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Atavismos embrionarios

Área: Biología — lunes, 7 de octubre de 2019

Atavismos vistos en embriones humanos nos hablan de la transición de reptiles sinápsidos a mamíferos.

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La evolución biológica no rediseña una especie desde cero, sino que esta trabaja sobre lo que ya hay, efectuando modificaciones que permitan adaptarse mejor al ambiente.

Borrar la memoria genética acerca de dónde venimos es imposible. Compartimos gran parte de nuestro metabolismo con la de microbios como las levaduras. Toda la maquinaria bioquímica básica del ADN y de cómo la información que contiene se traduce a proteínas es universal para todos los organismos terrestres.

Pero incluso muchos rasgos sobre los que podemos pensar que la evolución dejó olvidados atrás en el tiempo, todavía están presentes. Ahora, Rui Diogo (Howard University) y su equipo han desvelado en la revista Development numerosos atavismos musculares en el embrión humano durante las primeras fases de su desarrollo. Algunos de esos músculos, como los dorsometcarpianos, mostrados en la foto de cabecera, desaparecieron de los animales adultos hace 250 millones de años, durante la transición de reptiles sinápsidos a mamíferos.

Tanto en manos como en pies, de los 30 músculos que se forman a las 7 semanas de gestación un tercio se funden juntos o desaparecen a las 13 semanas.

Este cambio dramático refleja lo que pasó en la historia evolutiva y desmiente el mito que sostiene que tanto en la evolución como en el desarrollo embrionario se da un proceso de aumento de la complejidad o progreso en el tiempo. No se forman cada vez más estructura anatómicas de forma continua a partir de la división, por ejemplo de músculos, sino que se reduce y simplifica la estructura anatómica, con pérdida de musculatura. Evolución, por tanto, puede significar también simplificación, tal y como les ocurre a los parásitos, que van perdiendo órganos y funciones según evolucionan para adaptarse mejor a su estilo de vida.

Este hallazgo proporciona nuevas pistas sobre cómo nuestros brazos y piernas evolucionaron a partir de nuestros antepasados más remotos. Además, nos puede servir de ayuda a la hora de comprender mejor ciertas patologías. Los atavismos musculares pueden aparecer en la población humana y algunos humanos nacen con ciertas anomalías congénitas que pueden ser comprendidas mejor a partir de este tipo de estudios.

Las estructuras atávicas han sido discutidas entre los expertos desde los tiempos de Darwin sobre si apoyan o no la teoría evolutiva.

Así, las avestruces y otras aves no voladoras tienen alas vestigiales, mientras que los cetáceos como los delfines no tienen patas, pero sus embriones empiezan desarrollándolas para, al cabo de un tiempo, abortar su formación. De manera similar, los embriones humanos desarrollan estructuras similares a una cola que más tarde se transforman en el coxis.

Los investigadores han sugerido que los ataviamos musculares y óseos de los humanos se podrían ver en los embriones, pero ha sido difícil verlas de forma clara en la realidad hasta el momento.

Ahora, gracias al desarrollo de nuevas tecnologías de visualización 3D, es posible obtener imágenes claras de embriones humanos. Son estas imágenes las que han permitido ver los atavismos musculares en las piernas y brazos en desarrollo de embriones.

«Solía ocurrir que teníamos una mejor comprensión del desarrollo embrionario temprano de peces, ranas, pollos y ratones que de nuestra propia especie, pero estas nuevas técnicas nos permiten en mucho mejor detalle. Lo que es fascinante es que observamos varios músculos que nunca habían sido descritos en el desarrollo prenatal humano y que algunos de estos atavismos musculares han sido vistos en fetos de 11,5 semanas de edad, que es estrictamente tarde para el desarrollo de atavismos», dice Diogo.

Este investigador añade que estos atavismos se encuentran en adultos humanos en raras ocasiones. A veces son una mera variación anatómica sin efectos negativos para la salud, pero que a veces dan luga ra a deformaciones congénitas que si tienen efectos negativos.

Esto refuerza la idea de que tanto la variación muscular como las patologías pueden estar relacionadas con desarrollo embrionario retrasado. En este caso quizás un retraso de la apoptosis muscular pueda ayudar a explicar por qué estoe músculos se pueden hallas ocasionalmente en adultos.

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Fuentes y referencias:
Artículo original.
Foto: Rui Diogo, Natalia Siomava and Yorick Gitton.

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2 Comentarios

  1. Atanasio:

    ¿No es la «ley de Haeckel», pues? Nunca he entendido por qué, cuando ese hipotético principio se menciona, los biólogos se encabronan y comienzan a manotear, que no a argumentar, sobre pseudociencia…

  2. tomás:

    Pienso que Haeckel exageró muchísimo sus conclusiones en su teoría de la recapitulación. Una cosa es que la evolución modifique sobre lo que tiene y otra que el embrión recapitule en el útero materno los cambios que experimentaron sus antepasados. Venía a decir que el humano pasa por el embrión de pez, luego de reptil, etc., hasta humano, lo cual no es cierto. Por otra parte, falsificó en sus dibujos esa supuesta repetición en la ontogenia de la filogenia. Es decir que no actuó como un científico debe hacerlo, sino que imaginó y «presentó» pruebas falsas.

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