciones de varios autores se hace referencia a los primeros emperadores como teniendo sangre *celestial* (influenciada por los dioses, del cielo, Júpiter y todo eso). En castellano, celeste es el cielo y por extensión su color, una variedad de azul. Sangre celeste, sangre azul.
Contingence, contingence everywhere.
domingo 17 junio, 2018 @ 1:03 am
Muchas gracias por la corroboración, querido Dr. Thriller. Como bien señalas, no todo está absolutamente contrastado. No voy a poner el enlace, pero en la página de Tendencias21.net tratan la reencarnación en el cristianismo primitivo con más profundidad.
domingo 17 junio, 2018 @ 9:20 am
En los primeros siglos del cristianismo primitivo subsistían muchas creencias paganas y aparecieron muchas herejías producto de la mezcla de unas y otras, pero la línea central (léase a San Pablo o los evangelios) para nada habla de reencarnación , sino de resurrección, reunión definitiva de alma y cuerpo. Otra cosa es que se crea en ello o no. Pero con ello y bien mezclado con retazos de errores históricos y barbaridades humanas, se pueden confeccionar excelentes galimatías. Si mezclamos todas las aberraciones ocurridas en la historia, tradiciones celtas con egipcias, hindúes, sumerias, y ocurrencias de cada actor en cada representación, cosa muy típica de nuestra cultura Internet de hoy, podemos defender cualquier opción, por absurda o inconsistente que sea. Y de paso, si también interesa , podemos añadir una pizca de los cátaros y otro poquito de los jíbaros y acabar con la cabeza hecha un lío. Y así les va a muchos sapiens actuales, que no saben, ni esperan saber, qué va a ser de ellos , ni si en el próximo capítulo van de rata en alguna cloaca de Nueva Orleans o de esplendorosa dama de compañía de alguna reina del futuro. O a medias, como en la peli The fly, aquélla en que el humano se mezcla con la mosca en la maquinita … eso sí que es el terror reencarnado. Me he puesto un pelín trágico, pero os aseguro que ha sido solo por exigencias del guión. En el fondo sigo deseándoos lo mejor. Al fin y al cabo, estamos en el mejor de los mundos posibles, dicen los optimistas.
domingo 17 junio, 2018 @ 9:37 am
Hablando de sangre azul, cuando les herían, los nobles la mostraban tan roja como la de la plebe. La única azul cuando se oxigena es la hemolinfa, propia del cangrejo de herradura o cacerola de mar y de arañas y bichejos así.
En cuanto a la reencarnación, ¿qué sentido tiene? No es más que un desvarío del esa área religiosa que tenemos en el cerebro que nos hace creer en lo increíble.
Abrazos generales.
domingo 17 junio, 2018 @ 1:10 pm
Leyendo un blog de filosofía, he visto un par de temas, sobre el tema:
http://vanityfea.blogspot.com/2010/08/niveles-de-intencionalidad-y-lectura.html
http://vanityfea.blogspot.com/2010/02/programados-para-creer.html
Un saludo y un feliz Verano a tod@s.
domingo 17 junio, 2018 @ 5:24 pm
A estas alturas de los comentarios solo se me ocurre decir:
https://www.youtube.com/watch?v=xBCM15TIHCA
lunes 18 junio, 2018 @ 7:49 am
David en sus recomendaciones hace hincapié en la base biológica del fenómeno religioso. Con ello estoy totalmente de acuerdo porque las creencias de toda clase que se han dado en el mundo con seguridad han contribuido al desarrollo de la humanidad, uniendo a individuos y a pueblos en un pensamiento similar. Eso ha dejado una huella que todavía ahora es visible en las diferencias ostensibles entre el islam y el cristianismo, lo cual no es bueno.
Pocosé nos regala con una canción íntima y, a la vez, con una ilusión universal.
Gracias a ambos
viernes 22 junio, 2018 @ 1:21 am
A ver, como buenamente se puede.
Las similitudes entre Islam y Cristianismo pueden resultar más chocantes de lo que muchos piensan. El luteranismo le debe muchísimo al Islam, y ciertamente comparte una visión fatalista de fondo bastante chunga (me refiero a las escuelas bajo el paraguas sunní, los chiitas son más anarquistas, y más paganoides, ya se sabe que para ellos todos los días son Ashura y todas las tierras son Karbala), los calvinistas ya son una fotocopia del ismailismo. No es tan curioso como parece, todos los axiomas de cualquier sistema formal dan un árbol de expansión finito, y las cosas tampoco pueden forzarse demasiado. Fue el propio Lutero quien estuvo a punto (de hecho, lo hizo) de aprobar la poligamia, quién sabe si eventos sociales similares fueron los que la fijaron en el Islam, y desde luego a la hora de sacar la lata de gasolina Borrell para desinfectar no le temblaba el pulso (en sus manuscritos), luego cuando llegó la masacre de campesinos se mira para otro lado, se reza y se vive tan ricamente en la corte de Zutan von Mengan.
Creo que fue San Pelagio, al que se olvidaron de degradar, el que le escribió una carta al personaje de San Agustín llamándolo animal y mala bestia, cómo se podía decir que un recién nacido inocente venía ya con pecado. Parece que la lógica y la negativa a la ruedademolinofagia estaba tan pancha hacia el 400, pero claro, busque usted obras del Pelagio ese (nombre muy común por cierto en la tradición galaico-portuguesa, fonéticamente evolucionado a Paio/Payo -de donde los apellidos Pais, Páez, Paiz, etc.- y semirecultificado en castellano a Pelayo, totalmente desconocido en la tradición catalanoaragonesa y por extensión carolingia, curioso, ¿no?), en cambio el de Hipona, doctor de la Iglesia.
Una lengua, se ha hecho ver, es un dialecto con ejército. Me da que una religión es una secta con ídem. Esto es una simplificación, pero los tiros creo que se aprecian.
La resurrección por definición, como mal me expliqué arriba, *es* una reencarnación. El cuerpo ya está muerto y putrefacto, se fini, disparu, hay que hacer uno nuevo y imbuirle el alma dentro, original o teletransportada. Si eso no es reencarnar, no sé lo que es. De hecho, la palabra reencarnar es precisamente cristiana, volver a manifestarse en la carne, en la propia carne. Habría que discutir si lo que se considera ahora más o menos popularmente reencarnarse, volver a aparecer digamos la propia alma de uno en diferentes cuerpos a lo largo del tiempo es propiamente una reencarnación o una multiencarnación, porque al final uno tiene cuerpos como ropa en el armario, a no ser que el cuerpo sea siempre el mismo, algo que la ciencia ya puede falsar ahora mismo. Si uno se reencarna en seta o en avestruz, no digamos arrecife de coral o castaño, o alga, apaga y vámonos.
La palabra resurrección, que ha ido desplazando en el tiempo a la reencarnación, no tiene nada que ver con los detalles y enfoca el volver a la vida. Resurrectio es latín, ppio. de resurgere, resurgir, volver a levantarse, volver a la vida por metáfora. De hecho a Lázaro le dice «resucita», literalmente «levántate de nuevo». Me parece clara la diferencia.
Respecto a sectas, pues para llegar a la España católica del trágala, trágala (perro), primero hubo que coger la doctrina original de una escuela judía alrededor de Yeshua (Jesús) y meterle una terapia de choque con lo que debía ser un agente de la inteligencia romana, Saulo/Pablo, si acabó creyendo su versión o era simplemente un topo, es irrelevante. Esta esquizofrenia original sigue presente hoy día en todas las ramas, y también parece claro que cuando el invento se les fue de madre, se lanzaron todos una OPA hostial mutua y fijaron, intra muros, las reglas de la religión oficial romana, echando al caldero paganismos reciclados a punta pala, lo que no fue óbice para que otros grupos cristianos extra Roma conserven versiones muy curiosas (p.ej., los asirios de Iraq que han sido masacrados en estas guerras actuales tardoimperiales). Luego el invento se partió, y unos arribistas refundaron el imperio romano de Occidente, creando una nueva secta con sede en Roma a base de independizarla de Constantinopla. Luego por sus propias evoluciones internas, tuvo dos grandes convulsiones más, una hacia 1200 y la gorda en el Renacimiento, aunque el protestantismo poco hizo en Yspanistán.
Yo sigo viendo contingence everywhere.
sábado 23 junio, 2018 @ 12:18 pm
Ayer tuve ocasión de ver la reacción fanática y hasta violenta de los hinchas argentinos tras su derrota. Parece ser que allí el fútbol no se diferencia mucho de una religión; me recordó a los de Almonte y su Blanca Paloma. Seguramente son cosas muy distintas, pero me pregunto si el área cerebral que acoge tales fanatismos es la misma.
sábado 23 junio, 2018 @ 12:31 pm
Estimado amigo Tomás:
En los dos casos que mencionas la tribalidad es muy patente con profusión de mitos y ritos.
Si, religión y tribalida siempre juntas y retroalimentandose mutuamente.
Un abrazo.
domingo 24 junio, 2018 @ 2:45 am
Durante la dictadura de Franco copularon en todas las posturas del Camasutra, incluso bajo palio, querido amigo Pocose. Y un brindis por ese «imagine».
Abrazos.
domingo 24 junio, 2018 @ 2:57 am
Querido amigo Dr. Thriller:
Muy buen aporte. Según una de las versiones católicas que mas se predicaba en tiempos pretéritos, la vida futura seria sobre otro cuerpo que se encontraría en lo que se consideraba la plenitud (o sea, un cuerpo de unos treintaypocos años de edad).
Abrazos telúricos.
domingo 1 julio, 2018 @ 1:34 am
Un último apunte sobre el tema, http://garciala.blogia.com/2005/040301-cosas-de-religion.php
http://vanityfea.blogspot.com/2016/06/argumentos-favor-del-ateismo.html
En otro post del blog, comenta que «Podría ser el título del segundo coro de Las Troyanas de Séneca. De un fragmento hizo el conde de Rochester una impresionante traducción al inglés.·
Yo prefiero, en español:
¿Es verdad, o a los temerosos les engaña el mito
de que viven los espíritus ya enterrados los cuerpos,
cuando la mano de tu pareja te ha cerrado ya los ojos,
el día final se interpuso ante el sol
y una triste urna contiene tus cenizas?
¿No sirve de nada entregar el alma a la muerte,
sino que a los desgraciados les queda vivir todavía más?
¿O morimos del todo, y no queda parte alguna
de nosotros, cuando el espíritu con aliento fugitivo
se mezcla con las nubes y se marcha al aire,
y desde abajo se ha aplicado la tea al flanco desnudo?
Cuanto el sol naciente y cuanto el poniente
conocen, cuanto con sus azuladas aguas el Océano
huyendo y volviendo dos veces baña,
el tiempo se lo lleva, veloz como un caballo alado,
Con el giro con que vuela el seis doble del Zodiaco,
con la carrera apresurada del señor de los astros
haciendo pasar los siglos, con la prisa
de la Luna corriendo por sus órbitas oblicuas,
así vamos todos a nuestro destino, y ya
no está en ningún sitio quien ha tocado
el lago por el que juran los dioses.
Igual que el humo del fuego encendido
se desvanece, oscuro por un momento;
como a las nubes, hace un momento llenas
las disuelve el empuje del fuerte viento del norte
así se escapará de nosotros este aliento que nos rige.
Después de la muerte no hay nada, y nada es la muerte misma;
la meta última de un tiempo que pasa rápido.
Que dejen su esperanza los ávidos, su miedo los temerosos:
El tiempo insaciable y el caos nos van devorando.
La muerte es una, inseparable, destructora del cuerpo
y no perdona al alma: la boca del infierno
y el reino del dios severo, y Cerbero el guardián apostado
en el umbral de la puerta difícil,
son rumores vacíos, palabras vanas,
lo mismo que las pesadillas de un sueño.
¿Preguntas que a dónde vas a parar después de la muerte?
A donde está lo que no ha nacido.
lunes 2 julio, 2018 @ 10:39 am
Magnífico el símil del totalitarismo terrenal de Kim Yong-un del que puedes escapar huyendo del país o muriéndote comparando con la imposibilidad evadirte a ningún lugar, ni siquiera muriendo. Es de risa otorgar benevolencia a tan divino comportamiento.
Por otra parte esa necesidad de alabanza -¡qué tontería!-, si ya es el súmmun de las perfecciones y lo sabe, ¿para qué nuestras alabanzas?
Te felicito, David, y también al autor del vídeo.